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Euskadi en PAZ

A diferencia de las guerras y de los actos violentos, la paz no estalla.

No hace ruido.

Esta paz que nos llega ahora es también de naturaleza silenciosa, porque tiene una parte de alegría y otra de tristeza. Quizás no haya que festejarla ni hacer de ella una bandera.

Es posible que hoy mismo comencemos a hablar ya de vencedores y vencidos, de la victoria de la convivencia y de la derrota definitiva del terrorismo. Seguramente habrá muchas palabras difíciles, sospechas, recelos y dudas sembradas.

Habrá que hacer muchas valoraciones: por ejemplo, acerca del momento elegido para hacer el anuncio, justo un mes antes de las elecciones. Sobre a quién beneficia y a quién perjudica electoralmente esta noticia.

A casi todos nos hubiera gustado que pidiesen perdón, que entregasen ya mismo las armas, que admitiesen su error, que anunciasen su disolución. En fin, que demostrasen que esta vez es para siempre.

A pesar de estos peros, el 20 de octubre de 2011 pasará a la historia como el día en el que la democracia derrotó a ETA.

El comunicado de la banda terrorista puede tener muchos significados en el futuro, pero -en el día de hoy- su sentido profundo es el reconocimiento de un error y la voluntad de no volver a cometerlo.

A partir de aquí se abren muchos escenarios posibles -que habrá que diseñar con paciencia y con esfuerzo-, porque la lucha por la paz no acaba de terminar, sino que comienza ahora su fase decisiva.

Un período en el que quizás podamos cerrar muchas heridas y reconocer, al mismo tiempo, que otras muchas quedarán abiertas para siempre y que tendremos que vivir con ellas. Y todo hasta que se agoten los últimos testimonios vitales de un período siniestro que nunca debió haber existido.

Son días para recordar a los que ya no están.

No hay mejor noticia que la certeza -o casi- de que Jean-Serge Nérin, ese gendarme francés asesinado en marzo de 2010, fue el último inocente muerto.

+ info en ETA, alto el fuego

Musika + en Txoria txori

Gora Euskadi Askatuta! ¡Viva Euskadi libre!

© Iñigo Ortiz de Guzmán

La no vuelta atrás- ETA

ETA ha sido derrotada.

Los terroristas se rinden, a su manera, porque están policialmente acorralados. Porque la última negociación y la voladura de la T-4 les dejó sin argumentos incluso entre los suyos. Porque ni siquiera ese porcentaje de la sociedad vasca que les apoya toleraría un muerto más.

ETA se va sin conseguir ni una sola de sus reivindicaciones históricas y hasta sus propios presos son conscientes de su fracaso: “El Estado ha derrotado a ETA policialmente, la ha aplastado, así de claro”, decía uno de ellos según una conversación interceptada por la Policía.

ETA está en su funeral.

Y la conferencia de paz de San Sebastián no es más que el intento de su brazo político por vestir el cadáver. Ha perdido por goleada, salvo en dos caricaturas.

Una la pinta la izquierda abertzale, convirtiendo esa derrota en la respuesta generosa de la banda ante sus peticiones de paz. La otra –que será igual de rentable el 20-N para las nuevas siglas de Batasuna– la está dibujando un sector de la derecha española y su enorme coro mediático. Y todo con el silencio cómplice de Rajoy.

“Si ETA no mata es porque está ganando”, dice tan ancho Jaime Mayor Oreja, con esa lógica cainita que define este país. Así es España.

Por fin terminamos con la última banda terrorista que aún quedaba en Europa.

Por fin logramos que ese mundo abandone para siempre la violencia y apueste por la política.

Y, en vez de celebrarlo, hay quien prefiere cambiar esa victoria por otra piedra con la que lapidar a quienes han hecho mucho por el fin de ETA; o sea, a la sociedad.

Ya está bien…

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© Iñigo Ortiz de Guzmán

ETA: «Lo dejo, no lo dejo…»

Durante poco más de medio siglo, la organización terrorista ha logrado convulsionar con violencia la vida política española.

Ahora, ETA recorre en estos momentos el tramo final de su historia.

En eso coinciden las Fuerzas de Seguridad del Estado que han dedicado todo este tiempo a combatirla y aquellos que han justificado sus atentados antes y después de la llegada de la democracia.

Pero ninguno de ellos se atreve a poner fecha a ese final.

Sólo el pasado alberga certezas y una de ellas dice que un día como hoy, hace 37 años, el grupo cometió su atentado más influyente en la historia de España: el asesinato del penúltimo presidente del Gobierno del franquismo, el almirante Luis Carrero Blanco.

Lo que está claro es que algo se mueve en el entorno de ETA.

El portavoz del PNV, Joseba Egibar, ha manifestado en la últimas horas que esta ocasión «es la buena«, en relación al posible fin de la violencia de ETA y la incorporación de Batasuna a las vías exclusivamente políticas.

Y ha añadido más: «Hay una sensación de irreversibilidad, de que un ciclo de combinación de la estrategia política-militar, como ellos lo denominan, se acaba, y de que no hay vuelta atrás«.

Sobre la difusión de un próximo comunicado de ETA, Egibar ha destacado que «por deseado y esperado, será importante», aunque ha matizado que habrá que esperar a conocer el contenido y si incluye «la voluntad de cese definitivo de la violencia».

BATASUNA

Lo cierto es que la izquierda abertzale anunció la semana pasada que presentará en enero su nueva formación con unos estatutos que se ajusten «a rajatabla» y sin «trampa» a la Ley de Partidos para concurrir en mayo a las elecciones municipales y forales del País Vasco y Navarra.

Pero lo interesante de todo, es que la antigua Batasuna y Eusko Alkartasuna prevén presentarse con la misma marca.

Según un anexo del documento Lortu Arte (Hasta Conseguirlo) -firmado el pasado 20 de junio en Bilbao-, las dos formaciones llevarían de manera conjunta su compromiso de defender la «soberanía nacional» de Euskal Herria frente a España y Francia.

