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Alemania dice, el resto calla

La Unión Europea no consigue calmar a los mercados que renovaron ayer su presión sobre el euro y los bonos de las naciones periféricas de la eurozona.

En el centro de la crisis se encuentran no sólo estas naciones, sino el país más poderoso de la UE: Alemania.

Su canciller Angela Merkel frustró la petición del Fondo Monetario Internacional (FMI) de ampliar en 750.000 millones de euros el capital del fondo de apoyo al euro.

Un plan concebido como un parachoques contra los ataques de la especulación o el colapso económico de uno de los socios de la moneda única.

En un nuevo tira y afloja entre la canciller casi en solitario y el resto de los países del Eurogrupo, Alemania también descartó la emisión de eurobonos de deuda para apuntalar el fondo a partir de 2013.

Una inyección de capital que iría destinada a fortalecer los recursos para apoyar a los Gobiernos cuya deuda pública se vea nuevamente atacada.

“No veo la necesidad de aumentar el fondo”, zanjó el miércoles la canciller.

Por su parte, el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, considera que la oposición de Alemania a la emisión de eurobonos es una actitud «antieuropea«.

La tensión pues crece en el seno de la UE entre rescates de países miembros.

Así es Merkel.

Primero reticente al rescate de Grecia y después a la creación del actual sistema de apoyo, recordó que sólo se ha usado “un porcentaje muy pequeño” en ayudas a Irlanda.

De los 440.000 millones de euros que avalan los socios del euro, Irlanda sólo recibirá 17.700. Mientras que el resto provendrá de una partida de los presupuestos de la UE, el FMI y las contribuciones de Reino Unido, Suecia y Dinamarca.

La capacidad de maniobra en la gestión de la crisis se encuentra seriamente limitada.

Los mercados financieros detectan esta torpeza y responden con una acusada volatilidad y con un castigo a los diferenciales de los bonos públicos de las economías tenidas por periféricas.

Así las cosas, el Banco Central Europeo (BCE) tendrá que seguir ocupando el centro del ring en el encarnizado combate entre la eurozona y los mercados financieros.

Por lo que acaba de comprar 2.000 millones de euros en bonos soberanos.

AL RESCATE

La debacle griega a principios de año, puntapié inicial de la crisis del euro, se profundizó por las vacilaciones de Alemania que solo aceptó intervenir cuando el contagio a otros países de la eurozona amenazaba con convertirse en epidemia.

En octubre Alemania, convertida en parangón de rectitud fiscal europea, acordó con Francia un nuevo mecanismo para que los acreedores asumieran pérdidas en los pagos cuando una deuda no estaba en condiciones de ser pagada.

Dicho mecanismo estaba planeado para 2013 cuando expirase el actual Fondo de Rescate de la UE, pero los mercados financieros no entraron en sutilezas y -asustados- empezaron a desprenderse de los bonos de algunos países, encareciendo los préstamos para los llamados PIIGS: Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España.

En el caso del Tesoro español, los intereses de la deuda son un 76% superiores a los que paga Alemania.

Los inversores exigen más rentabilidad a los bonos españoles porque creen que, dadas las circunstancias económicas, el Tesoro puede tener problemas de liquidez que -llevados a un caso extremo- podrían llegar a convertirse en dificultades de solvencia.

El mercado teme que España pase problemas.

La penaliza por ello.

Y así, eleva el coste de la deuda hasta niveles difícilmente soportables y esta situación termina generando efectivamente problemas de liquidez para el país.

Curiosamente, en los años en los que Alemania apenas crecía, el Banco Central Europeo le garantizó una política de tipos de interés extremadamente bajos -política que, por otra parte, contribuyó a alimentar las burbujas en los países que estaban siendo fiscalmente disciplinados-.

Pero cuando el resto de Europa necesitó de una política fiscal más expansiva en aquellos países que como Alemania se la podían permitir, esta fue bloqueada por una poderosa coalición formada por el Gobierno alemán, su banco central, su tribunal constitucional, y una opinión pública cada vez más beligerante contra los supuestamente manirrotos europeos del Mediterráneo.

