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La Constitución y la moral

En el Congreso de los Diputados ya no se habla de establecer la igualdad de hombre y mujer en el acceso a la Corona o de reformar el Senado, sino de la “estabilidad presupuestaria” -que queda fijada por mandato constitucional-.

Se nos dice que la intención es calmar a los mercados, al Banco Central Europeo y al eje franco-alemán con el objetivo de salvar a nuestro país de una intervención.

Cuando, en definitiva, no es más que un corsé permanente al gasto público en España.

La idea es que para 2020 todas las Administraciones -central, autonómica y local- tendrían prohibido por la Constitución gastar más de lo que ingresan.

Lo curioso es que lo que había resultado imposible durante siete años -poner de acuerdo a PSOE y PP en una reforma constitucional- se ventilara el pasado 22 de agosto.

Por sorpresa y en diez minutos (los que tardó el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en ofrecerla y Mariano Rajoy, líder del PP, en aceptarla).

La realidad es que la reforma se ha encontrado con la hostilidad de un sector de la opinión.

Se habla de “golpe de Estado financiero”, de “golpe a la democracia”, de “ruptura del consenso constitucional”, etc. Términos que coinciden con el resurgimiento del 15-M después del paréntesis papal.

Guste o no, lo cierto es que la iniciativa por acuerdo del PSOE y el PP es perfectamente legal. Si es o no democrática dependerá del concepto de democracia que se tenga. Pero legal, es.

Nada puede obligar a convocar un referéndum como no sea el voto favorable de 35 diputados o 26 senadores.

Pero bien es cierto también que , aunque el referéndum no sea legalmente obligatorio, lo es moralmente dada la trascendencia de lo que se reforma.

Pero -afirma Ramón Cotarelo, catedrático de Ciencias Políticas- «aquí aparecen discrepancias. Para unos, el tope del déficit es enterrar el Estado del bienestar; para otros, es una garantía del Estado del bienestar. Si no hay acuerdo mayoritario, la obligación moral se debilita.»

Socialistas y populares argumentan que se “requería tal medida a fin de salvar el Estado del bienestar”.

Lo que no deben de saber es que España es el país de la UE-15 que tiene el gasto público social por habitante más bajo.

Por lo que se hace difícil de entender cómo mayores recortes de tal gasto van a corregir el enorme déficit de gasto público social.

Una respuesta a esta contradicción podría ser la aportada por dirigentes conservadores de persuasión neoliberal, como dirigentes del Partido Popular, que han subrayado que el descenso del gasto público (incluyendo el social) estimulará la economía.

Pero como bien han señalado economistas de la talla de Joseph Stiglitz, Paul Krugman o Dean Baker, las políticas de recortes de gasto público (incluyendo gasto público social) en este momento de recesión son contraproducentes. Entienden que reducirían todavía más la demanda de bienes y servicios (estancada como resultado de que la población está enormemente endeudada).

Grecia, Irlanda y Portugal están mostrando que la reducción del gasto público les está abocando a una continua recesión.

Mejor ejemplo de lo que no se debe hacer, imposible.

Con todo, la medida permitirá un déficit tope de un 0,4% del PIB. Un porcentaje excesivamente bajo.

En realidad, en los últimos 20 años, tal como subraya David Lizoain, ni la zona euro, ni la OCDE en su conjunto tuvieron un déficit estructural inferior al 0,4% ni un sólo año.

Alemania lo consiguió sólo un año; EEUU, tres años, y el Reino Unido, cuatro.

El politólogo Vicenç Navarro afirma que es poco probable que las fuerzas que están pactando el déficit del 0,4% favorezcan un incremento sustancial de los impuestos y de su progresividad (los ricos en España tributan sólo el 20% de lo que tributan los ricos en Suecia).

En realidad, durante estos últimos 15 años, ambos partidos han estado reduciendo los impuestos, debilitando su progresividad.

El tipo efectivo del IRPF que abonan las rentas más altas se ha reducido en 18 puntos, la gran empresa tributa un 10% menos por sus beneficios y la banca se ha beneficiado de la enorme tolerancia, cuando no complicidad, de las autoridades públicas hacia el fraude fiscal.

En realidad, lo que estamos viendo ahora es la repetición de lo que ocurrió en el periodo 1993-2008.

