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Arrivederci Berlusconi

El guión ha salido según lo previsto.

El pasado jueves salió a la luz un informe sobre la situación italiana elaborado por el gigante de la banca de inversión estadounidense Goldman Sachs, empresa de la que ha sido consejero el también ex-comisario europeo Mario Monti, y posible nuevo primer ministro.

El documento calculaba que la prima de riesgo de Italia, que ese día rondaba el disparate de los 570 puntos, bajaría a 350 si Berlusconi era sustituido por un Gobierno “de carácter técnico” que estuviera guiado “por una personalidad externa y capaz”.

El dibujo que sale con esos rasgos es el vivo retrato de Monti, que ayer ya despachó largo y tendido con Il Cavaliere antes de que este dimitiera, quizás para limar algún pequeño detalle sobre los procesos judiciales pendientes o la colocación de los principales protagonistas de esta etapa infame del berlusconato.

Coppola tiene materia para ‘El padrino 4’.

Con todo, la doctrina del pánico permite que Europa asista sin rechistar a verdaderos chantajes como los que esta semana se han producido en Grecia e Italia.

Se imponen gobiernos técnicos sin pasar por las urnas, amparados por el “carácter excepcional de la situación”, la necesidad de “estabilizar el país” y con el compromiso de “dar paso cuanto antes a unas elecciones generales”.

En definitiva, excusas de manual empleadas en cualquier golpe antidemocrático conocido, con la diferencia de que ya no se precisan fusiles.

La prima de riesgo asusta más.

Los mercados -y luego todas las siglas esas: UE, BCE, FMI, BM…- no le han dado tregua, pero los ciudadanos tampoco.

Éstos le dieron un toque en los pasados comicios municipales y demostraron que la televisión no siempre gana las elecciones. Berlusconi esperaba que la gente se quedase en casa o aprovechase para ir a ver a la suegra y, así, no se alcanzase el 50% de participación necesaria para que la votación fuese vinculante.

Pero la gente salió a la calle y le aplicó un correctivo con su voto en contra de la ley de legítimo impedimento.

Eran dos síntomas de que la sociedad mantenía sus constantes vitales, aunque insuficientes para desbancarlo del poder, al menos hasta la siguiente cita con las urnas.

Frustrante, hasta que el ciclón de la crisis:

1-levantó la alfombra

2-mostró la economía italiana hecha polvo

3-y se lo tragó en un soplo

Ilustración- Iker Ayestarán

Como afirma el periodista Lluís Bassets: «El Caimán se va, pero antes se ha cargado la soberanía de la República italiana, ahora vigilada e intervenida. Y todavía puede hacer más estropicios. (…) Pero el Caimán no se irá sin más. Dará coletazos y morderá mientras esté vivo. Y no hay nada más peligroso que un reptil acorralado o herido de muerte. Ahora lo está. Puede quedarse inmóvil, como petrificado, aparentemente rendido a la evidencia. Pero atacará en cuanto vea la menor oportunidad.»

Parece de chiste, pero quién le iba a decir a Berlusconi que un islandés, un griego y un portugués iban a provocar que el italiano terminase tirándose (por indicación del piloto franco-alemán) del avión.

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© Iñigo Ortiz de Guzmán

Pases fronterizos

Hace pocos días me topé con un extraordinario escrito sobre la más que actual -y posiblemente cada vez más común- limitación de las fronteras en este llamado mundo global.

El artículo de opinión la escribió el pasado 3 de junio, Daniel Innerarity (catedrático de Filosofía Política y Social, investigador Ikerbasque en la Universidad del País Vasco y director del Instituto de Gobernanza Democrática).

Las ilustraciones, soportes audiovisuales y fotografías no corresponden a la entrada original.

Un mundo amurallado

La actual proliferación de barreras para impedir el tránsito de personas ilustra un retroceso en el sueño de un ‘mundo global’. Se desnacionaliza la vida económica y a la par se renacionaliza la vida política

Por Daniel Innerarity

La actual pretensión danesa de controlar las fronteras con Alemania y Suecia viene tras los cierres de Francia e Italia, pero resulta aún más inquietante si lo ponemos en relación con una tendencia en el mundo actual a cerrar, impedir el paso y controlar, que responde a la demanda creciente de protección. Desde que en 1989 cae el muro de Berlín, la construcción de nuevos muros se ha multiplicado, como si se tratara de una carrera frenética por hacer frente a una nueva desprotección: entre México y Estados Unidos, en Cisjordania, entre India y Pakistán, entre Irak y Arabia Saudí, entre África del Sur y Zimbabue, entre España y Marruecos (rodeando las ciudades de Ceuta y Melilla), entre Tailandia y Malasia…

¿En qué consisten estos muros?

¿Cuál es su utilidad o el propósito con que se levantan?

Estas barreras no están pensadas para impedir el ataque de ejércitos enemigos, sino para impedir el tránsito de personas; quieren hacer frente a fuerzas persistentes y desorganizadas más que a estrategias militares o económicas; son más post-, sub- y transnacionales que internacionales; son una respuesta a los flujos desconectados de las soberanías estatales. Los muros actuales no responden a la lógica de la guerra fría sino que son muros de protección; indican la desconfianza frente al otro, el extranjero, y dicen mucho acerca de las ambigüedades de la globalización. Se dirigen contra el movimiento de bienes y personas que muchas veces no tienen su causa en una invasión exterior sino en la demanda interna: mano de obra, drogas, prostitución…

Un muro no es tanto una cosa material como algo mental que traza una línea de separación entre un «adentro» que se siente amenazado y un «afuera» amenazante, considerado como enemigo, estereotipado, ubicuo y en ocasiones fantasmal. Los muros funcionan como un icono tranquilizador en la medida en que restablecen una distinción nítida entre el interior y el exterior, entre el amigo y el enemigo, que se hace coincidir frecuentemente con las fronteras nacionales. Todos los procesos de guetización participan de esa misma lógica al segmentar la ciudad de una manera invisible, arruinando así su vocación de aproximar a sus habitantes. Las barreras recuperan una modalidad de poder soberano, material y delimitado en un entorno, para algunos inquietante, en el que el poder se presenta como una realidad difusa y débil. Los muros son una respuesta psicosociológica al desdibujamiento de la distinción entre el interior y el exterior, al que acompañan otras distinciones que se han vuelto problemáticas, como la diferencia entre ejército y policía, los criminales y los enemigos, la guerra y el terrorismo, derecho y no-derecho, lo público y lo privado, el interés propio y el interés general.

La construcción de muros no solamente ilustra un retroceso en el sueño de un «mundo global», sino que testimonia unas tendencias subterráneas de la globalización que alimentan el retorno de ciertas formas de «neofeudalización» del mundo. Un mundo en el que son asombrosamente compatibles la integración de la economía global y el aislamiento psicopolítico. Cabría incluso afirmar que la defensa de esta compatibilidad se ha convertido en un objetivo ideológico en esa síntesis de neoliberalismo político y nacionalismo estatal de cierta nueva derecha cuyo proyecto ha sintetizado Saskia Sassen en el doble objetivo de «desnacionalización de la vida económica y renacionalización de la vida política». No vivimos en un mundo ilimitado, sino en la tensión entre una geografía de los mercados abiertos que tiende a abolir las fronteras y una territorialidad de la seguridad nacional que tiende a construirlas. No hay coherencia entre la práctica geoeconómica y la práctica geopolítica que equilibre las diferentes agendas del comercio y de la seguridad.

Sabíamos desde Maquiavelo que las fortalezas suelen ser más perjudiciales que útiles. Los muros proyectan una imagen de jurisdicción y espacio asegurado, una presencia física espectacular que se contradice con los hechos: por lo general no contribuyen a solucionar los conflictos e impiden muy escasamente la circulación. Complican el objetivo, obligan a modificar el itinerario, pero en tanto que prohibiciones de paso suelen ser poco eficaces.

El ejemplo más elocuente de ello lo encontramos en el control de la emigración, que aumenta o disminuye por factores que no están vinculados a la rigidez o porosidad de las fronteras. Hay emigración porque hay un diferencial de oportunidades o, si se prefiere, porque las desigualdades son actualmente percibidas en un contexto global. Cuando se piensa que el establecimiento de barreras es la solución para el incremento del número de los emigrantes y refugiados es porque se ha considerado previamente que la causa de esos desplazamientos era la flexibilidad de las fronteras, lo que es radicalmente falso.

Si no cumplen esa función que se les asigna, entonces ¿para qué sirven esas fronteras que adoptan la forma de muros? Dada su falta de eficacia, lo que hay que preguntarse es cuáles son las necesidades psicológicas que su construcción satisface. Y la respuesta está en la necesidad de limitación y protección de quienes se perciben a sí mismas -muchas veces contra toda evidencia- como «sociedades asediadas» (Bauman). En lo que hace referencia a los muros está claro que aluden inmediatamente a la defensa contra unos asaltantes venidos de un «afuera» caótico, pero sirven como instrumentos de identificación y cohesión, responden al miedo frente a la pérdida de soberanía y a la desaparición de las culturas homogéneas. De esta manera se construye una siniestra equivalencia entre alteridad y hostilidad, lo que es además un error de percepción (la mayor parte de los atentados que se han cometido en EE UU han provenido de terroristas del interior). Y se asienta el prejuicio de que la democracia no puede existir más que en un espacio cerrado y homogéneo.

