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7mil millones en población

Reportaje publicado el 28 de Octubre en EL PAÍS

Por Sami Naïr (politólogo y filósofo francés)

Una catástrofe migratoria anunciada

Son bastante bien conocidas las razones de las migraciones, pero siempre imperan dos: proteger la vida y vivir de manera digna. La regresión medioambiental que está experimentando nuestro planeta también tendrá consecuencias tremendas en cuanto al desplazamiento de las poblaciones. El auge demográfico, la urbanización creciente, la crisis alimenticia, la escasez de agua por doquier y la desertificación, combinados con la destrucción del medio ambiente, las guerras, el empobrecimiento y el estallido de los estados donde hay conflictos violentos están creando un coctel explosivo.

Las catástrofes naturales aumentan en frecuencia y en intensidad: en las últimas dos décadas, se han duplicado de 200 a más de 400 al año. En 2008, 20 millones de personas fueron desplazadas por desastres ecológicos relacionados con el cambio climático. La Organización Internacional de las Migraciones (OIM) y otras instituciones internacionales estiman que dentro de los próximos 40 años habrá unos 200 millones de personas afectadas y desplazadas debido al cambio climático.

El gobierno británico acaba de destacar en su informe Migration and Global Environmental Change de 2011 que en los próximos 50 años la mayoría de migraciones se producirán dentro de los propios países afectados por desastres naturales. Así, para 2060 prevé que en África y Asia la población en zonas urbanas expuestas a riesgo de inundación aumente entre 114 y 192 millones de personas. Añade que si en 2009 hubo 17 millones de afectados, en 2010 alcanzaron 42 millones. Las principales regiones concernidas son, además de estos dos últimos continentes, América del sur y central.

La ecuación migratoria está cambiando: no se trata sólo de migraciones por razones laborales, sino de la huida de poblaciones frente una muerte imparable. Lo que significa que el concepto utilizado hoy en día para definir el refugiado precisa ser cambiado radicalmente, ya que estas poblaciones no están protegidas por la Convención del 1951. El debate jurídico se debe enfocar teniendo en cuenta categorías nuevas como «refugiados por el clima» o «refugiados por desastres ambientales». Algo que no resulta fácil, ya que los países desarrollados, todos sin excepción, han ido reduciendo durante las dos últimas décadas el alcance del concepto de refugiado y el número de personas así consideradas, con fin de no darles acogida. El derecho de asilo, cuyo contenido corresponde a la situación de la postguerra mundial, se vuelve cada vez más obsoleto. Es imprescindible adaptarlo, pues una humanidad civilizada no puede cerrar los ojos ante esta catástrofe anunciada.

Ilustraciones por Iker Ayestarán

+ info en La falta de pan en África Oriental

© Iñigo Ortiz de Guzmán

La falta de pan en África Oriental

SOMALIA SE MUERE DE HAMBRE

«Si no actuamos esta hambruna se extenderá al resto del sur de Somalia en dos meses, y sus efectos se pueden extender al resto de países de la región» (Valerie Amos- subsecretaria general para Asuntos Humanitarios de la ONU)

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU ha logrado por fin hoy que se abriera un puente aéreo urgente para enviar alimentos infantiles desde Nairobi a Mogadiscio, y combatir así la hambruna en Somalia.

En total, 10 toneladas de suministros de emergencia preparados para tratar la malnutrición infantil.

Lo cierto -y lo triste- es que la sequía (la peor desde los años 50) que azota a buena parte de África Oriental está causando una intensa angustia en las poblaciones vulnerables, muchas de ellas agobiadas ya por la pobreza y la inseguridad.

Las áreas afectadas son muy amplias: los dos distritos de Somalia que ahora están declarados como zonas de hambruna no son más que casos extremos de un desastre mucho más grande que abarca Somalia, Etiopía, el norte de Kenia y la parte más occidental de Sudán, así como  el distrito de Karamoja del noreste de Uganda.

El campamento de refugiados más grande del mundo, situado en Dadaab, en el norte de Kenia, es un claro ejemplo de las consecuencias de la falta de agua.

La población del campamento -que fue erigido para dar cobijo a 90.000 personas- ha crecido en los últimos meses hasta las 380.000 personas.

Y lo peor es que cada día llegan 1.300 refugiados más.

Las Naciones Unidas, que el pasado miércoles declaró oficial la situación de hambruna en dos regiones de Somalia, no tiene cifras exactas sobre el número de fallecidos. El acceso es prácticamente imposible en amplias zonas del centro y el este del país, especialmente las que están bajo el dominio de la milicia islamista de Al Sahaab.

Pero sí sabe que en el cuerno de África hay 11,5 millones de personas «que necesitan asistencia urgente»: 3.7 millones en Somalia, 4.5 millones en Etiopía, 2.4 millones en Kenia, 150 mil en Yibuti y potencialmente muchas más en Eritrea.

La representante de la ONU insiste que «si no actuamos esta hambruna se extenderá al resto del sur de Somalia en dos meses, y sus efectos se pueden extender al resto de países de la región».

