Posts Tagged ‘Afganistán’

10 años del 11S

UN ANTES

8:46:30

El vuelo 11 de American Airlines choca frontalmente contra la torre norte

50.000 personas trabajan en las Torres Gemelas

9:02.59

Un avión de United, con vuelo 175, se estrella contra la torre sur

Para entonces, todas las cadenas internacionales retransmiten en directo

Las torres cuentan con una altura de 417 y 415 metros de altura respectivamente; en total, 11o plantas

9:07:00

Avisan al presidente de que se trata de un ataque terrorista.

George W. Bush tarda 24 minutos en dar la cara.

400 bomberos mueren en el rescate

9:37:46

El impacto de un tercer avión, con vuelo 77 de American, en el Pentágono en Washington deja 125 fallecidos.

Se sabe que los terroristas intentaron utilizar 10 aviones

09:59:30

Se derrumba la torre S (tarda 11 segundos)

10:28:00

La torre N no aguanta, y cae también al suelo en tan sólo 9 segundos

La cantidad de escombros removida se eleva a más de un millón y medio de toneladas.

8 meses se tardó en desescombrar lo que corresponden a unos diez campos de fútbol.

2.973 víctimas in situ, 6.000 heridos

A día de hoy, 422.000 neoyorkinos sufren estrés postraumático.

Se estima que Estados Unidos ha gastado entre 3,2 y 4 billones de dólares en las guerras de Irak, Afganistán y Pakistán.

Incluyendo la pérdida de empleos, la disminución de ingresos por impuestos, los daños a la infraestructura y el costo de la limpieza, la ciudad de Nueva York perdió unos 95 mil millones de US$.

Aunque la mayoría de los musulmanes de EE.UU. dice que desde el 11-S es más dificil practicar su religión, el 48% y el 32% respectivamente piensa que los estadounidenses son «generalmente amistosos» o «neutrales» hacia ellos, mientras que el 16% piensa lo contrario.

¿ESTÁ EL MUNDO MÁS SEGURO?

Probablemente no.

De hecho -y todo a pesar del espectacular operativo de la CIA que acabó con la vida de Osama Bin Laden y de atentados frustrados o malogrados-, diez años después ni el terrorismo ni la «guerra» en su contra han terminado.

Es más, se han registrado más actos terroristas desde el 11 de septiembre de 2001 de los que se catalogaron en un período de unos 20 años anterior a esta fecha.

TEORÍAS CONSPIRATIVAS

El fenómeno de las teorías de la conspiración no es nuevo.

A los estadounidenses es algo que les gusta, desde Pearl Harbor al certificado de nacimiento de Obama, pasando por el asesinato de John F. Kennedy o la muerte de Marilyn Monroe.

Se autodenominan 9-11 truthers. Buscadores de la verdad que han ido preguntándose, entre otros asuntos:

¿Por qué la fuerza aérea de Estados Unidos, que es la más poderosa del mundo, no pudo interceptar los cuatro aviones que fueron secuestrados?

La teoría conspirativa: El entonces vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney, ordenó a los militares no interceptar las aeronaves.

La versión oficial: Se trató de un inusual caso de piratería aérea y el transpondedor, que emite señales para determinar la ubicación exacta del avión, fue apagado o modificado.

Además, ese día se llevó a cabo un ejercicio rutinario de entrenamiento militar en el comando de defensa aérea de Estados Unidos.

¿Por qué colapsaron tan rápidamente las Torres Gemelas, cuando los incendios sólo se presentaron en algunos pisos y duraron una o dos horas?

La teoría conspirativa: Los aviones no ocasionaron la caída de las Torres Gemelas. Fue una demolición controlada. Para probar este argumento, algunas teorías resaltan el rápido colapso de los edificios (unos diez segundos), los incendios de corta duración (el de la segunda torre duró 56 minutos y el de la primera, 102) y sonidos de explosiones que se registraron antes del colapso.

La versión oficial: Una extensa investigación del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología, en Estados Unidos, concluyó que las aeronaves dañaron las columnas de soporte de los edificios y causaron que se desprendieran los aislamientos encargados de evitar la propagación del fuego.

Unos 10.000 gallones de gasolina para avión se regaron en varios pisos y generaron los incendios, temperaturas de hasta 1.000 grados centígrados hundieron los pisos y doblaron algunas columnas, generando en el proceso los sonidos de «explosiones».

Hace una década, hubo quien dijo –y quedó escrito– que aquello era la IV (¡sí, la cuarta!) Guerra Mundial, siendo la Guerra Fría la tercera de la serie.

Lo grave no es la exageración, lo grave fue que esto lo dijo gente que entonces tenía un enorme poder de decisión en, por ejemplo, el Gobierno de EEUU. De ahí los pretextos para, por ejemplo, Irak, Guantánamo y lo que cada cual quiera añadir.

Pero en el otro extremo, todavía hace muy pocos días, un importante intelectual –con mucho predicamento entre amplios sectores del 15-M– afirmaba textualmente que el 11-S “fue un autoatentado del Gobierno de EEUU, necesitado de un nuevo enemigo después de la desaparición de la Unión Soviética”.

El balance es quizás más complejo.

Hoy ya no estamos tan asustados por el terrorismo internacional, entre otras cosas porque han llegado otros miedos a ocupar su lugar: los miedos económicos.

Pero la trampa es la misma. Como desde el crack de 2008 vivimos aterrorizados, aceptamos de nuestros salvadores todo aquello que, de no estar acogotados, no habríamos tragado: recortes y reformas antisociales, dinero público para salvar bancos, mordiscos irreparables al Estado de Bienestar, reformas constitucionales.

Protestamos, sí, pero cabe pensar que nuestra protesta no está a la altura del ataque sufrido, y es por eso. Porque igual que antes veíamos con resignación que nos controlasen las comunicaciones, nos humillasen en los aeropuertos o nos pudiesen detener sin motivo -para protegernos de la amenaza terrorista-, hoy también vemos con fatalismo cómo desmontan los últimos restos de todo aquello que costó décadas levantar.

Vídeo de investigación/ documental sobre el 11S, dirigido por Franco Fracassi y Francesco Trento en 2008.

Los más importantes desajustes del mundo actual (2011) tienen poco o nada que ver con Bin Laden y Al Qaeda, desde el colapso de la burbuja financiera de 2008 a la sostenida voracidad de los “mercados”. Y todo ello, pasando por la especulación mundial sobre las materias primas alimentarias (trigo y arroz, por ejemplo), que anuncia otra catástrofe por venir.

Al Qaeda está embarrancada, pero el mundo no es más seguro por muchas otras razones.

