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10 años del 11S

UN ANTES

8:46:30

El vuelo 11 de American Airlines choca frontalmente contra la torre norte

50.000 personas trabajan en las Torres Gemelas

9:02.59

Un avión de United, con vuelo 175, se estrella contra la torre sur

Para entonces, todas las cadenas internacionales retransmiten en directo

Las torres cuentan con una altura de 417 y 415 metros de altura respectivamente; en total, 11o plantas

9:07:00

Avisan al presidente de que se trata de un ataque terrorista.

George W. Bush tarda 24 minutos en dar la cara.

400 bomberos mueren en el rescate

9:37:46

El impacto de un tercer avión, con vuelo 77 de American, en el Pentágono en Washington deja 125 fallecidos.

Se sabe que los terroristas intentaron utilizar 10 aviones

09:59:30

Se derrumba la torre S (tarda 11 segundos)

10:28:00

La torre N no aguanta, y cae también al suelo en tan sólo 9 segundos

La cantidad de escombros removida se eleva a más de un millón y medio de toneladas.

8 meses se tardó en desescombrar lo que corresponden a unos diez campos de fútbol.

2.973 víctimas in situ, 6.000 heridos

A día de hoy, 422.000 neoyorkinos sufren estrés postraumático.

Se estima que Estados Unidos ha gastado entre 3,2 y 4 billones de dólares en las guerras de Irak, Afganistán y Pakistán.

Incluyendo la pérdida de empleos, la disminución de ingresos por impuestos, los daños a la infraestructura y el costo de la limpieza, la ciudad de Nueva York perdió unos 95 mil millones de US$.

Aunque la mayoría de los musulmanes de EE.UU. dice que desde el 11-S es más dificil practicar su religión, el 48% y el 32% respectivamente piensa que los estadounidenses son «generalmente amistosos» o «neutrales» hacia ellos, mientras que el 16% piensa lo contrario.

¿ESTÁ EL MUNDO MÁS SEGURO?

Probablemente no.

De hecho -y todo a pesar del espectacular operativo de la CIA que acabó con la vida de Osama Bin Laden y de atentados frustrados o malogrados-, diez años después ni el terrorismo ni la «guerra» en su contra han terminado.

Es más, se han registrado más actos terroristas desde el 11 de septiembre de 2001 de los que se catalogaron en un período de unos 20 años anterior a esta fecha.

TEORÍAS CONSPIRATIVAS

El fenómeno de las teorías de la conspiración no es nuevo.

A los estadounidenses es algo que les gusta, desde Pearl Harbor al certificado de nacimiento de Obama, pasando por el asesinato de John F. Kennedy o la muerte de Marilyn Monroe.

Se autodenominan 9-11 truthers. Buscadores de la verdad que han ido preguntándose, entre otros asuntos:

¿Por qué la fuerza aérea de Estados Unidos, que es la más poderosa del mundo, no pudo interceptar los cuatro aviones que fueron secuestrados?

La teoría conspirativa: El entonces vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney, ordenó a los militares no interceptar las aeronaves.

La versión oficial: Se trató de un inusual caso de piratería aérea y el transpondedor, que emite señales para determinar la ubicación exacta del avión, fue apagado o modificado.

Además, ese día se llevó a cabo un ejercicio rutinario de entrenamiento militar en el comando de defensa aérea de Estados Unidos.

¿Por qué colapsaron tan rápidamente las Torres Gemelas, cuando los incendios sólo se presentaron en algunos pisos y duraron una o dos horas?

La teoría conspirativa: Los aviones no ocasionaron la caída de las Torres Gemelas. Fue una demolición controlada. Para probar este argumento, algunas teorías resaltan el rápido colapso de los edificios (unos diez segundos), los incendios de corta duración (el de la segunda torre duró 56 minutos y el de la primera, 102) y sonidos de explosiones que se registraron antes del colapso.

La versión oficial: Una extensa investigación del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología, en Estados Unidos, concluyó que las aeronaves dañaron las columnas de soporte de los edificios y causaron que se desprendieran los aislamientos encargados de evitar la propagación del fuego.

Unos 10.000 gallones de gasolina para avión se regaron en varios pisos y generaron los incendios, temperaturas de hasta 1.000 grados centígrados hundieron los pisos y doblaron algunas columnas, generando en el proceso los sonidos de «explosiones».