Y aclara:  «No utilizamos con ligereza la palabra hambruna». (La última vez que Naciones Unidas hizo una declaración de este tipo en el caso de Somalia fue hace 19 años)

MUCHO QUE HACER

Lo sorprendente es que los principales signos de advertencia de la desnutrición y la hambruna ya eran visibles en abril de 2008: los factores climáticos, los incrementos del precio del petróleo, la creciente demanda de dietas de carne en las comunidades más ricas y el desvío de tierras para el cultivo de biocombustibles.

Lo que hizo que estos ingredientes fueran más peligrosos fue la forma en que actuaron sinérgicamente.

El ejemplo más claro de esto fue la persistente crisis alimentaria mundial de 1973-1974, cuando, en su momento más álgido, unos 40 millones de personas de 30 países fueron afectadas.

Las reservas mundiales de grano -considerables entonces-, cayeron a cerca de la mitad de las reservas habituales.

Desde entonces ha habido casi cuatro décadas de “desarrollo”.

Pero los resultados han sido dispares: el mundo se ha hecho mucho más rico, aunque el grueso de ese crecimiento solo ha beneficiado a los 1.500 millones de personas más ricas, en una población mundial que la ONU estima que alcanzará los 7.000 millones en octubre de 2011.

Un mundo mucho más rico está más dividido, que contiene casi dos veces más personas desnutridas que a comienzos de los años 70.

Estos hechos, por sí solos, son una crítica contundente de la forma en que ha evolucionado el sistema económico mundial y, en particular, del olvido de la seguridad alimentaria de decenas de millones de pobres y personas vulnerables.

Es para pararse a pensar -por un momento siquiera-, y ver si desde Occidente hemos contribuído a crear un mundo cada vez más presuntoso, y otro mundo cada vez más pauperado.

Creo que no es esto para lo que estamos aquí.

Sino para compartir.

© Iñigo Ortiz de Guzmán

60 min. de concienciación

MEDIOAMBIENTAL

 

Es la HORA DEL PLANETA

A las 20:30 GSM+1 de hoy se apagarán las luces de los enclaves más importantes del mundo, en un gesto simbólico de lucha contra el cambio climático.

Son casi 4.000 ciudades y 130 países de todo el mundo los que se quedarán esta noche a oscuras.
A ellos se suman los monumentos y edificios más representativos del planeta y decenas de personalidades de todos los ámbitos que unen sus voces de apoyo.

En España se alcanza ya el centenar de ciudades.

Es más que una hora…es un proyecto de vida, de conciencia humana.

© Iñigo Ortiz de Guzmán

Cancún vs. el cambio climático

Madrugada del 19 de diciembre de 2009.

Los países de la Alianza Bolivariana (Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua) hacen naufragar un acuerdo cocinado por EEUU y un puñado de países emergentes en la cumbre del clima de la ONU en Copenhague.

Tan sólo se logra un acuerdo vinculante de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

Madrugada del 11 de diciembre de 2010.

Ha pasado un año de bofetadas diplomáticas pero, en el último minuto, ocurre un milagro en la cumbre del clima de Cancún. Todos los gobiernos del planeta, salvo el de Evo Morales, consensúan un modesto principio de acuerdo para luchar contra el cambio climático.

Como critica Bolivia, los Acuerdos de Cancún son una versión pulida del de Copenhague. Sin embargo, la Alianza Bolivariana se rompe y Morales se queda solo en su pelea para tumbar el texto.

Los 193 países restantes aprueban el documento final.

Por primera vez, los dos principales emisores del mundo, EEUU y China, se comprometen a reducir sus emisiones de CO2 ante la Organización de las Naciones Unidas.

Y potencias emergentes como MexicoBrasil e India prometen evitar que las suyas se desboquen.

Hasta ahora, solo 37 países industrializados (entre ellos los de la UE, Japón, Rusia y Australia) pagaban su responsabilidad histórica en el calentamiento global, mediante el protocolo de reducción de emisiones aprobado en Kioto en 1997.

El rechazo de Bolivia podría haber arruinado el acuerdo, ya que en principio los textos de la cumbre requieren unanimidad.

Sin embargo, cuando el embajador boliviano, Pablo Solón, intenta vetar el documento, los otros 193 países miran hacia otro lado y lo refrendan.

El no de Bolivia se registra como una reserva, así que a todos los efectos el país tiene que cumplir el acuerdo.

Se crea así un ‘ Fondo Verde‘:

Una partida presupuestaria de 100.000 millones de dólares anuales para los países pobres.

¿Su objetivo?: Evitar una subida de más de dos grados de la temperatura media del planeta hacia 2100.

Para España, significa evitar hasta cinco grados más en verano a final de siglo e impedir que la mitad sur del país se transforme en Almería.

Se trata, al fin y al cabo, de lograr un mayor equilibrio entre países desarrollados y en vías de desarrollo.

Éstos sólo someterán sus emisiones a verificación internacional cuando hayan sido financiadas por dinero procedente de Occidente. Una fórmula que parece satisfacer tanto a China -que cuestiona estos procesos-, como a Estados Unidos -que los solicitó-.

Pero ese objetivo no es alcanzable sin los medios para combatir sus causas, que no son otras que la utilización masiva de los combustibles fósiles como fuente de energía.