Ahora, España está atrapado en un círculo y necesita romperlo. En esa línea van acciones de austeridad y privatizaciones como las aprobadas la semana pasada por Zapatero, que han «impresionado» al Eurogrupo, en palabras del propio Juncker.

Pero puede no ser suficiente, porque el mercado ya ha probado sobradamente, primero con Grecia y después con Irlanda, su capacidad para crear corrientes de tendencia difícil de revertir.

EURO: HUNDIMIENTO O SALVACIÓN

Merkel choca con dos obstáculos internos: uno político, otro institucional.

A nivel político las encuestas y los diarios populares dejan en claro diariamente que hay escasa simpatía por los rescates a países que son vistos como ineficientes o corruptos.

El rey de los tabloides sensacionalistas alemanes -el Bild lo resume así:

«¿Vamos a tener que rescatar a toda Europa?»

A nivel institucional, el problema pasa por la Corte Constitucional alemana.

La eurozona se rige legalmente por el tratado de Maastricht (firmado en 1992 ) que incluía entre sus cláusulas un pacto fiscal con un tope del 3% para el déficit fiscal, así como la prohibición de que un miembro fuera rescatado por otros en caso de incumplirlo.

La Corte Constitucional está examinando si el rescate aprobado en mayo para Grecia por la Unión Europea y el FMI no viola el tratado.

Si a pesar de todo Merkel defiende al euro es porque un derrumbe de la moneda única europea sería tan costoso para Alemania como para el resto de la eurozona.

Antes -el pasado 3 de diciembre- Merkel advertiría por primera vez que su país podría abandonar el euro para establecer un nuevo régimen de la moneda única.

Según José Fernández Albertos -científico titular del CSIC (Agencia Estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas) en el Instituto de Políticas y Bienes Públicos se pueden hacer dos interpretaciones del comportamiento del país germano: La primera admite que Alemania no está dispuesta a dejar fracasar el euro. Si la política hoy dominante -que la carga del ajuste caiga en los países periféricos- acaba siendo inviable, a Alemania no le quedará más remedio que volverse europeísta y arrimar el hombro. Pero solo lo hará cuando el euro esté en situación crítica, porque solo entonces Merkel podrá convencer a la sociedad alemana de las impopulares decisiones que habrán de tomarse, como la europeización de la deuda pública, la creación de un Fondo Monetario Europeo o el cambio de las reglas de gobernanza macroeconómica en la eurozona. Cuanto más se pueda retrasar ese momento endureciendo las políticas fiscales de la periferia, mejor. (…)

La otra interpretación, añade Fernandez Albertos, es: Sencillamente, lo que hemos presenciado es una muestra de que Alemania no está dispuesta a sacrificar los principios orientadores de su política económica nacional para salvar la unión monetaria. Si así fuera, el futuro del euro quedará en manos de la capacidad de sacrificio de las economías y sociedades de los países de la periferia en términos de desempleo, recortes en Estado de bienestar y estancamiento económico. Y como bien saben quienes están especulando en los mercados de deuda de estos países, la capacidad de aguante de las sociedades democráticas no es infinita.

EL MILAGRO ALEMÁN

La economía puede ser la salida de este laberinto.

La recesión mundial de 2009 golpeó duramente a la economía germana, segundo exportador global, que sufrió una caída de casi un 5%.

Este año se calcula un crecimiento del 4%.

Más importante aún, hay señales de algo que solía faltar en el engranaje alemán: un mayor consumo.

A la sombra de la hiperinflación de los años 20, los alemanes generaron una cultura ahorrativa y cautelosa. Pero la actual recuperación económica y cambios generacionales están generando una explosión de consumo que, según el consejo económicio asesor alemán, debería aumentar un 1,6% el año próximo.

Ese es, quizá, el quid de la cuestión: una Alemania consumidora podría tener una de las llaves para la recuperación de una eurozona cuyo mayor problema no es la deuda, el déficit o los mercados sino la falta de crecimiento.

EL TAMAÑO DE ESPAÑA IMPORTA

Al igual que el rescate de Grecia en mayo, el de Irlanda fue anunciado con bombos y platillos como la vacuna que evitaría el contagio a otros países de la eurozona.