Hace una década, hubo quien dijo –y quedó escrito– que aquello era la IV (¡sí, la cuarta!) Guerra Mundial, siendo la Guerra Fría la tercera de la serie.

Lo grave no es la exageración, lo grave fue que esto lo dijo gente que entonces tenía un enorme poder de decisión en, por ejemplo, el Gobierno de EEUU. De ahí los pretextos para, por ejemplo, Irak, Guantánamo y lo que cada cual quiera añadir.

Pero en el otro extremo, todavía hace muy pocos días, un importante intelectual –con mucho predicamento entre amplios sectores del 15-M– afirmaba textualmente que el 11-S “fue un autoatentado del Gobierno de EEUU, necesitado de un nuevo enemigo después de la desaparición de la Unión Soviética”.

El balance es quizás más complejo.

Hoy ya no estamos tan asustados por el terrorismo internacional, entre otras cosas porque han llegado otros miedos a ocupar su lugar: los miedos económicos.

Pero la trampa es la misma. Como desde el crack de 2008 vivimos aterrorizados, aceptamos de nuestros salvadores todo aquello que, de no estar acogotados, no habríamos tragado: recortes y reformas antisociales, dinero público para salvar bancos, mordiscos irreparables al Estado de Bienestar, reformas constitucionales.

Protestamos, sí, pero cabe pensar que nuestra protesta no está a la altura del ataque sufrido, y es por eso. Porque igual que antes veíamos con resignación que nos controlasen las comunicaciones, nos humillasen en los aeropuertos o nos pudiesen detener sin motivo -para protegernos de la amenaza terrorista-, hoy también vemos con fatalismo cómo desmontan los últimos restos de todo aquello que costó décadas levantar.

Vídeo de investigación/ documental sobre el 11S, dirigido por Franco Fracassi y Francesco Trento en 2008.

Los más importantes desajustes del mundo actual (2011) tienen poco o nada que ver con Bin Laden y Al Qaeda, desde el colapso de la burbuja financiera de 2008 a la sostenida voracidad de los “mercados”. Y todo ello, pasando por la especulación mundial sobre las materias primas alimentarias (trigo y arroz, por ejemplo), que anuncia otra catástrofe por venir.

Al Qaeda está embarrancada, pero el mundo no es más seguro por muchas otras razones.

Timelapse de la reconstrucción de la zona 0


UN DESPUÉS

© Iñigo Ortiz de Guzmán

Bin Laden está muerto

«Buenas noches. Esta noche, puedo informar al pueblo estadounidense y al mundo que Estados Unidos ha llevado a cabo una operación que causó la muerte de Osama Bin Laden, el líder de Al Qaeda, y un terrorista que es responsable por el asesinato de miles de hombres inocentes, mujeres y niños (…)

(…) Y en las noches como ésta, podemos decir a las familias que han perdido a sus seres queridos a manos del terror de Al Qaeda: Se ha hecho justicia (…)

Es casi medianoche -hora local en Washington..

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anuncia la muerte del fundador y líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, en una operación llevada a cabo por militares estadounidenses en Pakistán.

En un discurso en directo por televisión, Obama explica que un pequeño grupo de efectivos de élite acababa de llevar a cabo el operativo en la localidad de Abbottabad a unos 100 kilómetros de Islamabad, capital del país. En ese lugar se encuentra la principal academia militar del país.

Al parecer, en el ataque también mueren tres hombres y una mujer, incluido un hijo del líder de Al Qaeda.

Se asegura que Bin Laden opuso resistencia armada y que murió de un disparo en la cabeza.

Obama añade que las fuerzas estadounidense tienen en su poder el cuerpo del fallecido líder de al-Qaeda.

Sin embargo, medios en todo el mundo han reproducido noticias provenientes del New York Times y la agencia de noticias Associated Press, donde funcionarios estadounidenses sin identificar indican que el cuerpo de Bin Laden fue «sepultado en el mar».

Es la noticia del día, la del año.

La muerte del líder de al-Qaeda es una de las más importantes que concretan las fuerzas de seguridad de EE.UU. cuando ya se tenían pocas esperanzas de que el líder de al-Qaeda sería capturado vivo o muerto en algún momento después de diez años de feroz persecusión.

