Posts Tagged ‘Silvio Berlusconi’

Arrivederci Berlusconi

El guión ha salido según lo previsto.

El pasado jueves salió a la luz un informe sobre la situación italiana elaborado por el gigante de la banca de inversión estadounidense Goldman Sachs, empresa de la que ha sido consejero el también ex-comisario europeo Mario Monti, y posible nuevo primer ministro.

El documento calculaba que la prima de riesgo de Italia, que ese día rondaba el disparate de los 570 puntos, bajaría a 350 si Berlusconi era sustituido por un Gobierno “de carácter técnico” que estuviera guiado “por una personalidad externa y capaz”.

El dibujo que sale con esos rasgos es el vivo retrato de Monti, que ayer ya despachó largo y tendido con Il Cavaliere antes de que este dimitiera, quizás para limar algún pequeño detalle sobre los procesos judiciales pendientes o la colocación de los principales protagonistas de esta etapa infame del berlusconato.

Coppola tiene materia para ‘El padrino 4’.

Con todo, la doctrina del pánico permite que Europa asista sin rechistar a verdaderos chantajes como los que esta semana se han producido en Grecia e Italia.

Se imponen gobiernos técnicos sin pasar por las urnas, amparados por el “carácter excepcional de la situación”, la necesidad de “estabilizar el país” y con el compromiso de “dar paso cuanto antes a unas elecciones generales”.

En definitiva, excusas de manual empleadas en cualquier golpe antidemocrático conocido, con la diferencia de que ya no se precisan fusiles.

La prima de riesgo asusta más.

Los mercados -y luego todas las siglas esas: UE, BCE, FMI, BM…- no le han dado tregua, pero los ciudadanos tampoco.

Éstos le dieron un toque en los pasados comicios municipales y demostraron que la televisión no siempre gana las elecciones. Berlusconi esperaba que la gente se quedase en casa o aprovechase para ir a ver a la suegra y, así, no se alcanzase el 50% de participación necesaria para que la votación fuese vinculante.

Pero la gente salió a la calle y le aplicó un correctivo con su voto en contra de la ley de legítimo impedimento.

Eran dos síntomas de que la sociedad mantenía sus constantes vitales, aunque insuficientes para desbancarlo del poder, al menos hasta la siguiente cita con las urnas.

Frustrante, hasta que el ciclón de la crisis:

1-levantó la alfombra

2-mostró la economía italiana hecha polvo

3-y se lo tragó en un soplo

Ilustración- Iker Ayestarán

Como afirma el periodista Lluís Bassets: «El Caimán se va, pero antes se ha cargado la soberanía de la República italiana, ahora vigilada e intervenida. Y todavía puede hacer más estropicios. (…) Pero el Caimán no se irá sin más. Dará coletazos y morderá mientras esté vivo. Y no hay nada más peligroso que un reptil acorralado o herido de muerte. Ahora lo está. Puede quedarse inmóvil, como petrificado, aparentemente rendido a la evidencia. Pero atacará en cuanto vea la menor oportunidad.»

Parece de chiste, pero quién le iba a decir a Berlusconi que un islandés, un griego y un portugués iban a provocar que el italiano terminase tirándose (por indicación del piloto franco-alemán) del avión.

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© Iñigo Ortiz de Guzmán

Schengen: tú SÍ, tú NO

Es como deshojar la margarita: ahora te quiero, ahora no…

Y es que Dinamarca irrumpió ayer con estrépito en el debate sobre la seguridad fronteriza que desde el mes pasado monopoliza los pasillos de la UE.

Un acuerdo de la coalición de liberales y conservadores con el Partido del Pueblo Danés (de extrema derecha) pretende resucitar los controles a los viajeros que lleguen al país desde Alemania y Suecia.

¿Su objetivo? Dicen que luchar contra la inmigración irregular y el crimen organizado.

Lo cierto es que iría en contra de la legislación comunitaria sobre el movimiento de bienes y personas.

De entrar en vigor «en las próximas semanas», abriría una grieta -quizás irreversible- en el Tratado Schengen. Un pacto que garantiza la libertad de circulación en Europa y que cuenta con 25 países miembros, entre ellos Dinamarca.