Timelapse de la reconstrucción de la zona 0


UN DESPUÉS

© Iñigo Ortiz de Guzmán

Bin Laden está muerto

«Buenas noches. Esta noche, puedo informar al pueblo estadounidense y al mundo que Estados Unidos ha llevado a cabo una operación que causó la muerte de Osama Bin Laden, el líder de Al Qaeda, y un terrorista que es responsable por el asesinato de miles de hombres inocentes, mujeres y niños (…)

(…) Y en las noches como ésta, podemos decir a las familias que han perdido a sus seres queridos a manos del terror de Al Qaeda: Se ha hecho justicia (…)

Es casi medianoche -hora local en Washington..

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anuncia la muerte del fundador y líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, en una operación llevada a cabo por militares estadounidenses en Pakistán.

En un discurso en directo por televisión, Obama explica que un pequeño grupo de efectivos de élite acababa de llevar a cabo el operativo en la localidad de Abbottabad a unos 100 kilómetros de Islamabad, capital del país. En ese lugar se encuentra la principal academia militar del país.

Al parecer, en el ataque también mueren tres hombres y una mujer, incluido un hijo del líder de Al Qaeda.

Se asegura que Bin Laden opuso resistencia armada y que murió de un disparo en la cabeza.

Obama añade que las fuerzas estadounidense tienen en su poder el cuerpo del fallecido líder de al-Qaeda.

Sin embargo, medios en todo el mundo han reproducido noticias provenientes del New York Times y la agencia de noticias Associated Press, donde funcionarios estadounidenses sin identificar indican que el cuerpo de Bin Laden fue «sepultado en el mar».

Es la noticia del día, la del año.

La muerte del líder de al-Qaeda es una de las más importantes que concretan las fuerzas de seguridad de EE.UU. cuando ya se tenían pocas esperanzas de que el líder de al-Qaeda sería capturado vivo o muerto en algún momento después de diez años de feroz persecusión.

Además de los atentados del 11 de septiembre, se le acusaba de estar detrás de otros ataques como los de 1998 contra dos embajadas de Estados Unidos en África (donde murieron 231 personas) y el ataque en 2000 contra el buque de guerra USS Cole en Yemen (donde 17 marinos estadounidenses perdieron la vida).

Hoy: Wall Street sube, el petróleo baja.

La Casa Blanca está en alerta roja; o, lo que es lo mismo, en alerta máxima ante posibles represalias terroristas.

A pesar del sentimiento de alivio y de euforia en las calles norteamericanas, se hace un llamamiento a la cautela.

Y es que, nos guste o no,  Al-Qaeda no se acaba con la muerte de su líder.

Eso sí…Las revoluciones en el mundo árabe de los últimos meses han demostrado que la vía violenta del terror no era ni la única manera de conseguir el cambio ni la más propicia.

Todo hace indicar que el futuro de Al Qaeda es tan nebuloso como su situación actual.

En realidad, desde hace muchos años era más un símbolo como franquicia de una constelación de grupos terroristas que una organización real con estructura y mandos definidos.

Ayman Al Zawahiri, el lugarteniente de Bin Laden, es un improbable sucesor por mucho que termine adoptando el papel del líder espiritual del movimiento. No tiene ni su carisma ni sus antecedentes militares.

Bin Laden siempre exageró hasta el ridículo su participación en la yihad contra los soviéticos, pero al menos estuvo allí. Abandonó una vida de lujos en Arabia Saudí para escuchar el llamamiento a la guerra santa.

Al Zawahiri intentó aplicar la yihad en Egipto y sólo cosechó un sonoro fracaso.

La operación militar es por otro lado una oportunidad estupenda para Obama con la que poner fin al despliegue militar en Afganistán, una guerra que ha durado más que la Segunda Guerra Mundial.

Es en realidad una excusa, porque es improbable que Bin Laden tuviera ya una influencia directa -más allá de su condición simbólica- en los acontecimientos de Afganistán y en la insurgencia talibán.

Lo cierto es que Afganistán está en estado de guerra permanente desde 1979, y continuará estándolo.

La incapacidad de EEUU para encontrar un momento en el que declarar la victoria o el fin de la misión, sumada a la debilidad manifiesta del Gobierno afgano, habían aplazado el momento de afrontar la realidad.

Quizá ésa pueda ser la mejor consecuencia de la muerte de Bin Laden.

Ojalá fuera así, pero el terrorismo  es tan viejo como la guerra y no concluirá de forma mágica porque Bin Laden haya recibido un tiro en la cabeza.

© Iñigo Ortiz de Guzmán

Wikileaks:…y más filtraciones

En apenas dos años, Wikileaks ha hecho añicos la seguridad de la mayor potencia del mundo.

El poder, cuanto más se acumula, más engaño y despotismo ejerce.

Se ha descubierto lo que sabíamos o sospechábamos, que Estados Unidos oculta con obscena indiferencia las redes con que envuelve y doblega a una gran parte de países.

En EE.UU. unos tres millones de personas tienen acceso a esta información «secreta», que luego se gestiona con cuidadosa reserva. Todo queda rastreado y meticulosamente anotado y centralizado.

Este espionaje muestra que el imperio es lo que es: dominio, ley del más fuerte, negocios sucios, beneficios ilimitados, victorias a sangre y fuego, siega despiadada de lo que se opone a los propios intereses. Las proclamas de igualdad, justicia, democracia libertad son pantomima.

¡Vaya pedrada le ha dado en la frente el pequeño David -que es Wikileaks- al Gran Hermano que todo lo sabe y controla!

Se entiende que el Gobierno de Washington intente minimizar los daños.

También que le sigan otros gobiernos amigos, así como alguno de los medios que no han podido acceder al torrente documental aportado por la organización de Julian Assange.

En España -vía el diario EL PAÍS– se han destapado informaciones incómodas acerca del caso Couso, los vuelos de la CIA sobre territorio nacional (con la implicación de tres ministros socialistas), así como la intervención de la justicia para que no se investigara sobre Guantánamo (no permitiendo que el juez Garzón se ocupara de tal caso).

De esta manera, es fácil no fiarse de la Justicia española. Las revelaciones de Wikeleaks no hacen más que poner aún más de relieve esa realidad.

Da vergüenza comprobar cómo determinados miembros de la Administración de Justicia se pliegan gustosamente a las presiones de una embajada, además de a las del Gobierno.

Pero como siempre ha ocurrido en este país -el nuestro- pasará lo de siempre: nadie dimitirá, nadie dará una explicación satisfactoria, y dentro de poco todo se habrá olvidado.