En términos epidémicos la duda era si no se llegaba tarde para Portugal, pero se calculaba que los 85.000 millones de euros para Dublín serían una muralla que protegería el área peligrosa de la eurozona: España.

La economía española representa el 9% de la Unión Europea más que Portugal (1,4%), Irlanda (1,4%) y Grecia (2%) juntos.

La deuda española en relación al PIB no es fuerte (53,2%), pero su déficit fiscal sí (11,1%)

En el caso de Italia (12,9% del PIB europeo) el problema es el inverso: su deuda es un 116% del PIB mientras que su déficit fiscal es un 5%.

En todo caso…

Un rescate de España desbordaría los fondos de la Facilidad de Estabilidad Financiera Europea, un fondo de 600.000 millones de dólares constituida tras la crisis griega para calmar a los mercados con un mensaje de solvencia en la eurozona.

A finales de abril se vencen 15.500 millones de euros en bonos estatales, y unos 35 mil millones de deuda de los bancos españoles.

Por lo que no sorprende que los inversores y la Union Europea estén un poco inquietos.

La pregunta es: ¿no se acordaron un poco tarde?

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Grecia. Tiempo de cambios

La caída de Irlanda

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

La caída de Irlanda

Primero fue Grecia, ahora le ha tocado a Irlanda.

Quién sabe si el efecto roll-on afectará a Portugal, o incluso a España.

Lo cierto es que el Gobierno irlandés de Brian Cowen ha anunciado esta tarde el nuevo plan de ajuste que el ejecutivo impondrá al país en los próximos cuatros años, y que supondrá un ahorro de 15.000 millones de euros.

«Esto es lo que se tiene que hacer» es lo que acaba de decir el presidente de una nación que se enfrenta al recorte de 2.800 millones de euros en prestaciones sociales.

En definitiva, un plan de ajuste en el que el tijeretazo al gasto público se lleva la peor parte (10.000 millones de euros) y las tímidas subidas de impuestos apenas suponen otro tercio de la financiación que necesita el país para lograr bajar su deuda al 3% del PIB para 2014.

El paquete de medidas recorta radicalmente los subsidios al desempleo. Además, en la búsqueda de crear nuevos puestos de trabajo, el Gobierno ha recortado en un euro el salario mínimo por hora, hasta los 7,65 euros.

En cuanto a las pensiones, el Ejecutivo refuerza el plan que ya había presentado en primavera en el que quiere incrementar la edad de jubilación hasta los 66 años para 2014; y seguir con un ascenso progresivo que lleve a los 67 años en 2021, y a los 68 años para 2028 como edades mínimas para tener acceso a las prestaciones por retiro.

Hasta 7.000 millones de euros de gasto corriente serán eliminados.

En estas reducciones también se contempla la eliminación de trabajadores públicos. Hasta 24.750 perderán su empleo.

Con la previsible fecha (7 de diciembre) de la aprobación de este ajuste, se subirá además el IVA de forma gradual desde el actual 21% hasta el 22% para 2013, y el 23% en 2014. Se crean impuestos nuevos sobre el agua, al tiempo que se traza el camino para una suerte de fiscalidad verde, una concesión del Gobierno de Cowen a sus aliados en el Gobierno, el Green Party.

Así pues, números y más números para una economía -la europea- que cada vez ve más acortada su cuenta de resultados y de posibles rescates futuros a otros estados.

Está demostrado que no basta con hacer los deberes.

Las fuerzas especulativas del mercado están desatadas y los gobiernos se muestran impotentes ante su furia avasalladora.

El Ejecutivo de Zapatero ha aprobado el mayor plan de ajuste de la democracia, ha impuesto una durísima reforma laboral, está decidido a cercenar más derechos mediante la reforma del sistema de pensiones, y, a pesar de ello, la desconfianza de los tiburones financieros en la deuda española alcanzó ayer cotas desconocidas desde hace 15 años.

Basta que los mercados piensen así -aún no siendo cierto- para que se haga realidad.

La vicepresidenta segunda y ministra de Economía del Gobierno, Elena Salgado, lo ha dicho hoy: que España está en las «mejores condiciones» para resistir el acoso de los mercados.