La decisión sorprendió -claro está- en Bruselas, donde los 27 embajadores de los Gobiernos de la UE terminaban una reunión preparatoria del Consejo de Ministros de Interior de hoy. En la agenda figura la propuesta de flexibilizar el acuerdo Schengen para permitir los controles fronterizos más frecuentes, como habían pedido Francia e Italia.

El Gobierno español ya ha manifestado su negativa a la reforma de tal acuerdo.

A todas luces, al cierre de puertas con el que la UE parece estar respondiendo a las revoluciones democráticas de Túnez, Egipto y Libia.

LA LIBRE CIRCULACIÓN

Pertenecen a Schengen 22 países de la UE (son la excepción Irlanda, Reino Unido, Chipre, Bulgaria y Rumanía) y los extracomunitarios Islandia, Noruega, Suiza y Liechtenstein.

En total, más de 400 millones de ciudadanos que pueden circular libremente por Europa.

El Acuerdo de Schengen fue firmado en 1985 en la localidad del mismo nombre en Luxemburgo, fronteriza con Francia y Alemania.

Cinco países de la entonces Comunidad Económica Europea (CEE) -Alemania, Francia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo- llegaron a un acuerdo para la supresión de fronteras comunes.

El acuerdo tenía dos fines.

Por una parte, eliminar los controles para las personas en las fronteras interiores y definición de las fronteras exteriores comunes. Y, por otra, un paquete de «medidas compensatorias» para reforzar y aumentar las fronteras exteriores como la cooperación judicial y policial.

Al acuerdo inicial de estos cinco Estados se sumaron a principios de los años noventa, Italia, España, Portugal y Grecia.

En 1995, Austria firmó el convenio y al año siguiente se incorporaron Dinamarca, Finlandia, y Suecia. Paralelamente se sumaron Noruega e Islandia aunque estos países no forman parte de la Unión.

En 1999, con la entrada en vigor del Tratado de Ámsterdam, el acervo del convenio de Schengen se incorporó al derecho europeo, mediante un protocolo.

Además de favorecer la movilización de los ciudadanos, el espacio Schengen permite que con un solo visado, cualquier visitante extranjero puede viajar a los 25 Estados pertenecientes al convenio.

Schengen es un descomunal ejercicio masivo de confianza mutua porque automáticamente los socios del club reconocen las decisiones sobre acceso de personas a la zona que toma uno de ellos.

Esa confianza es la que ha saltado por los aires en el pulso entre Roma y París por la llegada a Italia de más de 20.000 tunecinos, y el deseo italiano de quitárselos de encima exportándolos a Francia y otros países de la Unión.

Mientras tanto, los ministros de Interior de los Veintisiete -divididos sobre los planes de Sarkozy y Berlusconi- han comenzado hoy a preparar el trabajo para que los jefes de Estado y de Gobierno de la UE diriman la cuestión en el Consejo Europeo de finales de junio.

Mientras EE.UU. abre la mano a la regularización de millones de indocumentados, Sarkozy y Berlusconi pastorean a placer los bueyes de la Unión.

Mientras tanto, el resto de Europa se queda boquiabierta con la decisión danesa.

Para Ignacio Molina, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Madrid, «el acuerdo de Schengen más o menos enmendado sobrevivirá porque los perjuicios de derogarlo superan las ventajas que ha traído en los últimos 25 años simplificando el cruce de fronteras». (…) Y añade, «hay quien ve aquí, pese a todo, el vaso medio lleno porque la crisis se ha reconducido a través de las instituciones, pero el episodio deja una percepción patética y pueblerina».

Eso que se llama el nacionalismo más rancio, añadiría yo.

Cómo cambian las cosas…

Ellos, los inmigrantes. Los que en estos tiempos de crisis ya no son tan bienvenidos como lo eran cuando contribuían con su fuerza de trabajo a la prosperidad desbocada del continente.

Cómo hemos cambiado…

© Iñigo Ortiz de Guzmán

Cierre de cadena: CNN+

No ha habido posibilidad de marcha atrás.