Quien más sabe de estos asuntos en nuestro país, que es Javier Solana, ya ha indicado que esta filtración obligará a los diplomáticos a cambiar de métodos y hábitos de trabajo, algo que afecta también a numerosos ciudadanos, empresarios, periodistas, jueces o políticos, que deberán aprender una nueva cultura de la cautela en sus contactos con diplomáticos de todos los países.

Este es el cuarto cañonazo dirigido hacia EE UU, en un bombardeo que va aumentando en intensidad: el primero fue el vídeo Asesinatos colaterales, con voz e imágenes del ametrallamiento en Irak de un grupo de civiles desde un helicóptero militar estadounidense.

El segundo y el tercero fueron 90.000 y 400.000 documentos de las guerras de Afganistán e Irak respectivamente.

+ info en Las mentiras sobre Irak

Así, mientras se ventilan los 250.000 mensajes secretos entre la secretaría de Estado en Washington y las embajadas y consulados de Estados Unidos por el mundo en los últimos años, el partido Baaz iraquí -al que pertenecía Saddam Hussein-, considera que las filtraciones de Wikileaks de octubre acerca de la invasión de Irak aportan un material imprescindible para denunciar la ocupación militar de ese país que comenzó en 2003 y que ha causado un sinfín de víctimas.

Durante el ejercicio del poder, el Baaz cometió innumerables crímenes y reprimió al extremo a la oposición.

Sin embargo, los baazistas sostienen el “remedio” que han aplicado los Estados Unidos ha sido mucho peor que la enfermedad.

Pues bien, parece que se ha dado la vuelta a la tortilla con las filtraciones de Wikileaks, y el Departamento de Estado apenas puede contener su gran sensación de escándalo ahora que sus trapos sucios ya no se lavan en casa.

EL ‘CABLEGATE’

Las historias de repiten.

Sucede con casi todo escándalo, en casi todo el mundo, desde que se descubrió el caso de espionaje político en las oficinas del Partido Demócrata en el edificio Watergate de Washington, que llevó a la renuncia del presidente republicano Richard Nixon en 1974.

Es pues inevitable que a estas nuevas filtraciones, se les conozca ya como ‘Cablegate’: la mayor filtración de documentos clasificados.

Sin embargo, unos «gates» son más escandalosos que otros, y en este caso, la cantidad no es indicativo de la calidad de la información que contienen esos papeles, en parte porque nada parece ser todavía demasiado secreto y en parte porque otras cosas no parecen demasiado importantes.

Por eso muchos se preguntan cuán interesantes pueden ser las minutas de almuerzos y fiestas, o las opiniones personales de algunos indiscretos o arrogantes diplomáticos estadounidenses. Ahí está el debate.

La comparación entre Wikileaks y los Papeles del Pentágono (la historia secreta de la guerra en Vietnam que recopiló el Departamento de Defensa y que en 1971 la entregó a la prensa Daniel Ellsberg, un analista militar) es algo normal.

Aquellos papeles profundizaron la impopularidad de aquella guerra y debilitaron los argumentos oficiales, al punto que forzaron eventualmente a la Casa Blanca a pactar la paz, en medio de una gran presión de la opinión pública.

Con todo, la gran diferencia entre ambos casos está en el mayor acceso a la información que existe actualmente y en la formación de un espíritu más cínico entre la ciudadanía, producto en alguna medida de su mejor conocimiento de los negocios políticos.

JULIAN ASSANGE, ¿A PRISIÓN?

El fundador de Wikileaks cambia de coche como de camisa; no se sabe dónde reside, y sus apariciones públicas se han reducido a cero. Le gusta cambiar de residencia constantemente, y asegura no tener una casa.

No es para menos. Julian Assange teme por su vida.

La Interpol ha requerido una orden de búsqueda y captura para el hombre que está detrás todo este destape.

No es -dicen- una orden de arresto, sino que se pide a los ciudadanos que contacten a la policía si tienen algún tipo de información sobre el paradero de Assange.

Especialistas en la Ley de Espionaje dicen que para procesarlo habría que comprobar que el «editor en jefe» estuvo en contacto con representantes de un poder extranjero y que buscó proveerles secretos.

El fiscal general americano Eric Holder ha comentado recientemente: «En la medida en que podamos encontrar a cualquiera que haya violado la ley estadounidense y puesto en riesgo a activos y a personas, será considerado responsable«.

«Cuando el río suena, agua lleva»

El caudal de credibilidad y de prestigio internacionales que EE UU había recuperado gracias a Obama está escapando a ojos vista por la vía de agua abierta por Wikileaks.

+ info en e-periodistas (portadas periódicos)

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

Conflicto en el Sáhara Occidental

Hace treinta y cinco largos años que el pueblo saharaui no vive en paz, que la tierra y las piedras de esa región han cerrado sus ojos para que no les escueza la sangre de las personas que han muerto durante todo ese largo tiempo.

Merece la pena, pues, escribir ahora que se cumple el aniversario de la Marcha Verde y de los Acuerdos de Madrid, unas breves líneas de protesta, que sirvan como minúsculo canto a la libertad y los derechos más esenciales de las personas.

Fruto de todos estos años, el pasado lunes las fuerzas de seguridad marroquíes desmantelaban por la fuerza el campamento de Gdaim Izik, situado cerca de la capital del Sáhara Occidental, en El Aaiún.

Desde hacía aproximadamente un mes, unos 20.000 saharauis establecidos en 7.000 jaumas (tiendas nómadas) exigían mejores condiciones de vida para su pueblo.

Los organizadores reivindicaban viviendas, puestos de trabajo y ayudas sociales para los saharauis. No había, en principio, demandas políticas de autodeterminación o independencia.

Se trataba de la mayor protesta saharaui desde que en 1975 España se retiró de la colonia.

Consecuencias: un saldo indeterminado de fallecidos -por la imposibilidad de acceso de los periodistas a la zona- y decenas de detenidos y heridos.

Mientras que Marruecos habla de 11 policías y dos saharauis fallecidos (uno de ellos con nacionalidad española), el Frente Polisario (el movimiento pro autodeterminación del Sáhara Occidental) eleva la cifra de muertos saharauis hasta al menos 19, y añade más de 700 heridos y 150 desaparecidos.

La operación se iniciaba poco antes de las siete de la mañana, cuando varios helicópteros sobrevolaron el campamento lanzando órdenes de desalojo por megafonía. Pequeños grupos de mujeres con niños se marcharon y, a la salida, les esperaban autobuses en los que fueron transportados hasta El Aaiún.

Después comenzaba el asalto, en el que se usaron cañones de agua, gases lacrimógenos, porras y balas de goma.