Lo que se está viendo, es una cosa clara.

Que, además de una crisis profunda del capitalismo, es un fracaso estrepitoso del proyecto europeo.

Y cuyos líderes no han tenido durante los últimos años la altura de miras para acompañar la unidad económica con una unidad política.

En la cocina de esta nueva fase de la crisis de la deuda soberana, Angela Merkel y Nicolas Sarkozy han aportado el ingrediente explosivo: que los contribuyentes europeos no pueden seguir pagando todos los platos rotos (¡a buenas horas mangas verdes!).

Y que, a partir de 2013, el nuevo mecanismo que sustituirá al fondo creado el pasado mayo tendría que contemplar la quita de una parte del valor de los bonos. Pero con el lanzamiento de esta iniciativa en medio de una gran volatilidad en los mercados de deuda, los depositantes de los bancos irlandeses comenzaron a retirar fondos de sus cuentas.

Fue la bomba que faltaba para relanzar la crisis.

Parecería que el fantasma del ex presidente argentino Néstor Kirchner -recientemente fallecido- está ahora mismo recorriendo Europa. Es decir: el espectro de reestructurar la deuda exterior con acreedores bancarios y tenedores de bonos.

La Eurozona tiene en sus manos la posibilidad de aplicar con ingenio lo que constituye uno de los casos más extremos de las finanzas internacionales.

Pero hasta ahora, lo que ha decidido es reeditar la peor parte de esa experiencia, es decir, el programa de austeridad fiscal que impuso el FMI y que condujo a la suspensión de pagos.

En el caso de Irlanda, se trataría sobre todo de conceder aquellos préstamos y garantías necesarios para sacar al país de los mercados de deuda al tiempo que se aplica un plan de relanzamiento fiscal, todo lo contrario de la contracción que se le está proponiendo.

Si se trata de salvar al euro, el camino es el relanzamiento, no la contracción.

En todo caso, el mensaje -más que peligroso- que se está transmitiendo a los ciudadanos es que cada Estado ha de salvarse como bien pueda…

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

Periodismo ‘incómodo’ en RTVE

El día en que el Gobierno de Zapatero anuncia la remodelación de sus Ministerios; la 3ª desde 2008, en esta segunda legislatura.

La periodista de TVE, Ana Pastor (que ha dejado de trabajar esta misma semana por estar embarazada) ha «apretado» y mucho a algunos de sus invitados en el programa de «Los desayunos».

Siempre desde la objetividad y la pluralidad que caracterizan a la tv pública.

Pero, claro, este hecho no siempre gusta a los entrevistados como, por ejemplo, Esperanza Aguirre. De «interrogatorio» calificó la presidenta de Madrid la entrevista del pasado jueves.

Sin embargo, una recopilación de otras entrevistas hechas en demuestra que Pastor hace preguntas ‘incómodas’ a los invitados, sin importar su signo político. Leire PajínCelestino CorbachoAlfredo Pérez RubalcaJosé MontillaElena Salgado.

((pinchar en la foto para ver el vídeo))

No es la primera vez que medios de comunicación afines a la derecha critican la labor de la periodista de TVE cuando tiene enfrente a políticos conservadores, a los que, aseguran, ‘aprieta’ más que a los socialistas.

En una entrevista, nunca se sabe.

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

ZP+PNV+CC=Presupuestos

Por fin el presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero respira tranquilo en su escaño.

Llevaba toda la legislatura sin tener un día relajado.

Se había acostumbrado al sobresalto, al suspense y a jugarse la vida en cada votación.

Primer día sin geometría variable.

Para eso ha tenido que mudar la piel.

Y pasar de estar solo a conciencia -para marcar distancias de los demás- a tener un pacto de estabilidad suscrito con PNV y Coalición Canaria.

Ya cambió la piel para dejar a un lado su proyecto político inicial y lanzarse a la política de las reformas, del “me cueste lo que me cueste”.

Zapatero ya no está solo y mira tranquilo a la ministra de economía, Elena Salgado desde el escaño.