Eso en cuanto a las elecciones para diputaciones y capitales; porque a nivel municipal, tanto uno como otro pretenden presentarse de manera separada e independiente.

Lo que toca, a partir de ahora, es tomar decisiones.

El Gobierno (y probablemente el Tribunal Supremo) deberá decidir entonces si acepta su inscripción en el Registro de Partidos, o si la rechaza al entender que es un sucesor de la ilegalizada Batasuna.

En anteriores procesos de ilegalización, policías, fiscales y jueces concedieron gran relevancia a encontrar vínculos de los dirigentes o promotores de la formación investigada con el mundo de Batasuna.

En esta ocasión, es la propia izquierda abertzale quien se presenta como impulsora del nuevo partido, pero al mismo tiempo alega que ello no puede ser motivo de ilegalización porque Batasuna ya es “otra”.

Una metamorfosis que tendría su máxima expresión en el rechazo a la violencia.

La clave, por tanto, será saber si Batasuna es verdaderamente “otra”, o es “la misma” de siempre con nuevos ropajes.

Y habrá dos elementos determinantes: que el nuevo partido condene con claridad la actividad de ETA.

Y, segundo, que se compruebe que su metamorfosis es sincera. O, dicho de otra forma, que las fuerzas policiales no puedan demostrar que Batasuna sigue actuando a las órdenes de la banda.

Si la nueva formación supera ambas pruebas, deberá ser legalizada, ya que la jurisprudencia del Supremo jamás ha exigido la desaparición de la banda terrorista como condición para que un partido independentista vasco sea legal.

Prueba de ello es Aralar.

A día de hoy, hay un aparente pulso entre ETA y Batasuna por dirimir quién manda en ese mundo. Eso es así.

La banda no acaba de declarar el alto el fuego verificable que le pide Batasuna, pero tampoco niega que vaya a hacerlo.

El hecho de que lo esté consultando entre veteranos en el retiro podría indicar que su cúpula está dividida.

Ese retraso condiciona a su vez la estrategia de Batasuna, forzada a multiplicar las iniciativas tendentes a acreditar su desvinculación de la banda, a fin de poder participar en las elecciones de mayo.

Pero, en todo caso, son iniciativas cautelosas para evitar una ruptura formal con ETA y el pasado compartido con ella.

El Gobierno es claro en este asunto: o consiguen que ETA lo deje, o ellos dejan a ETA.

No le vale a Zapatero que sólo hablen de «rechazo de la violencia y la amenaza de usarla», de ahí su escepticismo.

CÁRCELES

Mientras tanto, en las prisiones hay que algo que está cambiando también.

Hay presos ‘políticos’ que ya no quieren ni ver, ni escuchar, ni hablar de lo que se presupone que no deberían hacer: criticar las acciones violentas pasadas de la banda.

Así, el colectivo de presos disidentes de ETA camina lenta pero implacable.

El Ministerio del Interior, consciente de ello (del arrepentimiento de ciertos capos) ha extendido el proceso de reinserción con la concesión de permisos en Navidad a dos reclusos y la formación en el exterior, de lunes a viernes, a un tercero.

Algo que no es nuevo; de hecho, los primeros permisos se remontan a la pasada Navidad, pero ahora se hacen públicos por primera vez los autos del juez de vigilancia penitenciaria que las autorizan.

Ya son cuatro los reclusos de Nanclares de Oca (Álava) que después de abandonar el colectivo de presos de ETA, haber perdido perdón a sus víctimas por escrito y tener cumplida la mitad de la condena, han sido clasificados con el artículo 100.2 del Régimen Penitenciario. Lo que les permite salir entre semana, regresando para dormir.

En ese colectivo (integrado por Joseba Urrosolo Sistiaga, Kepa Pikabea, Carmen Gisasola, Jurgi Oteiza, Andoni Alza, Rafa Caride Simón, Ibon Etxezarreta y Josu García Corporales) -autodenominado ‘Presos comprometidos con el Irreversible Proceso de Paz‘-, manifiesta su convicción de que tanto en Batasuna como en las cárceles «se están dando pasos para cerrar el ciclo de la lucha armada«, que tiene que «terminar» porque está «fuera de lugar«.

Asimismo, añaden que «sirve de poco hablar de tregua permanente y verificable si no se ha decidido dejarlo definitivamente».

Pero, no todos los presos piensan de la misma manera.

Y es que muchos de los que reniegan de la banda en privado y no acatan las consignas de ETA, renuncian sin embargo a acogerse al proceso de reinserción, con la esperanza puesta en una solución colectiva pactada entre el Gobierno y la organización terrorista.

Y más ahora, ante la expectación que ha levantado el posible y más que esperado comunicado de ETA que se espere amplíe a «verificable, permanente y unilateral» los términos de su alto el fuego.

Lo que sería absurdo sería negar los cambios en marcha en ese mundo abertzale.

Aunque también lo sería ignorar que ha sido la firmeza y exigencia de los partidos democráticos lo que ha hecho que digan hoy cosas que habrían sido impensables hace un año.

Se trata por tanto de encontrar un equilibrio entre esa firmeza, de nuevo avalada por el Tribunal de Estrasburgo (que volvió a avalar la ley de partidos al ratificar la anulación de listas con las que Batasuna trataba de participar en las elecciones de 2007), y la conveniencia de mantener el principio de que la prohibición es una medida excepcional que puede decaer si hay garantías de ruptura real con la banda, con lo que pueda hacer y con lo que ha hecho con la complacencia de su brazo político: 829 asesinatos.


+ info en ETA, alto el fuego

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

Libertad para Suu Kyi

La líder opositora birmana Aung San Suu Kyi ya es una mujer libre

Esta madrugada -tras siete meses de arresto domiciliario- la recién liberada saludó a sus seguidores frente a su vivienda y dijo: «Debemos trabajar juntos para lograr nuestro cometido».

Su puesta en libertad se produce días después de que el régimen militar celebrase las primeras elecciones parlamentarias en dos décadas sin contar con la oposición, en el último punto de su «hoja de ruta» hacia una «democracia disciplinada».