Da mucha pena ver como las empresas van cayendo, y da muchísima pena ver como la gente que trabaja y dedica algo más que su tiempo a esas empresas acaban siendo arrastrados por toda esta maldita vorágine que no hace más que destrozar todo lo que se encuentra por delante.

Anoche se pudo ver en directo por televisión, porque ayer CNN + finalizó sus emisiones para siempre y para dejar su hueco a un canal temático de 24 horas también. La diferencia es que, en el cambio, la oferta televisiva se ve desmejorada.

Parece mejor un ‘Gran Hermano’ que un ‘Todo Noticias’.

Parece que manda más en España el sr. Berlusconi que el sr. Zapatero.

Hace años, los teóricos de la comunicación auguraban un futuro en el que tendrían cabida canales especializados que satisfarían las necesidades culturales concretas.

El tiempo les ha dado la razón solo en parte: muchos medios pequeños subsisten siempre y cuando colmen los apetitos de los grupos de presión a los que se dirigen; sus espectadores buscan reafirmar su fanatismo más que informarse o ampliar conocimientos sobre sus aficiones.

Con esta perspectiva, los amantes del periodismo sin más o de la cultura general, como antes se decía, nos vamos quedando sin referencias; sobre todo en lo que a televisión se refiere.

Los cierres se justifican por la inviabilidad de las empresas.

Y eso hace pensar en que muchas de las cosas que nos gustan se están haciendo inviables.

Tal vez esta fatalidad comenzó el día en que las empresas culturales comenzaron a exigirle a sus productos un rendimiento económico que solo alcanzan ciertas obras.

Cuántas revistas, libros o programas que hoy consideramos de referencia habrían dejado de editarse si solo se hubiera tenido en cuenta el número de consumidores potenciales.

En la orgía de lo más vendido, lo más visto y lo más leído participan todos los medios; potencian que se le preste aún más atención al que más tiene y convierten en minoritario a un público que no tiene vocación de serlo.

Puedes estar de acuerdo o no con cierta ideología, puedes pensar que lo que dicen es más o menos neutral, puede gustarte o no el estilo, pero en lo que todos debemos estar de acuerdo es que es una pena que desaparezca una ventana al mundo.

Un lugar donde te puedes enterar de lo que ocurre, un espacio que te contó sin interrupciones lo que pasó el 11-S, el 11-M, y otros tantos días en los que necesitamos estar plenamente informados porque el ser humano lo necesita.

La sociedad necesita información, cultura, crítica constructiva…

Y más Iñakis Gabilondos.

No a la telebasura.

+ info en El ‘turn off’ de CNN+

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

Algo pasa con Berlusconi

Hace dos días fuimos testigos de lo que cada vez es más un mal común en Europa.

Se llama transfugismo político.

Lo cierto es que el miércoles, el primer ministro italiano Silvio Berlusconi, salía airoso de la Cámara de Diputados tras la moción de censura presentada a finales de noviembre por Italia de los Valores (IdV) y el Partido Democrático (PD).

Pero el cómo lo hizo, por tres votos de diferencia, entrará en los libros de historia junto a cinco nombres propios.

Los de los diputados tránsfugas, Domenico Scilipoti, Massimo Calearo y Bruno Cesario, que abandonaron sus respectivos partidos montando un movimiento denominado ‘grupo de la responsabilidad’.

Y también los de dos diputadas de Futuro y Libertad (Fli) arrepentidas, Maria Grazia Siliquini y Catia Polidori. Quienes a última hora decidieron mostrar su fidelidad a Il Cavaliere, desobedeciendo las órdenes de su partido y dejando en ridículo a su líder, el también derechista Gianfranco Fini.

¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN ITALIA?

Lo que pasa es que mientras en la Cámara Baja los políticos se enzarzaban en discusiones -llegando incluso a las manos-, en la calle miles de manifestantes protagonizaban una batalla campal.

El pueblo italiano está tan contento que ha puesto Roma como a Nerón le habría gustado verla: fuego, caos, intercambio de huevazos y gases lacrimógenos entre protestantes y policía… En fin, que si el Coliseo no estuviera roto ya, se lo cargaban otra vez.