Los más jóvenes opusieron resistencia, lo que se desataría en una batalla campal, tras la que el Ejército aplastó las tiendas, muchas de las cuales acabaron ardiendo.

ver vídeo (pinchar en la foto)

Marruecos cortó el acceso por carretera al Sáhara a la altura de Tan Tan, e impidió a todo extranjero cruzar este límite. Rabat ha impedido asimismo a los periodistas españoles viajar a El Aaiún.

En estos últimos días, además, Rabat ha expulsado a tres parlamentarios autonómicos y a un eurodiputado español. Y el pasado día 5, dos periodistas españoles, Antonio Parreño -corresponsal de TVE- y Eduardo Marín -de la Cadena SER- fueron agredidos en una sala del Tribunal de Primera Instancia de Ain Sbaa (Casablanca), cuando cubrían un juicio contra siete activistas saharauis.

La Policía requisó las cámaras de los observadores internacionales paraborrar las fotos que habían hecho de los incidentes.

El Gobierno marroquí ha acusado a la prensa española de «recurrir sistemáticamente a procedimientos falaces, técnicas innobles, manipulaciones abyectas y montajes inmundos» a la hora de informar sobre su país.

Así lo manifestó anoche el ministro de Comunicación, Jalid Naciri. Es la respuesta de Rabat a la petición lanzada desde La Moncloa por la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, para que se permitiese trabajar con libertad en el Sáhara a la prensa española.

La nota centra sus críticas concretas en el canal de televisión Antena 3, los diarios EL PAÍS y Abc, la cadena SER y la agencia Efe.

Lo que queda claro es que la estrategia de Rabat perjudica a sus propios intereses, pues la opacidad informativa crea una presunción a favor de quienes denuncian la dureza de la represión llevada a cabo por las fuerzas marroquíes.

De nuevo, el Gobierno español -tal y como sucedió en Lanzarote con el episodio de Aminetu Haidar en 2009- está viéndose envuelto de manera directa o indirecta en decisiones inaceptables del Ejecutivo de Rabat.

Si algo se demuestra con ello es la fragilidad de las bases sobre las que se mantiene la relación, inspirada para la parte española por un único y excesivo deseo de evitar los roces.

No parece ni oportuno ni comprensible, por otra parte, que el presidente Zapatero se encoja de hombros; y que, además, recurra a los servicios de un titular de Exteriores recién cesado, como el señor Miguel Ángel Moratinos para resolver el conflicto de intereses.

Pero, ¿qué hay de los detenidos?

Seis de los protagonistas de la revuelta de El Aaiún serán juzgados por un tribunal militar (los primeros civiles juzgados por jueces castrenses desde la subida de Mohamed VI al trono), y al menos otros 63 saharauis serán procesados por un tribunal penal ordinario.

De momento, todos ellos han ingresado en la llamada Cárcel Negra, prisión famosa por su dureza y conocida como «el Guantánamo marroquí».

A la mayoría de los procesados se les acusa de perpetrar «actos vandálicos» y de «desobediencia y violencia contra funcionarios».

 

HISTORIA- EL PROCESO DESCOLONIZADOR PENDIENTE

Esta historia comienza en la Conferencia de Berlín.

Corre el año 1885. Trece países europeos y uno norteamericano, acuerdan el futuro de África (ningún africano fue invitado a la conferencia). España reclama una región que le permita mantener viva su expansión colonizadora. Distaba mucho de ser una gran potencia, pero se las arregló para disimularlo.

El entonces llamado Sáhara Español no era un territorio demasiado rico.

Únicamente destacaba por dos recursos naturales que, todavía hoy, siguen sembrando la polémica: sus fosfatos (el yacimiento de Bu Craa es considerado el mayor del mundo) y sus caladeros de pesca (la zona Atlántica del sur se caracteriza por sus grandes bancos de peces).

Los habitantes del territorio, los saharauis, eran pueblos nómadas a los que, en cierta medida, se les obligó a sedenterizarse.

Y así pasaron los años, y llegó la Segunda Guerra Mundial. Y, tras ella, las potencias europeas se fueron retirando de África iniciándose el llamado proceso descolonizador. A veces por las buenas, a veces por las malas, entre los 40, los 50 y los 60, todos los países europeos se retiraron de África.

Pero existían dos excepciones.

Los atrasados gobiernos portugués y español no estaban por la labor. Pero algo empezó a cambiar en los 70. Las guerras coloniales en África le costaron a Salazar su puesto y provocaron en Lisboa la Revolución de los claveles, probablemente la revolución más maravillosa de la historia de Europa. Con tres décadas de retraso, Portugal también se retiró de África.

Sólo quedaba España. Pero el tiempo corría en contra, los vecinos del Sáhara Occidental (Marruecos, Argelia y Mauritania) llevaban décadas de andadura como países independientes y pudieron organizar una estructura militar establecida.

Marruecos incluso mantuvo una guerra (todavía no reconocida) contra España por el control del Ifni. Los saharauis por su parte, bajo la dominación española, no pudieron preparar ningún tipo de defensa.

En 1975 el general Franco muere y millones de esperanzas se abrieron para el pueblo español.

Es entonces cuando el entonces monarca Hassan II aprovecha la circunstancia para organizar la llamada “Marcha Verde”:  325.000 marroquís se dirigen hacia la frontera con la intención de apropiarse del Sáhara Occidental. No llegan a haber tiroteos; los soldados españoles se limitaron a minar la frontera, colocar carteles advirtiéndolo y esperando detrás. Los marroquís no la cruzaron.

Pero la situación se volvía insostenible por días, Marruecos amenazaba constantemente con la guerra abierta y el fragil gobierno español tenía demasiadas cosas en la cabeza como para meterse en una guerra por unos territorios que, en cualquier caso, seguramente serían abandonados poco después.

Lo cierto es que la Marcha Verde es el parche perfecto, y abandonar el apoyo al proyecto independentista es más fácil así.

No proclamar el Estado saharaui cumple con los intereses occidentales (que quieren evitar el nacimiento de un Estado independiente tan cerca de Europa y promovido por Argelia y Libia). También se protegían los intereses españoles, ante el posible peligro político que podían sufrir las Islas Canarias.

ACUERDOS DE MADRID (14 NOV 1975)

En los Acuerdos de Madrid (hoy hace 35 años), se acordó una administración del Sáhara Occidental compartida a partes iguales por España, Marruecos y Mauritania. Y dejan claro que la soberanía del Sahara corresponde al pueblo saharaui.

Mauritania primero ocuparía su región, pero ante la resistencia saharaui acabaría retirándose.

España, por su parte, nunca ha tenido el peso que los Acuerdos le concedían. Marruecos acabó controlando el Sahara Occidental, y hasta ahora.