Así pues, se trata de remedios físicos para problemas psíquicos, de una teatralización con efectos más visuales que reales. Un muro aparenta ofrecer seguridad en un mundo en el que la capacidad de protección del Estado ha disminuido, en el que los sujetos son más vulnerables a las vicisitudes económicas globales y a la violencia transnacional. Todo lo que acompaña a la escenografía rotunda de los muros no son sino gestos políticos destinados a contentar a cierto electorado, a suprimir la imagen de un caos políticamente embarazoso y sustituirla por la de un orden reconfortante. Aunque es imposible muchas veces cerrar completamente las fronteras, es peor dar la impresión de que no se hace nada. Construir una barrera es la mejor manera de no hacer nada dando la impresión de que se hace algo; de este modo se despliega una seductora salva política dirigida contra un conjunto de problemas especialmente complejos, a los que es imposible aportar una solución de corto plazo.

Los muros serían inicuos si se limitaran a dejar sin resolver los problemas que de manera tan simplista pretenden delimitar. Pero no es ese el caso: los muros generan zonas de no-derecho y conflictividad, agravan muchos de los problemas que tratan de resolver, exacerban las hostilidades mutuas, proyectan hacia el exterior los fracasos internos y excluyen toda confrontación con las desigualdades globales. Además, cuando se acentúa ostentativamente la seguridad se provoca al mismo tiempo un sentimiento de inseguridad. Son demasiados daños laterales como para que compensara la débil protección que pueden proporcionar.

Frente a la nostalgia por el orden perdido que clama por límites crispados y barreras de exclusión, la reivindicación de una frontera que comunique, demarque, equilibre y limite puede ser una estrategia razonable para transformar esos espacios de choque, cierre y soberanía en zonas porosas de contacto y comunicación. La alternativa, en cualquier caso, no es entre la frontera y su ausencia, sino entre las fronteras rígidas que siguen colonizando buena parte de nuestro imaginario político y una frontera red que permitiría pensar el mundo contemporáneo como una multiplicidad de espacios que se diferencian y entrecruzan, creando así unos puntos fronterizos que son también puntos de paso y comunicación.

+ info en Schengen: tú SÍ, tú NO

© Iñigo Ortiz de Guzmán

El pepino nacional

Ahora resulta que los alemanes éramos nosotros.

En la crisis desatada por los pepinos «criminales» los españoles hemos hecho de alemanes y los alemanes han hecho de españoles.

Aunque sólo sea por una vez, la crisis ha dinamitado los estereotipos nacionales. El modo improvisado, chapucero y temerario con que las autoridades de Alemania han gestionado la crisis parece, de hecho, mucho más propio de nuestras autoridades que de las suyas.

A la senadora de Sanidad de Hamburgo, Cornelia Prüfer-Storks, ni siquiera se le ha pasado por la cabeza la posibilidad de dimitir, pese a haber acusado públicamente en falso a los pepinos andaluces de ser los causantes de la muerte de -hasta ahora- casi una veintena de personas.

En realidad, se ha limitado a hacer lo que haría cualquier político español de raza: poner cara de incredulidad y sorpresa cuando se le pide que considere la opción de dejar el cargo.

En vez de imitar la severa ejemplaridad con que los políticos alemanes acostumbran a purgar sus pecados, Prüfer-Storks se ha limitado a escurrir el bulto y a eludir la abrumadora responsabilidad de haber causado pérdidas millonarias a miles de familias.

Después de no sabemos cuántas pruebas, al final nuestros pepinos se ve que son tan fiables como un buen motor alemán, y por supuesto inocentes de los crímenes que con tanta ligereza les habían atribuido.

Pero, ¿quién pagará por la crisis?

A pesar de la rectificación de la Administración alemana -que constituye un alivio para los agricultores españoles-, sin embargo el daño provocado por la acusación precipitada de la ministra alemana ya está hecho.

Los horticultores han perdido una gran cantidad de dinero (200 millones de euros semanales, según ellos), y la sombra de la sospecha sobre sus productos probablemente tarde semanas, o meses, en disiparse.

Por eso hace bien la ministra de Medio Ambiente, Rural y Marino, Rosa Aguilar, en anunciar que el Gobierno exigirá indemnizaciones a la Unión Europea para paliar los daños ocasionados.

Una actitud que contrasta con la de la dirigente del PP Soraya Sáenz de Santamaría, que no desaprovechó la oportunidad para sacar rédito político al drama de los agricultores atacando al Ejecutivo por su supuesta “debilidad”.

Si alguna debilidad pone de manifiesto la crisis de los pepinos, es la de la UE en la gestión de situaciones como esta, para evitar que unas afirmaciones infundadas puedan provocar perjuicios enormes a todo un sector económico de un Estado miembro.

Una unión económica, además de la libre circulación de mercancías y capitales, exige también el establecimiento de antídotos que eviten la ‘contaminación’ de unas afirmaciones irresponsables.

¿QUÉ ES LA E.COLI?

E. coli es la abreviación de Escherichia coli, un tipo de bacteria que está presente en el intestino de los seres humanos y otros animales.

La mayoría de las cepas son inofensivas, pero algunas son capaces de producir toxinas que causan síntomas como cólicos severos y diarrea.

CREENCIA SOBRE ESTE BROTE

La Organización Mundial de la Salud asegura que la variante «nunca había sido vista en una situación de brote anterior».

Las bacterias son capaces de intercambiar genes entre diferentes cepas y especies, lo que podría explicar el nacimiento de esta nueva forma de E. coli.

Expertos creen que esta variante posee una combinación mortal: produce una toxina que daña los riñones y además se adhiere muy bien al intestino, permitiendo que más bacterias crezcan.

EFECTOS SOBRE LA SALUD

El brote está causando infecciones graves y, en algunos casos, está afectando la sangre y los riñones.

Una complicación inusual de algunos tipos de E. coli, el síndrome urémico hemolítico (HUS, por sus siglas en inglés), también ha sido detectado en cientos de casos actuales de personas entre los 16 y 60 años.

«Es extremadamente raro que personas de estas edades presenten SUH,» dice la Agencia de Protección de la Salud.

Sus síntomas incluyen diarrea hemorrágica y fiebre. En casos severos, puede causar crisis epilépticas. El HUS puede ser fatal porque puede ocasionar problemas renales crónicos en los adultos.

Los síntomas pueden tardar hasta ocho días en aparecer.

OTRAS CRISIS ALIMENTARIAS

Cuenta la Biblia que Dios envió a los egipcios diez plagas para que dejara salir a los hebreos rumbo a la tierra prometida. Dicen los historiadores y científicos que, aparte del relato de la Biblia, estas plagas se produjeron por diversas causas naturales entre los años 1279 y 1213 antes de Cristo.

Algunas de esas plagas, como la de las langostas que devoraban el grano, causaron las primeras crisis alimentarias de la historia.

Desde esas primeras crisis hasta la del pepino actual son muchas las que se han sucedido.

En España, la crisis más grave que se ha producido en las últimas décadas fue la derivada del consumo de aceite de colza.

El primer caso de un afectado, un niño madrileño de ocho años, salió a la luz en 1981.

En total 4.537 personas fallecieron y más de 20.000 resultaron afectadas, muchas de las cuales sufren todavía importantes secuelas, como problemas crónicos, hipertensión, lesiones neurológicas y daños en el hígado, así como problemas digestivos.

La causa de la intoxicación estaba en un aceite comprado en Francia, que se desnaturalizó con anilina para importarlo a España. Se vendió de manera fraudulenta como sustituto del aceite de oliva apto para el consumo humano, aunque era para uso industrial.

El aceite de oliva volvió a ver salpicado por el escándalo en 2001, cuando se encontraron altos niveles (de hasta 400 veces superiores a los tolerables) de benzopirenos, potencialmente cancerígenos, en el aceite de orujo español, un refinado más barato que el aceite de oliva virgen.

Pero, sin duda, la crisis de las vacas locas ha sido la más relevante a nivel mundial en los últimos años.

El primer caso surgió en 1996, cuando los científicos tuvieron las primeras evidencias de que la encefalopatía espongiforme bovina (EEB) podía transmitirse a las personas al comer carne contaminada con priones.

Este consumo producía una enfermedad irremediablemente mortal, una patología neurodegenerativa de graves consecuencias.

Surgió por un inadecuado control en las materias primas con las que se hacían los piensos animales.

Y ahí es donde se demostró que Europa no lo estaba haciendo bien en el ámbito de la seguridad alimentaria. De esa manera, se decidió homogeneizar los controles en el continente.

Pero lo errores se repiten una y otra vez, tal y como se ha demostrado con la acusación a España por parte de Alemania.

Y erre que erre.

© Iñigo Ortiz de Guzmán

+ info en Gripe A, un año después

Reflexión tras el 22M

Arrollado, noqueado, son algunos calificativos que se oyen.

Es José Luis Rodríguez Zapatero.

El gran perdedor de las elecciones regionales y municipales del 22 de mayo.