Además de los atentados del 11 de septiembre, se le acusaba de estar detrás de otros ataques como los de 1998 contra dos embajadas de Estados Unidos en África (donde murieron 231 personas) y el ataque en 2000 contra el buque de guerra USS Cole en Yemen (donde 17 marinos estadounidenses perdieron la vida).

Hoy: Wall Street sube, el petróleo baja.

La Casa Blanca está en alerta roja; o, lo que es lo mismo, en alerta máxima ante posibles represalias terroristas.

A pesar del sentimiento de alivio y de euforia en las calles norteamericanas, se hace un llamamiento a la cautela.

Y es que, nos guste o no,  Al-Qaeda no se acaba con la muerte de su líder.

Eso sí…Las revoluciones en el mundo árabe de los últimos meses han demostrado que la vía violenta del terror no era ni la única manera de conseguir el cambio ni la más propicia.

Todo hace indicar que el futuro de Al Qaeda es tan nebuloso como su situación actual.

En realidad, desde hace muchos años era más un símbolo como franquicia de una constelación de grupos terroristas que una organización real con estructura y mandos definidos.

Ayman Al Zawahiri, el lugarteniente de Bin Laden, es un improbable sucesor por mucho que termine adoptando el papel del líder espiritual del movimiento. No tiene ni su carisma ni sus antecedentes militares.

Bin Laden siempre exageró hasta el ridículo su participación en la yihad contra los soviéticos, pero al menos estuvo allí. Abandonó una vida de lujos en Arabia Saudí para escuchar el llamamiento a la guerra santa.

Al Zawahiri intentó aplicar la yihad en Egipto y sólo cosechó un sonoro fracaso.

La operación militar es por otro lado una oportunidad estupenda para Obama con la que poner fin al despliegue militar en Afganistán, una guerra que ha durado más que la Segunda Guerra Mundial.

Es en realidad una excusa, porque es improbable que Bin Laden tuviera ya una influencia directa -más allá de su condición simbólica- en los acontecimientos de Afganistán y en la insurgencia talibán.

Lo cierto es que Afganistán está en estado de guerra permanente desde 1979, y continuará estándolo.

La incapacidad de EEUU para encontrar un momento en el que declarar la victoria o el fin de la misión, sumada a la debilidad manifiesta del Gobierno afgano, habían aplazado el momento de afrontar la realidad.

Quizá ésa pueda ser la mejor consecuencia de la muerte de Bin Laden.

Ojalá fuera así, pero el terrorismo  es tan viejo como la guerra y no concluirá de forma mágica porque Bin Laden haya recibido un tiro en la cabeza.

© Iñigo Ortiz de Guzmán

Día Mundial de la Infancia

Cada 20 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Infancia o también denominado el “Día Universal del Niño“.

Creado este evento a partir de una resolución de Naciones Unidas en 1954, se determinó que este día se dedicaría a la fraternidad y a la comprensión entre los niños del mundo entero.

¿Su objetivo? dirigir actividades propias para promover el bienestar de los más pequeños.

Al menos en esta jornada, se brinda una buena oportunidad para reflexionar acerca de su situación, a veces desamparada.

A nivel mundial, las cifras son desgarradoras: 8,1 millones de niños -con edades inferiores a cinco años- mueren cada año por causas que serían evitables, como la desnutrición, que causa más de un tercio de las defunciones.

El 70% de estas ocurren durante el primer año de vida.

Y entre los cinco países que encabezan esta triste lista son la India, Nigeria, Pakistán, República Democrática del Congo y China.

La África subsahariana sigue concentrado las tasas más altas: 1 de cada 8 niños fallece antes de cumplir los cinco años.

UNICEF acaba de lanzar una campaña de sensibilización:

Mi nombre es Kimbo’, y al que se han unido casi 17.000 personas -conocidas y no tan conocidas en nuestro país- en tan sólo diez días.

Esto no ocurre en España, algo que no esconde que los indicadores de pobreza infantil sean «inadmisibles para un país que hace poco aspiraba a estar representado en el grupo de las ocho principales economías», tal y como recalca Unicef en el informe La Infancia en España 2010-2011.

Y es que según el estudio, dos millones de niños -1 de cada 4 menores españoles- están en riesgo de sufrir pobreza relativa.