La activista, de 65 años, ha vivido confinada en su antigua casa familiar 15 de los últimos 21 años por pedir de forma pacífica reformas democráticas al régimen militar que gobierna Birmania (Burma, en inglés).

Esperemos que esta sea la definitiva.

Suu Kyi ya había sido liberada en otras ocasiones para luego volver ser puesta bajo la custodia del gobierno militar que gobierna Birmania desde 1962.

En todos estos años, desde su reclusión, la premio Nobel de la Paz de 1991 se ha convertido no sólo en la principal portabandera de la lucha por la democracia en el país asiático, sino en un símbolo internacional de resistencia pacífica frente al poder de facto.

Muchas veces se la ha descrito y valorado por esto y por mucho más.

El entonces presidente del comité a cargo del galardón sueco, Francis Sejested, la describió como «un ejemplo extraordinario del poder de los que no tienen poder».

Su lucha pacífica le ha valido comparaciones con Nelson Mandela, Gandhi y Martin Luther King.

DOS DÉCADAS DE LUCHA

Suu Kyi es también la principal figura de la ahora ilegalizada Liga Nacional para la Democracia, que con ella a la cabeza ganó unas históricas elecciones celebradas en 1990; las primeras en Birmania desde el golpe de Estado que llevó al poder a los militares hace casi 50 años.


Los resultados, sin embargo, no fueron reconocidos por los generales, que ya habían ordenado el arresto domiciliar la pacifista un año atrás.

La eventual ganadora del Premio Nobel tendría que esperar hasta 1995 para ser puesta en libertad, aunque con condiciones.

Y a ese primer arresto le seguiría un segundo período de detención, entre 2000 y 2002, y una tercera orden de arresto emitida en mayo de 2003 y prolongada en tres oportunidades, cuyo vencimiento ha llegado finalmente hoy.

Suu Kyi ya había declarado, sin embargo, que no estaba dispuesta a aceptar una liberación que no implique la plena restitución de todos sus derechos políticos.

Lo que es cierto es que a la líder opositora no se le permitió participar en los comicios celebrados la semana pasada.

Unas elecciones presentadas por la Junta Militar como un primer paso hacia un gobierno civil capaz de garantizar una «democracia disciplinada», pero denunciadas por Occidente como una farsa.

SACRIFICIOS PERSONALES

El compromiso de Suu Kyi con Birmania parece venir de familia, pues es hija del general birmano Aung San, un héroe nacionalista asesinado en julio de 1947, seis meses antes de la independencia del país y cuando su hija apenas tenía dos años de edad.

En 1960, la líder opositora viajó a la India con su madre Daw Khin Kyi, quien había sido nombrada embajadora en Nueva Delhi, y cuatro años más tarde se trasladó a Oxford (Reino Unido), donde estudió filosofía, ciencias políticas y economía; y donde más tarde conocería a su futuro marido, el académico británico Michael Aris.

Tras una estancia en Japón y Bután, se radicó en UK para criar a sus dos hijos, Alexander y Kim.

Pero Birmania nunca estuvo lejos de su mente y cuando a su regreso en 1988 encontró al país en medio de un periodo de agitación política -en el que cientos de estudiantes, trabajadores y monjes reclamaban en las calles una reforma democrática-.

Aung San Suu Kyi se situó rápidamente a la cabeza de una revuelta en contra del gobernante de facto Ne Win.

El resto -su victoria en las elecciones, sus arrestos y sus innumerables sacrificios personales, como dejar de visitar a su marido moribundo en el Reino Unido por miedo a no poder regresar a Birmania- ya es historia.

Una historia de lucha que seguramente no concluirá con el anuncio de su cuarta liberación.

‘In The Quiet Land’ by Daw Aung San Suu Kyi

In the Quiet Land, no one can tell
if there’s someone who’s listening
for secrets they can sell.

The informers are paid in the blood of the land
and no one dares speak what the tyrants won’t stand.

In the quiet land of Burma,
no one laughs and no one thinks out loud.
In the quiet land of Burma,
you can hear it in the silence of the crowd

In the Quiet Land, no one can say
when the soldiers are coming
to carry them away.
The Chinese want a road; the French want the oil;
the Thais take the timber; and SLORC takes the spoils…

In the Quiet Land….
In the Quiet Land, no one can hear
what is silenced by murder
and covered up with fear.
But, despite what is forced, freedom’s a sound
that liars can’t fake and no shouting can drown.

La batalla política y humana de la birmana Aung San Suu Kyi no termina en su presunta liberación sino que empieza en la defensa de su derecho a expresarse, moverse y reunirse con sus seguidores, a hablar con la prensa, sea extranjera o no.

Suu Kyi es como Nelson Mandela, un símbolo mundial de la resistencia contra la barbarie de una dictadura, de la honestidad frente a la corrupción de los traidores que empuñan las armas contra su pueblo, de la paciencia como forma de estar en el mundo y de modificarlo.

Afortunadamente no es la única.

OTRAS LUCHADORAS POR LA CAUSA

Shirín Ebadí. Ganadora del Nobel de la Paz en 2003 por su defensa de los derechos humanos, especialmente de mujeres y niños. Fue la primera mujer que llegó a juez en Irán, en 1975. Defendió a familiares de los intelectuales víctimas de «asesinatos en serie» entre 1998 y 1999. Fue detenida en 2000 «por perturbar el orden público».

Las Damas de Blanco. Son las esposas y las madres de los 75 disidentes cubanos detenidos por el régimen castrista en 2003 durante la Primavera Negra. Desde entonces se han manifestado contra el Gobierno para pedir su liberación. Aún quedan 13 en prisión, a pesar de que ya expiró el plazo dado por La Habana para la liberación de 52 presos políticos que permanecían encarcelados. Las Damas de Blanco recibieron el Premio Sájarov en 2005.

Ludmila Alexéyeva. Ha pasado gran parte de sus 82 años protestando contra la represión política en Rusia. Encabeza el Grupo Helsinki de Moscú, la organización defensora de los derechos humanos más antigua del país. En 2009 recibió el Premio Sájarov como representante de la organización Memorial.