El periódico liberal La Stampa interpretaba el estallido de violencia así: «La política cerrada en el Palacio [del Gobierno] salda las cuentas consigo misma (…). Fuera arde la ciudad. Se les echa el cerrojo a las puertas del Palacio para separar dos mundos que parecen vivir en galaxias a años luz. Las columnas de humo (…) nos hacen pensar en los años 70 (…). Mejor mirar a Londres, (…) a la Grecia de los incendios en las calles, a todos los jóvenes fuera de control que ya no tienen ningún punto de referencia en los partidos ni en sus mediaciones, (…) convencidos de tener el derecho de desfogar en las calles la rabia por una vida que se perfila precaria. (…) Es cierto que los jóvenes que juegan a la guerra con el casco, la gasolina, el pasamontañas y los palos no representan a los italianos, pero la política debería poder mirar más allá de los incendios para ver una mayoría silenciosa y agotada que ni siquiera es capaz de hacerse ilusiones

Lo que pasa es que en Italia se tiene mucho dinero y poder, y nada de escrúpulos (el ‘todo vale y todo es posible’).

Se puede “comprar” a sectores del poder judicial para sacar leyes a medida y así evitar la acción de la justicia. Por lo que también se puede comprar a diputados para prostituir a estos, y burlarse así de la voluntad y el voto soberano de los electores.

Lo que se sabe ya es que el premier se ha salvado, pero el país naufraga.

Así es la «Italia de Berlusconi».

Lo que ocurre es que Berlusconi ha vuelto a demostrar que es un gran artista en supervivencia política, como el Caesar en sus mejores tiempos.

Lo que pasa es que en el mes que se ha tardado en dar el voto de confianza, Berlusconi ha tenido tiempo de hacer cambiar de chaqueta a unos cuantos diputados que le iban a votar en contra.

Y ahora, renovada la confianza de Senado y Congreso -con holgada mayoría en la cámara alta y más apretada en la baja-, el primer ministro sale del escollo más fuerte que nunca.

Lo que pasa es que no hay una izquierda visible, de oposición. Tienen ideas viejas y políticos viejos. En su día desaparecieron del Parlamento, pero no son el Parlamento en Italia.

Los partidos más sociales son, en muchos casos, contradictorios. Como contradictorio es el secretario del Partido Democrático (PD), Nicola Landolfi, quien se considera comunista, gay, y católico a la vez.

Pero así es «la Italia de Berlusconi».

Desde el atril, desde donde siempre se ha sentido cómodo, se ha jactado -como sólo él sabe hacerlo- de la siguiente manera: «Soy el mejor primer ministro de Italia en 150 años«.

Y aunque bromee con el primer ministro ruso Putin sobre que ambos gobernarán hasta cumplir los 120 años, el secreto de su longevidad no radica en una fórmula casera cualquiera.

Lo que sucede es que Italia no tiene a nadie que se pueda medir con él o enfrentarse a él.

Lo que pasa también es que Berlusconi sabe hacer mejor que nadie la campaña electoral. No solamente porque le gusta estar de campaña, sino porque tiene los medios -especialmente de comunicación- y sabe cómo utilizarlos. En particular, la televisión.

Que lo tengo dicho, que así es «la Italia de Berlusconi».

No hay que darle más vueltas a lo acontecido en los últimos días, del show mediático, político y social.

No quisiera repetirlo, pero bueno…así es «la Italia de Berlusconi».

Pensamos que conocemos a los italianos, pero ni de lejos.

La historia de la nación italiana es de hace bien poco. Pero su complejo, extenso y fascinante pasado nos sobrepasa, y mucho.

Si su victoria ha sido pírrica, poco importa.

Ayer, en la presentación del libro de su amigo el periodista Bruno Vespa, Berlusconi descartó de un plumazo convocar a los italianos a las urnas: «Italia no necesita elecciones».

Pero algo se mueve en la oposición.

