Posts Tagged ‘felicidad’

Happiness

What is it in forty five different ways?

Happiness is:

1. Falling in love.
2. Laughing so hard your face hurts.
3. A hot shower.
4. No lines at the supermarket.
5. A special glance.
6. Getting mail.
7. Taking a drive on a pretty road.
8. Hearing your favourite song on the radio.
9. Lying in bed listening to the rain outside.
10. Hot towels fresh out of the dryer.
11. Chocolate milkshake … (or vanilla … or strawberry!)
12. A bubble bath.
13. Giggling.
14. A good conversation.
15. The beach
16. Finding a 20-pound note in your coat from last winter.
17. Laughing at yourself.
18. Eye contact with a hot member of the opposite sex.
19. Midnight phone calls that last for hours.
20. Running through sprinklers.
21. Laughing for absolutely no reason at all.
22. Having someone tell you that you’re beautiful/good looking.
23. Laughing at an inside joke.
24. Friends.
25. Accidentally overhearing someone say something nice about you.

26. Waking up and realizing you still have a few hours left to sleep.
27. Your first kiss (either the very first or with a new partner).
28. Making new friends or spending time with old ones.
29. Playing with a new puppy.
30. Having someone play with your hair.
31. Sweet dreams.
32. Hot chocolate.
33. Road trips with friends.
34. Swinging on swings.
35. Making eye contact with a cute stranger.
36. Making chocolate chip cookies (and eating them…!).
37. Having your friends send you homemade cookies.
38. Holding hands with someone you care about.
39. Running into an old friend and realizing that some things (good or bad) never change.
40. Watching the expression on someone’s face as they open a much-desired present from you.
41. Watching the sunrise.
42. Getting out of bed every morning and being grateful for another beautiful day.
43. Knowing that somebody misses you.
44. Getting a hug from someone you care about deeply.
45. Knowing you’ve done the right thing, no matter what other people think.

Son pocos, pequeños, pero buenos momentos en la vida.

Piensa en + en YOROKOBU

© Iñigo Ortiz de Guzmán

11.1.11

Continuación de Lo que NO quiero

Desafortunadamente, a 11 de enero de 2011 sigue habiendo más cosas que me disgustan de las que me gustan. Es una realidad cruel, dura, penosa, tristemente actual, difícilmente llevable, asquerosamente injusta. Es una desgracia.

Poca gente trabaja en lo que le gusta. Nos seguimos matando por religión, por comida, por diferencias ideológicas, por la locura creada gracias a las sustancias tóxicas, por el egoísmo de unos muchos, por la poca consciencia del ahora, por la mísera valoración que damos a la vida y a los demás, por lo que no merece la pena, por querer ser más, por tener/poseer más que el otro,… En definitiva, por nada.

Nos seguimos sin querer lo suficiente.

Mientras tanto, esa gran minoría, esos pocos seres humanos -que pasan sin pena y gloria por la vida- se tienen que contentar con sobrevivir a diario; y, en el fondo, lo mejor de todo es que son más felices, más consecuentes, más amables, más sensibles, menos «vendibles»… porque son lo que son, sin medias tintas. Conscientes del yo y del momento -los malos momentos-, de la verdad y lo importante, del ser un «soldado de luz», de que alguien se acuerde de tí cuando el resto del mundo hace tiempo que se olvidó precisamente de tí, de la soledad.

¿De qué sirve ser tan consciente de lo que te rodea, de lo que eres, de saber más… si con ello lo único que consigues es observar la nimiedad de lo superfluo, la superficialidad de la práctica totalidad de la sociedad?

Al menos, siempre estará la poca -pero buena- gente con la que decides estar, de la que confías: la familia, la pareja cuasi-ideal (si llegas a encontrarla), los amigos que se cuentan con los dedos de una mano.

Y, quizás, con el simple hecho de ver sonreír -aunque sea sólo por un momento- a la persona que más quieres… de viaje en Nueva York, en casa, tras recibir un regalo, a través de una webcam, a través de sus ojos. Por que sólo eso importará si realmente es verdadero. Con eso vale.

De lo que se trata es de saber vivir, de la manera de vivir mejor, con dignidad.

«A veces el bosque intenta amedrentarme por encima de la cabeza, y otras bajo mis pies. Exhala su hálito helado en mi nuca. Me clava mil ojos en la piel. Trata de diversas maneras, de expulsar al intruso. Pero yo he ido aprendiendo a sobrellevar sus amenazas. ¿Acaso no es este bosque, en definitiva, una parte de mí? A partir de cierto punto he empezado a verlo de este modo. Estoy efectuando un recorrido dentro de mí, igual que la sangre a través de las venas. Lo que estoy viendo es mi propio interior, lo que parecen amenazas no son más que ecos del terror que anida en mi corazón. Las telarañas tendidas en mi corazón, los pájaros que gritan sobre mi cabeza son los pájaros que yo he criado. Esta imagen nace dentro de mí y va echando raíces.

Sigo avanzando, empujado por detrás, por el latido de un corazón gigantesco. El camino me conduce a un lugar especial dentro de mi corazón. La fuente luminosa que hila oscuridad, la génesis de los ecos mudos. Quiero ver con mis propios ojos qué hay allí. Soy mi propio emisario, custodio de una importante carta personal, lacrada y sellada, que va dirigida a mí mismo.

Una pregunta.

¿Por qué (…) no me quería?»

(fragmento del libro «Kakfa en la orilla», de Haruki Murakami)

Blog dedicado a los que me importan, a lo que me motiva, lo que aprecio. Y a la banda de post-rock  Sigur Rós, que acaba de despedirse como conjunto musical después de catorce años en activo, y cuyo documental ‘Heima’ (‘Hogar’ en islandés) me ha ayudado a escribir de una manera aún más personal que de costumbre.

«Pero yo todavía no entiendo el sentido de la vida»

Menos mal que creemos en los demás, y todavía hay esperanza. Y como me dice una muy buena amiga: «sabes querer, sabes respetar a la gente, ves la tristeza de la vida y su belleza; y esto cuenta. Es tu camino»

© Iñigo Ortiz de Guzmán

I’m here

Definición de ESTAR: existir; permanecer cierto tiempo en un lugar; encontrarse, sentirse, hallarse de una determinada manera; relacionarse con alguien; estar de acuerdo con alguien o con una doctrina; etc.

Para Spike Jonze la felicidad perfecta consistía en tener una tienda de galletas solo para chicas skater. Pero un buen día asumió que esa era una utopía y se dedicó a animar la vida a través del vídeo.

Se convirtió entonces en un cronista de la urbe moderna. Su misión fue registrar la intensidad de lo rutinario, captar la irrupción de lo insólito, de lo que pasa desapercibido y es ignorado por los demás. En cada uno de sus proyectos esbozó la bandera de la libertad creativa e hizo hincapié en la (in)capacidad del lenguaje para aprehender la realidad.