El Frente Polisario proclamó entonces la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), sin éxito. Este representante de la causa nace en 1973 como «reflejo de la madurez del nacionalismo saharaui ante la inmovilidad de los procesos de autodeterminación promovidos por la ONU». Además, es miembro fundador de la Unión Africana (UA), lo que no ha impedido que aproximadamente un 75% de su territorio permanezca ilegal y militarmente ocupado por Marruecos.

SÁHARA LIBRE

Existen varias resoluciones de la ONU apoyando la independencia del Sahara.

Sin embargo, Marruecos pretende convertir al Sáhara en una provincia marroquí. Y para ello realiza una política de aislamiento del pueblo saharaui que vive en campos de concentración esperando a que la comunidad internacional recuerde la existencia del derecho.

Con todo, el Sáhara, nunca ha sido descolonizado. Es la única región de importancia que todavía no lo ha sido.

Marruecos nunca ha tenido derecho sobre la soberanía de esta región.

Hasta ahora, uno de los principales escollos diplomáticos entre Marruecos y España era que ésta se negaba a reconocer la soberanía del reino marroquí sobre el Sáhara.

Pero el señor Zapatero ha resuelto ese problema hace poco: por primera vez, un presidente del gobierno español ha reconocido en un mitin la soberanía marroquí sobre el Sáhara.

Todo el mundo comprende que si las relaciones se deterioran, España pagará un coste. Pero también Marruecos, cuya exposición a los riesgos que ambos países deben enfrentar conjuntamente es seguramente mayor.

Que se reconozca su papel en la estabilidad del Magreb no puede ser interpretado desde Rabat como licencia para imponer por la fuerza su voluntad en un territorio que ocupa en contra de la legalidad internacional, proclamando el desafío de «conmigo o contra mí».

ASUNTO PENDIENTE

Es cierto que las relaciones con Marruecos se encontraban bajo mínimos cuando Zapatero llegó a La Moncloa, pero el modelo que adoptó para mejorarlas era inviable: estabilizar el trato con Rabat por la vía de aproximarse a su posición en los principales contenciosos.

Era un modelo condenado al fracaso, y los graves sucesos en el Sáhara lo estarían certificando.

Querámoslo o no, el Estado español continúa siendo responsable legal y político de esta tragedia.

Sin embargo, los distintos gobiernos españoles -lejos de cumplir con sus obligaciones internacionales-, han sacrificado siempre a la parte más débil, el pueblo saharaui.

En su juego del gato y el ratón con la dictadura marroquí han ejercido, dicho sea de paso, casi siempre el papel de ratón complaciente frente a un tirano feudal que se ríe descarnadamente de la legalidad internacional.

El gobierno español puede y debe, al igual que hizo retirando sus tropas durante la ocupación de Irak, posicionarse del lado de los derechos humanos.

Recuperar parte de nuestra memoria histórica, recordando más de un siglo de colonización en el que consideramos a los saharauis como españoles, nos implica, en primer lugar, en la búsqueda de una solución justa y pacífica que respete el derecho a la autodeterminación.

Mantener una postura de “ambigüedad retórica” estimula a Marruecos para seguir en su posición intransigente, no aceptando la aplicación de las resoluciones de la ONU y poniendo condiciones previas en próximas negociaciones.

Si algo demuestran las más de tres décadas que perdura el conflicto es que este no se cerrará mientras el pueblo saharaui no decida libremente su futuro.

Los saharauis han buscado por activa y por pasiva independizarse del reino alauita. Pero no se lo permiten… El último gran problema lo tenemos estos días en El Aaiún.

Lo triste de todo es que este pueblo no tiene más remedio que ir de ghandi, de víctimas sin recursos ni armas, pataleados por el gigante marroquí. De otro modo, se convertiría en una lucha abierta en la que tienen todas las de perder.

El Sáhara Occidental no es precisamente Afganistán con un terreno escarpado y montañoso, preparado para una guerra. El Sáhara es un extraordinario desierto, donde no hay posibilidad de esconderse. Los helicópteros marroquíes acabarían con el enemigo con los ojos cerrados.

Mohamed VI es sumamente hábil. Sabe que mientras Occidente piensa que Marruecos está aislada -desde el punto de vista formal- tiene el “derecho” de acogotar al enemigo.

Por otra parte, los saharauis también reconocen que como les puede ir menos mal es haciéndose las víctimas. Ganan tiempo y, en el terreno diplomático, pueden conseguir avances.

De todos modos, no nos engañemos. Marruecos jamás entregará el Sahara a los saharauis.

Ni está en sus planes ni en su agenda. Sobre todo porque hay ahí demasiado petróleo para vender o repartir.

Y sino que se lo pregunten a algunas empresas estadounidenses que tienen una pierna por esos lares.

La presión exterior es limitada. La ONU seguirá con su eterna mediación, sin exigir el fin de la ocupación.

El mismo Estados Unidos ve con simpatías a Marruecos (Rabat es un aliado estratégico vital y no le forzará). No olvidemos que los servicios secretos marroquíes -junto con los cubanos- están considerados como uno de los mejores del mundo.

La UE apenas pinta en este caso, pese a los fuertes lazos económicos y comerciales. Francia mira a su propio interés. Y también España (Pesca, inmigración, Ceuta, Melilla…)

De ahí las medias tintas, el pragmatismo, la incomodidad, el intento inútil de salvar la cara, las afirmaciones de que no es un conflicto bilateral sino internacional, la tardanza y los matices de la condena a la represión marroquí.

Y todo gracias a la chapucera descolonización fraguada en los estertores del franquismo.

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

Visita papal

El Papa Benedicto XVI ya está en España

Y el pontífice ha llegado con la polémica debajo del brazo.

Antes si quiera de aterrizar ha cargado contra el «agresivo» laicismo de la España de Zapatero añadiendo que es similar al de la Segunda República.

LA ESPAÑA MENOS CATÓLICA DE LA HISTORIA

Mientras se arremolinan a lo largo de la ruta papal personas y pancartas para dar la bienvenida a Joseph Alois Ratzinger en Santiago de Compostela, asociaciones laicas salen a la calle para protestar contra la visita del pontífice.

«Yo no te espero», exclaman tanto en gallego como en catalán, ya que el Papa también estará en Barcelona este domingo.

El líder del Vaticano ha llegado pues a la que los sociólogos califican como la España menos católica de la historia.

¿Su época de bastión del catolicismo ha quedado atrás?

Según los últimos sondeos del Centro de Investaciones Sociológicas (CIS), es la primera vez que la mitad de los jóvenes españoles, entre
15 y 29 años, no se declara católico.

La desbandada de este colectivo se ha acelerado en las últimas dos décadas, mientras que en el resto de la población ha pasado de un 87% a un 73%.