La reducción del déficit público -requerido por el criterio de Maastricht-, se consiguió a costa, no de aumentar los impuestos (que en realidad bajaron, sobre todo en las rentas superiores, reduciéndose un 37% para las rentas de más de 300.000 euros), sino de disminuir el gasto público y sobre todo el gasto público social.

En España, los déficits públicos siempre se han reducido a costa de su Estado del bienestar.

Creerse que ahora va a ser diferente es ignorar el temor del Estado español (tanto central, como autonómico) a enfrentarse con aquellos colectivos de mayores ingresos (que obtienen sus ingresos de las rentas del capital) y que no aportan al Estado lo que aportan sus homólogos en la UE-15. Así de claro.

Y lo más tremendo de todo es que, a los mercados, la dichosa reforma constitucional muy probablemente les importa un bledo.

 

Zapatero hizo mal al no consultar al partido, ¿no hace mal el partido al no consultar a los ciudadanos?

Y ¿qué ocurriría si se incumple esa norma constitucional? Pues puede que nada. De hecho, el Pacto de Estabilidad, contenido en el Tratado de la Unión desde 1997, limita al 3% del PIB el déficit máximo de los Estados y ha sido incumplido por la práctica totalidad de los países sin ninguna consecuencia práctica.

Esto es política de Estado, sí señor.

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© Iñigo Ortiz de Guzmán

Igualdad entre H/M

8-M DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER


Mucho ha llovido desde que la mujer adquiriera consciencia sobre la necesidad de luchar por alcanzar sus derechos.

Pese a la reivindicación continua desde hace más de diez décadas, aún es necesario reservar un día en el calendario para recordar lo mucho que queda por hacer en materia de igualdad entre hombres y mujeres.

En Europa es uno de los principios fundamentales del Derecho comunitario, pero en el plano normativo.

Porque aunque proliferan las iniciativas programas y fondos para promover la igualdad, ejemplos en muy distintos ámbitos son ilustrativos de una realidad diferente: sólo 1 de cada cuatro parlamentarios es mujer.

En los consejos de administración de las empresas europeas, solo el 12% de los puestos está ocupado por féminas.

Este año, el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad ha querido reconocer la figura de las personas mayores de 65 años. Un colectivo que representa a casi el 10% de la población y que reclama una mayor visibilidad.

En la actualidad, tres de cada diez abuelas españolas dedican la mayor parte de su tiempo a cuidar de sus nietos. Ello ha permitido a sus hijas seguir trabajando.

Según reconoce Igualdad en un informe, el valor económico de este trabajo supone un 0,8% del PIB y el 12% del gasto en pensiones de jubilación y viudedad.

Además, se estima que alrededor del 93% de los cuidadores familiares que reciben una paga de la Ley de Dependencia son mujeres.

Pese a todo, la sociedad sigue sin reconocer la labor de estas mujeres.

Es el anclaje a la familia lo que hace que las mayores prefieran vivir acompañadas.

Son ellas quienes más acusan la soledad, y de hecho el porcentaje de mujeres que viven solas es superior al de hombres.

Es significativo que el 35% de las mujeres de 80 a 85 años vivan solas, frente al 17,75% de los varones.

«Viven más, pero no tienen mejores condiciones de vida: tienen mayor probabilidad de vivir una situación de dependencia, con menos ingresos», destaca la secretaria de Estado de Igualdad, Bibiana Aído.

Como alerta el estudio de Igualdad, las mujeres mayores lidian con la doble barrera del género y la edad.

Otra alerta a tener en cuenta: una gran mayoría de las mayores (92,8%) utiliza su tiempo libre en ocuparse de las tareas domésticas y cuidar a la familia.

La organización británica We Are Equals ha presentado precisamente este vídeo, en el que aparece el actor Daniel Craig vestido de mujer. Así -como aclaran sus organizadores- se quiere poner de relieve las claras diferencias que sufren las mujeres en relación con los hombres.

En definitiva: los millones de niñas sin escolarizar en el tercer mundo, las diferencias salariales dentro de una misma empresa, las mujeres que son víctimas de la violencia machista…

Los malos datos en violencia de género siguen ahí. En nuestro país son ya catorce las mujeres muertas a manos de sus parejas en lo que vamos de año.

Me temo que nos queda todavía mucho camino por recorrer.

YES, WOMEN CAN

© Iñigo Ortiz de Guzmán

Alemania dice, el resto calla

La Unión Europea no consigue calmar a los mercados que renovaron ayer su presión sobre el euro y los bonos de las naciones periféricas de la eurozona.