El Protocolo de Kioto -que expira en 2012- obliga a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (los llamados GEI) a los países más desarrollados, con la excepción de unos pocos que no lo aceptan (singularmente EE UU -el país con más emisiones per cápita del mundo-, que se opone a cualquier medida que pueda dañar su economía).

Lo que se plantea hoy es una continuación de este tipo de compromisos de reducción en los países ricos, con la ineludible inclusión de norteamericanos y chinos. Sin embargo, aunque se haya llegado a un acuerdo de mínimos, ninguno de estos dos países parece que está todavía seriamente por la labor.

Es más. La propuesta de Obama de reducir sus emisiones un 17% en 2020 respecto de las del año 2005 -mucho más modesta que la Europa de los 27 de reducir un 20% o un 30% en 2020 respecto de 1990-, no ha sido todavía ratificada por el Congreso; tras el triunfo republicano en las últimas elecciones, dicha ratificación parece más lejana.

En todo caso, los 194 países se acaban de comprometer a duplicar su esfuerzo y alcanzar un tijeretazo en las emisiones de CO2 de entre el 25% y el 40%.

HECHOS CONSTATABLES

Según la Organización Meteorológica Mundial de las Naciones Unidas, la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera alcanzó el año pasado niveles récord, hasta un 38% más que a comienzos de la era industrial.

Los informes científicos son incuestionables: la Tierra se ha calentado durante los últimos 100 años 0,74 grados centígrados, y lo seguirá haciendo a un ritmo de 0,2 grados por década.

Y aunque en la atmósfera la concentración de dióxido de carbono ha disminuido a causa de la crisisis económica -en España, en el primer semestre de 2009, se registró un descenso del 17% respecto al mismo periodo de 2008-, las perspectivas de futuro no son buenas.

El cambio climático ya está provocando la muerte de unas 315.000 personas cada año como consecuencia del hambre, las enfermedades y los desastres naturales vinculados a su impacto en la Tierra.

Según un informe presentado por el Foro Humanitario Global en Ginebra en junio de 2009, afecta de forma grave al bienestar de aproximadamente 325 millones de personas; y se espera que este número se duplique en 20 años, hasta alcanzar a un 10% de la población mundial (aproximadamente 6.700 millones).

De acuerdo con este informe, las pérdidas económicas vinculadas al cambio climático superan los 125.000 millones de $/año.

Y es probable que esta cifre aumente hasta 300.000 millones para el año 2030 (unos 215.000 millones de euros).

Los países en vías de desarrollo soportan este impacto en un 90%, aunque contribuyen menos del 1% de las emisiones contaminantes que están calentando el planeta.

SATISFACCIÓN GENERAL, PERO CON RESERVAS

Los ecologistas han mostrado su satisfacción porque el texto incluye alusiones a la gravedad del calentamiento y alude a la reducción de emisiones que pide el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC).

Greenpeace cree que «los gobiernos han tomado la decisión correcta. Han empujado al mundo hacia el acuerdo justo, ambicioso y legalmente vinculante que el clima necesita (…) pero queda todavía mucho camino por recorrer para salvar el clima”.

Y lo mismo manifestó el presidente mexicano, Felipe Calderón: «Cancún ha sido un éxito, sobre todo, porque se ha dado un paso muy grande, al restablecer la confianza de la comunidad internacional en el multilateralismo como la mejor fórmula, complicada, abigarrada, pero al final de cuentas, la fórmula con la que contamos para ponernos de acuerdo como humanidad«.

Así con todo, el acuerdo impulsado por Mexico crea una especie de Frankiotostein, como lo define una analista argentina.

Congela la decisión sobre la prórroga de Kioto más allá de 2012 y obliga a los 194 países a decidir en próxima cumbre -que tendrá lugar en Durban (Sudáfrica) en diciembre de 2011- si el tratado se renueva o se entierra para fusionar a los 37 países de Kioto con EEUU, China y compañía en un acuerdo global.

El cambio climático es uno de los desafíos más formidables a los que ha de enfrentarse la humanidad en el próximo futuro, pero su naturaleza hace muy difícil actuar contra él.

Las medidas preventivas son el aumento del papel de las energías renovables, la disminución de la intensidad energética de nuestras economías y un transporte menos dependiente de los derivados del petróleo.

Solo si EE UU y China aceptan la responsabilidad que les corresponde, podremos llegar a acuerdos eficaces.

Mientras tanto, hoy hemos sabido que el glaciar Ameghino (en el sur de Argentina) ha retrocedido cuatro kilómetros en casi 80 años «por causa del calentamiento global».

Fuente: Greenpeace

Las dos imágenes, una tomada en 1931 y la otra en marzo pasado, evidencian la disminución la masa de hielo del glaciar que está ubicado en el Parque Nacional Los Glaciares, en la provincia de Santa Cruz.

AHORA O NUNCA

«Simplemente pienso  que esta es una oportunidad realmente histórica. Todo se ha venido juntando. Tenemos una conciencia cada vez mayor de la urgencia, así que sabemos que necesitamos reducir la  contaminación que causa el calentamiento climático. Al mismo tiempo, tenemos esta oportunidad de lograr nuevas formas de energía para Estados Unidos, de impulsar una economía de energía limpia y también proteger a la fauna silvestre para el futuro de nuestros hijos. Esto es realmente por lo qué yo me dedico a esta actividad.  Sencillamente creo que es tan importante que tomemos medidas ahora para proporcionar un mejor mundo a nuestros hijos«. (Paul Epstein, director asociado del Centro para la Salud y el Ambiente Mundial, de la Facultad de Medicina de Harvard)

¿Estamos a tiempo? ¿Aún hay esperanza?