LA SUMA DE 1+2 ES IGUAL A 3

El pasado 15 de octubre el Gobierno y el Partido Nacionalista Vasco llegaban al tan ansiado acuerdo (el 3º que los nacionalistas dan a Zapatero; el 6º en la historia de la democracia) que dan via libre a la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2011, y que se debatirán entre hoy y mañana.

Un acuerdo histórico por lo que de desarrollo estatutario recibe Euskadi.

Se cierra así un camino iniciado hace ahora 31 años. Los jeltzales han logrado arrancar un paquete de 20 transferencias de ejecución inmediata, y el compromiso de estudiar la fórmula de aplicación de otras siete. Un compromiso que supone un cambio de rumbo en la actitud que históricamente ha mantenido el Estado.

El mejor ejemplo de ello: que es la primera vez que un Gobierno español reconoce que hay materia que transferir en la gestión del régimen económico de la Seguridad Social.

El punto de inflexión hacia el cumplimiento pleno del Estatuto de Gernika.

El acuerdo suscrito por el PSOE y el PNV recoge otros tres proyectos estratégicos: el tren de alta velocidad-TAV; la Fuente de Neutrones por Espalación y el plan de la Bahía de Pasaia; además de 112 millones para inversiones directas y la presencia de Euskadi en el Ecofin -el órgano que decide en la Unión Europea los asuntos económicos y financieros-.

Zapatero, en sus horas más bajas -cuando su margen de maniobra es más estrecho- consigue así lo que no tuvo desde que empezó su segunda legislatura: la estabilidad que da contar con un aliado fijo, el PNV, que tampoco atravesaba su mejor momento tras ser desplazado de Ajuria Enea.

De esas dos debilidades ha salido una alianza entre los dos partidos más antiguos de España, con el riesgo de afectar a la estabilidad del Gobierno del lehendakari Patxi López, convidado de piedra en las negociaciones.

A los nacionalistas vascos les convenía este pacto para mostrar su centralidad en la política vasca y empezar a maniobrar para intentar recuperar la Lehendakaritza. No hay muchos precedentes de competencias que arranca en una negociación un partido de la oposición en la comunidad que los va a gestionar.

Pero al PNV le viene de perlas vender en Euskadi que es el partido que, incluso sin gobernar, arranca transferencias y cuestiones tan simbólicas como el nombre oficial de las provincias en euskera.

Con todo, la ecuación matemática no le ha salido tan mal al PNV, que se sabía imprescindible para sacar a cabo -con su apoyo- las cuentas del Estado, después de que el resto de las formaciones de la oposición presentara las enmiendas de devolución de dichos Presupuestos.

A cambio, los nacionalistas vascos han tenido que tragarse sapos como apoyar en los Presupuestos la congelación de pensiones que rechazó media docena de veces en el Pleno del Congreso. Su objetivo está en el País Vasco, en las diputaciones, los ayuntamientos y en el Gobierno autonómico.

El presidente del partido jeltzale, Iñigo Urkullu, horas después de conocerse el acuerdo: «Tengo que decir con satisfacción que lo conseguido es un paso determinante, definitivo, para encarar el cierre del Estatuto«.

Pero el pacto alcanza su mayor dimensión en los referido al autogobierno. Es ahí donde reside su carácter histórico, como recordó Urkullu.

Veinte transferencias inmediatas (las tres acordadas en septiembre): las políticas activas de empleo, en la Formación Profesional ocupacional y continua, y el Instituto Social de la Marina se harán efectivas el 1 de enero de 2011.

Nueve más en el primer semestre del año que viene y otras ocho en el segundo semestre. Y siete más entre ellas la del régimen económico de la Seguridad Social sujetas al compromiso de estudiar cómo se ejecutarán.

El compromiso, sin embargo, no toca el referente a prisiones, y excluye asimismo la transferencia relativa al régimen económico de la Seguridad Social. Esta competencia ha sido motivo de desacuerdo permanente dado que, por una parte, la Constitución la considera exclusiva del Estado y, por otra, el Estatuto vasco la atribuye a Euskadi.

Hay, pues, un conflicto de competencias, más que una competencia no reconocida.