En el centro de la crisis se encuentran no sólo estas naciones, sino el país más poderoso de la UE: Alemania.

Su canciller Angela Merkel frustró la petición del Fondo Monetario Internacional (FMI) de ampliar en 750.000 millones de euros el capital del fondo de apoyo al euro.

Un plan concebido como un parachoques contra los ataques de la especulación o el colapso económico de uno de los socios de la moneda única.

En un nuevo tira y afloja entre la canciller casi en solitario y el resto de los países del Eurogrupo, Alemania también descartó la emisión de eurobonos de deuda para apuntalar el fondo a partir de 2013.

Una inyección de capital que iría destinada a fortalecer los recursos para apoyar a los Gobiernos cuya deuda pública se vea nuevamente atacada.

“No veo la necesidad de aumentar el fondo”, zanjó el miércoles la canciller.

Por su parte, el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, considera que la oposición de Alemania a la emisión de eurobonos es una actitud «antieuropea«.

La tensión pues crece en el seno de la UE entre rescates de países miembros.

Así es Merkel.

Primero reticente al rescate de Grecia y después a la creación del actual sistema de apoyo, recordó que sólo se ha usado “un porcentaje muy pequeño” en ayudas a Irlanda.

De los 440.000 millones de euros que avalan los socios del euro, Irlanda sólo recibirá 17.700. Mientras que el resto provendrá de una partida de los presupuestos de la UE, el FMI y las contribuciones de Reino Unido, Suecia y Dinamarca.

La capacidad de maniobra en la gestión de la crisis se encuentra seriamente limitada.

Los mercados financieros detectan esta torpeza y responden con una acusada volatilidad y con un castigo a los diferenciales de los bonos públicos de las economías tenidas por periféricas.

Así las cosas, el Banco Central Europeo (BCE) tendrá que seguir ocupando el centro del ring en el encarnizado combate entre la eurozona y los mercados financieros.

Por lo que acaba de comprar 2.000 millones de euros en bonos soberanos.

AL RESCATE

La debacle griega a principios de año, puntapié inicial de la crisis del euro, se profundizó por las vacilaciones de Alemania que solo aceptó intervenir cuando el contagio a otros países de la eurozona amenazaba con convertirse en epidemia.

En octubre Alemania, convertida en parangón de rectitud fiscal europea, acordó con Francia un nuevo mecanismo para que los acreedores asumieran pérdidas en los pagos cuando una deuda no estaba en condiciones de ser pagada.

Dicho mecanismo estaba planeado para 2013 cuando expirase el actual Fondo de Rescate de la UE, pero los mercados financieros no entraron en sutilezas y -asustados- empezaron a desprenderse de los bonos de algunos países, encareciendo los préstamos para los llamados PIIGS: Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España.

En el caso del Tesoro español, los intereses de la deuda son un 76% superiores a los que paga Alemania.

Los inversores exigen más rentabilidad a los bonos españoles porque creen que, dadas las circunstancias económicas, el Tesoro puede tener problemas de liquidez que -llevados a un caso extremo- podrían llegar a convertirse en dificultades de solvencia.

El mercado teme que España pase problemas.

La penaliza por ello.

Y así, eleva el coste de la deuda hasta niveles difícilmente soportables y esta situación termina generando efectivamente problemas de liquidez para el país.

Curiosamente, en los años en los que Alemania apenas crecía, el Banco Central Europeo le garantizó una política de tipos de interés extremadamente bajos -política que, por otra parte, contribuyó a alimentar las burbujas en los países que estaban siendo fiscalmente disciplinados-.

Pero cuando el resto de Europa necesitó de una política fiscal más expansiva en aquellos países que como Alemania se la podían permitir, esta fue bloqueada por una poderosa coalición formada por el Gobierno alemán, su banco central, su tribunal constitucional, y una opinión pública cada vez más beligerante contra los supuestamente manirrotos europeos del Mediterráneo.

Ahora, España está atrapado en un círculo y necesita romperlo. En esa línea van acciones de austeridad y privatizaciones como las aprobadas la semana pasada por Zapatero, que han «impresionado» al Eurogrupo, en palabras del propio Juncker.

Pero puede no ser suficiente, porque el mercado ya ha probado sobradamente, primero con Grecia y después con Irlanda, su capacidad para crear corrientes de tendencia difícil de revertir.

