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Alemania dice, el resto calla

La Unión Europea no consigue calmar a los mercados que renovaron ayer su presión sobre el euro y los bonos de las naciones periféricas de la eurozona.

En el centro de la crisis se encuentran no sólo estas naciones, sino el país más poderoso de la UE: Alemania.

Su canciller Angela Merkel frustró la petición del Fondo Monetario Internacional (FMI) de ampliar en 750.000 millones de euros el capital del fondo de apoyo al euro.

Un plan concebido como un parachoques contra los ataques de la especulación o el colapso económico de uno de los socios de la moneda única.

En un nuevo tira y afloja entre la canciller casi en solitario y el resto de los países del Eurogrupo, Alemania también descartó la emisión de eurobonos de deuda para apuntalar el fondo a partir de 2013.

Una inyección de capital que iría destinada a fortalecer los recursos para apoyar a los Gobiernos cuya deuda pública se vea nuevamente atacada.

“No veo la necesidad de aumentar el fondo”, zanjó el miércoles la canciller.

Por su parte, el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, considera que la oposición de Alemania a la emisión de eurobonos es una actitud «antieuropea«.

La tensión pues crece en el seno de la UE entre rescates de países miembros.

Así es Merkel.

Primero reticente al rescate de Grecia y después a la creación del actual sistema de apoyo, recordó que sólo se ha usado “un porcentaje muy pequeño” en ayudas a Irlanda.

De los 440.000 millones de euros que avalan los socios del euro, Irlanda sólo recibirá 17.700. Mientras que el resto provendrá de una partida de los presupuestos de la UE, el FMI y las contribuciones de Reino Unido, Suecia y Dinamarca.

La capacidad de maniobra en la gestión de la crisis se encuentra seriamente limitada.

Los mercados financieros detectan esta torpeza y responden con una acusada volatilidad y con un castigo a los diferenciales de los bonos públicos de las economías tenidas por periféricas.

Así las cosas, el Banco Central Europeo (BCE) tendrá que seguir ocupando el centro del ring en el encarnizado combate entre la eurozona y los mercados financieros.

Por lo que acaba de comprar 2.000 millones de euros en bonos soberanos.

AL RESCATE

La debacle griega a principios de año, puntapié inicial de la crisis del euro, se profundizó por las vacilaciones de Alemania que solo aceptó intervenir cuando el contagio a otros países de la eurozona amenazaba con convertirse en epidemia.

En octubre Alemania, convertida en parangón de rectitud fiscal europea, acordó con Francia un nuevo mecanismo para que los acreedores asumieran pérdidas en los pagos cuando una deuda no estaba en condiciones de ser pagada.

Dicho mecanismo estaba planeado para 2013 cuando expirase el actual Fondo de Rescate de la UE, pero los mercados financieros no entraron en sutilezas y -asustados- empezaron a desprenderse de los bonos de algunos países, encareciendo los préstamos para los llamados PIIGS: Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España.

En el caso del Tesoro español, los intereses de la deuda son un 76% superiores a los que paga Alemania.

Los inversores exigen más rentabilidad a los bonos españoles porque creen que, dadas las circunstancias económicas, el Tesoro puede tener problemas de liquidez que -llevados a un caso extremo- podrían llegar a convertirse en dificultades de solvencia.

El mercado teme que España pase problemas.

La penaliza por ello.

Y así, eleva el coste de la deuda hasta niveles difícilmente soportables y esta situación termina generando efectivamente problemas de liquidez para el país.

Curiosamente, en los años en los que Alemania apenas crecía, el Banco Central Europeo le garantizó una política de tipos de interés extremadamente bajos -política que, por otra parte, contribuyó a alimentar las burbujas en los países que estaban siendo fiscalmente disciplinados-.

Pero cuando el resto de Europa necesitó de una política fiscal más expansiva en aquellos países que como Alemania se la podían permitir, esta fue bloqueada por una poderosa coalición formada por el Gobierno alemán, su banco central, su tribunal constitucional, y una opinión pública cada vez más beligerante contra los supuestamente manirrotos europeos del Mediterráneo.

Ahora, España está atrapado en un círculo y necesita romperlo. En esa línea van acciones de austeridad y privatizaciones como las aprobadas la semana pasada por Zapatero, que han «impresionado» al Eurogrupo, en palabras del propio Juncker.

Pero puede no ser suficiente, porque el mercado ya ha probado sobradamente, primero con Grecia y después con Irlanda, su capacidad para crear corrientes de tendencia difícil de revertir.

EURO: HUNDIMIENTO O SALVACIÓN

Merkel choca con dos obstáculos internos: uno político, otro institucional.

A nivel político las encuestas y los diarios populares dejan en claro diariamente que hay escasa simpatía por los rescates a países que son vistos como ineficientes o corruptos.

El rey de los tabloides sensacionalistas alemanes -el Bild lo resume así:

«¿Vamos a tener que rescatar a toda Europa?»

A nivel institucional, el problema pasa por la Corte Constitucional alemana.

La eurozona se rige legalmente por el tratado de Maastricht (firmado en 1992 ) que incluía entre sus cláusulas un pacto fiscal con un tope del 3% para el déficit fiscal, así como la prohibición de que un miembro fuera rescatado por otros en caso de incumplirlo.

La Corte Constitucional está examinando si el rescate aprobado en mayo para Grecia por la Unión Europea y el FMI no viola el tratado.

Si a pesar de todo Merkel defiende al euro es porque un derrumbe de la moneda única europea sería tan costoso para Alemania como para el resto de la eurozona.

Antes -el pasado 3 de diciembre- Merkel advertiría por primera vez que su país podría abandonar el euro para establecer un nuevo régimen de la moneda única.

Según José Fernández Albertos -científico titular del CSIC (Agencia Estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas) en el Instituto de Políticas y Bienes Públicos se pueden hacer dos interpretaciones del comportamiento del país germano: La primera admite que Alemania no está dispuesta a dejar fracasar el euro. Si la política hoy dominante -que la carga del ajuste caiga en los países periféricos- acaba siendo inviable, a Alemania no le quedará más remedio que volverse europeísta y arrimar el hombro. Pero solo lo hará cuando el euro esté en situación crítica, porque solo entonces Merkel podrá convencer a la sociedad alemana de las impopulares decisiones que habrán de tomarse, como la europeización de la deuda pública, la creación de un Fondo Monetario Europeo o el cambio de las reglas de gobernanza macroeconómica en la eurozona. Cuanto más se pueda retrasar ese momento endureciendo las políticas fiscales de la periferia, mejor. (…)

La otra interpretación, añade Fernandez Albertos, es: Sencillamente, lo que hemos presenciado es una muestra de que Alemania no está dispuesta a sacrificar los principios orientadores de su política económica nacional para salvar la unión monetaria. Si así fuera, el futuro del euro quedará en manos de la capacidad de sacrificio de las economías y sociedades de los países de la periferia en términos de desempleo, recortes en Estado de bienestar y estancamiento económico. Y como bien saben quienes están especulando en los mercados de deuda de estos países, la capacidad de aguante de las sociedades democráticas no es infinita.