No la de izquierdas, que sigue perdida en la crisis, clamando improbables dimisiones del jefe del Ejecutivo y la formación de un nuevo Gabinete de gran coalición.

Sino la de centro y de derechas. Es decir, la de los partidos católicos, autonomistas y Futuro y Libertad (FLI), liderado por Fini, ex pareja política de Il Cavaliere (quienes, por cierto, nunca se llevaron bien).

A las pocas horas de la votación en el hemiciclo italiano, cinco partidos fundaron el Polo de la Nación. Una nueva coalición -típica de este país-, que se coloca en el medio de la arena política. Una alternativa moderada a la alianza derechista entre Berlusconi y la Liga Norte y, por supuesto, a la izquierda deshilachada.

Ahora, nadie quiere elecciones inmediatas. Pero Berlusconi, sí.

Para ello, es de suponer que el primer ministro va a utilizar la prórroga que le acaba de conceder el Parlamento para intentar fortificar su apoyo en las Cámaras, con una asidua y obstinada ofensiva, combatida puerta a puerta, hombre a hombre, diputado a diputado.

Parece más que improbable que un Gabinete tan cojo (en minoría) pueda aguantar hasta 2013.

Por lo que sólo se entiende una salida: quitar hojas, una por una, a los opositores -colectando y acogiendo tanto a los ex compañeros decepcionados por la actuación de Fini como a los católicos que desean ganarse un buen puesto en el Ejecutivo- y, de este modo hacerse un hueco para llevar a cabo elecciones anticipadas.

Con este panorama, el próximo eslogan de campaña en Italia para las próximas elecciones podría ser este: “Usted vote a quien quiera, el ‘Cavaliere’ ya se encargará de comprar el voto a su diputado para gobernar el”.

Tristemente esto es Italia, donde se cree o nos quieren hacer creer que la mafia está en unos puntos determinados del país.

Pero como se puede comprobar salpica a todo el territorio y desde el miércoles con una mayor sospecha de los vínculos que le pueden relacionar a Silvio Berlusconi con ésta.

Nosotros tampoco nos quedamos atrás en corrupción de carácter “doméstico”.

Pero en vista de cómo están otros, tampoco estamos tan mal.

Como dice el dicho… “Virgencita, virgencita, que me quede como estoy”.

Ningún gobernante español -que yo me acuerde- ha escupido tan grotescamente a la democracia.

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

El ‘turn off’ de CNN+

Otra víctima más en el más que copado panorama audiovisual español.

Después de casi doce años de andadura, el canal ‘todo noticias’ desaparecerá de la parrilla de tv el próximo 31 de diciembre.

Su lema «lo estás viendo, está pasando», será dentro de poco una quimera.

Me acuerdo perfectamente de aquel año, en enero de 1999, -a punto de terminar mi carrera de Comunicación Audiovisual- cuando CNN+ iniciaba su andadura. Era el primer canal de noticias producido por una empresa privada en España, integrado en la plataforma entonces denominada Canal Satélite Digital (hoy Digital+).

Ayer (CNN+)

y hoy (Cuatro)

De acuerdo con lo pactado con Telecinco, Prisa cedió en abril de este año a la cadena de Mediaset su licencia de televisión en abierto, que incluye los cuatro canales del multiplex del que es titular.

A saber: el conjunto de actividades y todos los recursos humanos y materiales de Cuatro, Sogecablemedia (la empresa que gestiona la publicidad de Cuatro), CINTV (la compañía que produce CNN+ y los informativos de Cuatro) y Sogecable Editorial, tenedora de los derechos musicales generados en Cuatro.

Pero, sin duda la principal causa de que el canal de noticias vaya a desaparecer tiene un nombre: Silvio Berlusconi.

Actual primer ministro de Italia y propietario de buena parte de los medios de comunicación allí y aquí, nunca ha mostrado ningún interés en tener un canal destinado a la información.

Es vox populi que su relación con ciertos periodistas no ha sido nunca buena, especialmente cuando se le critica.

Pues bien, aquí uno se pregunta si no será que preferirá reunir las diferentes editoriales en una sola. Es decir, que cada vez haya menos pluralidad de voces, de puntos de vista distintos.