Esto significa que España se sitúa entre los países con una tasa de pobreza infantil en el contexto de los 27 países de la UE, superada únicamente por Rumanía, Bulgaria, Letonia e Italia.

En este sentido, el informe de la agencia de Naciones Unidas para la infancia expone que el 24,1% de los menores de 18 años vive en hogares cuyos ingresos se encuentran por debajo del 60% de la media de los ingresos nacionales (la media europea se sitúa en el 20%).

La directora del estudio, Marta Arias, lo dice muy claro: «Ser un niño pobre en España no significa pasar hambre, pero sí tener más posibilidades de estar malnutrido.

No significa no acceder a la educación, pero sí tener dificultades para afrontar gastos o abandonar de forma temprana los estudios; no significa no poder ir al médico, pero sí tener problemas para pagar algunos tratamientos».

El impacto de la crisis financiera, según el estudio, aún no ha incidido en los indicadores; aunque el alto porcentaje de desempleo ya está ocasionando un aumento de riesgo de exclusión social de las familias, especialmente de las parejas jóvenes con niños.

Por este motivo, Unicef remarca más que nunca la necesidad de convertir la inversión social en infancia en una prioridad de las políticas públicas.

Es decir, dotar al niño de un mayor protagonismo en la agenda política y social.

«No parece lógico que el Estado español y sus distintas administraciones mantengan, en general, índices tan bajos de inversión social en los niños y den una baja importancia a esas políticas mientras se mantienen unos índices tan altos de pobreza infantil«, remarca el Comité de Derechos del Niño (órgano encargado de velar por el cumplimiento de la convención aprobada el 20 de noviembre de 1989).

Ante este panorama, Unicef recomienda la adopción de un plan nacional sobre la pobreza infantil que identifique las acciones prioritarias a poner en marcha para luchar contra la exclusión en distintas áreas: economía, salud, vivienda, políticas sociales y educación.

Y no esconder los problemas que tenemos en casa.

Más allá de los datos económicos, se pone de manifiesto la necesidad de seguir mejorando aspectos tan vitales para el desarrollo de los menores como la EDUCACIÓN.

El informe identifica importantes avances como la escolarización gratuita y universal a partir de los tres años, si bien se hace hincapié que España presenta unos indicadores muy preocupantes en relación al rendimiento, el abandono o el fracaso escolar.

En cuanto a la SALUD, el informe alerta sobre el alto porcentaje de niños entre los 2 y los 17 años que sufren obesidad (que se sitúa en el 27,6%).

Al mismo tiempo, aconseja dar continuidad a los esfuerzos relacionados con el incremento de la calidad de vida de los niños con discapacidad, y desarrollar una política nacional de salud mental infantil; que incluya la promoción del bienestar emocional.

NIÑOS DE SOMALIA

Yo como
Tú comes
El come
Nosotros comemos
Vosotros coméis
¡Ellos no!

(poema de Gloria Fuertes, «Mujer de verso en pecho»)

En definitiva, todo se dirige a luchar contra la pobreza que sufren los niños.

Al fin y al cabo, son los que menos culpa tienen de las desigualdades del planeta.

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

Las mentiras sobre Irak

«La primera víctima de una guerra es la verdad»

Con esta frase, el periodista australiano y fundador de Wikileaks (sitio de denuncias), Julian Assange defiende la filtración de 391.000 documentos secretos sobre la guerra de Irak, de 2003.

Archivos que demuestran la pasividad de EEUU ante casos de abusos, tortura, violación y asesinatos de civiles. Y que saldrían de la misma fuente que filtró en julio los 90.000 informes sobre Afganistán. Papeles que mostraban la cara sucia de la guerra en aquel país, y el video de la matanza de doce civiles en Bagdad son los dos mayores bombazos informativos de Assange hasta la fecha.

Todo esto ha puesto en jaque el Pentágono, que ha optado por callar.

El viernes se destaparon también el número de bajas civiles: se cifra en más de 100.000 los iraquíes fallecidos (de ellos 70.000 civiles); lo que significa que cada día, durante seis años, morían 33 iraquíes de a pie. Cifras aproximadas que provienen de iraqbodycount.org, la web británica que desde la invasión en 2003 da un parte diario sobre bajas.

El editor de Wikileaks demostró muy pronto por qué es el hombre más odiado por el Pentágono y la CIA. «La mayoría de las guerras comenzadas por democracias han incluido mentiras«.