EL MILAGRO ALEMÁN

La economía puede ser la salida de este laberinto.

La recesión mundial de 2009 golpeó duramente a la economía germana, segundo exportador global, que sufrió una caída de casi un 5%.

Este año se calcula un crecimiento del 4%.

Más importante aún, hay señales de algo que solía faltar en el engranaje alemán: un mayor consumo.

A la sombra de la hiperinflación de los años 20, los alemanes generaron una cultura ahorrativa y cautelosa. Pero la actual recuperación económica y cambios generacionales están generando una explosión de consumo que, según el consejo económicio asesor alemán, debería aumentar un 1,6% el año próximo.

Ese es, quizá, el quid de la cuestión: una Alemania consumidora podría tener una de las llaves para la recuperación de una eurozona cuyo mayor problema no es la deuda, el déficit o los mercados sino la falta de crecimiento.

EL TAMAÑO DE ESPAÑA IMPORTA

Al igual que el rescate de Grecia en mayo, el de Irlanda fue anunciado con bombos y platillos como la vacuna que evitaría el contagio a otros países de la eurozona.

En términos epidémicos la duda era si no se llegaba tarde para Portugal, pero se calculaba que los 85.000 millones de euros para Dublín serían una muralla que protegería el área peligrosa de la eurozona: España.

La economía española representa el 9% de la Unión Europea más que Portugal (1,4%), Irlanda (1,4%) y Grecia (2%) juntos.

La deuda española en relación al PIB no es fuerte (53,2%), pero su déficit fiscal sí (11,1%)

En el caso de Italia (12,9% del PIB europeo) el problema es el inverso: su deuda es un 116% del PIB mientras que su déficit fiscal es un 5%.

En todo caso…

Un rescate de España desbordaría los fondos de la Facilidad de Estabilidad Financiera Europea, un fondo de 600.000 millones de dólares constituida tras la crisis griega para calmar a los mercados con un mensaje de solvencia en la eurozona.

A finales de abril se vencen 15.500 millones de euros en bonos estatales, y unos 35 mil millones de deuda de los bancos españoles.

Por lo que no sorprende que los inversores y la Union Europea estén un poco inquietos.

La pregunta es: ¿no se acordaron un poco tarde?

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Grecia. Tiempo de cambios

La caída de Irlanda

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

La caída de Irlanda

Primero fue Grecia, ahora le ha tocado a Irlanda.

Quién sabe si el efecto roll-on afectará a Portugal, o incluso a España.

Lo cierto es que el Gobierno irlandés de Brian Cowen ha anunciado esta tarde el nuevo plan de ajuste que el ejecutivo impondrá al país en los próximos cuatros años, y que supondrá un ahorro de 15.000 millones de euros.

«Esto es lo que se tiene que hacer» es lo que acaba de decir el presidente de una nación que se enfrenta al recorte de 2.800 millones de euros en prestaciones sociales.

En definitiva, un plan de ajuste en el que el tijeretazo al gasto público se lleva la peor parte (10.000 millones de euros) y las tímidas subidas de impuestos apenas suponen otro tercio de la financiación que necesita el país para lograr bajar su deuda al 3% del PIB para 2014.

El paquete de medidas recorta radicalmente los subsidios al desempleo. Además, en la búsqueda de crear nuevos puestos de trabajo, el Gobierno ha recortado en un euro el salario mínimo por hora, hasta los 7,65 euros.

En cuanto a las pensiones, el Ejecutivo refuerza el plan que ya había presentado en primavera en el que quiere incrementar la edad de jubilación hasta los 66 años para 2014; y seguir con un ascenso progresivo que lleve a los 67 años en 2021, y a los 68 años para 2028 como edades mínimas para tener acceso a las prestaciones por retiro.

Hasta 7.000 millones de euros de gasto corriente serán eliminados.

En estas reducciones también se contempla la eliminación de trabajadores públicos. Hasta 24.750 perderán su empleo.

Con la previsible fecha (7 de diciembre) de la aprobación de este ajuste, se subirá además el IVA de forma gradual desde el actual 21% hasta el 22% para 2013, y el 23% en 2014. Se crean impuestos nuevos sobre el agua, al tiempo que se traza el camino para una suerte de fiscalidad verde, una concesión del Gobierno de Cowen a sus aliados en el Gobierno, el Green Party.

Así pues, números y más números para una economía -la europea- que cada vez ve más acortada su cuenta de resultados y de posibles rescates futuros a otros estados.

Está demostrado que no basta con hacer los deberes.

Las fuerzas especulativas del mercado están desatadas y los gobiernos se muestran impotentes ante su furia avasalladora.

El Ejecutivo de Zapatero ha aprobado el mayor plan de ajuste de la democracia, ha impuesto una durísima reforma laboral, está decidido a cercenar más derechos mediante la reforma del sistema de pensiones, y, a pesar de ello, la desconfianza de los tiburones financieros en la deuda española alcanzó ayer cotas desconocidas desde hace 15 años.

Basta que los mercados piensen así -aún no siendo cierto- para que se haga realidad.

La vicepresidenta segunda y ministra de Economía del Gobierno, Elena Salgado, lo ha dicho hoy: que España está en las «mejores condiciones» para resistir el acoso de los mercados.

Lo que se está viendo, es una cosa clara.

Que, además de una crisis profunda del capitalismo, es un fracaso estrepitoso del proyecto europeo.

Y cuyos líderes no han tenido durante los últimos años la altura de miras para acompañar la unidad económica con una unidad política.

En la cocina de esta nueva fase de la crisis de la deuda soberana, Angela Merkel y Nicolas Sarkozy han aportado el ingrediente explosivo: que los contribuyentes europeos no pueden seguir pagando todos los platos rotos (¡a buenas horas mangas verdes!).

Y que, a partir de 2013, el nuevo mecanismo que sustituirá al fondo creado el pasado mayo tendría que contemplar la quita de una parte del valor de los bonos. Pero con el lanzamiento de esta iniciativa en medio de una gran volatilidad en los mercados de deuda, los depositantes de los bancos irlandeses comenzaron a retirar fondos de sus cuentas.

Fue la bomba que faltaba para relanzar la crisis.

Parecería que el fantasma del ex presidente argentino Néstor Kirchner -recientemente fallecido- está ahora mismo recorriendo Europa. Es decir: el espectro de reestructurar la deuda exterior con acreedores bancarios y tenedores de bonos.

La Eurozona tiene en sus manos la posibilidad de aplicar con ingenio lo que constituye uno de los casos más extremos de las finanzas internacionales.