Sucesivos Gobiernos utilizaron como argumento para no tocar el asunto la fuerte oposición de los sindicatos, que siempre han denunciado que su traspaso rompería el criterio de unidad de caja que garantiza las mismas prestaciones en todo el territorio.

Según acaba de explicar Salgado en el Congreso, habrá contención del gasto público; y el referido al social aumentará hasta el 58%. En total, más de dos puntos porcentuales del PIB en gastos para el próximo año, y que se dividen en los siguientes apartados:

Una incógnita que se abre ahora es el papel del pacto PSE-PP en Euskadi en estas nuevas condiciones.

Si ese acuerdo tan anómalo se produjo fue por dos razones: por la aplicación de una política de tolerancia cero y deslegitimación del terrorismo, así como por la deriva soberanista del PNV en la década precedente.

Con todo, si el primer factor entra en fase de solución, vislumbrándose el fin de ETA y la reconversión de la izquierda abertzale; si el PNV aparece comprometido en ella junto a PSOE y PP, y si los peneuvistas dejan además de lado las exigencias rupturistas y autodeterministas y regresan al Estatuto de Gernika, ¿cuál es la función que le queda por cumplir al pacto vasco cuando socialistas y populares difieren tanto en sus principios económicos, fiscales o educativos?

Lo sabremos dentro de poco.

Lo que sí acabamos de saber es que el PP amenaza con romper el pacto de gobierno que tiene en Canarias. Lo dirán esta tarde sus representantes populares en esa región. Y es que el Coalición Canaria llegara en el día de ayer a salvar también las cuentas públicas (con un compromiso de inversión en las islas de 280 millones de €), puede costarle al partido nacionalista el control del Gobierno del archipiélago.

Mientras tanto, otros partidos -en especial los catalanes- están descolocados ante la nueva situación de pactos. Se prevé pues que CiU haga previsiblemente un discurso muy crítico mirando a las elecciones catalanas. Aunque el Gobierno no descarta que después de esa cita con las urnas pueda unirse al bloque de estabilidad.

Y la izquierda seguirá marcando distancias con la política de reformas costosas de Zapatero.

Para el primer día de debate de Presupuestos sólo queda escuchar a Mariano Rajoy.

¿Hará propuestas concretas? ¿Hasta dónde llegará su nivel de crítica a los pactos con PNV y CC? ¿Ha entendido que 1+2=3?

Hasta ahora, no ha adelantado mucho…

Clamará contra el acuerdo con la idea de que Zapatero vende España a cambio de mantenerse en el poder. Pero como ministro de Administraciones Públicas se hartó de firmar traspasos a Cataluña y País Vasco para que Aznar fuera presidente. Y dijo entonces en el Congreso que utilizaría siempre que pudiera el artículo 150 de la Constitución que permite delegar competencias para pagar los pactos con CiU y PNV de 1996.

Sabe que si gana sin mayoría absoluta en 2012, él tendrá que hacer lo mismo y pactar con los partidos nacionalistas.

Mientras tanto, aquí todos han jugado sus cartas.

El presidente del Gobierno está a punto de blindarse para terminar la legislatura gracias al PNV.

No sólo está en juego el Presupuesto para 2011, sino agotar el mandato y tener una cierta tranquilidad en asuntos económicos.

El pacto tiene más trascendencia de la que se le da. Porque presupone -eso dicen- dar más confianza a los mercados financieros; un hecho del que algunos difieren. Los mismos que opinan que los socialistas -con las encuestas bajo mínimos- tienen los días contados; se habla de poszapaterismo. Aunque ZP ya lo ha dicho: «Un año y medio en política, es mucho».

Pero, sobre todo, el acuerdo simboliza la superación por el PNV de la deriva anti-autonomista y su compromiso con la gobernabilidad de España.

A tod@s: Quien les ha visto y quien les ve…Son lobos con piel de cordero. Así es la política.

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

A vueltas con los 67

Hoy hace dos semanas que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero adoptó, según su formación política, dos decisiones cruciales para salir del estado de crisis nacional debido al descalabro financiero internacional.