EURO: HUNDIMIENTO O SALVACIÓN

Merkel choca con dos obstáculos internos: uno político, otro institucional.

A nivel político las encuestas y los diarios populares dejan en claro diariamente que hay escasa simpatía por los rescates a países que son vistos como ineficientes o corruptos.

El rey de los tabloides sensacionalistas alemanes -el Bild lo resume así:

«¿Vamos a tener que rescatar a toda Europa?»

A nivel institucional, el problema pasa por la Corte Constitucional alemana.

La eurozona se rige legalmente por el tratado de Maastricht (firmado en 1992 ) que incluía entre sus cláusulas un pacto fiscal con un tope del 3% para el déficit fiscal, así como la prohibición de que un miembro fuera rescatado por otros en caso de incumplirlo.

La Corte Constitucional está examinando si el rescate aprobado en mayo para Grecia por la Unión Europea y el FMI no viola el tratado.

Si a pesar de todo Merkel defiende al euro es porque un derrumbe de la moneda única europea sería tan costoso para Alemania como para el resto de la eurozona.

Antes -el pasado 3 de diciembre- Merkel advertiría por primera vez que su país podría abandonar el euro para establecer un nuevo régimen de la moneda única.

Según José Fernández Albertos -científico titular del CSIC (Agencia Estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas) en el Instituto de Políticas y Bienes Públicos se pueden hacer dos interpretaciones del comportamiento del país germano: La primera admite que Alemania no está dispuesta a dejar fracasar el euro. Si la política hoy dominante -que la carga del ajuste caiga en los países periféricos- acaba siendo inviable, a Alemania no le quedará más remedio que volverse europeísta y arrimar el hombro. Pero solo lo hará cuando el euro esté en situación crítica, porque solo entonces Merkel podrá convencer a la sociedad alemana de las impopulares decisiones que habrán de tomarse, como la europeización de la deuda pública, la creación de un Fondo Monetario Europeo o el cambio de las reglas de gobernanza macroeconómica en la eurozona. Cuanto más se pueda retrasar ese momento endureciendo las políticas fiscales de la periferia, mejor. (…)

La otra interpretación, añade Fernandez Albertos, es: Sencillamente, lo que hemos presenciado es una muestra de que Alemania no está dispuesta a sacrificar los principios orientadores de su política económica nacional para salvar la unión monetaria. Si así fuera, el futuro del euro quedará en manos de la capacidad de sacrificio de las economías y sociedades de los países de la periferia en términos de desempleo, recortes en Estado de bienestar y estancamiento económico. Y como bien saben quienes están especulando en los mercados de deuda de estos países, la capacidad de aguante de las sociedades democráticas no es infinita.

EL MILAGRO ALEMÁN

La economía puede ser la salida de este laberinto.

La recesión mundial de 2009 golpeó duramente a la economía germana, segundo exportador global, que sufrió una caída de casi un 5%.

Este año se calcula un crecimiento del 4%.

Más importante aún, hay señales de algo que solía faltar en el engranaje alemán: un mayor consumo.

A la sombra de la hiperinflación de los años 20, los alemanes generaron una cultura ahorrativa y cautelosa. Pero la actual recuperación económica y cambios generacionales están generando una explosión de consumo que, según el consejo económicio asesor alemán, debería aumentar un 1,6% el año próximo.

Ese es, quizá, el quid de la cuestión: una Alemania consumidora podría tener una de las llaves para la recuperación de una eurozona cuyo mayor problema no es la deuda, el déficit o los mercados sino la falta de crecimiento.

EL TAMAÑO DE ESPAÑA IMPORTA

Al igual que el rescate de Grecia en mayo, el de Irlanda fue anunciado con bombos y platillos como la vacuna que evitaría el contagio a otros países de la eurozona.

En términos epidémicos la duda era si no se llegaba tarde para Portugal, pero se calculaba que los 85.000 millones de euros para Dublín serían una muralla que protegería el área peligrosa de la eurozona: España.

La economía española representa el 9% de la Unión Europea más que Portugal (1,4%), Irlanda (1,4%) y Grecia (2%) juntos.

La deuda española en relación al PIB no es fuerte (53,2%), pero su déficit fiscal sí (11,1%)

En el caso de Italia (12,9% del PIB europeo) el problema es el inverso: su deuda es un 116% del PIB mientras que su déficit fiscal es un 5%.