Pero hasta ahora, lo que ha decidido es reeditar la peor parte de esa experiencia, es decir, el programa de austeridad fiscal que impuso el FMI y que condujo a la suspensión de pagos.

En el caso de Irlanda, se trataría sobre todo de conceder aquellos préstamos y garantías necesarios para sacar al país de los mercados de deuda al tiempo que se aplica un plan de relanzamiento fiscal, todo lo contrario de la contracción que se le está proponiendo.

Si se trata de salvar al euro, el camino es el relanzamiento, no la contracción.

En todo caso, el mensaje -más que peligroso- que se está transmitiendo a los ciudadanos es que cada Estado ha de salvarse como bien pueda…

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

Conflicto en el Sáhara Occidental

Hace treinta y cinco largos años que el pueblo saharaui no vive en paz, que la tierra y las piedras de esa región han cerrado sus ojos para que no les escueza la sangre de las personas que han muerto durante todo ese largo tiempo.

Merece la pena, pues, escribir ahora que se cumple el aniversario de la Marcha Verde y de los Acuerdos de Madrid, unas breves líneas de protesta, que sirvan como minúsculo canto a la libertad y los derechos más esenciales de las personas.

Fruto de todos estos años, el pasado lunes las fuerzas de seguridad marroquíes desmantelaban por la fuerza el campamento de Gdaim Izik, situado cerca de la capital del Sáhara Occidental, en El Aaiún.

Desde hacía aproximadamente un mes, unos 20.000 saharauis establecidos en 7.000 jaumas (tiendas nómadas) exigían mejores condiciones de vida para su pueblo.

Los organizadores reivindicaban viviendas, puestos de trabajo y ayudas sociales para los saharauis. No había, en principio, demandas políticas de autodeterminación o independencia.

Se trataba de la mayor protesta saharaui desde que en 1975 España se retiró de la colonia.

Consecuencias: un saldo indeterminado de fallecidos -por la imposibilidad de acceso de los periodistas a la zona- y decenas de detenidos y heridos.

Mientras que Marruecos habla de 11 policías y dos saharauis fallecidos (uno de ellos con nacionalidad española), el Frente Polisario (el movimiento pro autodeterminación del Sáhara Occidental) eleva la cifra de muertos saharauis hasta al menos 19, y añade más de 700 heridos y 150 desaparecidos.

La operación se iniciaba poco antes de las siete de la mañana, cuando varios helicópteros sobrevolaron el campamento lanzando órdenes de desalojo por megafonía. Pequeños grupos de mujeres con niños se marcharon y, a la salida, les esperaban autobuses en los que fueron transportados hasta El Aaiún.

Después comenzaba el asalto, en el que se usaron cañones de agua, gases lacrimógenos, porras y balas de goma.

Los más jóvenes opusieron resistencia, lo que se desataría en una batalla campal, tras la que el Ejército aplastó las tiendas, muchas de las cuales acabaron ardiendo.

ver vídeo (pinchar en la foto)

Marruecos cortó el acceso por carretera al Sáhara a la altura de Tan Tan, e impidió a todo extranjero cruzar este límite. Rabat ha impedido asimismo a los periodistas españoles viajar a El Aaiún.

En estos últimos días, además, Rabat ha expulsado a tres parlamentarios autonómicos y a un eurodiputado español. Y el pasado día 5, dos periodistas españoles, Antonio Parreño -corresponsal de TVE- y Eduardo Marín -de la Cadena SER- fueron agredidos en una sala del Tribunal de Primera Instancia de Ain Sbaa (Casablanca), cuando cubrían un juicio contra siete activistas saharauis.

La Policía requisó las cámaras de los observadores internacionales paraborrar las fotos que habían hecho de los incidentes.

El Gobierno marroquí ha acusado a la prensa española de «recurrir sistemáticamente a procedimientos falaces, técnicas innobles, manipulaciones abyectas y montajes inmundos» a la hora de informar sobre su país.

Así lo manifestó anoche el ministro de Comunicación, Jalid Naciri. Es la respuesta de Rabat a la petición lanzada desde La Moncloa por la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, para que se permitiese trabajar con libertad en el Sáhara a la prensa española.

La nota centra sus críticas concretas en el canal de televisión Antena 3, los diarios EL PAÍS y Abc, la cadena SER y la agencia Efe.

Lo que queda claro es que la estrategia de Rabat perjudica a sus propios intereses, pues la opacidad informativa crea una presunción a favor de quienes denuncian la dureza de la represión llevada a cabo por las fuerzas marroquíes.

De nuevo, el Gobierno español -tal y como sucedió en Lanzarote con el episodio de Aminetu Haidar en 2009- está viéndose envuelto de manera directa o indirecta en decisiones inaceptables del Ejecutivo de Rabat.

Si algo se demuestra con ello es la fragilidad de las bases sobre las que se mantiene la relación, inspirada para la parte española por un único y excesivo deseo de evitar los roces.

No parece ni oportuno ni comprensible, por otra parte, que el presidente Zapatero se encoja de hombros; y que, además, recurra a los servicios de un titular de Exteriores recién cesado, como el señor Miguel Ángel Moratinos para resolver el conflicto de intereses.

Pero, ¿qué hay de los detenidos?

Seis de los protagonistas de la revuelta de El Aaiún serán juzgados por un tribunal militar (los primeros civiles juzgados por jueces castrenses desde la subida de Mohamed VI al trono), y al menos otros 63 saharauis serán procesados por un tribunal penal ordinario.

De momento, todos ellos han ingresado en la llamada Cárcel Negra, prisión famosa por su dureza y conocida como «el Guantánamo marroquí».

A la mayoría de los procesados se les acusa de perpetrar «actos vandálicos» y de «desobediencia y violencia contra funcionarios».

 

HISTORIA- EL PROCESO DESCOLONIZADOR PENDIENTE

Esta historia comienza en la Conferencia de Berlín.

Corre el año 1885. Trece países europeos y uno norteamericano, acuerdan el futuro de África (ningún africano fue invitado a la conferencia). España reclama una región que le permita mantener viva su expansión colonizadora. Distaba mucho de ser una gran potencia, pero se las arregló para disimularlo.

El entonces llamado Sáhara Español no era un territorio demasiado rico.

Únicamente destacaba por dos recursos naturales que, todavía hoy, siguen sembrando la polémica: sus fosfatos (el yacimiento de Bu Craa es considerado el mayor del mundo) y sus caladeros de pesca (la zona Atlántica del sur se caracteriza por sus grandes bancos de peces).

Los habitantes del territorio, los saharauis, eran pueblos nómadas a los que, en cierta medida, se les obligó a sedenterizarse.