I’m Here, su último cortometraje disponible online, es un ejemplo destacado de cómo los efectos especiales y los avances tecnológicos deben estar al servicio del relato, potenciando el discurso y colaborando con la narración, no estando supeditada ésta a la parafernalia 3D de los avatares sin alma que se proyectan en la actualidad.

La cinta de Jonze nos presenta a Francesca y Sheldon, una pareja de robots y el descubrimiento del amor por parte de ambos.

I’m Here es un cortometraje de amor y música, o de amor hecho música.

Una entrañable historia que obliga a resetear nuestro corazón y formatear nuestro cerebro.

Que no cae en el simplismo o las buenas intenciones.

Jonze no se ampara en los clichés visuales o en lo autoreferencial.

El director de la genial » target=»_blank»>Where the Wild Things Are constantemente renueva su visión en esa búsqueda incesante por hallar el enfoque inédito que rescata el pulso vital.

Artesano meticuloso que filtra una realidad en proceso de descomposición y que la reconfigura a través de sus imágenes.

Definitivamente, el mejor cine independiente americano es posible.

De hecho, el corto de 31 minutos se pudo ver este año en la última edición del Sundance Film Festival -que se caracteriza por la calidad de las cintas proyectadas-.

Más tarde fue presentada en la Berlinale.

En I’m Here dos seres maravillosos se encuentran y abrazan sus diferencias, se pierden en el otro dejando atrás las paranoias modernas.

Viven su amor sin miedo, de cara al sol, revelando en ese preciso momento la que debería ser la esencia de la humanidad.

Aska Matsumiya es la voz que acompaña el trailer de I’m Here. La canción elegida “There are many of us” fue escrita por la artista japonesa -afincada en Los Angeles-, y originalmente grabada con L.A. Ladies Choir.

Spike Jonze co-dirigió su vídeo musical, en «Hold On (25)»:

Entren y vean…

A true love story…

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

Derecho a una muerte digna

«Quería reivindicar el derecho que todo ciudadano debería tener a una muerte digna, sin entrar en ningún tipo de polémicas relacionadas con la eutanasia«

Son palabras de Javier Recio, director de ‘La dama y la Muerte’.

Película de ocho minutos de duración que fue nominada para los Oscar 2010 como Mejor Corto de Animación (convirtiéndose así en la primera producción de dibujos española en conseguirlo), aunque finalmente no se llevaría tal galardón.

Lo que sí logró fue el Premio Goya en esa categoría en 2009.

Trata del derecho a la muerte digna.

Una anciana, que vive sola en una zona rural y cuyo marido ha fallecido, está esperando que llegue la muerte para reunirse nuevamente con él. Cuando llega, por fin, y está a punto de entrar en el más allá para reencontrarse con su amado, se ve arrancada de las manos de la muerte por un médico petulante.

Se establece una feroz lucha entre médico y Muerte, a la que la anciana asiste atónita, que se salda con la victoria de la medicina. La muerte se retira, pero la anciana no está dispuesta a postergar más la reunión con su marido.

Una muy buena manera de presentar las contradicciones entre muerte-vida, moralidad-picaresca, deseo-displicencia.

REFLEXIÓN PERSONAL

No tengo miedo a la muerte, siempre lo he dicho. Si no al sufrimiento mío, y el de los que me rodean; el de los que me aprecian y me quieren.

Me aterra la sola idea de verme postrado en la cama de un hospital o verme reflejado en un espejo mientras el dolor invade cada centímetro de mi cuerpo.

Que los allegados sientan pena por mí. Nunca me gustó la compasión.

De llegar ese momento, a buen seguro que ya tendría bien aliviada el alma y solo restaría concentrar mis esfuerzos en firmar las autorizaciones pertinentes -si no lo hubiese hecho de antemano- para que un profesional de la medicina me administrase la dosis necesaria de sedante que ayudase a mi cuerpo a transitar dignamente su paso hacia la expiración.

Y este hecho, que es considerado incluso por la mayoría de religiones como un acto de humanidad con el fin de aliviar el padecimiento de los enfermos, es malinterpretado en ocasiones como una carta blanca con que afrentar la voluntad de Dios.

Otras veces es mal visto por aquellos que abogan porque se les reconozca el derecho a practicarse la eutanasia, como una aberrante e innecesaria prolongación del trance.

Como todo en la vida, en el término medio debemos encontrar la solución.

Hay que asumirlo cuando el desenlace se produzca de manera inexorable, cuando el avance de la enfermedad sea incompatible con la vida.

Nada podremos hacer al respecto, al menos, la ciencia no ha avanzado tanto como para convertirnos en inmortales.

No obstante, y aunque ya exista un protocolo médico ante situaciones de esta índole, la sociedad debe proteger al enfermo y aliviar su sufrimiento. No podemos abandonarlos a la buena de Dios como pretenden unos, ni apropiarse de su mano como anhelan los otros.

Lo cierto es que llegados a este punto, nos encontramos con una disyuntiva moral de difícil resolución, y que solo una ley puede regular para salvaguardar los intereses médicos y beneficiar a los pacientes.

Está plenamente constatado que la sedación terminal acorta la vida, y esta aseveración es utilizada por un sector de la sociedad para arremeter contra este proceder en cuidados paliativos, llegando incluso a tachar a los profesionales sanitarios de practicar deliberadamente la eutanasia.

Por otro lado, nos encontramos con que los protocolos estandarizados de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos, y que son aceptados con carácter general por todos los estamentos, solo ofrece recomendaciones a los responsables facultativos y pueden dar lugar a enfrentamientos éticos entre las partes por una interesada interpretación de las mismas.

Sea como fuere, haría bien el gobierno sin que le ardan las prisas- pero tampoco le quemen las pausas- en promulgar una ley que regule la ortotanasia (del griego orthos: ‘recto y ajustado a la razón’; y thanatos: ‘muerte’) en todos y cada uno de sus procesos.

Legislando de manera clara conceptos tan confusos y controvertidos en la actualidad como puede ser el consentimiento.

A falta del expreso deseo del paciente, el médico puede encontrarse con la negativa familiar a la administración de sedación terminal.

Y el recurso último de proceder a efectuarla por recomendación implícita, no parece el más adecuado porque deja al sanitario en absoluta indefensión. De ahí la necesidad de una normativa regulatoria que garantice los derechos del paciente, familiares y profesionales de la medicina.

Yo y sólo yo, preferiría recibir a la muerte en estado de profunda inconsciencia que padecer el sufrimiento inmoral de la enfermedad.

«NO CONOCES A JACK»

‘No conoces a Jack’, es un telefilme de la cadena americana HBO, que pronto se ha convertido por derecho propio en un clásico de la militancia por la libertad de elección y conciencia en bioética.

«A pesar de ser tan famoso y fascinante, no sabemos quién es Jack Kervokian y, con suerte, en la película tampoco lo vas a terminar de conocer”, sostiene un críptico Al Pacino, el actor protagonista que encarna al popular “Dr. Muerte”.

La historia está basada en el caso real del Dr. Kevorkian, un médico anátomo-patólogo, de ascendencia Armenia.