Lubna Ahmed al Husein. Periodista sudanesa y funcionaria de la ONU fue detenida en 2009 por llevar pantalones y condenada a recibir 40 latigazos. La pena fue conmutada por una multa, pero la reportera se negó a pagarla y fue condenada a un mes de prisión.

‘Free Bird Towards a Free Burma’ by Daw Aung San Suu Kyi

My home…
where I was born and raised
used to be warm and lovely
now filled with darkness and horror.

My family…
whom I had grown with
used to be cheerful and lively
now living with fear and terror.

My friends…
whom I shared my life with
used to be pure and merry
now living with wounded heart.

A free bird…
which is just freed
used to be caged
now flying with an olive branch
for the place it loves.

Paciencia. Paciencia es de lo que carece Occidente; siempre deprisa, con líderes políticos, económicos e intelectuales de aeropuerto en aeropuerto, de hotel de lujo en hotel de lujo, de centro de convenciones en centro de convenciones, sin pisar la calle, sin mancharse de polvo los zapatos, sin hablar con nadie que no sea como ellos. Siempre decidiendo el destino de las personas que no conocen, que no escuchan, que no existen y empujados por la prisa que marcan las encuestas de opinión convertidas en guías que desplazan a los valores.

La impaciencia es lo que ha derrotado a Occidente en Afganistán. La paciencia dará la victoria a Suu Kyi, incluso más allá de su vida.

Los pronósticos se han cumplido, pero hay que seguir luchando por los valores y los derechos humanos, sino ¿de qué serviría tanta palabra repetida una y otra vez?

Parece que el discernimiento entre lo bueno y lo malo es más palpable en este mundo de injusticias sociales, políticas, raciales, religiosas y personales.

«La ausencia del miedo puede ser un regalo, pero quizá el regalo más precioso sea el coraje adquirido a través de la persistencia, un coraje que procede de cultivar el hábito de impedir que el miedo dicte nuestras acciones, un coraje que puede ser descrito como gracia bajo la presión, una gracia que es renovada constantemente en el rostro de crueldad». (por Aung San Suu Kyi, octubre de 1990)

«Se piensa que lo justo es lo igual, y así es; pero no para todos, sino para los iguales. Se piensa por el contrario que lo justo es lo desigual, y así es, pero no para todos, sino para los desiguales». (por Aristóteles, filósofo griego)

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

 

Las mentiras sobre Irak

«La primera víctima de una guerra es la verdad»

Con esta frase, el periodista australiano y fundador de Wikileaks (sitio de denuncias), Julian Assange defiende la filtración de 391.000 documentos secretos sobre la guerra de Irak, de 2003.

Archivos que demuestran la pasividad de EEUU ante casos de abusos, tortura, violación y asesinatos de civiles. Y que saldrían de la misma fuente que filtró en julio los 90.000 informes sobre Afganistán. Papeles que mostraban la cara sucia de la guerra en aquel país, y el video de la matanza de doce civiles en Bagdad son los dos mayores bombazos informativos de Assange hasta la fecha.

Todo esto ha puesto en jaque el Pentágono, que ha optado por callar.

El viernes se destaparon también el número de bajas civiles: se cifra en más de 100.000 los iraquíes fallecidos (de ellos 70.000 civiles); lo que significa que cada día, durante seis años, morían 33 iraquíes de a pie. Cifras aproximadas que provienen de iraqbodycount.org, la web británica que desde la invasión en 2003 da un parte diario sobre bajas.

El editor de Wikileaks demostró muy pronto por qué es el hombre más odiado por el Pentágono y la CIA. «La mayoría de las guerras comenzadas por democracias han incluido mentiras«.

Vídeo completo (ofrecido por el diario EL PAÍS)

Los documentos revelan que el Ejército estadounidense mintió cuando sostuvo en reiteradas ocasiones que no guardaba un registro de los civiles muertos en la guerra.

También demuestran que el derrocamiento de Sadam Hussein no trajo consigo el fin de la tortura.

Las fuerzas de seguridad iraquíes, entrenadas y equipadas por EEUU, protagonizaron numerosos casos de abusos, que los norteamericanos conocían sin hacer nada por impedirlos.

((Pinchar en el mapa para ver la correlación de bajas civiles))

Habría que hacer una precisión: los datos de Wikileaks provienen de informes del Ejército de EEUU. En su mayoría pueden ser imprecisos o subjetivos, aunque en conjunto sirvan para hacerse una idea de cómo se ha desarrollado la guerra, día a día, en estos últimos seis años.

Al parecer, el Ejército iraquí formaba parte de un sistema creado por la coalición ocupante basado en la ‘vista gorda’.

Según explica el diario The Guardian, cada escenario de este tipo era recogido por los aliados bajo el título «ninguna investigación es necesaria».

La lectura que han hecho los medios que han tenido acceso a los archivos por adelantado (Le MondeThe GuardianDer SpiegelIraq War Logs y The New York Times) ayude. Este último explica cómo los militares estadounidenses estaban al corriente de los abusos que estaban cometiendo las fuerzas iraquíes.

El periódico enumera latigazos, quemaduras, violaciones y hasta amputaciones. También amenazas por parte de los marines estadounidenses a los detenidos con trasladarlos a las prisiones gestionadas por Bagdad.

Existe una gran cantidad de informes médicos sobre presos que fueron encapuchados, colgados por muñecas o tobillos y sometidos a electro shocks o palizas.

Pero parece demasiado fácil hacer que recaigan todas las barbaridades cometidas en Irak sobre el Ejército o las fuerzas de seguridad iraquíes. El recuerdo de Abu Ghraib (en la fotografía) sigue presente.

Para empezar, porque las fuerzas de la coalición conformaron, dieron el visto bueno y adiestraron a ese nuevo Ejército.

Para continuar, por datos como los siguientes: EEUU estuvo involucrado en la muerte de más de 600 civiles en los ‘check points’.