Y así pasaron los años, y llegó la Segunda Guerra Mundial. Y, tras ella, las potencias europeas se fueron retirando de África iniciándose el llamado proceso descolonizador. A veces por las buenas, a veces por las malas, entre los 40, los 50 y los 60, todos los países europeos se retiraron de África.

Pero existían dos excepciones.

Los atrasados gobiernos portugués y español no estaban por la labor. Pero algo empezó a cambiar en los 70. Las guerras coloniales en África le costaron a Salazar su puesto y provocaron en Lisboa la Revolución de los claveles, probablemente la revolución más maravillosa de la historia de Europa. Con tres décadas de retraso, Portugal también se retiró de África.

Sólo quedaba España. Pero el tiempo corría en contra, los vecinos del Sáhara Occidental (Marruecos, Argelia y Mauritania) llevaban décadas de andadura como países independientes y pudieron organizar una estructura militar establecida.

Marruecos incluso mantuvo una guerra (todavía no reconocida) contra España por el control del Ifni. Los saharauis por su parte, bajo la dominación española, no pudieron preparar ningún tipo de defensa.

En 1975 el general Franco muere y millones de esperanzas se abrieron para el pueblo español.

Es entonces cuando el entonces monarca Hassan II aprovecha la circunstancia para organizar la llamada “Marcha Verde”:  325.000 marroquís se dirigen hacia la frontera con la intención de apropiarse del Sáhara Occidental. No llegan a haber tiroteos; los soldados españoles se limitaron a minar la frontera, colocar carteles advirtiéndolo y esperando detrás. Los marroquís no la cruzaron.

Pero la situación se volvía insostenible por días, Marruecos amenazaba constantemente con la guerra abierta y el fragil gobierno español tenía demasiadas cosas en la cabeza como para meterse en una guerra por unos territorios que, en cualquier caso, seguramente serían abandonados poco después.

Lo cierto es que la Marcha Verde es el parche perfecto, y abandonar el apoyo al proyecto independentista es más fácil así.

No proclamar el Estado saharaui cumple con los intereses occidentales (que quieren evitar el nacimiento de un Estado independiente tan cerca de Europa y promovido por Argelia y Libia). También se protegían los intereses españoles, ante el posible peligro político que podían sufrir las Islas Canarias.

ACUERDOS DE MADRID (14 NOV 1975)

En los Acuerdos de Madrid (hoy hace 35 años), se acordó una administración del Sáhara Occidental compartida a partes iguales por España, Marruecos y Mauritania. Y dejan claro que la soberanía del Sahara corresponde al pueblo saharaui.

Mauritania primero ocuparía su región, pero ante la resistencia saharaui acabaría retirándose.

España, por su parte, nunca ha tenido el peso que los Acuerdos le concedían. Marruecos acabó controlando el Sahara Occidental, y hasta ahora.

El Frente Polisario proclamó entonces la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), sin éxito. Este representante de la causa nace en 1973 como «reflejo de la madurez del nacionalismo saharaui ante la inmovilidad de los procesos de autodeterminación promovidos por la ONU». Además, es miembro fundador de la Unión Africana (UA), lo que no ha impedido que aproximadamente un 75% de su territorio permanezca ilegal y militarmente ocupado por Marruecos.

SÁHARA LIBRE

Existen varias resoluciones de la ONU apoyando la independencia del Sahara.

Sin embargo, Marruecos pretende convertir al Sáhara en una provincia marroquí. Y para ello realiza una política de aislamiento del pueblo saharaui que vive en campos de concentración esperando a que la comunidad internacional recuerde la existencia del derecho.

Con todo, el Sáhara, nunca ha sido descolonizado. Es la única región de importancia que todavía no lo ha sido.

Marruecos nunca ha tenido derecho sobre la soberanía de esta región.

Hasta ahora, uno de los principales escollos diplomáticos entre Marruecos y España era que ésta se negaba a reconocer la soberanía del reino marroquí sobre el Sáhara.

Pero el señor Zapatero ha resuelto ese problema hace poco: por primera vez, un presidente del gobierno español ha reconocido en un mitin la soberanía marroquí sobre el Sáhara.

Todo el mundo comprende que si las relaciones se deterioran, España pagará un coste. Pero también Marruecos, cuya exposición a los riesgos que ambos países deben enfrentar conjuntamente es seguramente mayor.

Que se reconozca su papel en la estabilidad del Magreb no puede ser interpretado desde Rabat como licencia para imponer por la fuerza su voluntad en un territorio que ocupa en contra de la legalidad internacional, proclamando el desafío de «conmigo o contra mí».

ASUNTO PENDIENTE

Es cierto que las relaciones con Marruecos se encontraban bajo mínimos cuando Zapatero llegó a La Moncloa, pero el modelo que adoptó para mejorarlas era inviable: estabilizar el trato con Rabat por la vía de aproximarse a su posición en los principales contenciosos.

Era un modelo condenado al fracaso, y los graves sucesos en el Sáhara lo estarían certificando.

Querámoslo o no, el Estado español continúa siendo responsable legal y político de esta tragedia.

Sin embargo, los distintos gobiernos españoles -lejos de cumplir con sus obligaciones internacionales-, han sacrificado siempre a la parte más débil, el pueblo saharaui.

En su juego del gato y el ratón con la dictadura marroquí han ejercido, dicho sea de paso, casi siempre el papel de ratón complaciente frente a un tirano feudal que se ríe descarnadamente de la legalidad internacional.

El gobierno español puede y debe, al igual que hizo retirando sus tropas durante la ocupación de Irak, posicionarse del lado de los derechos humanos.

Recuperar parte de nuestra memoria histórica, recordando más de un siglo de colonización en el que consideramos a los saharauis como españoles, nos implica, en primer lugar, en la búsqueda de una solución justa y pacífica que respete el derecho a la autodeterminación.

Mantener una postura de “ambigüedad retórica” estimula a Marruecos para seguir en su posición intransigente, no aceptando la aplicación de las resoluciones de la ONU y poniendo condiciones previas en próximas negociaciones.

Si algo demuestran las más de tres décadas que perdura el conflicto es que este no se cerrará mientras el pueblo saharaui no decida libremente su futuro.

Los saharauis han buscado por activa y por pasiva independizarse del reino alauita. Pero no se lo permiten… El último gran problema lo tenemos estos días en El Aaiún.

Lo triste de todo es que este pueblo no tiene más remedio que ir de ghandi, de víctimas sin recursos ni armas, pataleados por el gigante marroquí. De otro modo, se convertiría en una lucha abierta en la que tienen todas las de perder.

El Sáhara Occidental no es precisamente Afganistán con un terreno escarpado y montañoso, preparado para una guerra. El Sáhara es un extraordinario desierto, donde no hay posibilidad de esconderse. Los helicópteros marroquíes acabarían con el enemigo con los ojos cerrados.