Logró popularidad nacional e internacional, como defensor del “suicidio asistido médico”. La eutanasia (literalmente: el bien morir), es el tópico que se instala en la pantalla. Asistiendo a más de 130 de estas conductas de bioética aplicada, se transformó en un adalid de los derechos a morir con dignidad, en pacientes terminales.

Tal y como escribió en su diario la artista Frida Kahlo, antes de morir postrada en su cama: «Espero alegre la salida y espero no volver jamás».

((hacer click sobre la foto para ver el vídeo))

De lo que se trata es de vivir con plenitud, amando y dejándose amar mientras puedas.

Luego, uno ya sabrá lo que hacer.

Un buen lema sería vive y deja morir, con dignidad.

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

Pippi Calzaslargas, ¡felicidades!

¿Quién no se acuerda del mítico personaje de las series infantiles de la década de los 70?

Pues bien, hoy hace una semana que Pippi Långstrump (conocida como Pippi Calzaslargas en España, o Pippi Mediaslargas en Hispanoamérica), el personaje literario creado por la escritora sueca Astrid Lindgren, cumplió 65 años.

Pippi Calzaslargas no era una niña convencional.

Era rebelde, luchadora y su objetivo en la vida, ser feliz.

El personaje con calcetines por encima de la rodilla, encajó perfectamente con los ideales de jóvenes y adultos sumergidos en la revolución cultural del 68.

Y conquistó al mundo.

Primero a través de los libros, luego con las películas y finalmente con una serie que haría de Pippi un fenómeno universal.

CREACIÓN DEL PERSONAJE

Astrid Lindgren comenzó la historia de Pippi en el invierno de 1941, cuando su hija de siete años se encontraba en la cama enferma de los pulmones, y le pidió que le contara un cuento.

Lindgren se inventó así una historia muy fantasiosa, que posteriormente no sólo escucharía su hija, sino también los amigos de ésta.

Dos años después, cuando la escritora se fracturó una pierna, comenzaría a escribir el cuento, cuyo manuscrito le obsequió a su hija como regalo por su décimo aniversario.

Lindgren envió el manuscrito a la editorial Bonniers, pero ésta lo rechazó. En 1945 decidió participar con su historia en el concurso literario convocado por la editorial Rabén & Sjögren, donde obtuvo el primer lugar.

A partir de entonces el libro alcanza gran éxito y llegaría a ser traducido a 70 idiomas.

Más tarde, en 1968 se rodó la serie sueco-alemana que narraba las aventuras de la pelirroja.

Ya se había hecho una película dos décadas antes (en 1949) pero a Astrid Lindgren -la creadora del personaje- no le gustó por lo que se comprometió con el nuevo proyecto y junto con el director Olle Hellbom seleccionarían a Inger Nilsson para el papel de su vida.

La naturalidad y la seguridad de la pequeña Inger que nació el 4 de mayo de 1959 en Suecia, convenció a los creadores que la eligieron inmediatamente.

La serie duró hasta 1970; se grabaron 13 episodios.

Historias que se adaptaron a las aventuras de Pippi, narradas en los primeros ocho libros de la saga de la valiente pelirroja.

Pippi es huérfana de madre, y su padre es un pirata rey de los congoleses, además vive en su casa llamada Villa Kunterbunt, acompañada únicamente de sus mascotas.

Es característico su cabello rojo, peinado en dos trenzas levantadas hacia arriba por espíritu de contradicción. Es una niña imaginativa y rebelde ante todo convencionalismo: suele cocinar crepes sobre el suelo, caminar hacia atrás, o dormir con sus pies sobre la almohada; lleva un vestido cosido a retazos, unos zapatos que le vienen grandes, y calza unas medias por encima de las rodillas, de donde le viene su nombre.

Aunque tiene sólo nueve años, es la niña más fuerte del mundo, incluso más que cualquier hombre, ya que puede levantar a su caballo con una sola mano. También puede hacer la limpieza con gran velocidad.

Tiene dos amigos, Tommy y Annika, que le acompañan en sus aventuras.

Reflejo, además, del extraordinario amor de la autora Astrid Lindgren por los animales, posee un caballo a lunares llamado «Pequeño tío» (Lille gubbe, o sea, «Muchachito») y un mono tití llamado «Señor Nilsson«.

Después de la serie, tres películas y en 1973 terminarían las aventuras televisivas para Pippi, pero no para Inger que todavía aprovecharía el tirón para grabar un disco en 1978.

INGER NILSSON

Inevitablemente el personaje de Pippi se asociaba a la joven actriz, y no le resultó fácil encontrar otros trabajos que no fueran el de interpretar a la rebelde forzuda.

Como ella misma cuenta, su época adolescente se hizo muy complicada porque todo el mundo la trataba como si fuera Pippi y esperaban que se comportara como su alter ego televisivo. No soportó la presión y se retiró.

Decidió hacerse funcionaria y trabajar como secretaria en Estocolmo pero la fuerza de los escenarios la llamó de nuevo.

Sin abandonar su nuevo trabajo y rozando los treinta, a partir de 1987 Nilsson comenzó a colaborar con una pequeña compañía de teatro sueca y a buscar pequeños papeles en películas y series.

Del teatro saltó de nuevo a la televisión, pero sus papeles en la pequeña pantalla no han podido despegarse de la alocada heroína a la que dio vida.

En los años 2000 y 2006 consiguió interpretar a un par de personajes en sendas series pero no fue hasta el 2007 cuando adquirió una cierta notoriedad al participar en la serie alemana ‘El Comisario y el Mar’.

Sin ninguna duda la sombra de Pippi ha eclipsado la vida de Inger Nilsson.

Ella no se arrepiente de haber interpretado a la contestataria niña de las trenzas levantadas que se enfrentaba a toda autoridad porque sabe que, con tan solo 9 años -y con ese papel-, marcaría un referente cultural que ha llegado hasta nuestros días.

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

YOROKOBU

ESTAR FELIZ (en japonés)

Jean Paul Sartre: «Felicidad no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace»

Estoy ilusionado/feliz de presentar mi nueva propuesta de diseño audiovisual, a la que he llamado YOROKOBU.

Una manera más eficaz y rápida de presentar mi blog periodístico –Retazos del Mundo-, así como fotografías, vídeos y tendencias musicales.

En definitiva: Un todo en uno…

Compromiso: actualización diaria.

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

Le hérisson

Un elogio de la cultura, la inquietud y la reflexión.

Esa es la esencia de la película Le Hérisson’ (2009), de Mona Achache.

Como la autora del best-seller –Muriel Barbery-, vive en Japón. La veinteañera actriz, guionista y directora francesa Mona Achache sintió una libertad inaudita al adaptar la novela francesa ‘La elegancia del erizo’; convirtiendo en su primer largometraje sin sentir en el cogote la respiración de la autora.

Un hecho extraño en los tiempos que corren, de intervensionismo salvaje, que permitió a la cineasta amoldar a su gusto el insólito encuentro en un edificio burgués de uno de los barrios más burgueses de la capital mundial de la burguesía, París.