Quiero pensar que sí.

Por Iñigo Ortiz de Guzmán


Las abejas, en extinción

Albert Einstein ya advirtió de que «sin abejas, la humanidad desaparecería en cinco años».

Aquella conocida frase del genio de la física es quizá un poco exagerada, pero ponía de manifiesto la importancia de estos insectos para el mantenimiento de los hábitats naturales tal como hoy los conocemos.

En la actualidad, muchos expertos coinciden en que quizás la especie humana no desaparecería en unos pocos años, pero sí asumen que la vida en la Tierra cambiaría de forma drástica.

La importancia de las abejas en la polinización y en la renovación vegetal no tiene comparación con ninguna otra especie. De hecho, el 80% de la polinización de las plantas la realizan las abejas. Hay mariposas, escarabajos y otros insectos que también realizan este proceso pero, si las abejas desaparecen, el mundo vegetal se transformaría por completo.

«Si desaparecieran las abejas, la vida sería casi imposible»

Así lo postula el científico George McGavin después de un riguroso debate de la institución Earthwatch celebrado en la Royal Geographic Society de Londres.

Asimismo, en dicha discusión se hablaba de más datos: como que la salud del 60% de la población mundial depende exclusivamente de medicamentos de origen natural; que a nivel global, cada minuto perdemos una superficie de bosque equivalente a unos 20 campos de fútbol, o que 300 especies de plantas importantes para el ser humano dependen del vuelo de los murciélagos.

Revelaciones curiosas y concluyentes, que nos hacen pensar sobre la importancia de la biodiversidad.

El hecho es que cada año la desaparición de abejas sin dejar rastro se cuentan por millones. Los apicultores no saben ya qué hacer. En un principio, afectaba sólo a Estados Unidos, pero ahora es un fenómeno generalizado en casi todo el mundo.

Desde hace una década, en Europa van desapareciendo miles y miles de colmenas.

A falta de conocer sus causas, se barajan varias hipótesis.

Unos piensan que se trata de un parásito intestinal, el nosema ceranae, que provoca una enfermedad conocida como varroasis. Uno de los primeros síntomas es que las abejas parasitadas tienen las alas deformes, lo que les impide volar, y tanto su absomen como su tamaño general se queda reducido a un tercio del normal. La falta de vitalidad hace que vayan muriendo lentamente, hasta que la colmena desaparece por completo.

Hay quienes sostienen que la razón de esta mortandad es debido a la utilización de plaguicidas y pesticidas en el campo, sobre todo los neurotóxicos, que se utilizan bastante en semillas.

Otros científicos, en cambio, aseguran que la culpa es del cambio climático.

Con todo, uno de los aspectos más curiosos de este fenómeno es que no se encuentran los restos mortales de las abejas -ni de las adultas ni de las crías-.

«En un primer momento, cuando no se sabía nada de esto -apunta el veterinario navarro, Pérez de Obanos- se especuló con que fueran enfermedades víricas, y de hecho le llamaban el virus de la enjambrazón, porque parecía que toda la colmena había enjambrado, había desaparecido. No quedaban restos de las abejas ni en las colmenas ni en las proximidades. Nosotros estamos viendo que la colmena muerta se queda con abundante miel y polen, pero las abejas no aparecen».

Científicos españoles del Centro Regional Apícola de Marchamalo (Guadalajara) acaban de resolver el misterio. Apuestan que su desaparición se debe a la actuación del parásito asiático: el ‘nosema ceranae’. La primera de las hipótesis expuestas; Ataca el aparato digestivo de las abejas obreras, de los zánganos y de la abeja reina; destruyendo así las células epiteliales encargadas de la asimilación de los alimentos.

Pero es que, además, han encontrado también una explicación para el hecho de que no se hayan encontrado los cadáveres de las abejas. Al parecer, las abejas infectadas -cuando se sienten débiles- se alejan de la colmena, siguiendo un mecanismo de defensa. Mueren lejos, y los reptiles y otros insectos devoran sus restos.

CURIOSIDADES

Para producir cien gramos de miel, una abeja necesita volar una distancia equivalente a la vuelta a la Tierra (es decir, 40.000 kilómetros y recorrer nada menos que un millón de flores), pero sólo necesitan consumir 25 gramos de miel para producir esa cantidad.

Este trabajo les resulta agotador y, quizás, por ello viven tan poco tiempo. En primavera -cuando hay buenas floraciones- una abeja suele vivir unos 35-40 días. Mientras que en invierno -época en la que no salen a trabajar-viven entre cuatro y cinco meses.

Además de miel, las abejas producen cera, jalea real, polen, propóleos y apitoxina. Pero, ¿qué es la apitoxina? Pues el veneno del aguijón, que se utiliza para combatir artritis, artrosis, reúmas, problemas de cervicales y lumbalgias, entre otros dolores… Además, suele ser empleada sobre todo por la medicina alternativa.