Asimismo, es la primera vez que los matrimonios civiles (94.993) superan a los católicos (80.174), según el Instituto Nacional de Estadística.

Para el politólogo Kerman Calvo, «durante muchos años parecía que ser católico formaba parte de ser español. Esto está cambiando porque los jóvenes ya no sienten ese vínculo, además de que mucha gente ha dejado de seguir las directrices de la Iglesia«.

Como en otras ocasiones, José Luis Rodríguez Zapatero -agnóstico declarado- no estará presente en los principales actos del pontífice, entre ellos la esperada consagración este domingo de la Sagrada Familia en Barcelona, el sorprendente e inacabado templo de Antoni Gaudí.

De hecho, hoy el presidente del Gobierno se encuentra de visita oficial en Afganistán, con dos de sus ministras, en apoyo a las tropas españolas.

Aunque la curia vaticana no se siente desairada por la ausencia, sí refleja unas relaciones tensas.

Lo cierto es que Benedicto XVI llega a España en plena aplicación de la nueva Ley del Aborto, que permite su aplicación durante las 14 primeras semanas de embarazo, algo que no le ha gustado nada a la Santa Sede.

Esta es la segunda vez que el Papa pisa suelo español. En la primera, hace cuatro años, el Vaticano ya veía con recelo al actual gobierno por la aprobación del matrimonio homosexual, la agilización del divorcio y la experimentación con embriones.

Pese a todo, Zapatero y Ratzinger tendrán un breve encuentro.

En todo caso, cabe pensar que si la entrevista entre ambos dirigentes en el aeropuerto de Barcelona es de carácter político, lo lógico sería aprovechar la ocasión para exigir al pontífice la máxima colaboración del clero con la justicia para castigar los delitos de pederastia.

O la necesidad urgente de que la Iglesia se financie con la contribución de sus propios fieles.

«En 2008 Sarkozy, jefe de gobierno de uno de los países más secularizados de Europa, defendía ante Benedicto XVI el concepto de laicidad positiva. Nosotros asumimos nuestras raíces cristinas. Ha llegado la hora de pasar de la laicidad negativa a la laicidad positiva en la que las organizaciones religiosas y el estado colaboran», recuerda la periodista Laura Daniele.

COSTE DE LA VISITA

La visita papal, en cualquier caso, tiene en vilo a buena parte de la sociedad española.

En Santiago de Compostela, una ciudad con escasos 100.000 habitantes, se espera que reciba a otras 200.000 personas que vienen desde diferentes rincones del país.

«Esta es la tercera visita de un Papa en 1.200 años a Santiago. Las dos anteriores, con Juan Pablo II, fueron determinantes para el relanzamiento del Camino de Santiago o su declaración como Primer Itinerario Cultural Europeo», ha señalado el alcalde de la localidad, Xosé A. Sánchez Bugallo, para salir al paso a las críticas por los altos costes que acarreará el tour papal.

La asociación Europa Laica -en representación de una plataforma de colectivos laicos- ha denunciado que esta visita le costará a todos los contribuyentes unos 5 millones de €: «La ciudadanía no tiene por qué costear las visitas y viajes pastorales de quien viene a predicar en contra de las leyes aprobadas por el Parlamento».

Las administraciones gallega y catalana sostienen, en cambio, que la visita generará ingresos muy superiores a los gastos.

DEFENSA DEL CATOLICISMO

«El fenómeno de secularización que vive todo el occidente europeo convierte en urgente la tarea de evangelización para anunciar a Jesucristo y su evangelio», expresó ayer el arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach con motivo de la visita del Papa.

Por su parte, desde varias asociaciones católicas, denuncian la crisis que viene sufriendo la familia española por «leyes que pretenden sustituir la familia tradicional, el sexo por el género y la procreación por sistemas artificiales fuera del matrimonio».

Sea como fuera, si los ciudadanos tienen que escuchar al Papa condenar leyes democráticas o criminalizar el uso del preservativo a costa del contagio del SIDA, quizá convendría -pr qué no- que el jefe del Estado Vaticano escuchara también lo que opinan millones de ciudadanos que no odian las sotanas sino que simplemente exigen que se cumpla la Constitución en un Estado aconfesional.

Máxima expectación pues ante la visita papal entre hoy y mañana.

Se estima que medio millón de personas se acerquen a la capital catalana para saludar al sumo pontífice cuando se desplace en el tradicional Papa Móvil.

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

Las mentiras sobre Irak

«La primera víctima de una guerra es la verdad»

Con esta frase, el periodista australiano y fundador de Wikileaks (sitio de denuncias), Julian Assange defiende la filtración de 391.000 documentos secretos sobre la guerra de Irak, de 2003.

Archivos que demuestran la pasividad de EEUU ante casos de abusos, tortura, violación y asesinatos de civiles. Y que saldrían de la misma fuente que filtró en julio los 90.000 informes sobre Afganistán. Papeles que mostraban la cara sucia de la guerra en aquel país, y el video de la matanza de doce civiles en Bagdad son los dos mayores bombazos informativos de Assange hasta la fecha.

Todo esto ha puesto en jaque el Pentágono, que ha optado por callar.

El viernes se destaparon también el número de bajas civiles: se cifra en más de 100.000 los iraquíes fallecidos (de ellos 70.000 civiles); lo que significa que cada día, durante seis años, morían 33 iraquíes de a pie. Cifras aproximadas que provienen de iraqbodycount.org, la web británica que desde la invasión en 2003 da un parte diario sobre bajas.

El editor de Wikileaks demostró muy pronto por qué es el hombre más odiado por el Pentágono y la CIA. «La mayoría de las guerras comenzadas por democracias han incluido mentiras«.

Vídeo completo (ofrecido por el diario EL PAÍS)

Los documentos revelan que el Ejército estadounidense mintió cuando sostuvo en reiteradas ocasiones que no guardaba un registro de los civiles muertos en la guerra.

También demuestran que el derrocamiento de Sadam Hussein no trajo consigo el fin de la tortura.

Las fuerzas de seguridad iraquíes, entrenadas y equipadas por EEUU, protagonizaron numerosos casos de abusos, que los norteamericanos conocían sin hacer nada por impedirlos.

((Pinchar en el mapa para ver la correlación de bajas civiles))

Habría que hacer una precisión: los datos de Wikileaks provienen de informes del Ejército de EEUU. En su mayoría pueden ser imprecisos o subjetivos, aunque en conjunto sirvan para hacerse una idea de cómo se ha desarrollado la guerra, día a día, en estos últimos seis años.