El film cuenta en su reparto con Josiane Balasko, Garance le Guillermic y Togo Igawa, entre otros.

Quienes interpretan a Renée, una portera de 54 años, viuda, carente de autoestima y gran amante de la lectura y la cultura.

Paloma, una niña de once años prematuramente madura, con vocación suicida y oprimida en el seno de una familia rica en la que su inteligencia se considera problemática; y a Kakuro Ozu, un elegante hombre japonés que se instala en el edificio en el que ellas viven.

Cine dramático, pero del bueno; pequeñito y sin pirotecnia, que habla de sentimientos sin sentimentalismo.

En concreto el inmueble, ubicado en el número 7 de la calle Grenelle parisiense, se convierte en el «cuarto protagonista», según reconoce su directora: «por ser la guarida del erizo, ese lugar en el que se encuentra a salvo y que le protege de los posibles peligros que acechan en la calle».

Las difíciles relaciones de Paloma con sus padres -él político, y ella carne del psicoanálisis y los antidepresivos- y su hermana.

A quienes graba constantemente con una cámara como prueba del destino humano, que a su juicio desemboca en una pecera, y la anodina vida de Renée, que cuenta con un escondite secreto lleno de libros que le dan toda la vida que no tiene fuera del edificio y de la portería, cambian en el momento en que Kakuru se muda al inmueble.

Un primer intercambio de palabras con Paloma, que habla japonés, y de libros con Renée, marcan el inicio del establecimiento de un triángulo en perfecta armonía que permitirá a la joven encontrar un escondite secreto en la portería de la protagonista, a quien le gustaría emular de mayor.

Y a Kakuru ver más allá de la apariencia de la portera, en quien pronto descubre una compañera de la que disfrutar de la cultura y de la vida, y a Renee mirarse por primera vez al espejo, abrir su corazón y sus secretos y recuperar la autoestima perdida.

Paloma, que cuenta los días que le quedan para conocer el alivio de la muerte -esperando alcanzar con una sobredosis de los antidepresivos de su madre-, consigue finalmente descubrir la verdadera cara la muerte.

Un leif motiv que se presenta lejana a la sensación de alivio con el que ella soñaba y próxima a la crudeza que siempre la acompaña.

Tanto el edificio como el pez rojo de la hermana de Paloma o el gato de Renée, según Achache, se hacen también protagonistas. Una película en la que la feminidad, que recae en Paloma -de la que resalta su «visión cínica»- y Renée, «no sale a la luz por no existir la necesidad y en la que el amor no se asoma a lo sexual para ahondar en lo intelectual y cerebral«.

Las voces de Renée y Paloma tejen, con un lenguaje melodioso, un cautivador himno a la vida.

‘El erizo’ (Premio del Público en la edición 2009 de la Seminci de Valladolid) es pues un pequeño tesoro que nos revelará cómo alcanzar la felicidad gracias a la amistad, el amor, el arte y -por qué no- también el humor.

Frases de la película para pararse a pensar:

«Psicoanálisis y religión rivalizan en su amor por el dolor duradero»

«Lo que importa no es morir, sino lo que se hace en el momento de morir» (…) «Estar dispuesto a amar»

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

El ‘gigante’ Ken Follett

Como si regresara de principios del siglo XX a través de un viaje en el tiempo en un tren de vapor, construído en Bilbao en 1928.

Así se presentó la semana pasada el escritor Ken Follett (Cardiff, Gales, 1949) en la antigua estación de Delicias de Madrid, hoy convertida en el Museo del Ferrocarril.

Dentro del viejo vagón, cientos de ejemplares de la última obra de Follett aguardaban -confundidos entre maletas antiguas- a ser leídos por los seguidores con los que el escritor cuenta en todo el mundo, como atestiguan los 100 millones de libros de sus obras vendidas.

Enfundado en un traje gris, con su abundante pelo canoso, se plantó ante una nube de fotógrafos dispuestos a inmortalizar al escritor que más libros ha vendido en nuestro país en los últimos diez años.

‘La Caída de los Gigantes’ es su nueva novela, el primer volumen de una trilogía titulada The century.

En este primer tomo, ambientado entre 1911 y 1924, el escritor presenta a las cinco familias que canalizarán los tres libros: los aristócratas ingleses que defienden sus privilegios, los mineros galeses que luchan por sus derechos, los diplomáticos alemanes que preservan la imagen de su país, dos hermanos rusos influidos por el discurso revolucionario, y finalmente los estadounidenses que miran a la Europa que se desmorona.

Cuenta «la historia de mis abuelos y también la mía, porque yo he vivido la segunda mitad del siglo XX”, aunque ha precisado que no es un libro de historia, sino una novela con un trasfondo histórico.

Entre sus pretensiones con su última obra ha citado: «que quienes lo lean entiendan un poco más’ cómo ocurrió la Primera Guerra Mundial, la lucha de la mujer por lograr el derecho al sufragio o por qué la Revolución Rusa fue una llama de falsa esperanza».

Para documentarla, el escritor galés pasó más de un año leyendo Historia.

En su opinión, la diferencia entre su última novela (‘Un Mundo sin fin’) -ambientada en el siglo XX- y las anteriores situadas en la Edad Media estriba en que en ésta ha tenido que ser “mucho más cauteloso”, ya que en otras como ‘Los pilares de la Tierra’, se podía “inventar cosas alegremente” al tratarse de una época más desconocida.

Ésta es la primera vez que una novela cuenta la historia de la civilización occidental de todo un siglo”, entiende Follett, quien considera además que a sus 61 años es “el momento” para llevar a cabo un reto “tan ambicioso”.

Las cifras son incontestables.

De momento, este novelón de mil páginas La Caída de los Gigantes (editorial Plaza & Janés) ha vendido en el mundo hispanohablante 100.000 ejemplares en sólo dos semanas.

La vida de los personajes de Follet se mueven motivados por bajas pasiones.

De ahí uno se pregunta si el hombre es malo o el poder corrompe… A lo que Follett contesta: «No creo que el hombre sea malo, el poder corrompe a los malos, todos tienen un potencial de actuar, pero las circunstancias influyen. No habría dilema moral de no afrontar estas situaciones, los libros tratan de las personas que intentan descubrir lo que tienen que hacer«.

Además del relato de algunos de los grandes sucesos como la toma del Palacio de Invierno o la batalla de Somme, el énfasis de su último título alude al fin de los grandes imperios; y a la defensa de las ideas progresistas que comenzaron a brotar en aquella época, como el sufragio universal y los derechos de los trabajadores.

El escritor, que en los años setenta participó en las actividades del Partido Laborista -donde conoció a su mujer, la diputada Barbara Follett– señala, sin embargo, que la novela no tiene un único punto de vista político: «Uno no puede escribir una buena novela si esta tiene la ideología del escritor. Por tanto, mi ideología no afecta a lo que escribo, aunque los valores que yo defiendo sí están de manera subyacente».