Y eso, tal y como indica el periódico estadounidense, fue una de las principales causas que provocaron un aumento de la violencia sectaria a partir del tercer año de la guerra. (Ver tabla)

Y por último, porque ese laissez-faire («dejad hacer, dejad pasar») ha sido un objeto recurrente por EEUU y le ha costado muchos disgustos tanto a Washington como a Londres.

Reino Unido ha sido acusado en numerosas ocasiones de permitir que la Inteligencia paquistaní, por poner un ejemplo, torturara a sospechosos de terrorismo detenidos en Afganistán. Detenidos que luego iban a parar a Guantánamo donde eran torturados por militares estadounidenses. Una externalización de la tortura de la que EEUU se ha aprovechado en los años de la guerra contra el terror.

Los informes de los militares estadounidenses revelan que más de la mitad de los civiles muertos en los últimos años (unos 30.000), cayeron por ataques de la insurgencia.

El arma más letal de los militantes chiíes son los denominados ‘Dispositivos Explosivos Improvisados‘ (IED por sus siglas en inglés).

De fabricación casera, los IED son bombas que la insurgencia suele colocar en carreteras y caminos.

Para tener una visión de conjunto de su efectividad, sólo hay que ver las cifras de Wikileaks sobre Afganistán: esos artefactos se cobraron la vida de más de 2.000 personas en los últimos dos años.

LA INFLUENCIA IRANÍ

Otro de los puntos relevantes de la filtración de Wikileaks es la participación de Irán en el conflicto.

En diciembre de 2006, la insurgencia capturaró a varios miembros del Ministerio de Educación Superior iraquí. EEUU, gracias a un informe de la Inteligencia, previó una posible ofensiva para llevar a cabo secuestros de militares amerianos.

Según The New York Times, esos milicianos iraquíes fueron entrenados por los Guardianes de la Revolución iraníes, el brazo armado del régimen de Teherán.

Los informes no se limitaban a hipotéticos secuestros, sino que aportaban evidencias del armamento suministrado por Irán a la resistencia iraquí.

JULIAN ASSENGE

Guste o no, Julian Assange es el guardián de los grandes secretos, el nuevo adalid del periodismo combativo.

Wikileaks, el portal que dirige, se ha convertido en el espacio de las grandes filtraciones, en el lugar donde se derriban las verdades oficiales.

«El secreto es esencial para un imperio», dijo Daniel Ellsberg en su día.

El autor de la filtración de los papeles del Pentágono en 1971 se presentó en Londres el viernes para apoyar la publicación por Wikileaks de los cerca de 400.000 documentos secretos relacionados con la guerra de Irak.

Tanto ahora como en la época de la guerra de Vietnam, el Estado tiene razones para ocultar lo que ocurre en un conflicto armado.

Assange sigue argumentando que la iniciativa trata sólo de «esclarecer la verdad» de lo ocurrido durante el conflicto: «los ataques contra la verdad comienzan antes de una guerra, continúan durante el conflicto armado y persisten, como ha ocurrido en el caso de Irak, hasta mucho después».

Lo cierto es que los 15.000 civiles muertos de los que no se había tenido hasta ahora noticia equivalen a cinco veces las víctimas del ataque terrorista del 11 de septiembre contra las Torres Gemelas de Nueva York.

Por primera vez se conocen además los nombres de muchas de esas víctimas y «cada uno de ellos cuenta una historia de sufrimiento humano y de muerte», afirma un representante de la ONG Iraq Body Count; y según el cual «no podrá cerrarse el capítulo de ninguna guerra hasta que se reconozca hasta la última víctima».

«Pedimos por ello a todos y también al Gobierno estadounidense que apoyen nuestro trabajo», agrega tras señalar que un 80% de los muertos en Irak desde 2003 eran civiles.

Por su parte, el investigador principal de la ONU sobre la tortura -Manfred Nowak- afirma que el Gobierno de Obama tiene la obligación «legal y moral» de llevar a cabo una investigación sobre esta complicidad con torturas, ejecuciones extrajudiciales y crímenes de guerra: «Los responsables deben ser llevados ante la Justicia y las víctimas, recibir la compensación apropiada».

Amnistía Internacional mantiene una posición similar. Y recuerda que EEUU no puede evadir su responsabilidad sobre lo que ocurría en las prisiones de Irak: «Estos documentos prueban que las autoridades de EEUU eran conscientes de estos abusos sistemáticos durante años, y sin embargo entregaron a las fuerzas de seguridad iraquíes el control de miles de iraquíes que tenían detenidos», ha afirmado Malcolm Smart.

Los documentos filtrados abarcan de enero de 2004 a diciembre de 2009.

No incluyen, por tanto, la invasión propiamente dicha, aunque sí los primeros meses de mandato de Barack Obama. Difícilmente podrá, sin embargo, responsabilizarse al actual inquilino de la Casa Blanca, que en agosto pasado acuarteló las últimas unidades de combate de EE UU.

A Zapatero le reafirmará en su decisión, tan criticada entonces, de retirar las tropas españolas de Irak, nada más ganar las elecciones de 2004.

Y al primer ministro irakí Al Maliki le deja en una situación aún más delicada, al frente de un país incapaz de formar Gobierno tras las elecciones de marzo pasado. Aunque quizá el más preocupado sea el Pentágono, que ha encontrado en una simple página web -que ya difundió en julio pasado 75.000 archivos secretos sobre Afganistán- a un enemigo hasta ahora imbatible: una nueva forma de guerra asimétrica que ningún manual de estrategía había previsto.

Esperemos que no se vuelva a repetir lo que sigue siendo una verdadera orgía de sangre.

Aunque, es curioso. Desde que la agricultura se creó hace siglos (en el Neolítico), el hombre sólo ha sabido hacer una cosa: matar con tal de tener más tierras, y con ello más poder.

Parece pues que estamos abocados a vivir en continuos conflictos para perpetuarnos.

¿Hay salida a tanta injusticia? Es que, ¿no podemos vivir en paz?

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

Premios Nobel 2010

Hace 115 años el industrial sueco Alfred Nobel dejó firmado en su testamento que cada año se otorgaran estos Premios a personas que hubiesen realizado investigaciones sobresalientes, que hubieran inventado técnicas o equipamiento revolucionario, o simplemente que hubieran hecho contribuciones notables a la sociedad.