El primero pasa por aumentar la edad de jubilación de los españoles hasta los 67 años, desincentivando las jubilaciones anticipadas, al tiempo que pretende aumentar la base de cotización teniendo en cuenta los últimos 25 años trabajados, en lugar de los 15 actuales. Esto es nada…El hecho es que tal plan se ha encontrado firmemente con la negativa de los principales sindicatos y de algunos partidos políticos de izquierdas y nacionalistas por entender dicho plan innecesario a día de hoy. Razón no les faltan a éstos últimos, teniendo en cuenta que el PIB nacional se ha disparado un 11,4%, dos puntos más de lo que preveían los socialistas. A esto hay que sumar la destruccción  de 1.211.000 puestos de trabajo el año pasado, lo que supone más de 4 millones de parados en la actualidad. Y si, además, se prevé que en los próximos ocho años la tasa de paro no baje del 11%, a Zapatero y a la ministra económica, Elena Salgadono les salen las cuentas. Por eso, este plan.

El Banco de España ya ha dicho que le parece bien. El PP no ha dicho esta boca es mía.

De llevarse a cabo este plan poco vendible, los españoles serían -junto a los holandeses- en ser los primeros europeos en jubilarse a los 67 años. Sería paulatinamente a partir de 2013, sumando dos meses por cada año transcurriso hasta su culminación en 2025 (afectando a los nacidos desde 1959). Por su parte, Reino Unido y Alemania ya están tratando de atrasar también dicha edad, pero no empezarían a aplicar la normativa hasta 2024 y 2029, respectivamente. Como dato curioso, hoy son tres los países que permiten jubilarse antes de los 50 años; a saber, en México, en China y en Burundi (África). Mientras, en el otro lado del continente de la UE, Nueva Zelanda hace años que aplica este baremo hasta los 70 años.

La segunda medida, anunciada por la vicepresidenta Salgado pasa por recortar el gasto público de 50.000 millones de euros de aquí al 2013, pero sin echar tijera tanto al gasto social como al de innovación y desarrollo. Hasta aquí, todo claro.

No es de extrañar que con estos pasos, el PSOE -y puede que tenga razón- quiera convencer a los mercados bursátiles, después de la falta de credibilidad financiera por parte de Grecia en estas últimas semanas. En todo caso, y al fin al cabo lo que siempre ocurre, es que los ciudadanos en activo tendrán que trabajar más. No cabe duda de que la población tiene una tasa de mortalidad cada vez más tardía, por lo que este gasto tendrá que ser a costa del contribuyente vía impuestos. El IVA ya ha subido dos puntos porcentuales.

El mundo empresarial, asimismo, no es ajeno a este plan de Zapatero, que no llega a aplaudirlo. Y es que el aumento de dos años en la edad de jubilación chocaría con la propia inercia de las empresas, que prefieren rotaciones más rápidas para abaratar los costes labolares.

El futuro es incierto, sin duda, al haber una masa importante de pensionistas que choca con un cada vez más mermado número de cotizantes. Ahora, la pregunta es, ¿cómo llevar a cabo tales iniciativas?. ¿Como contentar a los principales protagonistas políticos, empresariales, sindicales y sociales sin menoscabar la reputación de izquierdas del Gobierno? ¿Serán capaces los diputados que nos representan en el Parlamento de ponerse de acuerdo, y de paso dar una imagen internacional sostenible? Lo dudo, por lo que de intereses partidistas hay en el embrollo. Ahora se verá hasta qué punto sirve todo el enrevesado de esta relojería que se llama Política-Economía. ¿Realmente los dos principales partidos políticos están dispuestos a entenderse? O está siendo todo eso una madeja de lana que no hay quien lo entienda? ¿Se llegará a un gran Pacto de Estado por el bien de todos?

Toque de sarcasmo, sin faltar a la realidad, de Iñaki Gabilondo en el programa «Hoy», de CNN+.

¿No será que habrá que dejar de poner ladrillos donde no se necesitan y dejar de vivir tanto del sector servicios? ¿No habrá que centrarse más en una educación de calidad y reforzar la I+D de una vez por todas?

Por Iñigo Ortiz de Guzmán