La salida de ‘La caída de los gigantes’ se ha producido al mismo tiempo en 19 países, de Alemania a Sudáfrica y de Noruega a Australia. El lanzamiento alcanza un total de 2,5 millones de ejemplares, el 24% destinado a España, un porcentaje muy elevado en términos relativos que indica el aprecio de los lectores españoles por la obra de Follett.

El autor ya lleva escritas 200 páginas de la segunda parte de la trilogía, ‘El Invierno del Mundo’, que saldrá en 2012 y que se centra en la Segunda Guerra Mundial.

En ella, narra la lucha contra el fascismo, por lo que la Guerra Civil española, “muy simbólica para todo el mundo, no sólo en España”, será una parte importante.

Y la tercera versará sobre la Guerra Fría, y cuya fecha de lanzamiento se espera para 2014.

LOS PILARES DE LA TIERRA / UN MUNDO SIN FIN

‘Los Pilares de la Tierra’ ha sido quizá la novela histórica más influyente de Follett.

Ambientada en Inglaterra en la Edad Media -en concreto en el siglo XII- durante un periodo de guerra civil conocido como la Anarquía inglesa, entre el hundimiento del White Ship y el asesinato del arzobispo Thomas Becket.

Sin embargo, también se recrea un viaje de peregrinación a Santiago de Compostela a través de Francia y España.

La novela describe el desarrollo de la arquitectura gótica a partir de su precursora, la arquitectura románica y las vicisitudes del priorato de Kingsbridge.

El autor sorprendió con esta novela no sólo a sus lectores, ávidos de thrillers, sino también a sus editores con su contenido y longitud (más de 1300 páginas). Fue publicada en 1989, y se convirtió sin duda en el mayor best seller de Follett.

Y tuvo tanto éxito que los hermanos TonyRidley Scott desarrollaron una miniserie, y que ha roto las audiencias.

Fue presentada a nivel internacional en Vitoria-Gasteiz el pasado 5 de septiembre (dentro del Festival de Radio y Televisión FesTVal), y emitida por Cuatro.

De una o de otra manera, la construcción de las catedrales ha marcado la forma de narrar de Follett.

La de Santa María de Vitoria-Gasteiz -en obras desde hace más de una década- sirvió de fuente de inspiración al escritor. En la que supuso la segunda parte de Los Pilares de la Tierra: ‘Un Mundo sin fin’.

En esta ocasión, la novela tiene lugar en la misma ciudad, Kingsbridge, pero 200 años después.

Los personajes son los descendientes de los de la primera novela. El libro se centra en la peste negra y los amores, odios, pasiones, orgullos y venganzas del mundo medieval visto por el autor.

KEN FOLLETT (autor de 26 novelas) lleva 32 años escribiendo.

De si el éxito le ha cambiado o no…comenta: «Me estoy acostumbrando. Ahora puedo beber champán una vez al día y antes lo hacía una vez al año

Y reconoce que lo principal es ser “feliz” haciendo lo que le gusta, y en lo que es “realmente bueno”.

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

Premios Nobel 2010

Hace 115 años el industrial sueco Alfred Nobel dejó firmado en su testamento que cada año se otorgaran estos Premios a personas que hubiesen realizado investigaciones sobresalientes, que hubieran inventado técnicas o equipamiento revolucionario, o simplemente que hubieran hecho contribuciones notables a la sociedad.

La motivación principal para que lo hiciera no fue otra si no su sentimiento de culpabilidad. Y es que, al final de sus días, parece que se sintió responsable por haberse enriquecido como empresario a través de una industria productora de dinamita; y cuyo principal mercado era la minería, pero también la guerra.

Los diversos campos en los que se conceden premios son en total seis: en Física, en Química, en Medicina, en Economía, así como el dedicado a la Paz y al ámbito de la Literatura. Dos áreas -éstas últimas- que han tenido más trascendencia a nivel internacional, y que se han fallado en las últimas horas.

————————————————————PREMIO NOBEL de LITERATURA

MARIO VARGAS LLOSA

Arequipa (Perú) 28 de marzo de 1936

Político ocasional, escritor y académico de origen peruano (obtendría la nacionalidad española en 1993) es uno de los innovadores de la novela realista. Un hombre de letras que ha cultivado también el periodismo, y la crítica de cine y arte.

Hijo único -de unos padres que se acababan de separar en el momento de su nacimiento- pasó su infancia al lado de la familia materna, lejos del país. Con apenas un año de edad, se trasladó con su madre a Cochabamba (Bolivia), donde su abuelo había sido enviado como cónsul.

Su mala relación con su padre -al que suponía muerto pues su familia le había ocultado la separación matrimonial- le marcó profundamente e influyó en su primera producción literaria.

Fue así como, en 1950 (tras un intento fallido de ingresar en la Escuela Naval) fue inscrito en un Colegio Militar de Lima; centro que adquirió fama mundial al aparecer reflejado en su novela «La ciudad y los perros» (1963). Una obra que provocaría el rechazo de la cúpula militar, y por el que Vargas Llosa llegó a ser tildado de ‘comunista’.

Más adelante trabajó en los diarios «La Crónica» y «La Industria», estudió literatura en la Universidad de la capital peruana, y coeditó «Cuadernos de Composición», así como la revista «Literatura».

No menos trascendente en su vida y en su obra fue su primer matrimonio, en 1955, con su tía Julia Urquidi -diez años mayor que él y de la que se separó en 1964-.  Urquidi, fallecida hace tan solo unos meses a la edad de 84 años, le inspiraría su obra «La tía Julia y el escribidor».

En 1958 obtuvo una beca de estudios para la Universidad de Madrid, donde preparó su tesis «García Márquez: Historia de un deicidio», con la que se doctoró en la Universidad Complutense (1971).

En 1959 se trasladó a París. Trabajó en el servicio en español de la Agencia France Presse y, posteriormente, en la Radio TV Francesa.

Su vida, desde entonces, fue un sin parar…

Entre 1965 (año en el que contrajo segundas nupcias con su prima Patricia Llosa, con la que tendría tres hijos) y 1971 formó parte del consejo de redacción de la revista «Casa de las Américas«. Y de 1976 a 1979, presidió el Pen Club Internacional.

A partir de 1966 residió en Londres, donde enseñó Literatura Hispanoamericana en el Queen Mary College británico. Hasta que en 1974 se estableció nuevamente en Lima.

Elegido miembro de número de la Academia Peruana de la Lengua en 1975, se incorporó a la misma dos años después. Y en los años 80, sin abandonar la narrativa, se introdujo en política y se enfrentó al presidente Alan García por el proyecto de ley de nacionalización de la banca (1987). Impulsó el conservador Frente Democrático (FREDEMO), por el que concurrió sin éxito a la Presidencia nacional en dos ocasiones.

Pero Vargas Llosa no se ha librado de polémicas como el que aconteció al romperse su amistad con otro «peso pesado» de la literatura, Gabriel García Márquez; a quien, supuestamente, propinó un puñetazo en un cine de México, por motivos que ambos nunca han querido desvelar.