En todo caso…

Un rescate de España desbordaría los fondos de la Facilidad de Estabilidad Financiera Europea, un fondo de 600.000 millones de dólares constituida tras la crisis griega para calmar a los mercados con un mensaje de solvencia en la eurozona.

A finales de abril se vencen 15.500 millones de euros en bonos estatales, y unos 35 mil millones de deuda de los bancos españoles.

Por lo que no sorprende que los inversores y la Union Europea estén un poco inquietos.

La pregunta es: ¿no se acordaron un poco tarde?

+ info en Europa, pasado y presente

Grecia. Tiempo de cambios

La caída de Irlanda

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

Batacazo demócrata

Gran noche electoral -la de ayer- para el Partido Republicano, que ha conseguido más escaños de los que necesitaba para obtener el control de la Cámara de Representantes en Estados Unidos; y que ha demostrado una renovada vitalidad para luchar por la presidencia en 2012.

Serio voto de castigo para Barack Obama, que se verá obligado a reacomodar su proyecto a la nueva realidad política de Washington.

En síntesis, mal resultado para el Partido Demócrata, que conserva por la mínima el control del Senado.

No es la primera vez, sin embargo, que el color del Congreso y el de la Casablanca no es el mismo. Ya ocurrió en 1994 con Bill Clinton, aunque en aquella ocasión, la diferencia entre los dos grandes formaciones no fue tan amplia como en ésta.

Así pues, estas elecciones -marcadas por la crisis económica y el desempleo (que no baja del 9%)- han dejado en evidencia la volatilidad de la situación política en EE.UU, que pasó de George Bush a Barack Obama para devolver dos años después parte del poder al partido del anterior presidente.

En una campaña en la que su presidente no ha ahorrado esfuerzos ni parece haber escurrido el bulto, Obama hizo una confesión que justificaba parcialmente su derrota: «Probablemente hay un orgullo perverso en mi Administración -y yo asumo la responsabilidad por ello- de que íbamos a hacer lo que había que hacer aunque fuese impopular a corto plazo».

Son las palabras de un honesto gestor, pero también de un mal político.

Obviamente, no ha acertado.

Se enfrenta pues a una situación en la cual después de los billones de dólares inyectados para salvar al sistema financiero y de los 787.000 millones de dólares de estímulo fiscal para relanzar la economía, ésta no responde como solía después de las clásicas recesiones cíclicas en EEUU. Esa situación tiene un nombre en inglés: stagnation. O sea: estancamiento.

Es la misma enfermedad con la cual se enfrenta Zapatero en España.

Ayer, el presidente del Gobierno y el jefe de la Oficina Económica de la Moncloa, Javier Vallés, reconocieron sin decirlo que el crecimiento del PIB en el tercer trimestre ha sido cero.

Esa admisión sale de su énfasis en que «la economía no ha retrocedido», y que el PIB del tercer trimestre registrará la primera tasa interanual positiva respecto al mismo trimestre de 2009.

¿Y la evolución intertrimestral? «No ha retrocedido». Blanco y en botella: cero.

El Banco de España se temía una caída del 0,2%, luego algo menos; y finalmente parece que el incremento de las exportaciones y la reducción de las importaciones ha permitido compensar la fuerte caída del consumo.

Ambas declaraciones, que reconocen una recuperación muy lenta del empleo, han tenido lugar horas antes de que se conociera hoy el dato de paro registrado de octubre, y que ha aumentado en más de 68.000 personas -y por tercer mes consecutivo-.

Pero en tanto que nuestro país carece de política monetaria propia, y ha perdido en mayo su política fiscal, EEUU conserva ambas. Mientras tanto, se espera que la Reserva Federal (el Banco Central Norteamericano) anuncie hoy un paquete de compras de bonos de deuda pública (inyección de liquidez) para dar vida a la recuperación de una economía enferma de estancamiento.

La política global todavía es americana.

No hace falta ni siquiera que se produzca una elección presidencial para que la atención de medio planeta se fije en el funcionamiento de las urnas en Estados Unidos.

Sabemos cómo va a condicionar la acción internacional del presidente Obama, a la cabeza de la que es y seguirá siendo todavía durante largo tiempo la primera superpotencia.

Pero estamos también atentos a las decisiones que marcan tendencia en el mundo, como es el caso de la iniciativa popular para la legalización de la marihuana, derrotada anoche en California.