Vídeo completo (ofrecido por el diario EL PAÍS)

Los documentos revelan que el Ejército estadounidense mintió cuando sostuvo en reiteradas ocasiones que no guardaba un registro de los civiles muertos en la guerra.

También demuestran que el derrocamiento de Sadam Hussein no trajo consigo el fin de la tortura.

Las fuerzas de seguridad iraquíes, entrenadas y equipadas por EEUU, protagonizaron numerosos casos de abusos, que los norteamericanos conocían sin hacer nada por impedirlos.

((Pinchar en el mapa para ver la correlación de bajas civiles))

Habría que hacer una precisión: los datos de Wikileaks provienen de informes del Ejército de EEUU. En su mayoría pueden ser imprecisos o subjetivos, aunque en conjunto sirvan para hacerse una idea de cómo se ha desarrollado la guerra, día a día, en estos últimos seis años.

Al parecer, el Ejército iraquí formaba parte de un sistema creado por la coalición ocupante basado en la ‘vista gorda’.

Según explica el diario The Guardian, cada escenario de este tipo era recogido por los aliados bajo el título «ninguna investigación es necesaria».

La lectura que han hecho los medios que han tenido acceso a los archivos por adelantado (Le MondeThe GuardianDer SpiegelIraq War Logs y The New York Times) ayude. Este último explica cómo los militares estadounidenses estaban al corriente de los abusos que estaban cometiendo las fuerzas iraquíes.

El periódico enumera latigazos, quemaduras, violaciones y hasta amputaciones. También amenazas por parte de los marines estadounidenses a los detenidos con trasladarlos a las prisiones gestionadas por Bagdad.

Existe una gran cantidad de informes médicos sobre presos que fueron encapuchados, colgados por muñecas o tobillos y sometidos a electro shocks o palizas.

Pero parece demasiado fácil hacer que recaigan todas las barbaridades cometidas en Irak sobre el Ejército o las fuerzas de seguridad iraquíes. El recuerdo de Abu Ghraib (en la fotografía) sigue presente.

Para empezar, porque las fuerzas de la coalición conformaron, dieron el visto bueno y adiestraron a ese nuevo Ejército.

Para continuar, por datos como los siguientes: EEUU estuvo involucrado en la muerte de más de 600 civiles en los ‘check points’.

Y eso, tal y como indica el periódico estadounidense, fue una de las principales causas que provocaron un aumento de la violencia sectaria a partir del tercer año de la guerra. (Ver tabla)

Y por último, porque ese laissez-faire («dejad hacer, dejad pasar») ha sido un objeto recurrente por EEUU y le ha costado muchos disgustos tanto a Washington como a Londres.

Reino Unido ha sido acusado en numerosas ocasiones de permitir que la Inteligencia paquistaní, por poner un ejemplo, torturara a sospechosos de terrorismo detenidos en Afganistán. Detenidos que luego iban a parar a Guantánamo donde eran torturados por militares estadounidenses. Una externalización de la tortura de la que EEUU se ha aprovechado en los años de la guerra contra el terror.

Los informes de los militares estadounidenses revelan que más de la mitad de los civiles muertos en los últimos años (unos 30.000), cayeron por ataques de la insurgencia.

El arma más letal de los militantes chiíes son los denominados ‘Dispositivos Explosivos Improvisados‘ (IED por sus siglas en inglés).

De fabricación casera, los IED son bombas que la insurgencia suele colocar en carreteras y caminos.

Para tener una visión de conjunto de su efectividad, sólo hay que ver las cifras de Wikileaks sobre Afganistán: esos artefactos se cobraron la vida de más de 2.000 personas en los últimos dos años.

LA INFLUENCIA IRANÍ

Otro de los puntos relevantes de la filtración de Wikileaks es la participación de Irán en el conflicto.

En diciembre de 2006, la insurgencia capturaró a varios miembros del Ministerio de Educación Superior iraquí. EEUU, gracias a un informe de la Inteligencia, previó una posible ofensiva para llevar a cabo secuestros de militares amerianos.

Según The New York Times, esos milicianos iraquíes fueron entrenados por los Guardianes de la Revolución iraníes, el brazo armado del régimen de Teherán.

Los informes no se limitaban a hipotéticos secuestros, sino que aportaban evidencias del armamento suministrado por Irán a la resistencia iraquí.