Mohamed VI es sumamente hábil. Sabe que mientras Occidente piensa que Marruecos está aislada -desde el punto de vista formal- tiene el “derecho” de acogotar al enemigo.

Por otra parte, los saharauis también reconocen que como les puede ir menos mal es haciéndose las víctimas. Ganan tiempo y, en el terreno diplomático, pueden conseguir avances.

De todos modos, no nos engañemos. Marruecos jamás entregará el Sahara a los saharauis.

Ni está en sus planes ni en su agenda. Sobre todo porque hay ahí demasiado petróleo para vender o repartir.

Y sino que se lo pregunten a algunas empresas estadounidenses que tienen una pierna por esos lares.

La presión exterior es limitada. La ONU seguirá con su eterna mediación, sin exigir el fin de la ocupación.

El mismo Estados Unidos ve con simpatías a Marruecos (Rabat es un aliado estratégico vital y no le forzará). No olvidemos que los servicios secretos marroquíes -junto con los cubanos- están considerados como uno de los mejores del mundo.

La UE apenas pinta en este caso, pese a los fuertes lazos económicos y comerciales. Francia mira a su propio interés. Y también España (Pesca, inmigración, Ceuta, Melilla…)

De ahí las medias tintas, el pragmatismo, la incomodidad, el intento inútil de salvar la cara, las afirmaciones de que no es un conflicto bilateral sino internacional, la tardanza y los matices de la condena a la represión marroquí.

Y todo gracias a la chapucera descolonización fraguada en los estertores del franquismo.

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

¿Trabajar + por -?

La actual crisis económica ha hallado la forma de salir de ella: los trabajadores deben «trabajar más y ganar menos«.

Al menos, eso es lo que piensa el presidente de la CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales), Gerardo Díaz Ferrán. Lo ha dicho esta semana.

Y lo afirma el que preside a los empresarios de este país, y además el de otras compañías deficitarias tales como Viajes Marsans AirComet; una aerolínea que debe 16 millones de euros a la Seguridad Social, así como entre dos y cuatro nóminas a sus 900 trabajadores.

Pero volvamos a los que nos atañe.

Díaz Ferrán cree que no se trabaja lo suficiente en España, algo que según él, supone un lastre para la economía. El líder de la patronal -quien tiene los días contados- ve una deficiente productividad de los ciudadanos y reduce la situación a un tema de horas por semana.

Al principio de la democracia se trabajaban 48 horas semanales, que han pasado a ser 40 oficiales.

Pero de las que, en realidad, sólo son efectivas 38 horas, explica. Así pues, el patrón de patronos entiende que «es imposible estar trabajando 38 horas y pensar que se va a salir de la crisis». Del mismo modo, considera que es «imprescindible» ganar menos.

Y yo me pregunto: ¿Es lo mismo que, por ejemplo, al presidente de El Corte Inglés, a un futbolista cotizado, a un banquero, a un alto dirigente político, o a un empresario que llegue a ganar 12.000 € mensuales (y tiro por lo bajo) se le reduzca el salario lo mismo que a un mileurista, a un trabajador del sector servicios, o a un hombre/mujer que a lo que más puede aspirar es a un suelo de más de 1.ooo €?

¿De verdad todo el mundo trabaja de manera igualitaria?

Me temo que no. Por lo que estas declaraciones, a todas luces, distan mucho de lo deseable. A no ser -claro está- que quien las hace viva «por encima de sus posibilidades», o que sólo piense en su propio beneficio a costa de los demás.

Ferrán que puede estar en sus últimos días al frente de la CEOE, no ha hecho más que echar más leña al fuego.

Pero las reacciones a este mal augurio no se ha hecho esperar. El ministro de Fomento y vicesecretario general de los socialistas, José Blanco, ha afirmado que el presidente del mundo empresarial «no es el mejor ejemplo» para hablar de «trabajar más y ganar menos» porque él «ha ganado mucho, trabajando poco y explotando a muchos«.

De lo que no hay duda es que España roza en la actualidad el 16% de desempleo, la tasa más alta de toda la UE. Incluso por delante de otros países de la eurozona con no tan buena fortuna económica como Grecia, Portugal o Irlanda.

A día de hoy, el salario mínimo interprofesional español es de 633,30€ al mes. Una cifra que dista -y mucho- de los 1.610€ de Luxemburgo o de los 1.148€ del Reino Unido. Algo falla.

Lo que es vox populi es que, en contra de las estimaciones del Ejecutivo de Zapatero, las previsiones del Banco de España pintan un panorama desolador a corto plazo. Y es que frente a las últimas previsiones del Gobierno que apuntaban a una caída del PIB 1.6% en 2009, y la vuelta al crecimiento del 1.2% en 2010, el organismo supervisor cree que no habrá una «recuperación incipiente» hasta finales del año que viene.

De hecho, los estudios menos esperanzadores hablan de una tasa media de paro que rondará entre el 17,1% y el 19,4% al finalizar este año. Unos cálculos que ya ni siquiera desestima el PSOE.

Dicho esto, Díaz Ferrán ha pedido a los sindicatos que «se pongan las pilas» y cumplan el acuerdo de negociación colectiva vigente hasta 2012, que prevé incrementos salariales no superiores al 1%. Vamos, que ni pa pipas

En todo caso, las declaraciones del presidente de la CEOE no han dejado indiferente ni a la UE. El miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), José Manuel González-Páramo ha asegurado que no se necesita para salir de la crisis «trabajar más y cobrar menos», sino «mejor y ser más productivos«. Y añade que, si finalmente esto supone trabajar más horas, dependerá de lo eficiente que sea cada uno con el uso de las tecnologías.

En esto hay algo cierto. Y es que tenemos que producir más y mejor para poder competir de manera más eficiente.

El problema es que si no se invierte más dinero ni esfuerzos en I+D, en educación o en mano de obra cualificada, no hay nada que hacer.

Ya sabemos que la principal causa de la crisis en este país ha sido la desproporción entre la oferta y demanda en el sector de la construcción, así como la facilidad de endeudamiento privado (por los bajos tipos de interés).

Y, claro, que este y otros gobiernos no han sabido adelantarse a los demás; y han sabido vivir bien, sin muchas preocupaciones. Es lo que yo denomino ‘esencia latina’.

Y así nos va…

Lo mejor será tomarse todo esto a risa.

Al menos, para algo habrá servido pertenecer a esta entidad que se conoce como ‘la Europa social‘. Que si no, íbamos bien con personajes como Díaz Ferrán. Con él viviríamos todavía en la época de los Cro-magnon.

Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer.

¡Bravo!

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

Incendios impunes

Se espera que hoy quede controlado el incendio que desde el pasado domingo ha arrasado 349 hectáreas de pinar en la zona de Benirràs, al norte de la isla de Ibiza. Uno de tantos en los que no se debe al cambio climático o a las altas temperaturas estivales, sino que todo apunta a otro caso de negligencia.