La reina se aparea sólo una vez en su vida, con unos cuantos zánganos, en un vuelo de fecundación que sirve para seleccionar a los más fuertes. Y gracias a que tiene un espermateca en el interior del abdomen, puede mantener el esperma de los distintos zánganos e ir poniendo huevos poco a poco. Es decir, la misma reina va fecundando sus huevos a medida que lo necesita.

Todo un mundo diminuto, pero inteligente, y del cual necesitamos para vivir.

Película de animación: «Bee movie» (2007)

Más allá de lo que dijera Einstein, el que las abejas puedan desaparecer es un tema preocupante.

«Cuidado, responsabilidad, respeto y conocimiento son mutuamente interdependientes» (Erich Fromm– psicólogo social, psicoanalista, filósofo y humanista alemán)

No queda otra más que cuidar de nuestro entorno, con respeto.

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

Incendios impunes

Se espera que hoy quede controlado el incendio que desde el pasado domingo ha arrasado 349 hectáreas de pinar en la zona de Benirràs, al norte de la isla de Ibiza. Uno de tantos en los que no se debe al cambio climático o a las altas temperaturas estivales, sino que todo apunta a otro caso de negligencia.

No hay nada de nuevo en esto… Lo de cada año por estas fechas.

Pero, ¿Qué razones de peso hay detrás de todo incendio? ¿Cuáles son los motivos para que se produzcan tantos en España?

En primer lugar, la estructura y composición de nuestros montes está determinada en gran parte por el abandono del medio rural. Este fenómeno ha traído consigo un significativo aumento de la superficie forestal en zonas agrícolas abandonadas a partir de la segunda mitad del siglo XX. Por esta razón, una parte de esta superficie está formada mayormente por masas forestales jóvenes, inestables, y con poca o nula gestión. También, el fin o el decaimiento de la mayoría de los aprovechamientos forestales como la utilización de madera, el pastoreo extensivo, la recogida de leñas, o el carboneo.

Si a esto sumamos que sólo un 16% de las masas arboladas españolas tienen un plan de gestión, tenemos una situación estructural de abandono y gran cantidad de combustible.

Pero lo más importante -tal y como ocurre en la Península Ibérica, en especial en Galicia y en nuestra vecina Portugal- es el uso cultural del fuego. Y todo con un fin: la regeneración de pastos, la limpieza de fincas, para ahuyentar animales “dañinos”, etc.

Es así por lo que el 95% de los incendios forestales están provocados por la mano de ser humano, muchos de ellos son intencionados.

Detrás de dos de cada diez incendios registrados en Galicia se esconden intereses económicos. La voz de alarma la acaban de dar agentes judiciales de la Guardia Civil al hacer público un estudio sobre el perfil psico–social de los incendiarios en la comunidad que analiza un total de 138 incendios. El objetivo es ayudar a “identificar” a los posibles autores de un incendio forestal y mejorar las medidas de prevención en la lucha contra el fuego.

Así sabemos que el 7% de los incendios registrados en Galicia son provocados por pirómanos. Las imprudencias por prácticas tradicionales como puede ser la quema de rastrojos causa casi un 24%; y más de un 25% fueron ocasionados por barbacoas, colillas mal apagadas o pirotecnias. Además, el 17,9% persiguen la obtención de algún beneficio, ya sea urbanístico, económico o ganadero, y un 5,1% pretenden causar daño a terceros.

Y lo que más preocupa: el 20% de incendios son provocados por personas con problemas psicológicos que no tienen motivación aparente alguna.

Lo cierto es que 2010 está siendo el año con menos hectáreas quemadas de la década a nivel nacional. Son más de 7.000 hectáreas de casi 26.000 en total, por el momento, que han sido pasto de las llamas en la primera mitad del mes.

Unas cifras que distan mucho de las 136.152 hectáreas arrasadas de 2006, el año más negro de la década respecto a incendios en nuestro país.

Para que nos hagamos una idea, la superficie arrasada este año supone un descenso del 72,8% con respecto al mismo periodo del 2009.

Pero GREENPEACE avisa: que no podemos bajar la guardia.

Y denuncia que sólo 1 de cada 1.000 incendiarios acaba siendo juzgado.

La organización ecologista señala en su último estudio que los incendios forestales son todavía, y pese a los avances, un delito impune.

Dicho informe señala, además, que  sólo unos pocos de los responsables de los los grandes incendios forestales (aquellos que afectan a más de 500 hectáreas, y que suponen el 40% de la superficie quemada en la última década) acaban siendo juzgados.

Greenpeace reconoce que en los últimos años las fiscalías de Medio Ambiente han realizado un importante esfuerzo para aplicar el Código Penal (vigente desde 1995) cuyo resultado es un incremento notable del número de sentencias y condenas.

Así con todo, Galicia -donde se producen más de la mitad de los incendios forestales- encabeza el número de sentencias por delito de incendio forestal y el mayor número de sentencias condenatorias.

Le siguen  Castilla y León, Andalucía, Cataluña y la Comunidad Valenciana. Navarra, La Rioja, País Vasco y Madrid son las comunidades autónomas con menor número de sentencias por este delito.