Tal resultado -la pérdida de 2 millones de votos- se interpreta claramente como un castigo a la pobre gestión de la crisis económica hecha por Zapatero y su gobierno y lo que muchos perciben como falta de respuestas al drama de 4,9 millones de desempleados; recuerdo, el índice más alto de la Unión Europea.

El mensaje de las municipales para el PSOE está más que claro.

Las siguientes elecciones generales se pueden parecer mucho a las de 1982, salvo por una diferencia nada sutil. Que esta vez Felipe se llamará Rajoy, y es del PP.

Hay que remontarse 30 años para encontrar algún otro momento de la democracia con una concentración de poder equiparable al que puede que esté por venir.

Ni Zapatero ni Aznar alcanzaron jamás una supremacía como la que hoy roza el PP.

No es por méritos de Rajoy, que ya le ven. Es por la enorme distancia que hoy separa al PSOE de su electorado natural.

Zapatero insiste en culpar a la crisis y evita cualquier autocrítica. Se equivoca.

No ha sido sólo la crisis, sino cómo se gestionó.

Todos los países europeos han afrontado recortes durísimos en los presupuestos, pero no todos han repartido la factura igual. Hasta Merkel, en Alemania, puso un impuesto extra a las eléctricas. Hasta Cameron, en Reino Unido, ha subido los impuestos a las petroleras del Mar del Norte.

Zapatero, mientras tanto, adoptó todo el paquete liberal y -como gran gesto de izquierdas en un país dónde las grandes empresas han cerrado el 2010 con beneficios récords- se conformó con coquetear con un impuesto para los más ricos del que se habló mucho un verano, pero que nunca llegó.

Se equivocan también en el PSOE quienes creen que la solución a esta debacle pasa por evitar el debate interno y descafeinar las primarias. Sería un gran error. Sería dantesco que la dedocracia fuese la respuesta socialista a las peticiones de más democracia que aún siguen en las plazas.

El divorcio entre el PSOE y sus votantes es tan grande que su única salida es una refundación: un nuevo rumbo, no sólo una nueva cara.

Al menos así lo cree el líder del socialismo vasco.

Patxi López estima imprescindible abrir un amplísimo debate de ideas.

Claro está, en un congreso -además de hablar de proyecto político- se elige al secretario general y a su ejecutiva.

Por tanto, López con su propuesta se lleva por delante a Zapatero. Porque -como bien observó el martes el líder socialista andaluz José Antonio Griñán- si al final triunfa la propuesta de un congreso, frente al criterio de Zapatero, se provocaría de manera indirecta un anticipo de las elecciones.

Una posibilidad que cada vez parece menos descabellada.

Al otro lado del teléfono Zapatero busca el máximo apoyo de los barones para acabar la legislatura.

Y, mientras tanto, Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón guardan silencio.

Todo un ‘Enredo‘, como en los mejores tiempos.

© Iñigo Ortiz de Guzmán

Generación 5.0

Hördur Torfason se acercó una mañana de octubre de 2008 hasta el que los islandeses llaman Althing, el Parlamento situado en la capital de Islandia, Reikiavik.

Para entonces, el mayor banco del país -el Kaupthing- ya había hecho crack y el sistema financiero islandés estaba patas arriba.

Torfason, junto a su guitarra, cogió un micrófono y abrió el canal para que los ciudadanos que quisieran expresar su malestar ante el revolcón que estaba sufriendo el país dijeran lo que pensaban. El sábado siguiente, su iniciativa reunió a decenas de personas en el mismo punto.

Los sábados de aquel otoño, ligados por el movimiento Voces del Pueblo, llevaron al anuncio de disolución del Parlamento y convocatoria electoral el 23 de enero de 2009.

Esta vez ha ocurrido en España, en un país en el que normalmente no nos quejamos de nada, o de casi nada. Por eso sorprende, no se esperaba.

Miles de manifestantes se reunieron en varias ciudades españolas el pasado 15 de mayo para clamar contra la pasividad política de este país, por l0s abusos de poder y la corrupción:

« (…) Este domingo hemos tomado las calles de todo el Estado miles de personas dispuestas a hacer escuchar nuestra indignación ante la situación actual. Mientras unos pocos son los claros ganadores de la crisis, una gran mayoría vemos cómo nuestros derechos son recortados y se nos niega el futuro.

No hemos visto a los banqueros que fueron rescatados con 70.000 millones de todos, vemos a familias a las que asfixian las hipotecas y que son desahuciadas. Tampoco busquéis a los constructores que se enriquecieron especulando con la vivienda, buscad a jóvenes que no pueden pagarse el alquiler.

(…) A los poderes económicos se les escucha cada día, a nosotros solo nos van oir si salimos a las calles. Las respuestas colectivas funcionan, lo vemos en Islandia, donde van a juzgar a sus banqueros. Nuestra democracia está secuestrada, empecemos a liberarla.»

La organización que aglutina las movilizaciones –Democracia Real Ya, cuenta entre sus propuestas con unos 40 puntos que van desde el control del absentismo parlamentario a la reducción del gasto militar, pasando por la abolición de la ley Sinde.

Y entre las adhesiones que ha arrancado este movimiento aparecen ya unas 500 organizaciones de toda índole.

Pero ningún partido. Tampoco sindicatos.

Y todo esto ha ocurrido a velocidad de crucero, a través de una Red que ha multiplicado el eco del descontento, a través de Twitter.

En definitiva, la #SpanishRevolution.

Revoluciones que han crecido y madurado mientras que los jóvenes franceses, italianos, ingleses y griegos se lanzaban a las calles para vetar los planes de recortes sociales con los que Europa ha reaccionado a la fuerte recesión económica.

Le tocaba a España.

Arrancó primero Nolesvotes, una iniciativa que insta a evitar llenar las urnas de papeletas de PP, PSOE y CiU acusándoles de aprovecharse de la ley electoral para perpetuarse en el Parlamento.

Le siguieron llamamientos en el Congreso de movimientos como Avaaz o Actuable por unas listas electorales limpias de políticos imputados.

Y continuaron los cerca de 2.000 jóvenes que secundaron las marchas de Juventud sin Futuro el pasado 7 de abril, un primer ensayo modesto de lo que el 15M reventó en un clamor popular en varias ciudades españolas.

Para Iñaki Gabilondo, son jóvenes desengañados que se sienten abandonados por un sistema político bipartidista en el que no confían y por una estructura económica que amenaza con mantenerlos en la marginación sine die.

Uno de los primeros intentos de convocatoria a la tunecina -por Internet, por twitter y demás redes sociales-. Una modalidad de campaña electoral sin líderes reconocibles, que está sobrepasando por la izquierda a los partidos que conforman los pilares clásicos de la sociedad democrática.

Demasiado vértigo para un sistema que busca desesperadamente el voto indeciso de los electores llamados moderados.

‘Centrados en ti’, dicen desde el PP.

‘El presidente de la gente común’, reza el lema de campaña del socialista Tomás Gómez, para la presidencia de la Comunidad de Madrid.

Indignarse, cabrearse, enfadarse y mostrar esa rabia es un necesario primer paso para algo más.

Democracia real YA demuestra que no hace falta ser un sindicato, una ONG o un colectivo estructurado para organizar una protesta con éxito.

Este movimiento ciudadano está retomando prácticas basadas en la espontaneidad, que dan frescura a una izquierda que a veces pierde demasiadas energías en interminables reuniones para decidir que no pueden decidir nada conjuntamente.

El entusiasmo, la alegría y la creatividad de las revueltas de internet son un soplo de aire fresco en una izquierda obsesionada por mostrar su logo, bandera o siglas, resultado de la lógica electoralista a la que nos arrastra la democracia irreal que tenemos.

Pero votar el próximo domingo es algo también importante. Aunque no hay que dejar de hacer política sin los partidos, o al margen de los mismos, es importante participar.

Quien no vote, está en su derecho y puede hacer un gran trabajo político desde otros espacios. Pero, si no conseguimos sacar del reducido espacio de poder democrático que hemos conseguido con mucho sacrificio en este país, a acaudalados y corruptos políticos, herederos de una dictadura con la que todavía no hemos roto, llegará un momento en que no habrá vuelta atrás.

Decía Michel Rocard -ex primer ministro socialista francés-, que la democracia es un sistema pensado para tiempos de tranquilidad, menos sólido de lo que suele creerse y muy capaz de irse al garete con poca cosa.

Si la globalización ya lo había dejado bastante claro, con la crisis económica se ha confirmado que las grandes decisiones que determinan nuestras vidas se toman al margen de las instituciones elegidas por los ciudadanos, simples marionetas.

Quienes se han echado estos días a la calle piden una democracia real en la que todos los votos valgan lo mismo y no sean simples cheques en blanco.

No basta con escucharles, como sugiere Zapatero, que es de esos oyentes que mueven la cabeza en señal de aprobación y luego si te he visto no me acuerdo.

En algún momento y por nuestro bien, habrá que hacerles caso.

Se llame generación Y– la última en todo- o Why -por su carácter crítico-, más bien parece la del 5.o: la de la tecnología, pero también la de los 5 millones de parados en España. Y, por tanto, con derecho a quejarse.

Con todo, los islandeses fueron más allá.

Sacudieron los cimientos del Gobierno, persiguieron a los banqueros que les llevaron a la bancarrota y dijeron ‘no’ en referéndum a la devolución a Reino Unido y Holanda de una deuda de 4.000 millones de euros.