Me temo que, a partir de ahora, veremos más cotilleo, más telebasura, y menos -o quizá más rasgados- asuntos informativos en esta nueva etapa de la televisión en España, con la TDT.

No desaparecen canales, pero la oferta se aglutina en torno a una única manera de hacer y entender la televisión.

Vivimos en un país donde no hay espacio para cadenas como Arte o BBC.

Vivimos en un país donde no hay lugar para CNN+, pero sí para saber si tal o cual persona le es infiel a su pareja, con el consiguiente circo mediático.

Vivimos en un país donde muchos espectadores parecen no valorar la conservación de su capacidad mental.

No voy a entrar en el eterno y cansino debate sobre si la existencia de determinados programas perjudiciales para la salud es culpa de quienes los ven o de quienes los incluyen en una programación.

Pero lo que es cierto es que, sí o sí, vivimos en un país donde en 2011 no tendremos CNN+.

Mientras tanto, el consumo de televisión en España sigue aumentando: casi cuatro horas de media al día.

Y lo que es más preocupante: 3,5 millones de españoles -cerca del 8% de la población- pasan diez horas diarias frente al televisor.

La implantación de la TDT con sus canales temáticos, los éxitos de España en las diferentes competiciones deportivas y los efectos de la crisis económica, que obliga a la gente a quedarse en casa, son las causas del «sólido incremento» del consumo.

El problema, en todo caso, no parece ser la cantidad de horas que podemos malgastar frente a la caja tonta, sino la calidad de lo que vemos.

Ese es el punto de inflexión.

Ahora, con el cese de las emisiones de CNN+ supondrá el segundo cierre de una cadena de Prisa en dos años, después de que este grupo decidiera acabar con la actividad de su red de televisiones locales (Localia TV) a finales de 2008.

El futuro de los profesionales de CNN+ es incierto.

Entre las caras más conocidas está Iñaki Gabilondo, quien se incorporó a este canal en febrero, tras llevar más de tres años en Cuatro (que abandonó precisamente por no querer vivir a expensas del corte editorial de Berlusconi).

Pero no siempre todo sale tal como a uno le gusta.

Así es el periodismo: hoy estás o no estás.

Tras haber dirigido el programa ‘Hoy por hoy’ en la Cadena Ser durante 19 años, no se sabe qué pasará con Gabilondo, o el resto de la plantilla de CNN+ como Antonio San José, José Mari Calleja, Ana García Siñeriz, Leticia Iglesias, Concha Boo o Mónica Sanz.

Hace casi dos años, en momentos de bulos audiovisuales, Prisa estuvo cerca de fusionarse con La Sexta, más afín con su ideología editorial, aunque finalmente tal hermanamiento no cuajaría.

 

Una deuda de 5.000 millones de euros, fruto de una expansión financiada mediante apalancamiento, puso a Prisa al borde del abismo.

Su salvación ha venido de la venta de la televisión en abierto a Mediaset y de la inversión de 650 millones por parte del fondo americano Liberty.

El holding empresarial PRISA ha anunciado en las últimas horas que va a preparar un canal de actualidad con vocación global, distribuido en la plataforma del Grupo y otras redes digitales, y que se apoyará en sus marcas de referencia (El País, 40 Principales, Santillana o Alfaguara).

Quizá ahí es donde vayan a parar Gabilondo y compañía, más cómodos con su manera de entender la información.

El Canal 24 Horas de TVE -creado en 1997- se queda pues sola.

24h y CNN+ han mantenido una vida casi clandestina en las plataformas de pago hasta su aparición en abierto en la TDT. Desde entonces no hicieron sino crecer.

A día de hoy no tienen más que un poco más del 1% de la audiencia, con una ligera ventaja del canal público de TVE sobre el de Prisa.

Pero si su media de audiencia no llega a los 100.000 espectadores diarios, el número de personas que la ven el algún momento del día multiplica por 50 o 60 esa audiencia media: unos 12 millones de espectadores ven en algún momento del día (“hacen contacto”) una de estas televisiones informativas.