No hay nada de nuevo en esto… Lo de cada año por estas fechas.

Pero, ¿Qué razones de peso hay detrás de todo incendio? ¿Cuáles son los motivos para que se produzcan tantos en España?

En primer lugar, la estructura y composición de nuestros montes está determinada en gran parte por el abandono del medio rural. Este fenómeno ha traído consigo un significativo aumento de la superficie forestal en zonas agrícolas abandonadas a partir de la segunda mitad del siglo XX. Por esta razón, una parte de esta superficie está formada mayormente por masas forestales jóvenes, inestables, y con poca o nula gestión. También, el fin o el decaimiento de la mayoría de los aprovechamientos forestales como la utilización de madera, el pastoreo extensivo, la recogida de leñas, o el carboneo.

Si a esto sumamos que sólo un 16% de las masas arboladas españolas tienen un plan de gestión, tenemos una situación estructural de abandono y gran cantidad de combustible.

Pero lo más importante -tal y como ocurre en la Península Ibérica, en especial en Galicia y en nuestra vecina Portugal- es el uso cultural del fuego. Y todo con un fin: la regeneración de pastos, la limpieza de fincas, para ahuyentar animales “dañinos”, etc.

Es así por lo que el 95% de los incendios forestales están provocados por la mano de ser humano, muchos de ellos son intencionados.

Detrás de dos de cada diez incendios registrados en Galicia se esconden intereses económicos. La voz de alarma la acaban de dar agentes judiciales de la Guardia Civil al hacer público un estudio sobre el perfil psico–social de los incendiarios en la comunidad que analiza un total de 138 incendios. El objetivo es ayudar a “identificar” a los posibles autores de un incendio forestal y mejorar las medidas de prevención en la lucha contra el fuego.

Así sabemos que el 7% de los incendios registrados en Galicia son provocados por pirómanos. Las imprudencias por prácticas tradicionales como puede ser la quema de rastrojos causa casi un 24%; y más de un 25% fueron ocasionados por barbacoas, colillas mal apagadas o pirotecnias. Además, el 17,9% persiguen la obtención de algún beneficio, ya sea urbanístico, económico o ganadero, y un 5,1% pretenden causar daño a terceros.

Y lo que más preocupa: el 20% de incendios son provocados por personas con problemas psicológicos que no tienen motivación aparente alguna.

Lo cierto es que 2010 está siendo el año con menos hectáreas quemadas de la década a nivel nacional. Son más de 7.000 hectáreas de casi 26.000 en total, por el momento, que han sido pasto de las llamas en la primera mitad del mes.

Unas cifras que distan mucho de las 136.152 hectáreas arrasadas de 2006, el año más negro de la década respecto a incendios en nuestro país.

Para que nos hagamos una idea, la superficie arrasada este año supone un descenso del 72,8% con respecto al mismo periodo del 2009.

Pero GREENPEACE avisa: que no podemos bajar la guardia.

Y denuncia que sólo 1 de cada 1.000 incendiarios acaba siendo juzgado.

La organización ecologista señala en su último estudio que los incendios forestales son todavía, y pese a los avances, un delito impune.

Dicho informe señala, además, que  sólo unos pocos de los responsables de los los grandes incendios forestales (aquellos que afectan a más de 500 hectáreas, y que suponen el 40% de la superficie quemada en la última década) acaban siendo juzgados.

Greenpeace reconoce que en los últimos años las fiscalías de Medio Ambiente han realizado un importante esfuerzo para aplicar el Código Penal (vigente desde 1995) cuyo resultado es un incremento notable del número de sentencias y condenas.

Así con todo, Galicia -donde se producen más de la mitad de los incendios forestales- encabeza el número de sentencias por delito de incendio forestal y el mayor número de sentencias condenatorias.

Le siguen  Castilla y León, Andalucía, Cataluña y la Comunidad Valenciana. Navarra, La Rioja, País Vasco y Madrid son las comunidades autónomas con menor número de sentencias por este delito.

Pese a que la respuesta de la justicia está siendo acorde con las demanda social de castigar a los incendiarios, también se observa que todavía queda mucho que hacer:

Los datos cantan por sí solos: En España se producen una media de 20.000 incendios y se quema una superficie de 140.000 hectáreas todos los años.

En resumen: hay que cuidar del medioambiente. Los bosques son vitales para el mantenimiento de la biodiversidad.

Frente al cambio climático, éstos son fijadores naturales de CO2 (en Brasil, por ejemplo, los incendios forestales son la mayor fuente de emisiones de CO2). Aparte de la desertificación, la sequía y las inundaciones, las zonas boscosas impiden la erosión del suelo y regulan el clima (absorben agua de lluvia y la liberan poco a poco, incrementando la disponibilidad hídrica de los meses secos). Pero es que, además, si los árboles son gestionados de forma sostenible, ofrecen una fuente constante y renovable de recursos e ingresos.

COMBATIR LA DEFORESTACIÓN ES COMBATIR EL CLIMA

«El clima está cambiando. Este año en Rusia comprendimos muy bien la actualidad de los problemas climáticos«, son palabras del primer ministro de Rusia, Vladímir Putin, tras visitar las áeras más afectadas por los incendios forestales. Más de 28.000 incendios que ha arrasado cerca de un millón de hectáreas de bosques desde junio, y más de 11 millones de hectáreas de cultivos (es decir, el 26 por ciento del total de la cosecha).

Hay que ser conscientes de nuestra responsabilidad a nivel medioambiental.

El cambio climático conlleva una serie de consecuencias irreversibles en la vida cotidiana, desde la escasez de agua y de alimento hasta otras menos conocidas como el incremento de las facturas de suministro de agua, luz y electricidad, la subida de las primas de seguros, o el aumento de las enfermedades tropicales.

Inhalemos y exhalemos mientras podamos…

+ info en S.O.S. Planeta

Por Iñigo Ortiz de Guzmán


…adeus Saramago

EL ESCRITOR QUE SIEMPRE EXPRESÓ LO QUE SENTÍA

El mundo de la cultura está de luto

“Escribo para desasosegar, para no dejar que la gente se duerma y decirles que lo malo está ahí esperando”

Portugués de nacimiento y de corazón, español por amor,… José Saramago ha dejado de lado su máquina de escribir y sus inseparables gafas para cumplir con aquello que tanto repitió en sus novelas. Un tema tabú para muchos, pero no para el Nobel de Literatura: la muerte.

Sin pausa pero sin prisa, así vivió su vida. «Nuestra única defensa contra la muerte es el amor», dijo en una ocasión José Saramago. También lo hicieron las 36 novelas que escribió a lo largo de su carrera y que fueron reconocidas con el Premio Nobel en 1998, pasando así a ser el único escritor de habla lusa en hacerse con tal galardón.