Y aún más -quizá lo que realmente gusta entre los que pisotean las calles, sobre todo, desde el 15M-: formaron una asamblea de 25 ciudadanos elegidos para llevar a cabo una reforma constitucional.

Toda una revolución que el ingobernable canal de las redes sociales se encargó de rescatar allí.

Y, seguramente, ahora aquí.

© Iñigo Ortiz de Guzmán

Schengen: tú SÍ, tú NO

Es como deshojar la margarita: ahora te quiero, ahora no…

Y es que Dinamarca irrumpió ayer con estrépito en el debate sobre la seguridad fronteriza que desde el mes pasado monopoliza los pasillos de la UE.

Un acuerdo de la coalición de liberales y conservadores con el Partido del Pueblo Danés (de extrema derecha) pretende resucitar los controles a los viajeros que lleguen al país desde Alemania y Suecia.

¿Su objetivo? Dicen que luchar contra la inmigración irregular y el crimen organizado.

Lo cierto es que iría en contra de la legislación comunitaria sobre el movimiento de bienes y personas.

De entrar en vigor «en las próximas semanas», abriría una grieta -quizás irreversible- en el Tratado Schengen. Un pacto que garantiza la libertad de circulación en Europa y que cuenta con 25 países miembros, entre ellos Dinamarca.

La decisión sorprendió -claro está- en Bruselas, donde los 27 embajadores de los Gobiernos de la UE terminaban una reunión preparatoria del Consejo de Ministros de Interior de hoy. En la agenda figura la propuesta de flexibilizar el acuerdo Schengen para permitir los controles fronterizos más frecuentes, como habían pedido Francia e Italia.

El Gobierno español ya ha manifestado su negativa a la reforma de tal acuerdo.

A todas luces, al cierre de puertas con el que la UE parece estar respondiendo a las revoluciones democráticas de Túnez, Egipto y Libia.

LA LIBRE CIRCULACIÓN

Pertenecen a Schengen 22 países de la UE (son la excepción Irlanda, Reino Unido, Chipre, Bulgaria y Rumanía) y los extracomunitarios Islandia, Noruega, Suiza y Liechtenstein.

En total, más de 400 millones de ciudadanos que pueden circular libremente por Europa.

El Acuerdo de Schengen fue firmado en 1985 en la localidad del mismo nombre en Luxemburgo, fronteriza con Francia y Alemania.

Cinco países de la entonces Comunidad Económica Europea (CEE) -Alemania, Francia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo- llegaron a un acuerdo para la supresión de fronteras comunes.

El acuerdo tenía dos fines.

Por una parte, eliminar los controles para las personas en las fronteras interiores y definición de las fronteras exteriores comunes. Y, por otra, un paquete de «medidas compensatorias» para reforzar y aumentar las fronteras exteriores como la cooperación judicial y policial.

Al acuerdo inicial de estos cinco Estados se sumaron a principios de los años noventa, Italia, España, Portugal y Grecia.

En 1995, Austria firmó el convenio y al año siguiente se incorporaron Dinamarca, Finlandia, y Suecia. Paralelamente se sumaron Noruega e Islandia aunque estos países no forman parte de la Unión.

En 1999, con la entrada en vigor del Tratado de Ámsterdam, el acervo del convenio de Schengen se incorporó al derecho europeo, mediante un protocolo.

Además de favorecer la movilización de los ciudadanos, el espacio Schengen permite que con un solo visado, cualquier visitante extranjero puede viajar a los 25 Estados pertenecientes al convenio.

Schengen es un descomunal ejercicio masivo de confianza mutua porque automáticamente los socios del club reconocen las decisiones sobre acceso de personas a la zona que toma uno de ellos.

Esa confianza es la que ha saltado por los aires en el pulso entre Roma y París por la llegada a Italia de más de 20.000 tunecinos, y el deseo italiano de quitárselos de encima exportándolos a Francia y otros países de la Unión.

Mientras tanto, los ministros de Interior de los Veintisiete -divididos sobre los planes de Sarkozy y Berlusconi- han comenzado hoy a preparar el trabajo para que los jefes de Estado y de Gobierno de la UE diriman la cuestión en el Consejo Europeo de finales de junio.

Mientras EE.UU. abre la mano a la regularización de millones de indocumentados, Sarkozy y Berlusconi pastorean a placer los bueyes de la Unión.

Mientras tanto, el resto de Europa se queda boquiabierta con la decisión danesa.

Para Ignacio Molina, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Madrid, «el acuerdo de Schengen más o menos enmendado sobrevivirá porque los perjuicios de derogarlo superan las ventajas que ha traído en los últimos 25 años simplificando el cruce de fronteras». (…) Y añade, «hay quien ve aquí, pese a todo, el vaso medio lleno porque la crisis se ha reconducido a través de las instituciones, pero el episodio deja una percepción patética y pueblerina».

Eso que se llama el nacionalismo más rancio, añadiría yo.

Cómo cambian las cosas…

Ellos, los inmigrantes. Los que en estos tiempos de crisis ya no son tan bienvenidos como lo eran cuando contribuían con su fuerza de trabajo a la prosperidad desbocada del continente.

Cómo hemos cambiado…

© Iñigo Ortiz de Guzmán

Chernobyl- Año 25

UN CUARTO DE SIGLO EN SILENCIO

UN CUARTO DE SIGLO DE SILENCIOS


Hace 25 años, en la madrugada del 26 de abril de 1986 -tal día como hoy-, el cuarto reactor de la planta de energía nuclear de Chernobyl, explotó en una llamarada de colores que alcanzó los 1.000 metros de altura en el cielo de Ucrania.

Todo fue una auténtica batalla en contra del tiempo, que miles de soviéticos jamás podrán olvidar.

Durante los ocho meses posteriores a la explosión de la central nuclear, 800.000 jóvenes soldados, mineros, bomberos y civiles procedentes de todas las regiones de la antigua Unión Soviética, trabajaron sin descanso para intentar mitigar los efectos de la radioactividad, construir un sarcófago alrededor del reactor accidentado. En definitiva, para salvar al mundo de otra probable tragedia.

Todos ellos estaban guiados por el temor a una peligrosa reacción en cadena derivada de la explosión inicial, cien veces superior a los efectos de la bomba de Hiroshima.

Recordado como el peor accidente industrial y medioambiental de la historia, la explosión de Chernobyl produjo una lluvia radioactiva que pudo ser detectada en la antigua Unión Soviética, Europa Oriental e incluso en EE.UU.

Grandes áreas de Bielorrusia, la actual Rusia y Ucrania fueron altamente contaminadas.

Solo en este último país, 18.000 kilómetros cuadrados de tierra de cultivo resultaron contaminados. Al igual que el 40% de los bosques del país.

El 60% del polvillo radioactivo se asentó en el territorio de Bielorrusia.

Cuando ocurrió el accidente, siete millones de personas (incluidos tres millones de niños) vivían en la zona.

200.000 personas tuvieron que ser evacuadas de sus lugares de origen.

Los datos son representativos. Se arrojó 500 veces mas radiación que la bomba de Hiroshima.

Y 100 kg de Plutonio siguen en el interior del armazón construido; cantidad que, si fuera liberada, podria matar 100 millones de personas.

El accidente de Chernóbil sucedió porque sus jefes quisieron sobreponerse a un golpe igual al que ha provocado el accidente en la central de Fukushima: la pérdida del suministro eléctrico.

Los ingenieros soviéticos sabían que si se caían los plomos, habría al menos un minuto en el que la central quedaría a la deriva antes de que comenzasen a funcionar los generadores de emergencia.

En ese minuto, el reactor podía desbocarse y causar una catástrofe.

Para evitarlo, mejoraron el sistema de la central y lo pusieron a prueba, sin suerte, en tres ocasiones desde 1983.

Hasta que explotó…

El mundo fue ajeno a la catástrofe hasta el 27 de abril, cuando una central nuclear sueca detectó partículas radiactivas cuyas características no podían venir de ningún otro lugar que Chernóbil.

Sólo después del anuncio sueco, los soviéticos reconocen el accidente y comienzan a evacuar Pripiat, la ciudad más cercana a Chernóbil.

El presidente de la URSS, que por aquella época lideraba un movimiento de apertura y transparencia, se tomó su tiempo.

«Publicamos la primera información del accidente en el Pravda del 28 de abril, pero para hablar a la gente necesitaba un análisis más preciso y sustancial. Por eso esperé casi tres semanas antes de presentarme en televisión», reconocía Mijáil Gorbachov en 2006 durante una entrevista para Cruz Verde Internacional.

La peor parte de la catástrofe se la llevaron los primeros liquidadores, operarios de la central que corrieron al reactor tras la explosión para intentar apagarlo.

Su corazón se había convertido en lava a 2.500 grados.

Los tres hombres que se habían enfrentado en la sala de control se volcaron en intentar apagar aquel infierno nuclear.

Toptunov y Akimov, que quisieron apagar el reactor desde la sala de control cuando todavía era posible, recibieron dosis de radiación letales tras intentar restablecer a mano el flujo de agua al reactor despanzurrado.

Murieron unos días después, antes de que el Gobierno decidiera condecorarles con la orden al valor de la URSS.