La conclusión es que, mientras que los españoles siguen informándose preferentemente por medios de los informativos de las seis cadenas generalistas, acuden en un número muy importante a las cadenas de 24 horas para ponerse al día.

O sea que tan mal no lo estarán haciendo. Pero, claro, pueden más los intereses mercantiles que la diversidad informativa.

O eso parece.

¿Qué hará entonces Mediaset con este canal? ¿Más Gran Hermano o Belén Esteban?

Desde luego no un canal informativo especializado.

Lo dicho, es una pena…

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

 

Schsss…Periodismo

RELATO DE UNA MORDAZA CONTRA LA INFORMACIÓN

El viernes pasado, el periódico italiano -de tendencia izquierdista- La Repubblica aparecía de esta guisa.

En blanco y con una nota tipo «post-it» en la que se leía La ley mordaza negará a los ciudadanos el derecho a estar informados. Una declaración de intenciones por parte de la prensa contra la denominada ley mordaza. Un proyecto normativo que el Senado romano -donde el partido gubernamental del Pueblo de la Libertad (PDL) tiene mayoría absoluta- aprobaría un día antes. ¿Su finalidad? Limitar las escuchas telefónicas en las investigaciones judiciales y policiales, al tiempo que castiga incluso con penas de cárcel a los periodistas que publiquen su contenido.

Un despropósito a la libertad de expresión, en toda regla.

BERLUSCONI no es un ángel

Que el primer ministro italiano no es Santo de devoción de mucha gente, no es novedad.

Según Ezio Mauro, de La Repubblica, la ley “es una nube de chantajes bajo la cual todos nos arriesgamos no ya a dejar de interceptar sino a dejar de informar”. Y es criticada no sólo por la mayoría de los medios, sino también por magistrados que dicen que dificultará su lucha contra la corrupción y el crimen organizado.

Corriere della Sera habló de «un día negro» para la justicia. Y L’Unita, el diario del mayor partido de la oposición, utilizó para titular una tipografía que se usaba cuando el dictador fascista Benito Mussolini gobernaba Italia con puño de hierro y controlaba los medios.

Berlusconi aduce que la nueva norma es necesaria para proteger la privacidad. La oposición responde, y acusa al Gobierno de maniobrar para encubrir la corrupción con otra ley hecha a medida, tras aprobar otras normas para evitar su procesamiento mientras esté en el cargo.

Sea como fuere, ésta es la trigésimo cuarta ocasión en la que el Ejecutivo de Roma recurre desde el inicio de su legislatura en 2008 a la llamada «cuestión de confianza«; una estrategia muy utilizada por los gobiernos de ese país para acelerar las aprobaciones de las leyes, ya que permite saltar el debate de enmiendas y el parlamentario.

Así con todo, la nueva norma prevé -entre otros asuntos- condenas de hasta 30 días de cárcel o sanciones de hasta 10.000 euros para los periodistas que publican las escuchas durante las investigaciones o de las actas bajo secreto; mientras que fija multas de entre 300.000 y 450.000 euros para los editores que lo hagan.

De momento, el sindicato de periodistas ha tomado cartas en el asunto, y ha convocado una huelga para el 9 de julio.

Berlusconi, considerada la persona más adinerada de Italia (con una fortuna de 6.500 millones de dólares) -según la revista Forbes-, tiene varios tentáculos en el mundo audiovisual. Posee las cadenas televisivas Italia1, Rete 4 (duopolio televisivo Rai-Fininvest); las francesas Chain y Cinéma 5; además de poseer la mayor participación de la cadena española Tele 5.

Su imperio se extiende también al terreno de la prensa escrita. En 1976 compró participaciones de Il Giornale. Al final de su carrera como empresario mediático, en 1990, obtuvo la presidencia del grupo Mondadori, editor del periódico La Repubblica y de los semanarios L’Espresso, Epoca, y Panorama.

Más tarde, adquiriría la cadena de tiendas de vídeo Blockbuster, portales de acceso a Internet y una participación en Olivetti. En definitiva, todo un conglomerado que se conoce bajo la marca Mediaset y que aúna televisión, prensa, edición, internet y publicidad.