En algunos lugares del planeta como Oriente Próximo la correlación de fuerzas entre el Congreso y la Casa Blanca se observa con la misma o incluso mayor atención que los avatares de la política global.

Las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos se hallan paralizadas por los desacuerdos entre los negociadores sobre los asentamientos judíos en territorio palestino, pero sobre todo pendientes del nuevo rumbo que tomará Obama a partir de ahora.

Estados Unidos ya no es la superpotencia única -capaz de dictar en solitario el rumbo global-, pero la mayoría del planeta no tiene otra referencia en la que buscar las señales que nos orienten. Las otras potencias sólo emiten señales para sí mismas o emiten señales confusas o ni siquiera permiten que nos asomemos a sus decisiones.

Todo un encaje de bolillos, que no sabemos cómo lo remendará Obama si quiere salir de nuevo electo dentro de dos años.

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

El tijeretazo de ZP

11,2% de déficit y 20% de desempleo.

Es para alarmarse, cierto es. Pero no menos cierto es el recorte drástico que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero aplicó el pasado miércoles a la economía española, y ajustarse así a los requisitos europeos.

Se comenta que el recorte de los salarios públicos, la congelación de las pensiones y la restricción de la inversión pública son los ajustes más rápidos que puede aplicar el Gobierno para convencer a la UE y a los inversores de que su plan de reducir el déficit público (ocho puntos de PIB en cuatro años) es creíble.

Pero es increíble que la Administración Central no hubiera tomado antes cartas en el asunto.

Al menos, y contra todo pronóstico, los principales políticos verán bajados en un 15% sus sueldos.

Lo que queda claro es que las excelentes relaciones de los principales sindicatos-Gobierno se han resquebrajado. UGT y Comisiones Obreras no lo pueden decir más claro, pero sí más alto. Advierten de que las comisiones ejecutivas de ambos sindicatos decidirán hoy si se convoca una huelga general en respuesta a lo que entienden como recorte sin precedentes de los derechos sociales.

De momento, lo que sí confirmaron ayer es que apoyarán las movilizaciones (como la huelga de funcionarios el 2 de junio) en contra de las medidas que aprobará el Gobierno la semana próxima.

Por otra parte, el plan de medidas anunciado no ha gustado nada a los sectores más a la izquierda del PSOE, que no entienden que sean los funcionarios, los pensionistas y las madres (con el cheque-bebé) quienes tengan que pagar las veleidades del mercado.

Hasta ahora, la triste realidad es otra. Y es el coste de la recesión, que lo han pagado más que nadie los más de dos millones de personas que han perdido su empleo desde 2008; en su mayoría contratados temporales sin protección sindical. Ese es un camino claro para UGT y CC OO (aunque difícil): que pacten una reforma laboral que acabe con la dualidad del empleo. Pero en un clima de entendimiento y no de algarada callejera.

Esto no acaba más que empezar. ¡Apriéntese los cinturones!

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

Vuelos de «high cost»

Según cálculos de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA), las compañías aéreas han perdido hasta ahora cerca de 1.300 millones de euros. Todo ello debido a las restricciones impuestas -por seguridad- por parte de las autoridades aeronáuticas tras la nube de ceniza generada por el volcán islandés. Unas pérdidas millonarias que han eclipsado a las del 11 de septiembre cuando el espacio aéreo estadounidense estuvo cerrado durante tres días.

Y lo que es peor. La crisis ha impactado en el 29 % de la aviación oficial y afectado a 1,2 millones de pasajeros.

Sabemos pues lo que le está costando a las compañías aéreas. No paran de recordárnoslo. Pero aún no sabemos a cuánto nos va a salir el kilo de lava, que al final pagaremos todos.

Otros informes apuntan que los más de siete millones de personas que están fuera de sus países supondrán una pérdida de 1.500 millones de euros para los Estados afectados, por no poder acudir a sus puestos de trabajo. Empresas de alimentos y restaurantes, hoteles o compañías de logística completan el abanico de ‘víctimas’ colaterales del caos aéreo en Europa.

¿Quién nos iba a decir que el volcán Eyjafjalla en Islandia -todavía echando humo ininterrumpidamente después de seis días- iba a provocar tal caos económico, social y político a nivel organizativo?

Sus consecuencias: la cancelación de cerca de 100.000 vuelos a nivel mundial y la pérdida de 42 millones diarios para el erario español en el sector turístico, lo que supone ya una bajada del 0,9% de nuestro PIB.