Dyatlov, el hombre que quiso seguir adelante con el test, sufrió quemaduras en la cara, las manos y las piernas por la radiación mientras examinaba el exterior del reactor.

Sobrevivió, fue expulsado del Partido Comunista y pasó cinco años en la cárcel por violar las normas de seguridad. Su muerte en 1995 por paro cardiaco fue achacada a la radiación que recibió durante su análisis del reactor.

Decenas de los trabajadores encargados de limpiar la zona del desastre murieron como consecuencia directa de la radiación y varios exámenes a los sobrevivientes revelaron un aumento de los casos de cataratas, daños cerebrales, leucemia y enfermedades cardiovasculares.

También, aumentaron los casos de cáncer de tiroides, especialmente entre quienes eran niños cuando se produjo el accidente, debido a la presencia de yodo radiactivo en la leche de vacas expuestas a los altos niveles de toxicidad.

El informe de la OMS y el OIEA sostiene que un número estimado en 4.000 personas murió de cáncer, como consecuencia de esa catástrofe.

Clausurada en el año 2000, la central sigue siendo un problema pendiente: mientras las cargas radiactivas de su interior no sean almacenadas de forma estable y segura.

Un consorcio internacional ha comenzado a construir la nueva cubierta para el sarcófago que protege el reactor número 4.

Hace una semana, 40 países se reunieron en una conferencia internacional en Kiev, la llamada de donantes; la tercera en su género después de las conferencias de Nueva York (1997) y Berlín (2000).

Las instalaciones pendientes en Chernóbil deberían haberse acabado en 2008. Ahora, el plazo de las obras se ha prolongado hasta 2015.

En total, se han conseguido reunir 550 millones €-190 menos de los prometidos-.

La crisis económica ha influido en la generosidad de los donantes.

Italia, Canadá, México y Brasil no anunciaron ninguna suma, pero, en cambio, un país tan afectado por la crisis como Grecia ha prometido 100.000 euros. China se ha convertido por primera vez en donante a Chernóbil con 4 millones de euros.

Por su parte, Japón -contribuyente destacado en el pasado- anunció que no puede hacer nuevas aportaciones, al tener que lidiar con las secuelas del accidente de Fukushima, el tsunami y los terremotos.

La zona de exclusión en torno a Chernóbil tiene un radio de 30 kilómetros, donde trabajan cerca de 3.500 personas.

La mayoría se desplaza desde Slavutich, la ciudad (fuera de la zona de exclusión) que sustituyó a Prípiat como lugar de residencia de los trabajadores del sector nuclear.

Así, con el tiempo, ha ido acuñando su imagen de ciudad fantasma.

Cuando la central de Chernóbil se cerró hace 11 años, las actividades cesaron simplemente porque se cortó el suministro energético.

Las instrucciones de seguridad que aún pueden encontrarse entre los escombros llevan fechas de los noventa.

Todo lo que podía ser vendido ha desaparecido en Prípiat: barandillas, bañeras y radiadores de metal, cañerías, cables y muebles.

Al caer la noche, el silencio es absoluto allí.

El pasado sigue presente… en la memoria

«Nuestra generación no se habrá lamentado tanto de los crímenes de los perversos, como del estremecedor silencio de los bondadosos» (Martin Luther King)

+ info ESP en Centrales nucleares

+ info ENG at ‘Chernobyl’

© Iñigo Ortiz de Guzmán

Igualdad entre H/M

8-M DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER


Mucho ha llovido desde que la mujer adquiriera consciencia sobre la necesidad de luchar por alcanzar sus derechos.

Pese a la reivindicación continua desde hace más de diez décadas, aún es necesario reservar un día en el calendario para recordar lo mucho que queda por hacer en materia de igualdad entre hombres y mujeres.

En Europa es uno de los principios fundamentales del Derecho comunitario, pero en el plano normativo.

Porque aunque proliferan las iniciativas programas y fondos para promover la igualdad, ejemplos en muy distintos ámbitos son ilustrativos de una realidad diferente: sólo 1 de cada cuatro parlamentarios es mujer.

En los consejos de administración de las empresas europeas, solo el 12% de los puestos está ocupado por féminas.

Este año, el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad ha querido reconocer la figura de las personas mayores de 65 años. Un colectivo que representa a casi el 10% de la población y que reclama una mayor visibilidad.

En la actualidad, tres de cada diez abuelas españolas dedican la mayor parte de su tiempo a cuidar de sus nietos. Ello ha permitido a sus hijas seguir trabajando.

Según reconoce Igualdad en un informe, el valor económico de este trabajo supone un 0,8% del PIB y el 12% del gasto en pensiones de jubilación y viudedad.

Además, se estima que alrededor del 93% de los cuidadores familiares que reciben una paga de la Ley de Dependencia son mujeres.

Pese a todo, la sociedad sigue sin reconocer la labor de estas mujeres.

Es el anclaje a la familia lo que hace que las mayores prefieran vivir acompañadas.

Son ellas quienes más acusan la soledad, y de hecho el porcentaje de mujeres que viven solas es superior al de hombres.

Es significativo que el 35% de las mujeres de 80 a 85 años vivan solas, frente al 17,75% de los varones.

«Viven más, pero no tienen mejores condiciones de vida: tienen mayor probabilidad de vivir una situación de dependencia, con menos ingresos», destaca la secretaria de Estado de Igualdad, Bibiana Aído.

Como alerta el estudio de Igualdad, las mujeres mayores lidian con la doble barrera del género y la edad.

Otra alerta a tener en cuenta: una gran mayoría de las mayores (92,8%) utiliza su tiempo libre en ocuparse de las tareas domésticas y cuidar a la familia.

La organización británica We Are Equals ha presentado precisamente este vídeo, en el que aparece el actor Daniel Craig vestido de mujer. Así -como aclaran sus organizadores- se quiere poner de relieve las claras diferencias que sufren las mujeres en relación con los hombres.

En definitiva: los millones de niñas sin escolarizar en el tercer mundo, las diferencias salariales dentro de una misma empresa, las mujeres que son víctimas de la violencia machista…

Los malos datos en violencia de género siguen ahí. En nuestro país son ya catorce las mujeres muertas a manos de sus parejas en lo que vamos de año.

Me temo que nos queda todavía mucho camino por recorrer.

YES, WOMEN CAN

© Iñigo Ortiz de Guzmán

STOP al humo

Año nuevo, hábitos nuevos.

A los 20 minutos la presión arterial regresa a su nivel normal, lo mismo que la frecuencia cardiaca y la temperatura de pies y manos.

Luego de 8 horas el oxígeno tiene los niveles adecuados para el cuerpo, lo que permite que la respiración sea más profunda y los pulmones se oxigenen de mejor manera.

Después de 72 horas los pulmones aumentan de volumen, lo que mejora la respiración, el sentido del gusto y del olfato, por lo que se puede oler y saborear de manera más adecuada.

12 semanas después de abandonar el hábito mejora la circulación sanguínea, lo mismo que el funcionamiento de los pulmones.

En un periodo aproximado de 9 meses es más notable la recuperación, ya que la tos, la congestión y la sensación de falta de oxígeno se reducen; asimismo, la cilia de los pulmones (pequeños filamentos) crece de nuevo.

Luego de 5 años sin fumar, la persona reduce en un 50% el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón; mientras que después de 10 años, dicho riesgo es similar al de una persona que nunca fumó.

Por otra parte, el riesgo de padecer cáncer de vejiga se reduce en un 50% en tan sólo unos años de haber dejado de fumar, así como el cáncer de la cavidad bucal y del esófago.

Más claro, imposible.

Las consecuencias de dejar de fumar son concisas; no son matemática pura tipo 1+2=3… pero «dicen» mucho de lo que conlleva encender un cigarrillo o inhalar el humo de manera pasiva.

Precisamente por esto es por lo que, desde hoy, entra en vigor la nueva Ley Antitabaco en España.

Tras meses de debates y polémicas, de cruces de cifras y de presiones de los sectores afectados para suavizar su contenido, ha llegado el día en el que no hay excepciones a la regla.

Así, el tabaco estará proscrito en todos los espacios cerrados de bares y restaurantes.

De forma que los fumadores se verán abocados a salir a la calle a fumar, salvo que el local cuente con una terraza al aire libre -donde se seguirá pudiendo dar rienda suelta al vicio del pitillo-.

En general, y con algunas excepciones en prisiones, centros psiquiátricos, clubes (tipo txokos en Euskadi), residencias de personas mayores y personas con discapacidad, que podrán tener salas cerradas para fumadores, no se podrá fumar en ningún espacio público cerrado, desapareciendo incluso las áreas de fumadores de los aeropuertos.

 

Pese a las presiones del sector de la hostelería y del lobby tabaquero para introducir excepciones y moratorias, el Gobierno mantuvo el pulso firme.

Así no permitió cambios sustanciales en la tramitación parlamentaria de la norma -que fue ratificada por el Congreso el pasado 21 de diciembre- ante la atenta mirada, desde la tribuna de público de la Cámara Baja, de los principales representantes del sector sanitario.

Irlanda fue el primer país comunitario en regular el consumo de los cigarros; fue en 2004 y, desde entonces, ha descendido en un 14% el número de fumadores.