Miembro de la Academia Española de La Lengua, ha sido el primer latinoamericano con asiento en la centenaria institución tras ser elegido en 1994 e ingresar con un discurso sobre Azorín en 1996. En Madrid ha participado en diferentes actos culturales como la presentación, en 2002, de la Fundación Internacional para la Libertad, y que preside en la actualidad.

Político de ideología liberal, en 2008, retiró en España su apoyo público al Partido Popular para dárselo a la formación Unión Progreso y Democracia (UPyD), alegando que no se siente representado en «actitudes conservadoras reticentes» respecto al laicismo o la homosexualidad.

No cabe duda que Vargas Llosa es un autor prolífico, ensayista por los cuatro costados. Y que ha sido distinguido con los máximos premios hispanos: como el Príncipe de Asturias de las Letras (1986, compartido con Rafael Lapesa), el Planeta (1993 por «Lituma en los Andes») y  el Cervantes (1994).

En total 47 obras publicadas, entre novelas, ensayos y adaptaciones teatrales.

Vargas Llosa, escritor -novelista, dramaturgo, ensayista, memorialista y cuentista- ha visto por fin recompensada su trayectoria profesional con este Premio Nobel de Literatura 2010. Y eso que ocupaba un puesto secundario en las quinielas. Por eso, quizá, la sorpresa el jueves cuando se supo que un autor tan lleno de talento se hacía con tal galardón.

Hay que recordar, asimismo, que desde hace 20 años que no se reconocía a un autor en Lengua hispana (el último premiado fue el mexicano Octavio Paz).

Parece pues que, por fin, se hace justicia con un autor enorme, apegado al éxito desde su primera obra, «La ciudad y los perros» (1962). Aparte de novelas tan inolvidables como «La casa verde» (1965), «Pantaleón y las visitadoras» (1973), «Lituma en los Andes» o «La Fiesta y el Chivo» no sólo recibirá 10 millones de coronas suecas (un millón de euros) por el premio. Vargas Llosa recibe también el reconocimiento a una de las trayectorias más exitosas, reputadas y consistentes de la literatura de los últimos 50 años.

Su última novela, «El sueño del celta», se publicará el próximo mes de noviembre. Una obra inspirada en la vida del irlandés Roger Casement, cónsul británico en el Congo a principios del siglo XX. Y en la que denuncia la brutalidad del Gobierno de Leopoldo II de Bélgica durante la colonización de aquel territorio.

 

———————————————————————————PREMIO NOBEL de la PAZ

LIU XIAOBO

Jilin (China) 28 de diciembre de 1955

Si el año pasado la concesión del Premio Nobel de la Paz a Barack Obama trajo numerosas críticas, esta vez el nuevo galardonado ha recibido un apoyo que -con excepción del Gobierno chino- ha sido unánime.

Intelectual, profesor de literatura y activista en pro de los derechos humanos y las reformas en la República Popular China, fue condenado a 11 años de cárcel en diciembre de 2009.

¿Su delito? Su participación en la firma de la Carta 08 (coincidiendo con el 60º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos). Un manifiesto que pide reformas políticas, al tiempo que propone una serie de medidas para mejorar las libertades en China: como democracia legislativa, un sistema judicial independiente, libertad de religión, asociación y prensa, y el fin del partido único.

El documento, que hoy acumula 20.000 firmas, estaba inspirado en la Carta 77 que la oposición de la extinta Checoslovaquia redactó ese año, y que contribuyó a la caída del régimen comunista en 1989.

El Comité Nobel en Oslo reconoce los esfuerzos de Liu Xiaobo «por su lucha larga y no violenta a favor de los derechos humanos fundamentales en China».

La decisión ayer de galardonar a Xiaobo ha irritado al Gobierno chino, que acusó a dicho Comité de violar sus propios principios al honrar a un «criminal» con el Nobel de la Paz. Y advirtió que afectará a las relaciones entre Pekín y Noruega. Sin embargo, el propio Ejecutivo noruego ha recordado que el Comité Nobel es un órgano independiente del Gobierno al que no se le puede presentar críticas.

Tanto EE.UU. como la UE o Rusia han defendido la validez del fallo.

España se ha sumado a última hora a la petición de libertad después de que lo hicieran Francia, Reino Unido y Alemania. La vicepresidenta Fernández de la Vega imponía su criterio a Moratinos. Y es que, en un primer momento, el ministro de Exteriores no quería irritar a Pekín ni hacer perder a nuestro país la condición de «mejor amigo de China en la Unión Europea», con el que el presidente Rodríguez Zapatero fue recibido en septiembre en Shanghai.

Por su parte, la organización humanitaria Amnistía Internacional también se ha dejado oír. Y ha expresado su confianza en que este galardón sirva para sacar a la luz «la violación de los derechos humanos que padece China»; exigiendo no solamente la puesta en libertad del disidente chino, sino de todos los presos políticos del país asiático.

Mientras, Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha manifestado su «inmensa emoción» por tal concesión a Liu Xiaobo, un premio «histórico» para China. Para la organización defensora de la libertad de prensa el comité de los Nobel ha dado «una lección» a «todos los Gobiernos democráticos que se pliegan demasiado frente a las presiones de Pekín».

Liu abandonó en 1989 su estadía como profesor visitante en la Universidad de Columbia, en Nueva York, para encabezar la huelga de hambre en protestas estudiantiles de la plaza de Tiananmen (Pekín) que ese verano acabaron en masacre. Aquella madrugada del 4 de junio, él y otros tres veteranos activistas salvaron cientos de vidas al negociar una salida pacífica de la plaza antes de que los carros blindados mataran a los centenares que se negaban a abandonar su protesta.

Tiananmen le valió una primera condena -de dos años-. Y, en 1996, llegó la segunda -de tres- en un «campo de reeducación laboral», donde se casó con su segunda y actual esposa, la poetisa Liu Xia, cinco años más joven que él y que gracias al certificado podía visitar a su marido a menudo.

Ella cuenta que les une una amistad de décadas y su amor por la literatura, por Dostoievski y Kafka. Él definiría su relación en un mensaje escrito tras la sentencia de 2009: «Tu amor es la luz que atraviesa los muros y las rejas de la prisión, acaricia cada pulgada de mi piel, calienta cada una de mis células, me permite mantener mi calma interior«.

Lo cierto es que Liu Xiaobo no sabrá que ha recibido tal reconocimiento hasta que su mujer se lo comunique en la próxima visita mensual a la cárcel- previsto para hoy-, donde permanece actualmente incomunicado.

Con todo, es la primera vez que un disidente chino es galardonado con el Nobel de la Paz, al margen del Dalai Lama (premiado cuando estaba exiliado en India, en 1989). El líder espiritual tibetano recibió el Nobel pocos meses después de que el Gobierno chino ordenase la sangrienta represión militar contra las manifestaciones en dicha plaza, la de Tiananmen.

Para poder valorar mejor a los demás, es importante primero reflexionar sobre el error de valorarnos a nosotros mismos y en la cualidad de apreciar a otros. Si estimamos a los demás, entonces nosotros y los otros, seremos felices.

