Adiós, Mr. Zapatero

Se puede decir más alto, pero no más claro.

El mutismo que ha mantenido hasta hoy José Luis Rodríguez Zapatero sobre su futuro, la pérdida de popularidad sufrida tras el duro plan de ajuste de 2010 y el nerviosismo por la proximidad de unas difíciles elecciones el 22 de mayo han alentado durante casi año y medio el debate sucesorio en la calle Ferraz de Madrid.

Para bien o para mal, quien sabe…

Eso sí, de lo que no cabe duda es que Zapatero ha cumplido. Es decir, prometió que no se presentaría a una tercera legislatura, y así va a ser.

Para la periodista Victoria Prego, de EL MUNDO, «el PSOE se ha quedado huérfano aunque es verdad que muchos de los ‘hijos’ han suspirado de alivio y se sienten mucho más ligeros de equipaje y más libres para salir a batallar por la victoria en las próximas elecciones autonómicas y municipales».

El presidente del Gobierno cree que anunciar ahora su retirada de la batalla partidaria es coherente con su promesa de dedicar todos los esfuerzos a las medidas para salir de la crisis.

En este sentido, da por cumplido su compromiso de hacer “lo mejor para España”, y no tanto para el partido -que también-. Obviamente, lo mejor desde su punto de vista.

Desde hoy, liberado ya del yugo de la pelea interna y los cómputos electorales, quién sabe las medidas que Zapatero será capaz de asumir con tal de quedar en la historia como el hombre que renunció a buena parte de su ideario progresista a cambio de… “salvar a España de la ruina”.

Sí, lo han leído bien.

Inquietante.

El elemento más trascendente del anuncio de hoy es sin duda de calendario.

Por mucho que se niegue, entre los dirigentes socialistas había quienes habían intentado forzar una solución rápida a la sucesión, por la vía de abrir de inmediato un proceso de primarias que se resolviera antes del 22M. Lo cual equivalía en la práctica a ponerle una alfombra roja a Alfredo Pérez Rubalcaba, puesto que cualquier otro aspirante (Carme Chacón, por ejemplo) tendría muy difícil conseguir los avales necesarios en las federaciones territoriales inmersas en la campaña electoral de las autonómicas y municipales.

Al anunciar que la fecha de las primarias será decidida por el comité federal que se convoque el 28 de mayo, tras las elecciones del 22M, Zapatero se erige en una especie de garante de la “limpieza” absoluta del proceso. Hasta el final de legislatura, Zapatero no solo es presidente del Gobierno, sino secretario general del PSOE.

Son ventajas de una fórmula democrática que no tiene el “dedazo” que otros practican.

Los populares han insistido en dos ideas ya recurrentes: la exigencia de elecciones generales anticipadas,  y que el cambio de candidato no va a impedir un cambio de signo político al frente del Gobierno de España.

La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, ha pedido hoy al PSOE que no haga «perder» más tiempo a los ciudadanos y les deje «decidir» quién es su candidato para ser el próximo presidente del Gobierno que, se ha mostrado convencida, será Mariano Rajoy.

Lo que no es menos cierto es que el Partido Popular tendrá que buscar a partir de ahora una estrategia de desgaste distinta. ¿A quién dirigirán los dardos los que preguntan desde los bancos de la oposición?

Zapatero acaba de abrir el melón sucesorio cuyo ruido ya es superior al que ha creado Guardiola cuando afirmó ayer que su tiempo en el Barça llega a su fin.

Llama la atención esta coincidencia: el entrenador del equipo que prefiere Zapatero insinúa su marcha porque él cree que corre el riesgo de aburrir a sus futbolistas. Y el presidente anuncia su marcha en 2012 porque debe estimar que los electores ya se aburren con él.

Lo dice el periodista Juan Cruz, de EL PAÍS: «A mi me parece que ahora hay más liga que antes. Sobre todo porque Zapatero le ha quitado al PP la alfombra que le estaban rompiendo. (…) Zapatero se va descalzo, pero ahora ya le quema mucho menos el suelo».

Así lo ve Iñaki Gabilondo aquí

© Iñigo Ortiz de Guzmán

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