En la otra cara de la moneda, están Rusia y China, que no tienen ninguna ley al respecto; aunque esperan empezar a hacerlo; eso sí, no antes de 2015.

El tabaco causa en nuestro país 55.000 muertes al año entre los fumadores, y 3.000 entre quienes padecen los humos ajenos.

Ya no hay casi nada que no sepamos ya, pero expertos sanitarios siguen alertado de que la simple exposición al humo del tabaco puede causar la aparición de más de 30 enfermedades.

Así, pacientes no fumadores expuestos a este humo tienen entre un 20 y un 30% más de riesgo de padecer un cáncer de pulmón.

Lo cierto es que 8 de cada 10 cánceres de pulmón serían evitables si no se fumara, y que todas las partes del cuerpo que entran en contacto con la nicotina son susceptibles de que desarrollen un cáncer con el tiempo.

La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria calcula que de los diez millones de españoles que fuman, uno de cada tres se planteará dejarlo en 2011, si no más gracias a la nueva Ley (una de las más restrictivas de Europa).

El doctor Francisco Camarelles explica que «entre los que lo intentan, un 25% sólo aguanta un día sin fumar; el 40% entre dos y siete días y sólo un 12% supera los tres meses. El 60% de los intentos de abandono se producen en los primeros meses del año, coincidiendo con la época de los buenos propósitos para comenzar el nuevo curso».

El tratamiento farmacológico triplica las posibilidades de éxito, ya que alivian el síndrome de abstinencia a la nicotina, que es la primera causa por la que los fumadores vuelven a fumar.

Estos días se está hablando de una vacuna que anule la satisfacción que reciben los consumidores del humo.

«El tabaquismo es una enfermedad que afecta al 30% de los españoles, pero se puede evitar y tratar«, recuerda el presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), Juan Ruiz Manzano.

De ahí las grandes expectativas que levanta la vacuna, no solo entre el sector sanitario o los fumadores, sino también en las farmacéuticas.

El esquema que han seguido las compañías se basa en la siguiente estrategia: bloquear la nicotina (el principal agente adictivo del tabaco) en el torrente sanguíneo.

De esta manera, se pretende impedir que llegue al cerebro y combatir así la dependencia y el efecto placentero del cigarrillo.

La molécula de nicotina es demasiado pequeña para ser detectada por el sistema inmunitario.

Por eso, se cuela a través de la barrera que separa el sistema circulatorio del cerebro. Esta tiene entre sus funciones evitar que las sustancias tóxicas accedan al sistema nervioso central. Allí, la nicotina activa los receptores que desencadenan los procesos de recompensa, adicción y placer típicos del tabaco.

Para evitarlo, las vacunas se fabrican uniendo moléculas de nicotina con un antígeno. Este último puede ser una bacteria, una toxina o proteínas de virus.

El propósito es despertar una reacción en el cuerpo para que al detectar este agente extraño estimule la producción de anticuerpos que capturen las pequeñas moléculas de nicotina cuando la persona inmunizada fume.

Esta es la teoría. La práctica indica que aún falta camino por recorrer.

DEJARLO ES POSIBLE

– Financiación. En España, solo autonomías como La Rioja o Navarra pagan a través de la red pública sanitaria las terapias para abandonar el tabaco. Otras como Galicia, Madrid o Cataluña subvencionan los tratamientos a determinados grupos de fumadores. La nueva ley estipula que se financiarán los tratamientos que demuestren su eficacia.

– Intentos. De acuerdo con el Eurobarómetro, un 28% de los fumadores europeos intentó dejarlo el último año. Los españoles son algo más remisos: lo probó el 23%.

– Duración. Un 19% consiguió estar más de dos meses sin fumar. Un 51% duró menos de siete días.

– Ayudas. Un 33% de los fumadores de la UE usaron algún tipo de ayuda para dejarlo. Entre los españoles el porcentaje fue del 34%.

– Ex fumadores. Con ayuda o sin ella, un 22% de los habitantes de la UE son ex fumadores, según un Eurobarómetro de mayo. En España, la proporción alcanza al 21%.

Fumar es un placer… Decía la canción. Lo malo es que es letal; eso no lo cantaba Sara Montiel.

Ojalá haya cada vez menos fumadores. Eso significará una mejor calidad de vida, y que los fumadores no caigan en las «garras» de las compañías tabacaleras.

Pero, para ello, las Administraciones deberían subvencionar el 100% del tratamiento más eficaz.

Si, realmente -tal y como dicen-, es verdad que quieren que se deje de fumar; y no de recaudar dinero vía impuestos.

+ info en Tabaco NO, gracias!

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

ETA: «Lo dejo, no lo dejo…»

Durante poco más de medio siglo, la organización terrorista ha logrado convulsionar con violencia la vida política española.

Ahora, ETA recorre en estos momentos el tramo final de su historia.

En eso coinciden las Fuerzas de Seguridad del Estado que han dedicado todo este tiempo a combatirla y aquellos que han justificado sus atentados antes y después de la llegada de la democracia.

Pero ninguno de ellos se atreve a poner fecha a ese final.

Sólo el pasado alberga certezas y una de ellas dice que un día como hoy, hace 37 años, el grupo cometió su atentado más influyente en la historia de España: el asesinato del penúltimo presidente del Gobierno del franquismo, el almirante Luis Carrero Blanco.

Lo que está claro es que algo se mueve en el entorno de ETA.

El portavoz del PNV, Joseba Egibar, ha manifestado en la últimas horas que esta ocasión «es la buena«, en relación al posible fin de la violencia de ETA y la incorporación de Batasuna a las vías exclusivamente políticas.

Y ha añadido más: «Hay una sensación de irreversibilidad, de que un ciclo de combinación de la estrategia política-militar, como ellos lo denominan, se acaba, y de que no hay vuelta atrás«.

Sobre la difusión de un próximo comunicado de ETA, Egibar ha destacado que «por deseado y esperado, será importante», aunque ha matizado que habrá que esperar a conocer el contenido y si incluye «la voluntad de cese definitivo de la violencia».

BATASUNA

Lo cierto es que la izquierda abertzale anunció la semana pasada que presentará en enero su nueva formación con unos estatutos que se ajusten «a rajatabla» y sin «trampa» a la Ley de Partidos para concurrir en mayo a las elecciones municipales y forales del País Vasco y Navarra.

Pero lo interesante de todo, es que la antigua Batasuna y Eusko Alkartasuna prevén presentarse con la misma marca.

Según un anexo del documento Lortu Arte (Hasta Conseguirlo) -firmado el pasado 20 de junio en Bilbao-, las dos formaciones llevarían de manera conjunta su compromiso de defender la «soberanía nacional» de Euskal Herria frente a España y Francia.

Eso en cuanto a las elecciones para diputaciones y capitales; porque a nivel municipal, tanto uno como otro pretenden presentarse de manera separada e independiente.

Lo que toca, a partir de ahora, es tomar decisiones.

El Gobierno (y probablemente el Tribunal Supremo) deberá decidir entonces si acepta su inscripción en el Registro de Partidos, o si la rechaza al entender que es un sucesor de la ilegalizada Batasuna.

En anteriores procesos de ilegalización, policías, fiscales y jueces concedieron gran relevancia a encontrar vínculos de los dirigentes o promotores de la formación investigada con el mundo de Batasuna.

En esta ocasión, es la propia izquierda abertzale quien se presenta como impulsora del nuevo partido, pero al mismo tiempo alega que ello no puede ser motivo de ilegalización porque Batasuna ya es “otra”.

Una metamorfosis que tendría su máxima expresión en el rechazo a la violencia.

La clave, por tanto, será saber si Batasuna es verdaderamente “otra”, o es “la misma” de siempre con nuevos ropajes.

Y habrá dos elementos determinantes: que el nuevo partido condene con claridad la actividad de ETA.

Y, segundo, que se compruebe que su metamorfosis es sincera. O, dicho de otra forma, que las fuerzas policiales no puedan demostrar que Batasuna sigue actuando a las órdenes de la banda.

Si la nueva formación supera ambas pruebas, deberá ser legalizada, ya que la jurisprudencia del Supremo jamás ha exigido la desaparición de la banda terrorista como condición para que un partido independentista vasco sea legal.

Prueba de ello es Aralar.

A día de hoy, hay un aparente pulso entre ETA y Batasuna por dirimir quién manda en ese mundo. Eso es así.

La banda no acaba de declarar el alto el fuego verificable que le pide Batasuna, pero tampoco niega que vaya a hacerlo.

El hecho de que lo esté consultando entre veteranos en el retiro podría indicar que su cúpula está dividida.

Ese retraso condiciona a su vez la estrategia de Batasuna, forzada a multiplicar las iniciativas tendentes a acreditar su desvinculación de la banda, a fin de poder participar en las elecciones de mayo.

Pero, en todo caso, son iniciativas cautelosas para evitar una ruptura formal con ETA y el pasado compartido con ella.

El Gobierno es claro en este asunto: o consiguen que ETA lo deje, o ellos dejan a ETA.

No le vale a Zapatero que sólo hablen de «rechazo de la violencia y la amenaza de usarla», de ahí su escepticismo.

CÁRCELES

Mientras tanto, en las prisiones hay que algo que está cambiando también.