(Reflexión del Dalai Lama)

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

 

Felicidad Interior Bruta

Charles Chaplin escribió que la vida es tan corta que sólo nos alcanza para ser amateurs.

Esta afirmación también se puede aplicar al llamado arte de vivir. Cuando ya vamos aprendiendo, la función se termina. No hay recetas mágicas, y cada persona sabe en qué consiste su particular modo de alcanzar ese arte.

Con miedo, enfado o envidia (o con dolor de muelas) difícilmente podemos tener la percepción subjetiva de estar viviendo bien. Lo mismo sucede si estamos en una playa paradisiaca tomando el sol y enfurruñados con la pareja, o pensando en el trabajo que nos espera en septiembre. El arte de vivir pasa necesariamente por observar, y cuidar, lo que pensamos y sentimos.

Los países, y sobre todo en tiempos de crisis, miden lo bien o lo mal que vivimos por la situación económica. Pero como afirma el filósofo Jordi Pigem, el producto interior bruto solo mide transacciones económicas, y sabe muy poco del auténtico bienestar de las personas.

«La codicia, la hostilidad y la ignorancia son tres venenos que han crecido en el mundo materialista, hasta encontrarlos hoy institucionalizados en nuestros sistemas económico, político, y mediático”, afirma Pigem en su libro La buena crisis (editorial Kairós).

Y afirma además que un progreso en la generosidad, la solidaridad y la sabiduría contribuirían a pasar de una sociedad basada en el crecimiento económico a otra basada en el crecimiento vital.

La alternativa más interesante al PIB no ha surgido de los ordenadores de una institución académica, sino de los tranquilos valles de Bután, un enclave budista en el corazón del Himalaya.

En este reino se creó la felicidad interior bruta (FIB), que combina siete ámbitos de bienestar: físico, mental, ambiental, laboral, económico, político y social. Su promotor fue el monarca Jigme Singye Wangchuck -que desde el día de su coronación en 1974- está apostando por el desarrollo socioeconómico sostenible y equitativo, la preservación y promoción de la cultura, la conservación del medio ambiente y el buen gobierno como pilares de la felicidad nacional.

Ser feliz es desear menos

Según la Organización Mundial de la Salud, en 2020 la depresión será la segunda enfermedad más extendida, superada sólo por enfermedades cardiovasculares.

Por ahora, lo que sabemos es que el suicidio es la primera causa de muerte entre los jóvenes. El estrés, la ansiedad y la depresión (seis millones de personas) son la segunda causa de baja laboral en España.

En Occidente nos hemos fijado en el desarrollo intelectual de las personas, pero no en el desarrollo emocional. Pero, ¿cómo llevar a cabo ese cambio? Pues para la filósofa Elsa Punset, con el viejo conócete a ti mismo de los griegos. “Aunque ellos no nos decían cómo. Se trata de conocer y gestionar nuestros mecanismos emocionales. Es decir, lo contrario a la represión emocional que hemos ejercido hasta ahora”.

Ser feliz es cuestión de voluntad

Hay estados de ánimo que aportan ventajas, y otros que son muy disfuncionales y nos generan un enorme sufrimiento.

Un ejemplo: la ira.

La ira es como un cubo lleno de agua sucia. Cuando nos enfadamos, o bien lanzamos el oscuro contenido de ese cubo a la cara de quien nos ha provocado la ira, o bien callamos, de modo que nos lo lanzamos encima. Lo ideal sería lanzar el agua sucia a un terreno neutro; practicando deporte, por poner un ejemplo. Y después, cuando estemos ya tranquilos, expresar al otro cómo nos hemos sentido, con asertividad. Por eso no es recomendable escribir e-mails cuando estamos enfadados. Así se estropean muchas relaciones interpersonales.

Lo cierto es que nadie nos ha enseñado a gestionar nuestros pensamientos.

Tenemos cada día entre 40.000 y 60.000 pensamientos, y a la mayoría les hacemos caso. Miriam Subirana, profesora de meditación, es de las que piensan que el pasado, en gran medida, nos impide ser libres. Vivir del recuerdo es no gozar plenamente del presente. Vivir del recuerdo nos debilita. Es como ser un enchufe que se conecta a una toma de corriente por la que no pasa la corriente. Vamos perdiendo nuestra energía. Queremos revivir una experiencia que ya pasó, y finalmente nos sentimos decepcionados y con un gran desgaste emocional y mental”.

Todos los sabios orientales coinciden en que el arte de vivir se basa, en buena medida, en nuestra conexión con el momento presente. Y muchos de los pensamientos sobre el futuro son proyecciones negativas, como el miedo, que normalmente no sirve para nada (aunque a veces es amigo de la prudencia).

El psiquiatra Víctor E. Frankl, que fue una de las víctimas de Auschwitz, afirmaba que a la persona se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas: “La elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias”. A menudo no podemos elegir los hechos, pero sí el cómo enfrentarnos a estos hechos.

Según el budismo, la mayor parte del sufrimiento es creado por uno mismo.

El mundo que nos rodea, nuestro cuerpo, nuestros pensamientos y sentimientos están en constante cambio. En términos budistas este cambio se conoce como impermanencia. Aceptar que todo es impermanente y no aferrarnos a las cosas ni a las personas.

Casi nada de lo que nos ha proporcionado felicidad lo hemos logrado con dinero.

Asumir la propia ignorancia es un trago amargo, pero necesario para poder crecer y evolucionar como seres humanos.

A día de hoy seguimos creyendo que la felicidad está vinculada con lo que tenemos y hacemos, marginando por completo lo que somos. Por eso formamos parte de una sociedad materialista, construida sobre tres pilares: el trabajo, el consumo y el entretenimiento. Sin embargo, esta manera de pensar y de actuar está resultando del todo ineficiente e insostenible.

La paradoja es que tenemos más riquezas que nunca, pero somos mucho más pobres. Prueba de ello es que el vacío existencial se ha convertido en la enfermedad contemporánea más extendida, y el Prozac y el Tranquimacín, en dos ‘compañeros de viaje’ de muchos españoles.

El año pasado la venta de tranquilizantes alcanzó los 52 millones de unidades -sólo en el sistema sanitario público-, según el Ministerio de Sanidad.

Eckhart Tolle (ver blog) se ha convertido en un referente del desarrollo personal. Sus libros El poder del ahoraUn nuevo mundo recogen sus experiencias de aprendizaje y transformación, mostrando a los lectores el camino para conocer el funcionamiento de la mente y el manejo constructivo de los pensamientos.

A juicio de Tolle, «nuestras emociones, sentimientos y estados de ánimo no tienen tanto que ver con lo que nos pasa, sino con la interpretación que hacemos de lo que nos pasa».

La mala noticia es que «no es fácil abandonar el hábito mecánico de ver e interpretar lo que nos sucede de forma egocéntrica y reactiva«. La buena es que «cuando aceptamos que somos los únicos responsables de nuestro sufrimiento, nos damos cuenta de que podemos dejar de herirnos, cambiando nuestra manera de pensar y de relacionarnos con nuestras circunstancias«.