En fin, que parece que a Silvio Berlusconi no le basta con controlar tres de los cuatro principales canales de televisión privados de Italia e influir decisivamente sobre otros dos estatales. Y todo en un país con baja lectura de periódicos.

La nueva mordaza berlusconiana podría tener algún sentido en un país donde el jefe del Gobierno y los altos cargos públicos estuvieran absolutamente exentos de cualquier sospecha de colisión con la justicia. No es el caso. En Italia hoy las escuchas son medio imprescindibles para investigar a la mafia y sus conexiones con políticos y empresarios.

CHÁVEZ por decreto

Otro tanto ocurre en Venezuela, donde su presidente Hugo Chávez le gusta actuar por decreto. Ya dicen que las comparaciones son odiosas, pero no tengo por qué actuar de buena fe, y comparo.

Otro ejemplo de nepotismo considerable.

Al amparo de la Ley Especial de Delitos Mediáticos, el sábado tuvieron lugar dos nuevas acciones policiales y judiciales contra personajes de la industria periodística, críticos con su presidente. Por una parte,contra Guillermo Zuloaga -propietario del canal de noticias Globovisión-, y por otra el periodista, Francisco Pérez.

¿Su delito? Ser dos cabezas visibles contra el gobierno venezolano.

La suerte o la perspicacia ha hecho que Zuloaga no se encontrara en casa (en paradero desnococido). Una mente pensante a quien desde hace tres meses le sigue un proceso judicial por «vilipendiar» al presidente Chávez a través de unas opiniones emitidas durante la reunión semestral de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

El responsable de este organismo, Alejandro Aguirre, ha puesto el grito en el cielo: «Una vez más se está demostrando en Venezuela que no hay independencia de poderes, un valor esencial de la democracia, ya que la Justicia pareciera que actúa cada vez que el Presidente habla o lo ordena». Y añade que «no es la primera vez que pasa, pero nos preocupa que esto suceda cada vez con mayor frecuencia, lo que representa una afrenta directa al carácter democrático del ciudadano venezolano».

Pero Francisco Pérez no tuvo tanta dicha.

El viernes un tribunal le sentenciaba a cumplir una condena de tres años y nueve meses de prisión por los delitos de «ofensa a funcionario público e injuria contra persona encargada de servicio público». Con 40 años ejerciendo su profesión, Pérez fue demandado por el alcalde de la ciudad de Valencia -Edgardo Parra- después de haber escrito en su columna de opinión del diario El Carabobeño que familiares de Parra ocupaban altos cargos dentro de la alcaldía.

Carlos Boyero, ya lo dice en EL PAÍS:

Cuentan que el poder de Hearst, dueño de gran parte del periodismo norteamericano, poseía capacidad para que su país declarara una guerra. Pero es probable que el electorado se mosqueara si el rey de la opinión impresa hubiera pretendido gobernar desde la Casa Blanca. Por la importancia de guardar las apariencias, de no hacer ostentación de la desvergüenza.

Berlusconi no tiene esos problemas de imagen y además la mayoría de sus paisanos le ríen la gracia de compaginar la jefatura del país con la posesión de la mayoría de las televisiones privadas y el control de la pública. También la imposición de esa «ley mordaza» para evitar que sus incontables chanchullos puedan ser constatados por la opinión pública a través de las aviesas informaciones de los despreciables disidentes. En nombre de la inviolable privacidad.

Esas mordazas no son privilegio exclusivo del golferío facha. Chávez, ese aspirante a Stalin, ese grotesco izquierdista al que también legitiman los votos, ha declarado en búsqueda y captura por el delito de conspiración al dueño de Globovisión, la cadena de televisión empeñada en criticar su revolucionaria política y su sagrada personalidad. Qué raro que vean la luz las imágenes del ejército judío disparando desde las lanchas a los tripulantes del Mavi Mármara. Otra calumniosa invención de la conjura antisemita, certificará Yahvé.

Seguimos estando EN EL AIRE

Por Iñigo Ortiz de Guzmán