Al parecer, el Ejército iraquí formaba parte de un sistema creado por la coalición ocupante basado en la ‘vista gorda’.

Según explica el diario The Guardian, cada escenario de este tipo era recogido por los aliados bajo el título «ninguna investigación es necesaria».

La lectura que han hecho los medios que han tenido acceso a los archivos por adelantado (Le MondeThe GuardianDer SpiegelIraq War Logs y The New York Times) ayude. Este último explica cómo los militares estadounidenses estaban al corriente de los abusos que estaban cometiendo las fuerzas iraquíes.

El periódico enumera latigazos, quemaduras, violaciones y hasta amputaciones. También amenazas por parte de los marines estadounidenses a los detenidos con trasladarlos a las prisiones gestionadas por Bagdad.

Existe una gran cantidad de informes médicos sobre presos que fueron encapuchados, colgados por muñecas o tobillos y sometidos a electro shocks o palizas.

Pero parece demasiado fácil hacer que recaigan todas las barbaridades cometidas en Irak sobre el Ejército o las fuerzas de seguridad iraquíes. El recuerdo de Abu Ghraib (en la fotografía) sigue presente.

Para empezar, porque las fuerzas de la coalición conformaron, dieron el visto bueno y adiestraron a ese nuevo Ejército.

Para continuar, por datos como los siguientes: EEUU estuvo involucrado en la muerte de más de 600 civiles en los ‘check points’.

Y eso, tal y como indica el periódico estadounidense, fue una de las principales causas que provocaron un aumento de la violencia sectaria a partir del tercer año de la guerra. (Ver tabla)

Y por último, porque ese laissez-faire («dejad hacer, dejad pasar») ha sido un objeto recurrente por EEUU y le ha costado muchos disgustos tanto a Washington como a Londres.

Reino Unido ha sido acusado en numerosas ocasiones de permitir que la Inteligencia paquistaní, por poner un ejemplo, torturara a sospechosos de terrorismo detenidos en Afganistán. Detenidos que luego iban a parar a Guantánamo donde eran torturados por militares estadounidenses. Una externalización de la tortura de la que EEUU se ha aprovechado en los años de la guerra contra el terror.

Los informes de los militares estadounidenses revelan que más de la mitad de los civiles muertos en los últimos años (unos 30.000), cayeron por ataques de la insurgencia.

El arma más letal de los militantes chiíes son los denominados ‘Dispositivos Explosivos Improvisados‘ (IED por sus siglas en inglés).

De fabricación casera, los IED son bombas que la insurgencia suele colocar en carreteras y caminos.

Para tener una visión de conjunto de su efectividad, sólo hay que ver las cifras de Wikileaks sobre Afganistán: esos artefactos se cobraron la vida de más de 2.000 personas en los últimos dos años.

LA INFLUENCIA IRANÍ

Otro de los puntos relevantes de la filtración de Wikileaks es la participación de Irán en el conflicto.

En diciembre de 2006, la insurgencia capturaró a varios miembros del Ministerio de Educación Superior iraquí. EEUU, gracias a un informe de la Inteligencia, previó una posible ofensiva para llevar a cabo secuestros de militares amerianos.

Según The New York Times, esos milicianos iraquíes fueron entrenados por los Guardianes de la Revolución iraníes, el brazo armado del régimen de Teherán.

Los informes no se limitaban a hipotéticos secuestros, sino que aportaban evidencias del armamento suministrado por Irán a la resistencia iraquí.

JULIAN ASSENGE

Guste o no, Julian Assange es el guardián de los grandes secretos, el nuevo adalid del periodismo combativo.

Wikileaks, el portal que dirige, se ha convertido en el espacio de las grandes filtraciones, en el lugar donde se derriban las verdades oficiales.

«El secreto es esencial para un imperio», dijo Daniel Ellsberg en su día.

El autor de la filtración de los papeles del Pentágono en 1971 se presentó en Londres el viernes para apoyar la publicación por Wikileaks de los cerca de 400.000 documentos secretos relacionados con la guerra de Irak.

Tanto ahora como en la época de la guerra de Vietnam, el Estado tiene razones para ocultar lo que ocurre en un conflicto armado.

Assange sigue argumentando que la iniciativa trata sólo de «esclarecer la verdad» de lo ocurrido durante el conflicto: «los ataques contra la verdad comienzan antes de una guerra, continúan durante el conflicto armado y persisten, como ha ocurrido en el caso de Irak, hasta mucho después».

Lo cierto es que los 15.000 civiles muertos de los que no se había tenido hasta ahora noticia equivalen a cinco veces las víctimas del ataque terrorista del 11 de septiembre contra las Torres Gemelas de Nueva York.

Por primera vez se conocen además los nombres de muchas de esas víctimas y «cada uno de ellos cuenta una historia de sufrimiento humano y de muerte», afirma un representante de la ONG Iraq Body Count; y según el cual «no podrá cerrarse el capítulo de ninguna guerra hasta que se reconozca hasta la última víctima».

«Pedimos por ello a todos y también al Gobierno estadounidense que apoyen nuestro trabajo», agrega tras señalar que un 80% de los muertos en Irak desde 2003 eran civiles.

Por su parte, el investigador principal de la ONU sobre la tortura -Manfred Nowak- afirma que el Gobierno de Obama tiene la obligación «legal y moral» de llevar a cabo una investigación sobre esta complicidad con torturas, ejecuciones extrajudiciales y crímenes de guerra: «Los responsables deben ser llevados ante la Justicia y las víctimas, recibir la compensación apropiada».

Amnistía Internacional mantiene una posición similar. Y recuerda que EEUU no puede evadir su responsabilidad sobre lo que ocurría en las prisiones de Irak: «Estos documentos prueban que las autoridades de EEUU eran conscientes de estos abusos sistemáticos durante años, y sin embargo entregaron a las fuerzas de seguridad iraquíes el control de miles de iraquíes que tenían detenidos», ha afirmado Malcolm Smart.

Los documentos filtrados abarcan de enero de 2004 a diciembre de 2009.

No incluyen, por tanto, la invasión propiamente dicha, aunque sí los primeros meses de mandato de Barack Obama. Difícilmente podrá, sin embargo, responsabilizarse al actual inquilino de la Casa Blanca, que en agosto pasado acuarteló las últimas unidades de combate de EE UU.

A Zapatero le reafirmará en su decisión, tan criticada entonces, de retirar las tropas españolas de Irak, nada más ganar las elecciones de 2004.

Y al primer ministro irakí Al Maliki le deja en una situación aún más delicada, al frente de un país incapaz de formar Gobierno tras las elecciones de marzo pasado. Aunque quizá el más preocupado sea el Pentágono, que ha encontrado en una simple página web -que ya difundió en julio pasado 75.000 archivos secretos sobre Afganistán- a un enemigo hasta ahora imbatible: una nueva forma de guerra asimétrica que ningún manual de estrategía había previsto.