Persona de firmes convicciones, José Saramago es capaz de «estar al lado de los que sufren y en contra de los que hacen sufrir«; «hombre de una sola palabra, de una sola pieza«, como lo definió su mujer, la periodista granadina Pilar del Río.

Saramago reconocía siempre que él no tenía poder para cambiar el mundo, pero sí para decir que era necesario cambiarlo. Y lo decía en ese «espacio literario enorme» que para él era la novela, en la que, con su habitual modestia, aseguraba no haber «inventado nada». «Sólo soy alguien que, al escribir, se limita a levantar una piedra y a poner la vista en lo que hay debajo».

Sus viajes por los cinco continentes le servían también para animar a los oyentes a reaccionar ante el mal funcionamiento del mundo, «a indignarse, a no quedarse en esa especie de inercia de rebaño» que caracteriza al hombre actual. «Es hora de aullar, porque si nos dejamos llevar por los poderes que nos gobiernan se puede decir que nos merecemos lo que tenemos», comentaría el genial narrador del siglo XX.

En innumerables ocasiones había pedido un debate en profundidad sobre el sistema democrático, convencido como estaba de que el verdadero poder no reside en los gobiernos sino en las multinacionales. «Hablar de democracia es una falacia«, solía decir.

Militante comunista durante buena parte de su vida, criticó incluso a la izquierda. Asimismo, se caracterizó por apoyar las causas sin causa, por encabezar las manifestaciones contra las guerras, además de apoyar la causa saharaui.

Precisamente, su última aparición pública fue en noviembre del año pasado en el aeropuerto de Lanzarote -donde residía desde 1993-, y honrar con su presencia el conflicto del denominado Caso Aminatu Haidar. La activista que estuvo 32 días en huelga de hambre tras ser expulsada ilegalmente de El Aaiún.

Fue poeta antes que novelista de éxito y antes que poeta, pobre.

Hijo y nieto de campesinos, el escritor nació en 1922 en la pequeña aldea de Azinhaga, a 100 kilómetros de Lisboa. Tenía tres años cuando su familia emigró a la capital, donde las penurias rurales se tornaron en penurias de ciudad. Así, el futuro escritor se formó en la biblioteca pública de su barrio mientras trabajaba en un taller después de abandonar la escuela para ayudar a mantener la escasa economía familiar.

Antes de dedicarse de lleno a la literatura y de convertirse en uno de los mejores novelistas, Saramago trabajó en oficios como los de cerrajero, mecánico, editor y periodista.

Publicó su primera novela en 1947, Tierra de pecado. Por esa época prendió en él la conciencia política que siempre le acompañó y que le llevó a afiliarse en 1969 al Partido Comunista Portugués -clandestino durante la dictadura de Salazar-.

Tras un largo silencio de casi veinte años, en los que estuvo sin publicar porque no tenía «nada que decir», Saramago se atrevió con la poesía entre 1966 y 1975 y publicó Poemas posibles, Probablemente alegría y El año de 1993.

El reconocimiento mundial no le llegó hasta los sesenta años, con Memorial del convento, la novela que, según ha contado Pilar del Río en más de una ocasión, propició su relación amorosa con el escritor. A la periodista y posterior traductora de la obra de Saramago le impresionó tanto la lectura de ese libro (Premio del Pen Club Portugués) que se fue a Lisboa a entrevistar a su autor en 1986. Dos años más tarde se casaron.

La fama internacional le vino con El año de la muerte de Ricardo Reis. Centrada en la figura del heterónimo de Fernando Pessoa, el gran poeta del Portugal moderno, la novela es un intenso retrato de Lisboa de la mano de un poeta imaginario que, igual que pasó nueve meses en el vientre materno, ha de pasar un tiempo equivalente desde la muerte del hombre que lo creó antes de desaparecer definitivamente.

En ese tiempo, a partir de 1984, la actividad de Saramago se vuelve frenética. Una laboriosidad que le ha acompañado hasta su muerte con la escritura incansable de novelas, diarios, obras de teatro y hasta un blog.

Con El evangelio según Jesucristo (1991), su visión heterodoxa del mesías cristiano levantó una polémica que arreció cuando el gobierno de su país se negó a presentar el libro al Premio Literario Europeo. Un gesto que le hirió sobremanera, e hizo que emigrara a la localidad lanzaroteña de Tías, donde el viernes falleció a causa de una leucemia.

La misma polémica de tintes religiosos se reprodujo en 2009 al hilo de la publicación de una novela considerada hiriente por la jerarquía católica lusa, Caín.

Meses antes, el escritor se había visto envuelto en otro rifirrafe. Esta vez en Italia: su editorial de siempre, propiedad de Silvio Berlusconi, se negó a publicar El cuaderno, un libro basado en el blog del escritor, que no ahorraba en él críticas al primer ministro italiano.

Pero no todo fueron cortapisas.

El año 1995 fue especial para él, con la obtención del Premio Camoens al conjunto de su obra y la publicación del Ensayo sobre la ceguera, primera entrega de su trilogía sobre la identidad del individuo, que continuó con Todos los nombres (1998) y cerró con Ensayo sobre la lucidez (2004).

El primer volumen de la trilogía fue llevado al cine en 2008 por el director brasileño Fernando Meirelles con el título de «Blindness». Una obra suprema.

Novelas que junto a La caverna o El Hombre duplicado llevan al terreno narrativo reflexiones sobre el consumo, la sociedad de masas, el sistema democrático o la idea de la muerte. Muchas de ellas parecen nacidas de una pregunta: «¿qué pasaría si?» Si la gente votase masivamente en blanco en unas elecciones, si alguien decidiese vivir al margen de la economía capitalista, si se encontrasen dos hombres totalmente idénticos. Otra de esas preguntas era qué pasaría si la gente dejase de morir.

Sólo él sabía que había cosas que sólo suceden en la imaginación crítica de un escritor de novelas.

En los últimos años, Saramago no dejó pasar demasiado tiempo entre novela y novela. Era consciente de su edad y, como lo dijo en una entrevista, si tenía «aún algo para decir», lo mejor es que lo dijera «cuanto antes».

Lo cierto es que nunca escribió un mal libro.

La muerte le ha sorprendido cuando preparaba una novela sobre la industria del armamento y la ausencia de huelgas en este sector.

En su último libro, Las pequeñas memorias, entrelazó los recuerdos de su infancia: «He intentado no hacer nada en la vida que avergonzara al niño que fui», dijo cuando se publicó esa obra en 2006.

«Espero morir como he vivido, respetándome a mí mismo como condición para respetar a los demás y sin perder la idea de que el mundo debe ser otro y no esta cosa infame».

Música: Dulce Pontes- «Cançao do Mar»

Los que le hemos leído, le echaremos en falta.

…obrigado.