Por si fuera poco, acabamos de conocer las previsiones económicas del Fondo Monetario Internacional para 2010. Unos datos relativamente buenos para algunos países, pero nada halagüeños para España. Y es que se prevé que sea el único país rico en recesión este año, con un retroceso del 0,4%.

Dentro de Europa, la economía española está en el mismo saco que las de Grecia, Irlanda, Portugal, Islandia, Letonia y Lituania. En el resto del mundo, sólo Venezuela y Haití, según el FMI, tendrán un crecimiento tan pobre como el español en este bienio.

En definitiva: alto déficit público; incapacidad para usar el tipo de cambio para recuperar competitividad; elevado déficit comercial; estancamiento del paro en el 19%; y riesgos de contagio de la crisis fiscal griega. Una situación de lo más variada, y del que habrá que tomar medidas ya…para que la deuda no sobrepase en España a la de EE.UU. y no peligre el sistema financiero.

En contraposición, China crecerá un 10%, India un 8% y Brasil un 5,5% este año.

Reflexión: Algo estaremos haciendo mal para que unos incrementen sus ganancias y otras estén en peligro de extinción. Rompámonos los sesos para ver cómo salimos de ésta. Quizá no hay volcán que por bien no venga…

Por Iñigo Ortiz de Guzmán


Grecia. Tiempo de cambios

El 15 de mayo. Ésa es la fecha límite dada por los Ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea a Grecia para que ponga en marcha medidas urgentes que reduzcan su déficit público. Hace una semana, los titulares de Economía y Finanzas de los 27, reunidos en Bruselas, se pusieron serios con el Gobierno heleno para que ataje cuanto antes sus graves problemas financieros. Será la primera oportunidad para que el ejecutivo de Giorgos Papandreu demuestre que, esta vez, va en serio. El resto de los países de la zona Euro insisten en que Atenas debe dar más pasos para controlar su deuda pública, tranquilizar a los mercados financieros internacionales, y disipar los temores por la estabilidad del euro.

Papandreu- quien ganó las elecciones en Octubre, prometiendo un aumento de los impuestos a los más ricos- debe ahora sanear sus cuentas públicas en tan sólo un mes. A principios de Febrero, el ejecutivo griego anunció medidas drásticas que pasaban por congelar los salarios, aumentar la edad de jubilación a los 65 años, así como elevar la fiscalidad. Medidas que ya le han costado al gobierno una huelga por parte de los funcionarios públicos, y la que se celebre mañana en el sector privado. Y no serán las últimas, el próximo 24 de febrero, está anunciada una huelga general. Papandreu ha reconocido que no tiene tiempo suficiente ni dinero, y que el país no podrá aguantar más reivindicaciones contra el Ejecutivo que lo merman.

Lo cierto es que décadas sin reformas han llevado a Grecia al borde de la quiebra. El país heleno se caracteriza por un sector público enorme (el 18% de los trabajadores son funcionarios), corrupto, y por un PIB que duplica a la española. Las ayudas para costear las Olimpiadas de 2004 tuvieron también mucho de culpa.

Ahora, se trabaja por disminuir el déficit del 12,7% al 8%, con el objetivo de disminuirlo hasta el 3% en 2012. Lo cierto es que, en las últimas semanas, los mercados internacionales han hecho lo que se hace a pie de calle: vender un país barato para volverlo a vender más caro, especulando con ello.

Lo que era un secreto a voces por fin se ha sabido en las últimas semanas. Que el gobierno anterior falseó las cifras oficiales, maquillando el déficit. Incluso se llegó a hablar de un efecto contagio sobre otras economías como la portuguesa, la española o la irlandesa, temiendo así la desestabilización de la moneda única por primera vez. Pero el Fondo Monetario Internacional salió al paso el pasado viernes, defendiendo a éstos países por su mayor solvencia competitiva y credibilidad.

No hay inversiones y se han privatizado sectores importantes como el de las mercancías que, hasta hace poco, aportaban grandes sumas de dinero al erario público. El paro alcanza el 23% de los jóvenes griegos. Existe una economía sumergida, donde no se pagan impuestos. Y los ciudadanos están cansados de todo esto, aunque -según las encuestas- 6 de cada 10 griegos apoyan las medidas del Gobierno.

Veremos qué pasa en un país donde precisamente se pusieron los pilares necesarios para que el Mundo pensara.