La motivación principal para que lo hiciera no fue otra si no su sentimiento de culpabilidad. Y es que, al final de sus días, parece que se sintió responsable por haberse enriquecido como empresario a través de una industria productora de dinamita; y cuyo principal mercado era la minería, pero también la guerra.

Los diversos campos en los que se conceden premios son en total seis: en Física, en Química, en Medicina, en Economía, así como el dedicado a la Paz y al ámbito de la Literatura. Dos áreas -éstas últimas- que han tenido más trascendencia a nivel internacional, y que se han fallado en las últimas horas.

————————————————————PREMIO NOBEL de LITERATURA

MARIO VARGAS LLOSA

Arequipa (Perú) 28 de marzo de 1936

Político ocasional, escritor y académico de origen peruano (obtendría la nacionalidad española en 1993) es uno de los innovadores de la novela realista. Un hombre de letras que ha cultivado también el periodismo, y la crítica de cine y arte.

Hijo único -de unos padres que se acababan de separar en el momento de su nacimiento- pasó su infancia al lado de la familia materna, lejos del país. Con apenas un año de edad, se trasladó con su madre a Cochabamba (Bolivia), donde su abuelo había sido enviado como cónsul.

Su mala relación con su padre -al que suponía muerto pues su familia le había ocultado la separación matrimonial- le marcó profundamente e influyó en su primera producción literaria.

Fue así como, en 1950 (tras un intento fallido de ingresar en la Escuela Naval) fue inscrito en un Colegio Militar de Lima; centro que adquirió fama mundial al aparecer reflejado en su novela «La ciudad y los perros» (1963). Una obra que provocaría el rechazo de la cúpula militar, y por el que Vargas Llosa llegó a ser tildado de ‘comunista’.

Más adelante trabajó en los diarios «La Crónica» y «La Industria», estudió literatura en la Universidad de la capital peruana, y coeditó «Cuadernos de Composición», así como la revista «Literatura».

No menos trascendente en su vida y en su obra fue su primer matrimonio, en 1955, con su tía Julia Urquidi -diez años mayor que él y de la que se separó en 1964-.  Urquidi, fallecida hace tan solo unos meses a la edad de 84 años, le inspiraría su obra «La tía Julia y el escribidor».

En 1958 obtuvo una beca de estudios para la Universidad de Madrid, donde preparó su tesis «García Márquez: Historia de un deicidio», con la que se doctoró en la Universidad Complutense (1971).

En 1959 se trasladó a París. Trabajó en el servicio en español de la Agencia France Presse y, posteriormente, en la Radio TV Francesa.

Su vida, desde entonces, fue un sin parar…

Entre 1965 (año en el que contrajo segundas nupcias con su prima Patricia Llosa, con la que tendría tres hijos) y 1971 formó parte del consejo de redacción de la revista «Casa de las Américas«. Y de 1976 a 1979, presidió el Pen Club Internacional.

A partir de 1966 residió en Londres, donde enseñó Literatura Hispanoamericana en el Queen Mary College británico. Hasta que en 1974 se estableció nuevamente en Lima.

Elegido miembro de número de la Academia Peruana de la Lengua en 1975, se incorporó a la misma dos años después. Y en los años 80, sin abandonar la narrativa, se introdujo en política y se enfrentó al presidente Alan García por el proyecto de ley de nacionalización de la banca (1987). Impulsó el conservador Frente Democrático (FREDEMO), por el que concurrió sin éxito a la Presidencia nacional en dos ocasiones.

Pero Vargas Llosa no se ha librado de polémicas como el que aconteció al romperse su amistad con otro «peso pesado» de la literatura, Gabriel García Márquez; a quien, supuestamente, propinó un puñetazo en un cine de México, por motivos que ambos nunca han querido desvelar.

Miembro de la Academia Española de La Lengua, ha sido el primer latinoamericano con asiento en la centenaria institución tras ser elegido en 1994 e ingresar con un discurso sobre Azorín en 1996. En Madrid ha participado en diferentes actos culturales como la presentación, en 2002, de la Fundación Internacional para la Libertad, y que preside en la actualidad.

Político de ideología liberal, en 2008, retiró en España su apoyo público al Partido Popular para dárselo a la formación Unión Progreso y Democracia (UPyD), alegando que no se siente representado en «actitudes conservadoras reticentes» respecto al laicismo o la homosexualidad.

No cabe duda que Vargas Llosa es un autor prolífico, ensayista por los cuatro costados. Y que ha sido distinguido con los máximos premios hispanos: como el Príncipe de Asturias de las Letras (1986, compartido con Rafael Lapesa), el Planeta (1993 por «Lituma en los Andes») y  el Cervantes (1994).

En total 47 obras publicadas, entre novelas, ensayos y adaptaciones teatrales.

Vargas Llosa, escritor -novelista, dramaturgo, ensayista, memorialista y cuentista- ha visto por fin recompensada su trayectoria profesional con este Premio Nobel de Literatura 2010. Y eso que ocupaba un puesto secundario en las quinielas. Por eso, quizá, la sorpresa el jueves cuando se supo que un autor tan lleno de talento se hacía con tal galardón.

Hay que recordar, asimismo, que desde hace 20 años que no se reconocía a un autor en Lengua hispana (el último premiado fue el mexicano Octavio Paz).

Parece pues que, por fin, se hace justicia con un autor enorme, apegado al éxito desde su primera obra, «La ciudad y los perros» (1962). Aparte de novelas tan inolvidables como «La casa verde» (1965), «Pantaleón y las visitadoras» (1973), «Lituma en los Andes» o «La Fiesta y el Chivo» no sólo recibirá 10 millones de coronas suecas (un millón de euros) por el premio. Vargas Llosa recibe también el reconocimiento a una de las trayectorias más exitosas, reputadas y consistentes de la literatura de los últimos 50 años.