Pese a que la respuesta de la justicia está siendo acorde con las demanda social de castigar a los incendiarios, también se observa que todavía queda mucho que hacer:

Los datos cantan por sí solos: En España se producen una media de 20.000 incendios y se quema una superficie de 140.000 hectáreas todos los años.

En resumen: hay que cuidar del medioambiente. Los bosques son vitales para el mantenimiento de la biodiversidad.

Frente al cambio climático, éstos son fijadores naturales de CO2 (en Brasil, por ejemplo, los incendios forestales son la mayor fuente de emisiones de CO2). Aparte de la desertificación, la sequía y las inundaciones, las zonas boscosas impiden la erosión del suelo y regulan el clima (absorben agua de lluvia y la liberan poco a poco, incrementando la disponibilidad hídrica de los meses secos). Pero es que, además, si los árboles son gestionados de forma sostenible, ofrecen una fuente constante y renovable de recursos e ingresos.

COMBATIR LA DEFORESTACIÓN ES COMBATIR EL CLIMA

«El clima está cambiando. Este año en Rusia comprendimos muy bien la actualidad de los problemas climáticos«, son palabras del primer ministro de Rusia, Vladímir Putin, tras visitar las áeras más afectadas por los incendios forestales. Más de 28.000 incendios que ha arrasado cerca de un millón de hectáreas de bosques desde junio, y más de 11 millones de hectáreas de cultivos (es decir, el 26 por ciento del total de la cosecha).

Hay que ser conscientes de nuestra responsabilidad a nivel medioambiental.

El cambio climático conlleva una serie de consecuencias irreversibles en la vida cotidiana, desde la escasez de agua y de alimento hasta otras menos conocidas como el incremento de las facturas de suministro de agua, luz y electricidad, la subida de las primas de seguros, o el aumento de las enfermedades tropicales.

Inhalemos y exhalemos mientras podamos…

+ info en S.O.S. Planeta

Por Iñigo Ortiz de Guzmán


EUROPA, pasado y presente

CRONOLOGÍA DE LA CREACIÓN DE LA U.E.

El 9 de mayo de 1950, Robert Schuman -Ministro francés de Asuntos Exteriores- presentó su propuesta para la creación de una Europa organizada, requisito indispensable para el mantenimiento de relaciones pacíficas.
Dicha iniciativa, conocida como «Declaración Schuman«, se considera el germen de la creación de lo que actualmente es la Unión Europea.

El 9 de mayo se ha convertido en el símbolo europeo (Día de Europa) que, junto con la bandera, el himno, el lema y la moneda única (el euro) identifican la entidad política de la Unión Europea.

Pero todo comenzó en 1914.

La 1ª Guerra Mundial, y sus nefastas consecuencias, marcarían el inicio del proceso de cooperación.

El conflicto supondría el asentamiento de la voluntad de crear un ambiente en el que no fueran posibles los conflictos bélicos dentro del continente. De esta manera, el Tratado de Locarno firmado por Bélgica, Gran Bretaña, Italia y Alemania en 1925 fijó las fronteras occidentales alemanas.

Tras el final de la 2ª Guerra Mundial, las economías de los países de Europa salieron dañadas de manera crítica, lo que dio fin a la tradicional hegemonía europea en el mundo.

Las dos nuevas superpotencias –Estados Unidos y la Unión Soviética– tenían un poder económico, político y militar superior al del conjunto de los estados europeos. Ante esta situación, numerosas tendencias políticas pretendían reconstruir Europa como una nueva nación unificada, para evitar volver a un enfrentamiento entre los estados europeos.

Así es como tras las declaraciones en 1946 de Winston Churchill para crear los «Estados Unidos de Europa», en 1949 se estableció el Consejo de Europa como la primera organización paneuropea.

Y esto fue el comienzo de la UE, con la llamada comunidad del carbón y del acero de Europa (los dos elementos necesarios para fabricar armas de guerra). Es el primer paso de una unión económica y política de los países europeos para lograr una paz duradera.

Sus seis fundadores fueron Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos tras firmar el Tratado de París (1951). Lo cual fue dio origen a las primeras instituciones, como la Alta Autoridad (hoy la Comisión Europea) y la Asamblea Común (ahora el Parlamento Europeo).

Para crear contrapeso a la CEE, el Reino Unido y otros seis países formaron la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA) en 1960. Pero tras el éxito de la Comunidad Económica Europea, los británicos inician negociaciones para su ingreso en 1961. Una pretensión que chocaría con Charles de Gaulle  que se opondría a su ingreso. Un hecho por el que UK tuvo que esperar a que el presidente de Francia se retirara del gobierno para ver aceptada su candidatura.

En 1962 se estableció la Política agrícola común (PAC) al crearse el mercado único para los productos agrícolas.

Los aranceles entre los países miembros fueron suprimidos en 1968, adoptándose un Arancel Común para los productos procedentes de terceros países. De esta manera entró en vigor la Unión Aduanera.