Eso sí, cabe diferenciar entre el dolor y el sufrimiento.

Por ejemplo, si de pronto nos empieza a doler la cabeza, podemos quejarnos o incluso luchar contra él, lo que nos acarreará una dosis de sufrimiento. Por el contrario, podemos aceptar que nos duele la cabeza tumbándonos un rato o tomarnos una aspirina. Así, el dolor es físico, y el sufrimiento, emocional: lo creamos en nuestra mente en función de lo que pensamos acerca de lo que nos pasa. De ahí que el dolor sea inevitable, y el sufrimiento, opcional.

Estadísticas hay muchas, pero no tal como la que realiza la Base de Datos Mundial de la Felicidad (World Database of Happiness). Este ranking mide la felicidad de los habitantes de 148 países teniendo en cuenta promedios de esperanza de vida con parámetros que valoran el grado de satisfacción de las personas. Sus resultados muestran cuántos años y cómo de feliz vive una persona en un determinado país.

España se encuentra en la posición numero 16 del ranking.

Si la felicidad es nuestra verdadera naturaleza y ya está en nuestro interior, ¿por qué nos cuesta tanto ser felices? ¿Por qué nos empeñamos una y otra vez en seguir los dictados de nuestros deseos? ¿Por qué nos aferramos a hacer realidad nuestras expectativas?

El doctor en psicología Martin Seligman -uno de los impulsores del movimiento conocido como «psicología positiva»ha descubierto que «el primer paso para conectar más a menudo con la felicidad es asumir la responsabilidad y cultivar la sabiduría«.

You could be happy

Al fin y al cabo, no es tan difícil ser feliz…si sabes cómo.

Por Iñigo Ortiz de Guzmán


El poder del Ahora y la Bondad

El pasado 24 de Marzo escribía sobre el Día del Libro, y hacía referencia a un ejemplar que tenía entre mis manos. Un libro de auto-ayuda que me costó empezar a leerlo. Pero que ya, por fin, lo he terminado. Tenía curiosidad y, al mismo tiempo, quizá se pueda llamar miedo a lo desconocido, o sobre lo que se supone que «tenemos que hacer».

Nada más lejos de la realidad.

El ensayo es ‘El poder del AHORA’. Una auténtica joya de la literatura -ya digo de ayuda- que profundiza en el presente. En no perder ni un minuto en dimes y diretes; en no echar tantas miradas al pasado ni pensar tanto en el futuro, como a la mente humana le gusta tanto…

Eckhart Tolle, escritor alemán que se educó entre España e Inglaterra, enfatiza la importancia de ser consciente del momento presente para no perderse en los pensamientos. En su opinión, el presente es la puerta de acceso a una elevada sensación de paz. Afirma que «Ser Ahora» conlleva una conciencia que está más allá de la mente, una conciencia que ayuda a trascender el cuerpo del dolor que es creado por la identificación con la mente y el ego.

¿Es posible acallar la pesada voz que habla sin parar desde nuestra cabeza? ¿Quién es esa voz? ¿Es posible ir más allá del pensamiento? Estas preguntas acecharon a Tolle durante un tiempo de depresión. El ruido de su mente fue en aumento hasta que en medio de la angustia y la ansiedad su mente colapsó. La voz mental se calló y sus pensamientos dejaron de hacerle sufrir. Los espacios de silencio entre pensamientos aumentaron.

De repente, como un fogonazo, alcanzó el estado que los monjes zen persiguen durante décadas en los monasterios y muy pocos alcanzan. A raíz de esta experiencia abandonó su puesto de investigador en la Universidad de Cambridge y se dedicó a dar seminarios por el mundo, hablando de la importancia de hacernos dueños de nuestros pensamientos, que nos han poseído, y de vivir el momento presente, porquees lo único que existe.

Sin duda, lo recomiendo. Un libro fácil de leer, y que se hojea tantas veces como quieras, por lo que hay que tenerlo a mano en la estantería.

A colación con este tema, precisamente anteayer vi la película A Single man’. Un film sesentero, al más puro estilo de su director Tom Ford en cuanto a lo visual y estético. Una historia en la que se ha tratado en el ámbito cinematográfico una y mil veces: la pérdida de un ser querido, de la consecuente soledad que ello acarrea. Lo que es novedoso es la forma en cómo el personaje se desespera por llegar a un único propósito: su propia muerte. Y cómo no sólo no echa mano de los recuerdos (pasado), sino que además sólo parece enfocarse en morir (futuro). Y todo ello sin apreciar el ahora, lo bueno que uno tiene alrededor pero que no se aprecia. Supongo que de esta pasta estamos hechos.

Recogiendo el testigo -hoy me he puesto en plan filosófico-, el domingo pasado en EL PAÍS SEMANAL el periodista Javier Cercas hacía un repaso interesantísimo sobre el libro Elogio de la bondad’ (de Adam Philips y Barbara Taylor).

Y afirmaba que a día de hoy la bondad es cosa de nenazas y de fariseos, un disfraz del egoísmo salvaje, una triquiñuela de moralistas y sentimentales, una virtud para perdedores o la forma más baja de la debilidad; hoy no existe tertuliano radiofónico que no cite a diario la frase de Plauto citada por Hobbes según la cual el hombre es un lobo para el hombre y que no recuerde que Rousseau (el mayor apologista moderno de la bondad) metió a sus cinco hijos en orfanatos; hoy diríase que la mayor aportación teórica realizada en España al debate político es el buenismo, esa palabra con que la derecha pretende denunciar la política que practica la izquierda, según ella basada en el mero altruismo y en las buenas intenciones.

¿Por qué hoy en día la bondad es vista más como un signo de debilidad que de fortaleza? ¿Por qué ha perdido su condición de virtud para convertirse en una práctica inocente y estéril? ¿Habrá que resignarse ante el imperio de la crueldad y el egoísmo? ¿O todavía podemos confiar en su capacidad para transformar la sociedad en que vivimos?

«Phillips y Taylor vindican una vieja y original visión de la bondad, una visión precristiana o anticristiana que, desde los estoicos hasta los ilustrados –de Séneca a Rousseau–, propugna la bondad como placer, entre otras razones porque surge antes del amor a uno mismo que del amor a los demás: dado que somos seres fundamentalmente sociales, no podemos ser felices sin la felicidad de quienes nos rodean, de manera que contribuir a la felicidad de los demás significa contribuir a nuestra propia felicidad». Una frase que me dejó perplejo.

Y Cercas continúa sorprendiéndome: «A veces tiendo a pensar en secreto que la maldad es la forma más refinada de la estupidez, y la bondad, la forma más refinada de la inteligencia«.

Buen significado de la bondad, en el siguiente cortometraje (atención al final de los títulos):

Cuanto mejor es una persona,
más dificilmente sospecha
de la maldad de los demás.
Cicerón

Por Iñigo Ortiz de Guzmán