Su última novela, «El sueño del celta», se publicará el próximo mes de noviembre. Una obra inspirada en la vida del irlandés Roger Casement, cónsul británico en el Congo a principios del siglo XX. Y en la que denuncia la brutalidad del Gobierno de Leopoldo II de Bélgica durante la colonización de aquel territorio.

 

———————————————————————————PREMIO NOBEL de la PAZ

LIU XIAOBO

Jilin (China) 28 de diciembre de 1955

Si el año pasado la concesión del Premio Nobel de la Paz a Barack Obama trajo numerosas críticas, esta vez el nuevo galardonado ha recibido un apoyo que -con excepción del Gobierno chino- ha sido unánime.

Intelectual, profesor de literatura y activista en pro de los derechos humanos y las reformas en la República Popular China, fue condenado a 11 años de cárcel en diciembre de 2009.

¿Su delito? Su participación en la firma de la Carta 08 (coincidiendo con el 60º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos). Un manifiesto que pide reformas políticas, al tiempo que propone una serie de medidas para mejorar las libertades en China: como democracia legislativa, un sistema judicial independiente, libertad de religión, asociación y prensa, y el fin del partido único.

El documento, que hoy acumula 20.000 firmas, estaba inspirado en la Carta 77 que la oposición de la extinta Checoslovaquia redactó ese año, y que contribuyó a la caída del régimen comunista en 1989.

El Comité Nobel en Oslo reconoce los esfuerzos de Liu Xiaobo «por su lucha larga y no violenta a favor de los derechos humanos fundamentales en China».

La decisión ayer de galardonar a Xiaobo ha irritado al Gobierno chino, que acusó a dicho Comité de violar sus propios principios al honrar a un «criminal» con el Nobel de la Paz. Y advirtió que afectará a las relaciones entre Pekín y Noruega. Sin embargo, el propio Ejecutivo noruego ha recordado que el Comité Nobel es un órgano independiente del Gobierno al que no se le puede presentar críticas.

Tanto EE.UU. como la UE o Rusia han defendido la validez del fallo.

España se ha sumado a última hora a la petición de libertad después de que lo hicieran Francia, Reino Unido y Alemania. La vicepresidenta Fernández de la Vega imponía su criterio a Moratinos. Y es que, en un primer momento, el ministro de Exteriores no quería irritar a Pekín ni hacer perder a nuestro país la condición de «mejor amigo de China en la Unión Europea», con el que el presidente Rodríguez Zapatero fue recibido en septiembre en Shanghai.

Por su parte, la organización humanitaria Amnistía Internacional también se ha dejado oír. Y ha expresado su confianza en que este galardón sirva para sacar a la luz «la violación de los derechos humanos que padece China»; exigiendo no solamente la puesta en libertad del disidente chino, sino de todos los presos políticos del país asiático.

Mientras, Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha manifestado su «inmensa emoción» por tal concesión a Liu Xiaobo, un premio «histórico» para China. Para la organización defensora de la libertad de prensa el comité de los Nobel ha dado «una lección» a «todos los Gobiernos democráticos que se pliegan demasiado frente a las presiones de Pekín».

Liu abandonó en 1989 su estadía como profesor visitante en la Universidad de Columbia, en Nueva York, para encabezar la huelga de hambre en protestas estudiantiles de la plaza de Tiananmen (Pekín) que ese verano acabaron en masacre. Aquella madrugada del 4 de junio, él y otros tres veteranos activistas salvaron cientos de vidas al negociar una salida pacífica de la plaza antes de que los carros blindados mataran a los centenares que se negaban a abandonar su protesta.

Tiananmen le valió una primera condena -de dos años-. Y, en 1996, llegó la segunda -de tres- en un «campo de reeducación laboral», donde se casó con su segunda y actual esposa, la poetisa Liu Xia, cinco años más joven que él y que gracias al certificado podía visitar a su marido a menudo.

Ella cuenta que les une una amistad de décadas y su amor por la literatura, por Dostoievski y Kafka. Él definiría su relación en un mensaje escrito tras la sentencia de 2009: «Tu amor es la luz que atraviesa los muros y las rejas de la prisión, acaricia cada pulgada de mi piel, calienta cada una de mis células, me permite mantener mi calma interior«.

Lo cierto es que Liu Xiaobo no sabrá que ha recibido tal reconocimiento hasta que su mujer se lo comunique en la próxima visita mensual a la cárcel- previsto para hoy-, donde permanece actualmente incomunicado.

Con todo, es la primera vez que un disidente chino es galardonado con el Nobel de la Paz, al margen del Dalai Lama (premiado cuando estaba exiliado en India, en 1989). El líder espiritual tibetano recibió el Nobel pocos meses después de que el Gobierno chino ordenase la sangrienta represión militar contra las manifestaciones en dicha plaza, la de Tiananmen.

Para poder valorar mejor a los demás, es importante primero reflexionar sobre el error de valorarnos a nosotros mismos y en la cualidad de apreciar a otros. Si estimamos a los demás, entonces nosotros y los otros, seremos felices.

(Reflexión del Dalai Lama)

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

 

Sudáfrica con Mandela

Nelson Mandela

Se celebran 15 años desde que Sudáfrica ganara en casa el campeonato Mundial de Rugby contra Nueva Zelanda. Todo un hito después de que durante años fueran excluidos de este tipo de competiciones debido al apartheid.

Pues bien, ahora el país africano acoge de nuevo un mundial, ésta vez de Fútbol. Será el próximo 11 de junio cuando de comienzo. Y con él se espera que el nonagenario y ex presidente de la República, Nelson Mandela, vuelva a hacer acto de presencia.

Un símbolo de libertad y de supervivencia.

Un icono a nivel global de la reconciliación y el perdón desde su puesta en libertad el 11 de febrero de 1990.

Clint Eastwood ha sabido plasmar como nadie esta historia en su última película que produce y dirige: «Invictus«. Un film basado en el libro de John Carlin «El factor humano» (Playing the enemy: Nelson Mandela and the Game That Changed the World) y ambientada después de que Nelson Mandela saliera de la cárcel y se convirtiera en presidente de Sudáfrica.