La unión empieza a tener solicitudes de incorporaciones, pero hasta 1973 no se hace una primera ampliación con IrlandaReino UnidoDinamarca.Posteriormente, en una segunda ampliación se incorpora Grecia en 1981, cuya adhesión es impulsada particularmente por Valéry Giscard d’Estaing que busca frenar las aspiraciones de Turquía (enemiga del país heleno en esa época), que busca su ingreso en la unión.

En 1979 los electores europeos eligen por primera vez sus representantes al Parlamento Europeo, a través del sufragio universal. Ese mismo año entró en vigor el Sistema Monetario Europeo (SME), que supuso el primer paso para la consecución de una unión económica y monetaria.

Durante este periodo, el tema económico estaba centrado en buena medida en la PAC, por lo que el gobierno británico exigió una retribución que pasó a conocerse como «cheque británico», ya que en este país la industria agrícola ha tenido menos peso que en otros, como Francia.

En enero de 1985, Jacques Delors asume el cargo de Presidente de la Comisión Europea, iniciando con ello la administración de mayor duración que ha conocido el ejecutivo de la Unión.

El resultado fue la aprobación en febrero de 1986 del Acta Única Europea, una vez que se había hecho efectiva la incorporación de España y Portugal. Dicho escrito se refería a la reforma institucional, lo que conformó la política exterior tal como la entendemos hoy. De hecho, supuso un componente importante en la realización del mercado único (en vigor desde el 1 de julio de 1987).

Delors presidiría en 1986 la adopción de la bandera europea. Dos años más tarde, el Muro de Berlín cayó, junto con la cortina de hierro. La Alemania reunificada y la puerta a la ampliación hacia el antiguo bloque del Este se abre.

Con la reunificación de las dos Alemanias (RDA y RFA), se amplía la superficie de la UE, pero no así el número de estados miembros.

El 1 de noviembre de 1993, en virtud de la tercera Comisión Delors, con el Tratado de Maastricht se hizo efectiva la creación de la Unión Europea.

La esfera de influencia de la UE aumenta significativamente con la incorporación de AustriaFinlandiaSuecia. En 1995 se amplía la unión a la Europa de los 15.

1999 es año clave. El euro como moneda se pone en marcha y el Banco Central Europeo fue creado, fijándose su sede en Fráncfort. El 1 de enero de 2002, billetes y monedas son puestos en circulación, que sustituye a las antiguas monedas nacionales por completo.

Sin embargo, la debilidad político-militar de la organización queda plasmada en su incapacidad para evitar las Guerras Yugoslavas. Como tampoco las Naciones Unidas, que no pudieron evitar la masacre de Srebrenica (julio de 1995) en Bosnia y Herzegovina; el asesinato masivo más grande en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Su solución llegó de mano de la OTAN. Pero para entonces ya se había dejado en entredicho la eficacia de la UE en política exterior.

Es ahí cuando el 1 de mayo de 1999 -mediante el Tratado de Ámsterdam– crea la figura del Alto Representante. Una especie de ministro de exteriores, con el español Javier Solana a la cabeza.

El Tratado de Niza, que entró en vigor el 1 de febrero de 2003, hizo los preparativos finales antes de la ampliación de 2004 a diez nuevos miembros: Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, República Checa, Hungría, Eslovaquia, Eslovenia, Malta y Chipre.

En 2007, la quinta ampliación se completó con la adhesión de Rumanía y Bulgaria el 1 de enero. Lo que conforma la actual Europa de los 27.

ACTUALIDAD

Ahora es tiempo de repasar dónde está la UE. Lo cierto es que a pesar de la constante percepción de crisis que se vive dentro de la Unión, su Producto Interno Bruto es el mayor del mundo, según el Fondo Monetario Internacional.

Por otra parte, la influencia político-militar de la UE comienza a tomar fuerza, como ha quedado confirmado con su papel en la crisis que enfrenta desde 2005 a Irán con los cinco miembros permanentes Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. A ello se suma la presencia militar de la UE en Afganistán y su considerable despliegue de fuerzas en la ex Yugoslavia, donde su intervención ha sido determinante en el mantenimiento de la paz.

Pero…en la actual crisis financiera internacional, habría que preguntarse: ¿Puede ser la Unión Europea un agente global con voz propia o está perdiendo posición frente a China?  ¿O es víctima de su propio éxito? ¿Pierde ambición e ilusión su proyecto?  ¿Está Europa, como ha alertado el filósofo francés Edgar Morin, sonámbula y necesita despertar?

Sin duda, la entrada en vigor del Tratado de Lisboa el pasado 1 de diciembre de 2009 se ha visto ensombrecida por varios acontecimientos. A saber:

1- La Cumbre de Copenhague sobre el Cambio Climático (diciembre de 2009), en la que el acuerdo final se fraguó entre EEUU, China, India, Brasil y Suráfrica (algunos de los principales países emergentes), a espaldas de la UE y al margen de la ONU, institución responsable de la Conferencia.

2- La reciente entrada en vigor de la mayor zona de libre comercio mundial en Asia. El pasado 1 de enero de 2010 China, Brunei, Indonesia, Malasia, Filipinas, Singapur y Tailandia crean un espacio prácticamente libre de aranceles, y de costos más reducidos de comercio, para 1.900 millones de personas (casi cuatro veces más que la UE).