JULIAN ASSENGE

Guste o no, Julian Assange es el guardián de los grandes secretos, el nuevo adalid del periodismo combativo.

Wikileaks, el portal que dirige, se ha convertido en el espacio de las grandes filtraciones, en el lugar donde se derriban las verdades oficiales.

«El secreto es esencial para un imperio», dijo Daniel Ellsberg en su día.

El autor de la filtración de los papeles del Pentágono en 1971 se presentó en Londres el viernes para apoyar la publicación por Wikileaks de los cerca de 400.000 documentos secretos relacionados con la guerra de Irak.

Tanto ahora como en la época de la guerra de Vietnam, el Estado tiene razones para ocultar lo que ocurre en un conflicto armado.

Assange sigue argumentando que la iniciativa trata sólo de «esclarecer la verdad» de lo ocurrido durante el conflicto: «los ataques contra la verdad comienzan antes de una guerra, continúan durante el conflicto armado y persisten, como ha ocurrido en el caso de Irak, hasta mucho después».

Lo cierto es que los 15.000 civiles muertos de los que no se había tenido hasta ahora noticia equivalen a cinco veces las víctimas del ataque terrorista del 11 de septiembre contra las Torres Gemelas de Nueva York.

Por primera vez se conocen además los nombres de muchas de esas víctimas y «cada uno de ellos cuenta una historia de sufrimiento humano y de muerte», afirma un representante de la ONG Iraq Body Count; y según el cual «no podrá cerrarse el capítulo de ninguna guerra hasta que se reconozca hasta la última víctima».

«Pedimos por ello a todos y también al Gobierno estadounidense que apoyen nuestro trabajo», agrega tras señalar que un 80% de los muertos en Irak desde 2003 eran civiles.

Por su parte, el investigador principal de la ONU sobre la tortura -Manfred Nowak- afirma que el Gobierno de Obama tiene la obligación «legal y moral» de llevar a cabo una investigación sobre esta complicidad con torturas, ejecuciones extrajudiciales y crímenes de guerra: «Los responsables deben ser llevados ante la Justicia y las víctimas, recibir la compensación apropiada».

Amnistía Internacional mantiene una posición similar. Y recuerda que EEUU no puede evadir su responsabilidad sobre lo que ocurría en las prisiones de Irak: «Estos documentos prueban que las autoridades de EEUU eran conscientes de estos abusos sistemáticos durante años, y sin embargo entregaron a las fuerzas de seguridad iraquíes el control de miles de iraquíes que tenían detenidos», ha afirmado Malcolm Smart.

Los documentos filtrados abarcan de enero de 2004 a diciembre de 2009.

No incluyen, por tanto, la invasión propiamente dicha, aunque sí los primeros meses de mandato de Barack Obama. Difícilmente podrá, sin embargo, responsabilizarse al actual inquilino de la Casa Blanca, que en agosto pasado acuarteló las últimas unidades de combate de EE UU.

A Zapatero le reafirmará en su decisión, tan criticada entonces, de retirar las tropas españolas de Irak, nada más ganar las elecciones de 2004.

Y al primer ministro irakí Al Maliki le deja en una situación aún más delicada, al frente de un país incapaz de formar Gobierno tras las elecciones de marzo pasado. Aunque quizá el más preocupado sea el Pentágono, que ha encontrado en una simple página web -que ya difundió en julio pasado 75.000 archivos secretos sobre Afganistán- a un enemigo hasta ahora imbatible: una nueva forma de guerra asimétrica que ningún manual de estrategía había previsto.

Esperemos que no se vuelva a repetir lo que sigue siendo una verdadera orgía de sangre.

Aunque, es curioso. Desde que la agricultura se creó hace siglos (en el Neolítico), el hombre sólo ha sabido hacer una cosa: matar con tal de tener más tierras, y con ello más poder.

Parece pues que estamos abocados a vivir en continuos conflictos para perpetuarnos.

¿Hay salida a tanta injusticia? Es que, ¿no podemos vivir en paz?

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

Pakistán bajo el agua

El Gobierno pakistaní ha confirmado que hay 14 millones de personas afectadas por las inundaciones, de los que más de seis millones son niños cada vez más vulnerables a problemas de malnutrición y enfermedades que ponen en peligro sus vidas.