Hay presos ‘políticos’ que ya no quieren ni ver, ni escuchar, ni hablar de lo que se presupone que no deberían hacer: criticar las acciones violentas pasadas de la banda.

Así, el colectivo de presos disidentes de ETA camina lenta pero implacable.

El Ministerio del Interior, consciente de ello (del arrepentimiento de ciertos capos) ha extendido el proceso de reinserción con la concesión de permisos en Navidad a dos reclusos y la formación en el exterior, de lunes a viernes, a un tercero.

Algo que no es nuevo; de hecho, los primeros permisos se remontan a la pasada Navidad, pero ahora se hacen públicos por primera vez los autos del juez de vigilancia penitenciaria que las autorizan.

Ya son cuatro los reclusos de Nanclares de Oca (Álava) que después de abandonar el colectivo de presos de ETA, haber perdido perdón a sus víctimas por escrito y tener cumplida la mitad de la condena, han sido clasificados con el artículo 100.2 del Régimen Penitenciario. Lo que les permite salir entre semana, regresando para dormir.

En ese colectivo (integrado por Joseba Urrosolo Sistiaga, Kepa Pikabea, Carmen Gisasola, Jurgi Oteiza, Andoni Alza, Rafa Caride Simón, Ibon Etxezarreta y Josu García Corporales) -autodenominado ‘Presos comprometidos con el Irreversible Proceso de Paz‘-, manifiesta su convicción de que tanto en Batasuna como en las cárceles «se están dando pasos para cerrar el ciclo de la lucha armada«, que tiene que «terminar» porque está «fuera de lugar«.

Asimismo, añaden que «sirve de poco hablar de tregua permanente y verificable si no se ha decidido dejarlo definitivamente».

Pero, no todos los presos piensan de la misma manera.

Y es que muchos de los que reniegan de la banda en privado y no acatan las consignas de ETA, renuncian sin embargo a acogerse al proceso de reinserción, con la esperanza puesta en una solución colectiva pactada entre el Gobierno y la organización terrorista.

Y más ahora, ante la expectación que ha levantado el posible y más que esperado comunicado de ETA que se espere amplíe a «verificable, permanente y unilateral» los términos de su alto el fuego.

Lo que sería absurdo sería negar los cambios en marcha en ese mundo abertzale.

Aunque también lo sería ignorar que ha sido la firmeza y exigencia de los partidos democráticos lo que ha hecho que digan hoy cosas que habrían sido impensables hace un año.

Se trata por tanto de encontrar un equilibrio entre esa firmeza, de nuevo avalada por el Tribunal de Estrasburgo (que volvió a avalar la ley de partidos al ratificar la anulación de listas con las que Batasuna trataba de participar en las elecciones de 2007), y la conveniencia de mantener el principio de que la prohibición es una medida excepcional que puede decaer si hay garantías de ruptura real con la banda, con lo que pueda hacer y con lo que ha hecho con la complacencia de su brazo político: 829 asesinatos.


+ info en ETA, alto el fuego

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

Retraso en la jubilación

Es más que probable que, en un futuro no muy lejano, la edad de jubilación se eleve de los 65 a los 67.

O sí, o sí.

Esta es la conclusión o, al menos, la idea que tiene el Gobierno español.

Lo que supondría la tercera reforma de envergadura en la época democrática de España.

El presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, ha añadido un matiz a la propuesta que llevará al Pacto de Toledo (el documento aprobado por consenso en el Congreso de los Diputados en 1995, que analiza y describe la evolución del sistema de pensiones): se hará incorporando «factores de flexiblidad razonables«.

ZP entiende que el envejecimiento de la población complicará a largo plazo la sostenibilidad del sistema.

La reducción en un horizonte de entre 25 a 30 años de la masa de trabajadores cotizantes frente a la de jubilados es inviable, según coinciden el Ejecutivo, los partidos y los agentes sociales.

Pero no hay consenso entre los dos grandes partidos sobre la forma en que hay que llevarla a cabo.

Tras casi un año de negociaciones, los grupos del Congreso han firmado un texto que incluye una coletilla en la que se señala: «En materia de edad legal de jubilación no hay acuerdo».

El PSOE, con la presión del Gobierno y forzado a su vez por los mercados, se queda solo en su batalla.

Pero insisten: «Estamos en un momento histórico para el futuro de nuestra economía y prosperidad porque afrontar la gravedad de la crisis hace que tengamos que tomar medidas históricas. Si las tomamos hoy, aunque en el presente no sean fáciles, en el futuro diremos que se hizo lo que se tenía que hacer. Todas las reformas que estamos haciendo suponen hoy esfuerzos y sacrificios, pero mañana, serán confianza prosperidad y empleo», ha subrayado el jefe del Ejecutivo.

Hasta el 28 de enero -fecha prevista para la aprobación de dicha reforma- se mantendrán arduas conversaciones con los grupos políticos y con las entidades sociales.

Decisiones que, sin duda alguna, no van a ser fáciles.

Y es que el alargamiento de la edad obligatoria de la jubilación afectaría de una manera muy desigual a distintos sectores de la población, como consecuencia de que España continúa teniendo clases sociales.

Un burgués vive dos años más que un pequeño burgués que, a su vez, vive dos años más que una persona de clase media, la cual vive dos años más que una persona trabajadora cualificada, que vive dos años más que una persona trabajadora no cualificada, la cual vive dos años más que un trabajador no cualificado con más de cinco años en paro.

La distancia entre la última y la primera es de diez años, mientras que el promedio de la UE-15 es de siete.

Conclusión: ya que la longevidad es tan distinta según la clase social, es profundamente injusto que todos deban obligatoriamente jubilarse al mismo tiempo.

Es más, para muchas personas cuyo trabajo es más intelectual que manual -y que es fuente de goce y estímulo- tener que jubilarse a los 65 años es un perjuicio que puede dañar su salud.

En EEUU, por ejemplo, un catedrático puede trabajar hasta que lo desee, siempre y cuando alcance los niveles de exigencia que la universidad reclama a todos los docentes.

La jubilación es un derecho, no una obligación.

No así en España, donde es una obligación, llegando al absurdo de que muchos profesionales deben jubilarse en pleno uso de sus facultades y competencias en especialidades (como la medicina) donde hay una enorme escasez de profesionales.

Con todo este galimatías, lo que es más que injusto es que la persona cuyo trabajo es más manual que intelectual, éste no es un instrumento de goce sino un medio a partir del cual obtiene los medios para poder vivir. Y grandes sectores de la clase trabajadora se encuentran en esta situación.

Para esta persona, exigirle que trabaje dos años más no es de recibo.

Es profundamente injusto pedirle a un miembro del personal de limpieza de la universidad que trabaje dos años más para pagar mi pensión, ya que probablemente le sobreviviré seis u ocho años más.

Pero a esta injusticia se añade otra, y es que el alargamiento de la esperanza de vida en los últimos 30 años ha sido también muy desigual.

Los norteamericanos tienen un sistema de recolección y análisis de estadísticas sociales y vitales mejor que España: las clases con mayores rentas han incrementado notablemente su esperanza de vida durante las últimas tres décadas.

Tal incremento ha sido mucho menor, sin embargo, en las rentas inferiores (primordialmente trabajadores no cualificados), que no han visto crecer su esperanza de vida ni siquiera dos años, con lo cual el retraso de dos años de su edad de jubilación significaría incluso una reducción de sus periodos de pensionista.

El periodista, Ignacio Escolar, enumera en diez las claves para entender las pensiones en nuestro país:

1. España tiene una pirámide de población inusual: el baby boom duró hasta los 70, pero después la natalidad se hundió de golpe.

2. Esta singularidad demográfica va a provocar que cuando los nacidos en esa década –mi generación– nos empecemos a jubilar, seremos muchos más pensionistas que ahora en relación con el número de trabajadores que presumiblemente habrá.

3. A larguísimo plazo no se puede mantener el modelo tal cual está –donde las cotizaciones de unos sirven para pagar la jubilación de los otros– porque el número de pensionistas aumentará bruscamente, la esperanza de vida también sube y la natalidad no tiene pinta de mejorar.

4. España no gasta mucho en pensiones de jubilación: sólo el 8,4% del PIB, cuando la media europea es del 10,1%.

5. Si no hay reforma alguna y se cumplen los peores pronósticos de la UE, para el 2060 el porcentaje del gasto en pensiones en España será del 15,1%.

6. Es evidente lo difícil que resulta pronosticar cómo será la economía española dentro de 50 años; es tan ingenuo como hubiese sido imaginar en 1960 cómo sería España en 2010.

7. No es la primera vez que estas previsiones fallan.

8. Pero incluso dando por buenas estas cifras -todas salen del último informe de la UE-, ese 15,1% del PIB de gasto en pensiones será poco superior a lo que hoy (y no en 2060) gastan países como Francia (13%) o Italia (14%).

9. Hay dos soluciones: rebajar las pensiones y el tiempo en que se disfrutan para que salgan más baratas –en eso están–. O bien otra alternativa, de la que la derecha neoliberal no quiere ni oír hablar: que la diferencia, si es que es necesario, se pague con cargo a los Presupuestos Generales del Estado, por medio de impuestos. Ya lo hacen así otros países, como Austria o Dinamarca.