Por Iñigo Ortiz de Guzmán




Los misterios de Fátima

Hoy concluye  la visita del Papa Benedicto XVI a Portugal. Cuatro días en los que el Pontífice ha hecho -si se puede considerar así- un amago de autocrítica. Ayer mismo, en Lisboa, asumía los pecados de la Iglesia (al afirmar que el enemigo está dentro de sus filas) en una condena firme de los abusos pederastas cometidos por religiosos, y que han salido a la palestra en los últimos meses.

Se cuentan por 3.000 los casos de pedofilia en ocho años, que el organismo eclesiástico reduce a 300.

Sea como fuere, lo cierto es que Joseph Ratzinger ha visitado el país luso por primera vez para conmemorar el 93º aniversario de las apariciones de la Virgen a tres jóvenes pastores.

Hagamos un poco de Historia. Los hechos sucederían desde el 13 de mayo hasta el 13 de octubre de 1917Lucía dos Santos -de diez años- y sus primos, JacintaFrancisco Marto -de seis y nueve años respectivamente- relatan que sintieron el reflejo de luz que se aproximaba. Y cómo vieron a una Señora vestida de blanco surgir de una pequeña encina. Los niños aseguraron que se trataba de la Virgen María, la cual les pidió que regresaran al mismo sitio el 13 de cada mes durante seis meses.

En posteriores retornos los niños fueron seguidos por miles de personas que se concentraban en el lugar para ser testigos de las apariciones. Entre las recomendaciones, según los testimonios de los niños, la Virgen hizo hincapié en la importancia del rezo del rosario para la conversión de los pecadores y del mundo entero. Además, habría pedido la construcción de una capilla en el lugar, capilla que fue el germen del actual santuario.

Se dice que la Virgen apareció otras cinco veces a lo largo de ese año. En el tiempo que sucedieron las apariciones, la Virgen realizó varias profecías, recomendaciones y entregó tres mensajes conocidos como Los tres secretos de Fátima.

Se afirma que tres mensajes fueron entregados por la Virgen María a Lucía, la mayor del grupo. El primer secreto mostraba una visión del infierno mientras que el segundo hablaba de cómo reconvertir el mundo a la cristiandad. El texto del tercer misterio se mantuvo en secreto por muchos años y sólo fue revelado por el Papa Juan Pablo II el 26 de junio de 2000.

Interpretaciones de católicos afirman que el segundo misterio pronosticó la re-conversión de Rusia (en esas mismas fechas se realizó la Revolución rusa que dio lugar al primer estado socialista de la historia) al cristianismo. Y consideran que con la desintegración de la URSS en 1990 la profecía se ha cumplido. También se especula que en el tercer mensaje se profetizaba el atentado contra la vida del papa Karol Józef Wojtyła. Acontecido el 13 de mayo de 1989 en la Plaza de San Pedro, por el turco Ali Agca.

Además, según creyentes, la Virgen María predijo el final de la Primera Guerra Mundial (la cual terminó al año siguiente), así como la muerte prematura de Francisco y Jacinta. Francisco moriría el 4 de abril de 1919 y Jacinta diez meses después. Ambos serían beatificados a posteriori por la Iglesia Católica.

Desde las primeras noticias sobre las apariciones de la Virgen de Fátima, los Papas se mostraron acorde a los acontecimientos.

  • Pío XI entre otras manifestaciones públicas de simpatía, concedió el dia 1 de octubre de 1930 una indulgencia especial a los peregrinos de Fátima.
  • Pío XII consagró la humildad al Inmaculado Corazón de María el 31 de octubre de 1942.
  • Juan XXIII visitó como peregrino el lugar de las apariciones y, más tarde, legó en testamento su cruz pectorial al Santuario de Fátima.
  • Pablo VI fue el primer Romano Pontífice que visitó Fátima para conmemorar el cincuentenario de las apariciones, el 13 de mayo de 1967.
  • Juan Pablo II visitó personalmente el lugar de las apariciones en dos ocasiones, el 13 de mayo de 1982 y el 13 de mayo de 1991.

Sor Lucía moriría en 2005 en el convento de Coimbra, a los 97 años.

En definitiva, estos tres pastores de la Portugal de antaño han dejado tras de sí una manera de pensar, de creer en la Iglesia Católica a lo largo y ancho del Mundo.

Fátima, cuyo santuario recibe anualmente 4 millones de peregrinos. Eso es nada. Todo por una aparición, por un relato que tuvieron de la Virgen hace 93 años.

Hasta aquí, todo queda conforme.

Lo que no queda claro es que el actual Papa Benedicto XVI -ante medio millón de personas entre fieles, sacerdotes, diáconos y seminaristas- haya afirmado estos días que el aborto y los matrimonios entre personas del mismo sexo son opuestos al «bien común», definiéndolo como «lo más insidioso y lo más peligroso».

Palabras y más palabras.

Pero si mirásemos al fuero interno de la curia católica y romana, habría mucho que criticar, mucho que reconocer como negativo, como antítesis de lo que la sociedad pide a día de hoy. A la vista están los últimos casos escabrosos de ciertos sacerdotes con sus actos más que criticables.

¿Dónde está esa Iglesia que ha de avanzar como lo hacen los países y los ciudadanos del siglo XXI? Es decir, progresar a lo que somos hoy. Saber pedir perdón por las atrocidades durante tantos siglos, ser consciente de por dónde vamos. Y no demonizar a ciertos sectores de la sociedad, a las familias monoparentales, a las ideas más o menos de izquierdas.

De lo que se trata es de respetar. De no seguir dando auto de fe si con ello se frenan las libertades de las personas. ¿Quién es el máximo responsable de las actuaciones individuales, si no uno mismo con su verdad, con su manera de vivir, de pensar o de actuar?

Que no nos digan lo que tenemos que hacer. Que no nos traten como malos individuos por el hecho de ser consecuentes con una manera de pensar; con una manera de ser. ¿Por el simple hecho de pensar diferente?

¿Qué es el bien o el mal? ¿Quién es mejor o peor’ ¿Qué es la belleza, la perfección, lo ideal?

Que cada uno que se responda a estas preguntas para reconocerse.

Una última pregunta:

¿La Iglesia Vaticana Apostólica Romana es, de verdad, lo mismo que la Iglesia Misionera? ¿Esos que están a pie de calle, que hacen todo lo que esté a su alcance por la gente necesitada, quienes no ponen etiquetas a las personas según su raza, color, ideología o sexo? ¿Aquellos que -bajo manga- (¡no se vaya a enterar la curia!) ofrecen profilácticos para que los que no tienen la suerte de tener una educación caigan a formar parte de la triste y larga lista de millones de seropositivos en continentes como África o Sudamérica?

Yo sí sé la respuesta. Sé en lo que creo. En la bondad. No hacen falta apariciones.

Por Iñigo Ortiz de Guzmán