Las fuertes lluvias -que llevan ya dos semanas- han continuado durante el fin de semana aumentando el número de personas que necesitan ayuda de emergencia, y superando así la crisis humanitaria que se desató con el terremoto en 2005.

En algunas zonas los helicópteros no han podido despegar. Los daños a carreteras y puentes, así como la inseguridad generada por los talibanes, también impiden la atención a las víctimas. Muchos de los evacuados están durmiendo al raso, y escasean la comida y el agua potable.

La cifra de los afectados es de 6,1 millones, sin contar todavía los de la sureña provincia de Sindh, adonde el problema está llegando. El Gobierno habla de hasta 14 millones de damnificados.

Han muerto más de 1.600 personas.

Por el momento no hay casos confirmados de cólera, pero sí de diarrea aguda. «Este entorno, con agua estancada y sin agua potable, es muy propicio para los brotes de cólera, por lo que tememos que aparezca«, dice Ahmed Shadul, representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha establecido un sistema de control para prevenir las enfermedades transmisibles por el agua, como sarampión, malaria o infecciones en la piel y ojos.

La primera zona devastada, y hasta ahora la peor, ha sido el noroeste del país, que es también la más castigada por la insurgencia talibán. Las inundaciones llegaron después a la céntrica provincia de Punjab –el granero del país- donde al menos medio millón de hectáreas de cultivo han sido arrasadas. Ahora están afectando al sur.

Pero, como en todo desastre natural, los que más sufren son los menores de edad. En total, tres millones de niños afectados requieren asistencia especial, según Unicef.

Se calcula que en torno a un millar de escuelas no son funcionales en estos momentos, por haber sido destruidas por las aguas u ocupadas por gente que se ha quedado sin hogar.

Además -según algunos cálculos- entre 300 y 400 niños podrían haber quedado huérfanos por una catástrofe que ha incrementado el riesgo de que muchos menores sean utilizados para trabajar.

A estos momentos de tragedia, se suma desde hoy el mes de ayuno del ramadán.

En los siguientes 30 días, los musulmanes no probarán bocado mientras el sol luzca en el horizonte, no fumarán ni mantendrán relaciones sexuales, leerán el Corán (a capítulo por día), y celebrarán en familia una fecha marcada en el calendario como la más importante de su credo.

Pero muchos de los pakistaníes ya están pasando hambre. Incluso cuando lleguen los momentos nocturnos en los que les está permitido comer, no tendrán nada o poco que llevarse a la boca.

«No hay peor contaminación que la pobreza» (Indira Ghandi– estratega y pensadora política)

La prioridad, de momento, es sobrevivir.

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

Pena de muerte

AMNISTÍA INTERNACIONAL acaba de sacar a la luz su último video de denuncia. Y lo ha hecho con acierto.

Este organismo tuvo noticia de al menos 714 ejecuciones durante el año pasado, produciéndose la inmensa mayoría en Irán, Irak, Arabia Saudí y Estados Unidos.

Se calcula que 2001 personas fueron condenadas a muerte en 56 países. Estas cifras, en todo caso, son estimaciones mínimas; las cifras reales ni se conocen.

Este total no incluye las miles de ejecuciones que presumiblemente se consumaron en China.

Las autoridades chinas, si bien afirman tener como objetivo reducir el uso de la pena capital, continúan utilizando las ejecuciones para demostrar que las actividades consideradas dañinas para la estabilidad social se tratarán con mano dura. En 2009, esto se tradujo en una rápida y enérgica respuesta a los disturbios de la Región Autónoma Uigur del Sin-kiang, la corrupción y el narcotráfico. Además, dos hombres fueron ejecutados en 2009 por participar en los disturbios de la Región Autónoma del Tíbet que se produjeron un año antes.

En Irán, donde fueron ejecutadas como mínimo 388 personas, la pena de muerte siguió aplicándose en casos políticos, en los que la acusación suele ser “enemistad contra Dios”.

En 2009, Arabia Saudí ejecutó a 102 personas y Pakistán a 36. En todos estos casos -ya digo- las cifras son estimaciones mínimas. En Estados Unidos, donde la información sí es pública, se llevaron a cabo 37 ejecuciones en nueve Estados.