Esperemos que no se vuelva a repetir lo que sigue siendo una verdadera orgía de sangre.

Aunque, es curioso. Desde que la agricultura se creó hace siglos (en el Neolítico), el hombre sólo ha sabido hacer una cosa: matar con tal de tener más tierras, y con ello más poder.

Parece pues que estamos abocados a vivir en continuos conflictos para perpetuarnos.

¿Hay salida a tanta injusticia? Es que, ¿no podemos vivir en paz?

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

Pena de muerte

AMNISTÍA INTERNACIONAL acaba de sacar a la luz su último video de denuncia. Y lo ha hecho con acierto.

Este organismo tuvo noticia de al menos 714 ejecuciones durante el año pasado, produciéndose la inmensa mayoría en Irán, Irak, Arabia Saudí y Estados Unidos.

Se calcula que 2001 personas fueron condenadas a muerte en 56 países. Estas cifras, en todo caso, son estimaciones mínimas; las cifras reales ni se conocen.

Este total no incluye las miles de ejecuciones que presumiblemente se consumaron en China.

Las autoridades chinas, si bien afirman tener como objetivo reducir el uso de la pena capital, continúan utilizando las ejecuciones para demostrar que las actividades consideradas dañinas para la estabilidad social se tratarán con mano dura. En 2009, esto se tradujo en una rápida y enérgica respuesta a los disturbios de la Región Autónoma Uigur del Sin-kiang, la corrupción y el narcotráfico. Además, dos hombres fueron ejecutados en 2009 por participar en los disturbios de la Región Autónoma del Tíbet que se produjeron un año antes.

En Irán, donde fueron ejecutadas como mínimo 388 personas, la pena de muerte siguió aplicándose en casos políticos, en los que la acusación suele ser “enemistad contra Dios”.

En 2009, Arabia Saudí ejecutó a 102 personas y Pakistán a 36. En todos estos casos -ya digo- las cifras son estimaciones mínimas. En Estados Unidos, donde la información sí es pública, se llevaron a cabo 37 ejecuciones en nueve Estados.

También en Sudán la aplicación de la pena de muerte siguió marcada por deficiencias y arbitrariedades judiciales. Y a menudo -según Amnistía- se basó en juicios sin garantías y en pruebas obtenidas bajo tortura, y se utilizó como medio para controlar la oposición política en el país.

Llama la atención, además, que tanto Irán como Arabia Saudí son los dos únicos países en los que se ejecutaron a menores de edad, lo que constituye una flagrante violación del derecho internacional.

Pero no sólo los intereses políticos son óbice para llevar a cabo tales ejecuciones. También la machista sociedad musulmana castiga la homosexualidad en algunos países. Ser gay se considera un delito «grave» en  regímenes represivos como Irán, Arabia Saudita, Yemen, Sudán, Afganistán y Pakistán a los sospechosos se les aplica la pena máxima, bien la muerte en la horca o cadena perpetua.


En países islámicos -relativamente moderados- como Argelia, Túnez, Jordania, o Turquía hay más tolerancia hacia la homosexualidad, pero, igualmente, se castiga con multas o penas de encarcelamiento.

A nivel global, en los 25 países que todavía hoy siguen aplicando estos métodos de ejecución figuran el ahorcamiento, por arma de fuego, la decapitación, la lapidación, la electrocución y la inyección letal.

Film: «Pena de Muerte» (1995)

Hasta hace bien poco, hasta el siglo XVIII, la potestad de la sociedad de aplicar la pena de muerte en determinados casos a uno de sus individuos, no se discutía.

ORÍGENES

La primera referencia documentada contraria a su aplicación se circunscribe a un suceso puntual. En el año 427 a.c., Diodoto, argumentando que esta pena no tenía valor disuasorio, convenció a la Asamblea de Atenas de que revocara su decisión de ejecutar a todos los varones adultos de la ciudad rebelde de Mitilene.

Por su parte, Jayawardene, en «La pena de muerte en Ceilán», explica que en el primer siglo después de Cristo, Amandagamani, rey budista de Landa (Sri Lanka) abolió la pena de muerte durante su reinado, y que lo mismo hicieron varios de sus sucesores. Al parecer, a principios del siglo IX de nuestra era, el emperador Saga de Japón también suprimió la pena de muerte.

Tomás Moro (1478-1535), víctima él mismo de la pena de muerte (acusado de alta traición por no reconocer la legalidad del divorcio de Enrique VIII y Catalina de Aragón), en su obra «Utopía» se manifestó en contra con estas palabras:

«Dios prohíbe matar. ¿Y vamos a matar nosotros porque alguien ha robado unas monedas? Y no vale decir que dicho mandamiento del Señor haya que entenderlo en el sentido de que nadie puede matar, mientras no lo establezca la ley humana. Por ese camino no hay obstáculos para permitir el estupro, el adulterio y el perjurio. Dios nos ha negado el derecho de disponer de nuestras vidas y de la vida de nuestros semejantes. ¿Podrían, por tanto, los hombres, de mutuo acuerdo, determinar las condiciones que les otorgaran el derecho a matarse?»

Víctor Hugo (1802-1885), un gran pensador, pudo desarrollar una importante labor de divulgación de sus ideas sociales, siempre en defensa de los desfavorecidos. La pena de muerte era una de sus preocupaciones, y fue un firme defensor de su abolición.

«Y creéis que porque una mañana levanten una horca en sólo unos minutos, porque le pongan la soga al cuello a un hombre, porque un alma escape de un cuerpo miserable entre los gritos del condenado, ¡todo se arreglará! ¡Mezquina brevedad de la justicia humana! (…) Nosotros, hombres de este gran siglo, no queremos más suplicios. No los queremos para el inocente ni para el culpable. Lo repito, el crimen se repara con el remordimiento y no por un hachazo o un nudo corredizo. La sangre se lava con lágrimas y no con sangre.»

Sin duda, el impulso mayor de NO A LA PENA DE MUERTE se produjo tras la Segunda Guerra Mundial. A medida que fue creciendo el movimiento en pro de los derechos humanos fue aumentado también la tendencia a favor de la abolición de la pena capital. Primero la proclamación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos por parte de las Naciones Unidas en 1948.

Y, posteriormente, el Segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, destinado a abolir la pena de muerte (1989), junto con distintos documentos regionales, fueron consolidando el movimiento abolicionista.

+ info en Amnistía Internacional

Por Iñigo Ortiz de Guzmán