3- El anuncio de que el presidente de EEUU, por primera vez en la historia, no participará en la próxima Cumbre Anual EEUU-Europa (Madrid, mayo de 2010).

4- La crisis económica mundial ha afectado mucho más a Europa (junto a EEUU) que a otros países (China, India, Brasil, Perú, Australia, Corea, Indonesia, etc.).

Lo que está claro es que algo está cambiando en el mundo, tal y como nos recuerda Parag Khanna. Para el investigador americano, la UE es “el imperio más popular y próspero de la historia porque no domina, sino que disciplina”.

En definitiva, este analista destaca que los incentivos de la europeización -la libre circulación, la adopción del euro como moneda única y las subvenciones- son demasiado buenos para no quererlos. O sea que tal mal no lo estaremos haciendo…

En todo caso, es verdad que aunque la marca “Europa” goza en el mundo de un alto prestigio, la UE necesita un nuevo impulso. Que surja de sí misma.

La Europa de 490 millones de ciudadanos debe transformarse para liderar una economía global basada en la innovación. Si no, nos quedaremos al albor de lo que durante tanto tiempo nos ha costado llegar a ser, a sentir, a pensar, y a compartir entre nuestros vecinos.

¡Es la Europa social! No podemos perder el tiempo, ni la oportunidad de dar ejemplo, siempre -eso sí- siendo convincentes con los ideales que nos han marcado durante décadas.

En diciembre de 2007, el Consejo Europeo encargó a una docena de personalidades un diagnóstico sobre los desafíos de Europa. Se trataba entonces de frenar el declive institucional.

Hoy -después de casi dos años y medio después- el llamado Grupo de Reflexión, presidido por Felipe González, dará a conocer en Bruselas sus conclusiones. De lo que se trata es de refundar y aplicar medidas radicales en la UE para salvar el sueño gestado tras la II Guerra Mundial.

Y es que se vió que el Tratado de Lisboa no ha servido para dinamizar las instituciones, cada vez más relegada en la escena internacional, sacudida por la recesión mundial y amenazada por la crisis griega.

Poco se sabe todavía. Pero entre las soluciones de los ‘Sabios’ parece haber varios puntos en común. Como que Europa no puede prescindir de la energía nuclear, que debe dar entrada a Turquía, renunciar a las jubilaciones anticipadas, cambiar la política migratoria para potenciar la inmigración cualificada, e impulsar de forma decisiva la investigación científica y tecnológica.

Todavia queda mucho por andar…

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

S.O.S. Planeta

Primero fue, como en Nochevieja, en Auckland (Nueva Zelanda). Luego le seguirían Australia, Singapore, China, Rusia, Europa, EE.UU., y así hasta cubrir numerosos puntos geográficos del globo terráqueo. Es lo que ayer ocurrió en todo el mundo y que, desde hace 30 años, lo conocemos como el Día de la Tierra.

Una jornada celebrada cada vez en más países desde que su promotor, el senador estadounidense Gaylord Nelson, instaurara el 22 de Abril de 1970 este día para crear una conciencia común a los problemas de la contaminación, la conservación de la biodiversidad y otras preocupaciones ambientales con un sólo objetivo: proteger el Globo.

Ahora, la organización ecologista World Wildlife Fund (WWF) ha recogido el guante a esta iniciativa. Y cada año que pasa espera siempre que a este día insólito -único por no estar relacionado con reivindicaciones políticas, nacionales, religiosas, ideológicas ni raciales- se sumen cada vez más países comprometidos con la reducción de CO2.

4.000 ciudades repartidas en 125 países.

60 minutos «de gloria»…No es mucho, pero si una hora sin luz sirve de algo, bienvenida sea esta iniciativa para concienciar a gobiernos y ciudadanos de las graves repercusiones que tiene el no respetar el medio ambiente.

En España, cerca de 200 ciudades pusieron su granito de arena apagando las luces de monumentos y edificios emblemáticos.

Y parece que -según WWF- se batió un récord de participación, casi duplicando la registrada el pasado año en esta iniciativa que se ha convertido en el mayor movimiento global contra el cambio climático.

Falta que nos pongamos todos de acuerdo.

Kyoto, Copenhague,…donde sea.

Los dirigentes políticos del mundo no han negociado aún un acuerdo internacional sobre este cambio que afecta a especies y a nosotros mismos. Las numerosas conferencias de las Naciones Unidas están lejos de cumplir las mejores de las expectativas y las necesidades urgentes del planeta.

Porque al fin y al cabo, y perdonad que sea pesimista a este respecto, mientras China (potencia emergente) y los Estados Unidos (1ª potencia mundial) sigan sin reducir sus emisiones de carbono…no hay nada que hacer.

La industria, es decir, la economía y la pretensión de no perder un ápice de influencia sobre los demás Continentes pesa bastante. Mientras tanto, los demás, tendremos que aguantarnos.

Así funciona el mundo desde que lo creamos.

La Tierra se calienta. Los hielos se derriten. Y no es ciencia ficción. El clima está cambiando aceleradamente por culpa del ser humano. Algo tendremos que hacer para no destruir el lugar que nos da de comer.

¡No lo destruyamos!

¡No olvidemos donde estamos y lo que somos!

Por Iñigo Ortiz de Guzmán