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

A vueltas con los 67

Hoy hace dos semanas que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero adoptó, según su formación política, dos decisiones cruciales para salir del estado de crisis nacional debido al descalabro financiero internacional.

El primero pasa por aumentar la edad de jubilación de los españoles hasta los 67 años, desincentivando las jubilaciones anticipadas, al tiempo que pretende aumentar la base de cotización teniendo en cuenta los últimos 25 años trabajados, en lugar de los 15 actuales. Esto es nada…El hecho es que tal plan se ha encontrado firmemente con la negativa de los principales sindicatos y de algunos partidos políticos de izquierdas y nacionalistas por entender dicho plan innecesario a día de hoy. Razón no les faltan a éstos últimos, teniendo en cuenta que el PIB nacional se ha disparado un 11,4%, dos puntos más de lo que preveían los socialistas. A esto hay que sumar la destruccción  de 1.211.000 puestos de trabajo el año pasado, lo que supone más de 4 millones de parados en la actualidad. Y si, además, se prevé que en los próximos ocho años la tasa de paro no baje del 11%, a Zapatero y a la ministra económica, Elena Salgadono les salen las cuentas. Por eso, este plan.

El Banco de España ya ha dicho que le parece bien. El PP no ha dicho esta boca es mía.

De llevarse a cabo este plan poco vendible, los españoles serían -junto a los holandeses- en ser los primeros europeos en jubilarse a los 67 años. Sería paulatinamente a partir de 2013, sumando dos meses por cada año transcurriso hasta su culminación en 2025 (afectando a los nacidos desde 1959). Por su parte, Reino Unido y Alemania ya están tratando de atrasar también dicha edad, pero no empezarían a aplicar la normativa hasta 2024 y 2029, respectivamente. Como dato curioso, hoy son tres los países que permiten jubilarse antes de los 50 años; a saber, en México, en China y en Burundi (África). Mientras, en el otro lado del continente de la UE, Nueva Zelanda hace años que aplica este baremo hasta los 70 años.

La segunda medida, anunciada por la vicepresidenta Salgado pasa por recortar el gasto público de 50.000 millones de euros de aquí al 2013, pero sin echar tijera tanto al gasto social como al de innovación y desarrollo. Hasta aquí, todo claro.

No es de extrañar que con estos pasos, el PSOE -y puede que tenga razón- quiera convencer a los mercados bursátiles, después de la falta de credibilidad financiera por parte de Grecia en estas últimas semanas. En todo caso, y al fin al cabo lo que siempre ocurre, es que los ciudadanos en activo tendrán que trabajar más. No cabe duda de que la población tiene una tasa de mortalidad cada vez más tardía, por lo que este gasto tendrá que ser a costa del contribuyente vía impuestos. El IVA ya ha subido dos puntos porcentuales.

El mundo empresarial, asimismo, no es ajeno a este plan de Zapatero, que no llega a aplaudirlo. Y es que el aumento de dos años en la edad de jubilación chocaría con la propia inercia de las empresas, que prefieren rotaciones más rápidas para abaratar los costes labolares.

El futuro es incierto, sin duda, al haber una masa importante de pensionistas que choca con un cada vez más mermado número de cotizantes. Ahora, la pregunta es, ¿cómo llevar a cabo tales iniciativas?. ¿Como contentar a los principales protagonistas políticos, empresariales, sindicales y sociales sin menoscabar la reputación de izquierdas del Gobierno? ¿Serán capaces los diputados que nos representan en el Parlamento de ponerse de acuerdo, y de paso dar una imagen internacional sostenible? Lo dudo, por lo que de intereses partidistas hay en el embrollo. Ahora se verá hasta qué punto sirve todo el enrevesado de esta relojería que se llama Política-Economía. ¿Realmente los dos principales partidos políticos están dispuestos a entenderse? O está siendo todo eso una madeja de lana que no hay quien lo entienda? ¿Se llegará a un gran Pacto de Estado por el bien de todos?

Toque de sarcasmo, sin faltar a la realidad, de Iñaki Gabilondo en el programa «Hoy», de CNN+.

¿No será que habrá que dejar de poner ladrillos donde no se necesitan y dejar de vivir tanto del sector servicios? ¿No habrá que centrarse más en una educación de calidad y reforzar la I+D de una vez por todas?

Por Iñigo Ortiz de Guzmán