También en Sudán la aplicación de la pena de muerte siguió marcada por deficiencias y arbitrariedades judiciales. Y a menudo -según Amnistía- se basó en juicios sin garantías y en pruebas obtenidas bajo tortura, y se utilizó como medio para controlar la oposición política en el país.

Llama la atención, además, que tanto Irán como Arabia Saudí son los dos únicos países en los que se ejecutaron a menores de edad, lo que constituye una flagrante violación del derecho internacional.

Pero no sólo los intereses políticos son óbice para llevar a cabo tales ejecuciones. También la machista sociedad musulmana castiga la homosexualidad en algunos países. Ser gay se considera un delito «grave» en  regímenes represivos como Irán, Arabia Saudita, Yemen, Sudán, Afganistán y Pakistán a los sospechosos se les aplica la pena máxima, bien la muerte en la horca o cadena perpetua.


En países islámicos -relativamente moderados- como Argelia, Túnez, Jordania, o Turquía hay más tolerancia hacia la homosexualidad, pero, igualmente, se castiga con multas o penas de encarcelamiento.

A nivel global, en los 25 países que todavía hoy siguen aplicando estos métodos de ejecución figuran el ahorcamiento, por arma de fuego, la decapitación, la lapidación, la electrocución y la inyección letal.

Film: «Pena de Muerte» (1995)

Hasta hace bien poco, hasta el siglo XVIII, la potestad de la sociedad de aplicar la pena de muerte en determinados casos a uno de sus individuos, no se discutía.

ORÍGENES

La primera referencia documentada contraria a su aplicación se circunscribe a un suceso puntual. En el año 427 a.c., Diodoto, argumentando que esta pena no tenía valor disuasorio, convenció a la Asamblea de Atenas de que revocara su decisión de ejecutar a todos los varones adultos de la ciudad rebelde de Mitilene.

Por su parte, Jayawardene, en «La pena de muerte en Ceilán», explica que en el primer siglo después de Cristo, Amandagamani, rey budista de Landa (Sri Lanka) abolió la pena de muerte durante su reinado, y que lo mismo hicieron varios de sus sucesores. Al parecer, a principios del siglo IX de nuestra era, el emperador Saga de Japón también suprimió la pena de muerte.

Tomás Moro (1478-1535), víctima él mismo de la pena de muerte (acusado de alta traición por no reconocer la legalidad del divorcio de Enrique VIII y Catalina de Aragón), en su obra «Utopía» se manifestó en contra con estas palabras:

«Dios prohíbe matar. ¿Y vamos a matar nosotros porque alguien ha robado unas monedas? Y no vale decir que dicho mandamiento del Señor haya que entenderlo en el sentido de que nadie puede matar, mientras no lo establezca la ley humana. Por ese camino no hay obstáculos para permitir el estupro, el adulterio y el perjurio. Dios nos ha negado el derecho de disponer de nuestras vidas y de la vida de nuestros semejantes. ¿Podrían, por tanto, los hombres, de mutuo acuerdo, determinar las condiciones que les otorgaran el derecho a matarse?»

Víctor Hugo (1802-1885), un gran pensador, pudo desarrollar una importante labor de divulgación de sus ideas sociales, siempre en defensa de los desfavorecidos. La pena de muerte era una de sus preocupaciones, y fue un firme defensor de su abolición.

«Y creéis que porque una mañana levanten una horca en sólo unos minutos, porque le pongan la soga al cuello a un hombre, porque un alma escape de un cuerpo miserable entre los gritos del condenado, ¡todo se arreglará! ¡Mezquina brevedad de la justicia humana! (…) Nosotros, hombres de este gran siglo, no queremos más suplicios. No los queremos para el inocente ni para el culpable. Lo repito, el crimen se repara con el remordimiento y no por un hachazo o un nudo corredizo. La sangre se lava con lágrimas y no con sangre.»

Sin duda, el impulso mayor de NO A LA PENA DE MUERTE se produjo tras la Segunda Guerra Mundial. A medida que fue creciendo el movimiento en pro de los derechos humanos fue aumentado también la tendencia a favor de la abolición de la pena capital. Primero la proclamación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos por parte de las Naciones Unidas en 1948.

Y, posteriormente, el Segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, destinado a abolir la pena de muerte (1989), junto con distintos documentos regionales, fueron consolidando el movimiento abolicionista.

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Por Iñigo Ortiz de Guzmán