Con el evento deportivo en 1995, el líder sudafricano impulsó y utilizó, con la ayuda de la estrella de rugby Francois Pienaar (Matt Damon), como vía para acabar con el odio y la desconfianza existente durante décadas entre la población blanca y negra del país.

Toda una aportación al mundo cinematográfico que refleja la historia de un hombre de raza negra que -con la perseverancia que le caracteriza- ingresaría en 1944 en el Congreso Nacional Africano (ANC), de inspiración basada en la figura de Gandhi . Un movimiento de lucha contra la opresión de los sudafricanos de color. Y cuya ideología se basó en un socialismo africano: nacionalista, antirracista y antiimperialista.

Este año se cumplen dos décadas desde que Mandela fuera liberado -tras 27 años en prisión- convirtiendo un país de convivencia y de respeto hacia los derechos humanos.

Echemos un vistazo para atrás y comprender por qué.

Corre el año 48. Llega al poder en Sudáfrica el Partido Nacional, que institucionaliza la segregación racial creando el régimen del apartheid (implantado por colonizadores ingleses) como símbolo de una sucesión de discriminación política, económica, social y racial. Fue llamado así porque significa «separación» en Afrikaanses una lengua germánica, criolla del neerlandés.

Este sistema consistía básicamente en la división de los diferentes grupos raciales para promover el «desarrollo». Todo este movimiento estaba dirigido por la raza blanca, que instauró todo tipo de leyes que cubrían, en general, aspectos sociales. Se hacía una clasificación racial de acuerdo a la apariencia, a la aceptación social o a la ascendencia.

Entre otros aspectos de disfunción racial pasaban porque los negros no podían ocupar posiciones en el gobierno, como tampoco podían habilitar negocios o ejercer prácticas profesionales en las áreas asignadas específicamente para los blancos. Asimismo, el transporte público era totalmente segregado. A los negros no les estaba permitido entrar en zonas asignadas para población blanca, a menos que tuvieran un pase.

En 1959, con el Self Government Act el apartheid alcanzó su plenitud cuando la población negra quedó relegada a pequeños territorios marginales y autónomos y privada de la ciudadanía sudafricana.

Para entonces, Nelson Mandela -que había estado confinado en la cárcel por dirigir un movimento contra el régimen de la época- reaparece en público, promoviendo la aprobación de una Carta de la Libertad. Ahí plasma la aspiración de un Estado multirracial, igualitario y democrático; una reforma agraria; y una política de justicia social en el reparto de la riqueza.

Pero la situación no es fácil. El gobierno responde y crea a finales de los 50 siete reservas (o bantustanes), territorios marginales supuestamente independientes, en los que confinar a la mayoría negra. El ANC responde con manifestaciones y boicoteos, que conducen a la detención de la mayor parte de sus dirigentes. Mandela es acusado de alta traición, juzgado y liberado por falta de pruebas en 1961.

Ese mismo año es elegido secretario honorario del Congreso de Acción Nacional de Toda África, un nuevo movimiento clandestino que adopta el sabotaje como medio de lucha contra el régimen de la recién proclamada República Sudafricana; al tiempo que se encarga de dirigir el brazo armado del ANC (la Lanza de la Nación). Su estrategia se centra en atacar instalaciones de importancia económica o de valor simbólico, excluyendo atentar contra vidas humanas.

En 1962 Mandela viaja por diversos países africanos recaudando fondos, recibiendo instrucción militar y haciendo propaganda de la causa sudafricana. A su regreso es detenido y condenado a cinco años de cárcel. Un juicio posterior contra los dirigentes de la Lanza de la Nación le condena a cadena perpetua en 1964.

Llega así su reclusión durante 27 años en la isla de Robben Island –al estilo de Alcatraz- en penosas condiciones, pero que supuso el principio de una figura legendaria que representaba la falta de libertad de todos los negros sudafricanos.

Mientras tanto, en los años 70, el régimen sudafricano es oficialmente condenado por la comunidad occidental y sometido a un embargo de armas y material militar. Y en 1985, el Consejo de Seguridad de la ONU llama a los estados miembros a adoptar sanciones económicas.

Consciente de su problemática, el gobierno intenta acabar con el tan incómodo mito de Mandela, ofreciéndole la libertad si aceptaba establecerse en uno de los bantustanes a los que el régimen había concedido una ficción de independencia; a lo que el líder negro rechazó el ofrecimiento.

Desde su minúsculo habitáculo en la prisión, Nelson Mandela escribiría el siguiente poema:

Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.

En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.

Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años me encuentra, y me econtrará, sin miedo.

No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.

Y llega el fin de la Guerra Fría que precipita, a su vez, el fin del apartheid.

Frederik De Klerk, presidente de la República por el Partido Nacional, tiene que ceder finalmente ante la evidencia de la presión internacional; y abre el camino para desmontar la segregación racial, liberando a Mandela en 1990 y convirtiéndole en su principal interlocutor para negociar el proceso de democratización.

De este modo, paradógicamente los dos protagonistas Mandela y De Klerk se hacen con el Premio Nobel de la Paz en 1993.

En adelante la población negra recupera sus derechos civiles y políticos.

Y Nelson Mandela se pone en 1994 al frente -quizá por lo que siempre soñó- de la presidencia de la República de Sudáfrica.

Una apuesta -la de la igualdad- por la que siempre será recordado junto a la copa del Mundial de Rugby. Probablemente, los dos momentos que al líder sudafricano más le marcaron, y por los que entrevió que nada es imposible si el objetivo es lícito y justo.

Mandela ha logrado que los 47 millones de habitantes de Sudáfrica se hayan puesto de acuerdo en que no valen más segregaciones por ser de uno o de otro color, de pertenecer a una o de otra religión, por pensar de tal o de cual manera…

Ahora, muy frágil a sus 92 años, «Madiba» el nombre con el que lo llaman los miembros de su clan, limita sus apariciones y se expresa sólo mediante grabaciones de video. Pero su perseverancia por los más débiles seguro que nunca será olvidado.

«Sueño un África en paz consigo misma»

Por Iñigo Ortiz de Guzmán