10. Todo esto se sabe desde hace años y la prisa por reformar no viene por estos datos, sino porque a los mercados les encanta la austeridad. La de los demás.

SUPUESTO ERRÓNEO

Creámonos lo que nos dicen desde las altas instancias: que, mientras ahora el gasto público en pensiones representa el 9% del PIB, en el año 2050 será del 15%.

Un argumento que lo han utilizado una larga lista de instituciones, así como firmas de sensibilidad neoliberal, y hasta el nuevo ministro de Trabajo, Valeriano Gómez -quien llegó más allá al indicar que, aun cuando la productividad anual aumentara un 2% o un 2,5%, todavía sería insostenible-.

Algo que no se tiene en pie.

Y es que si el crecimiento anual de la productividad fuera del 2%, el PIB en cuarenta años sería 2,20 veces mayor que ahora. Ello quiere decir que si el PIB ahora es 100, en 2050 sería 220.

Pues bien, mientras que ahora nueve unidades (el 9% del PIB) van a pensionistas, en 2050 serían 33 (el 15% del PIB). Y para los no pensionistas, en 2050 serían 187 (220-33), mucho más que ahora, que son 91.

Es decir, como resultado del incremento de la tarta (más del doble), tanto pensionistas como no pensionistas tendrán muchos más recursos, pues estamos hablando de cantidades monetarias con la misma capacidad de compra en 2010 y en 2050.

Por lo que la alarma es totalmente infundada.

Según Vicenç Navarro, Catedrático de Políticas Públicas de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, «lo que el Estado debería hacer es mejorar la productividad del país y facilitar la integración de la mujer al mercado de trabajo en lugar de alargar obligatoriamente la edad de jubilación».

¿CÓMO SE CALCULA LA PENSIÓN?

Las dos principales variables que determinan la cuantía de las pensiones contributivas son el periodo de años en los que se ha cotizado y el sueldo que se ha cobrado:

Años cotizados: Desde 2002, el mínimo de años que hay que cotizar para recibir la prestación es de 15. En este caso, solo se tiene derecho a cobrar un 50% del salario percibido. A medida que este periodo se amplía, entre 15 y 25 años, la cantidad a percibir aumenta a razón de 3 puntos por cada ejercicio de más que se contribuya a las arcas del Estado. A partir de los 35 años cotizados, el incremento por año es de 2 puntos.

Por tanto, a modo de ejemplo, si se ha estado cotizando durante 27 años, se cobra el 84%. Para garantizarse una pensión equivalente al 100% del sueldo hay que haber pagado religiosamente a la Seguridad Social durante 35 o más años.

Sueldo y periodo de cómputo: Aunque el resultado siempre será mejor cuanto más tiempo se cotice, para fijar la cuantía de la pensión solo se tienen en cuenta los salarios de los últimos 15 años, que generalmente coinciden con los de un mejor sueldo. Así, si una persona ha estado cotizando a la Seguridad Social durante 27 años y ha cobrado la hipotética cifra de 1.900 euros brutos al mes durante los últimos 15 años, tendrá derecho a una primera pensión de 1.360 euros al mes. La cifra equivale al 84% del resultado de multiplicar la base de cotización (la mayor parte del salario) por 180 mensualidades (los 15 años del periodo de cómputo).

Esta cantidad aumentará a lo largo de la jubilación en la misma proporción que evolucionen los precios.

¿QUÉ DICEN LOS SINDICATOS?

CC OO se opone a retrasar la edad de jubilación. Sin embargo, no vería mal ampliar el periodo de cómputo siempre que se pudiera elegir los mejores años de cotización, lo que redundaría en beneficio del pensionista.

UGT, por su parte, se opone a las dos cosas.

En cualquier caso, los sindicatos defienden que no solo hay que actuar por la vía del gasto a través de recortes, así como por la vía de los ingresos: aumentar las bases de cotización (lo que equivale a mejores sueldos), integrar en el régimen general a los del seguro agrario y empleadas de hogar, que el Estado asuma algunas partidas como el complemento a mínimos, y, por supuesto, mejorar el mercado laboral para que más trabajadores contribuyan.

Ambos sindicatos han salido hoy a las calles como protesta por la postura del Gobierno, portando pancartas que aluden a los políticos, como «Zapatero y Mariano, los perros del hortelano».

En total, han organizado marchas en casi 40 ciudades españolas.

Entre los participantes hay gran presencia de representantes de IU.

Su coordinador federal, Cayo Lara, ha asegurado esta mañana que Rodríguez Zapatero se ha convertido en un «problema para España» y que él mismo «está convocando otra huelga general».

AJUSTES ECONÓMICOS

Mientras tanto, el Banco de España informa: la deuda autonómica ha aumentado un 27% en un año y la sitúa en el 10% del PIB. El descontrol sobre esa deuda constituye un auténtico problema de Estado.

Zapatero lo ha apostado todo a una salida de la crisis que pasa por aplicar uno por uno los calmantes que los mercados exigen. Los mismos que a su vez deciden los gobiernos neoliberales de Merkel, Sarkozy o Cameron, sin atender una sola sugerencia que se salga del tratamiento recetado por los mismos doctores que envenenaron al paciente.

¿Quién ha decidido que es imprescindible retrasar la edad de jubilación en lugar de fomentar una mayor incorporación de la mujer al mercado de trabajo? ¿Alguien ha preguntado a los ciudadanos si prefieren pagar un nuevo impuesto -siempre progresivo- que les garantice un retiro digno?

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

Continuación de A vueltas con los 67

Cancún vs. el cambio climático

Madrugada del 19 de diciembre de 2009.

Los países de la Alianza Bolivariana (Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua) hacen naufragar un acuerdo cocinado por EEUU y un puñado de países emergentes en la cumbre del clima de la ONU en Copenhague.

Tan sólo se logra un acuerdo vinculante de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

Madrugada del 11 de diciembre de 2010.

Ha pasado un año de bofetadas diplomáticas pero, en el último minuto, ocurre un milagro en la cumbre del clima de Cancún. Todos los gobiernos del planeta, salvo el de Evo Morales, consensúan un modesto principio de acuerdo para luchar contra el cambio climático.

Como critica Bolivia, los Acuerdos de Cancún son una versión pulida del de Copenhague. Sin embargo, la Alianza Bolivariana se rompe y Morales se queda solo en su pelea para tumbar el texto.

Los 193 países restantes aprueban el documento final.

Por primera vez, los dos principales emisores del mundo, EEUU y China, se comprometen a reducir sus emisiones de CO2 ante la Organización de las Naciones Unidas.

Y potencias emergentes como MexicoBrasil e India prometen evitar que las suyas se desboquen.

Hasta ahora, solo 37 países industrializados (entre ellos los de la UE, Japón, Rusia y Australia) pagaban su responsabilidad histórica en el calentamiento global, mediante el protocolo de reducción de emisiones aprobado en Kioto en 1997.

El rechazo de Bolivia podría haber arruinado el acuerdo, ya que en principio los textos de la cumbre requieren unanimidad.

Sin embargo, cuando el embajador boliviano, Pablo Solón, intenta vetar el documento, los otros 193 países miran hacia otro lado y lo refrendan.

El no de Bolivia se registra como una reserva, así que a todos los efectos el país tiene que cumplir el acuerdo.

Se crea así un ‘ Fondo Verde‘:

Una partida presupuestaria de 100.000 millones de dólares anuales para los países pobres.

¿Su objetivo?: Evitar una subida de más de dos grados de la temperatura media del planeta hacia 2100.

Para España, significa evitar hasta cinco grados más en verano a final de siglo e impedir que la mitad sur del país se transforme en Almería.

Se trata, al fin y al cabo, de lograr un mayor equilibrio entre países desarrollados y en vías de desarrollo.

Éstos sólo someterán sus emisiones a verificación internacional cuando hayan sido financiadas por dinero procedente de Occidente. Una fórmula que parece satisfacer tanto a China -que cuestiona estos procesos-, como a Estados Unidos -que los solicitó-.

Pero ese objetivo no es alcanzable sin los medios para combatir sus causas, que no son otras que la utilización masiva de los combustibles fósiles como fuente de energía.

El Protocolo de Kioto -que expira en 2012- obliga a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (los llamados GEI) a los países más desarrollados, con la excepción de unos pocos que no lo aceptan (singularmente EE UU -el país con más emisiones per cápita del mundo-, que se opone a cualquier medida que pueda dañar su economía).

Lo que se plantea hoy es una continuación de este tipo de compromisos de reducción en los países ricos, con la ineludible inclusión de norteamericanos y chinos. Sin embargo, aunque se haya llegado a un acuerdo de mínimos, ninguno de estos dos países parece que está todavía seriamente por la labor.

Es más. La propuesta de Obama de reducir sus emisiones un 17% en 2020 respecto de las del año 2005 -mucho más modesta que la Europa de los 27 de reducir un 20% o un 30% en 2020 respecto de 1990-, no ha sido todavía ratificada por el Congreso; tras el triunfo republicano en las últimas elecciones, dicha ratificación parece más lejana.

En todo caso, los 194 países se acaban de comprometer a duplicar su esfuerzo y alcanzar un tijeretazo en las emisiones de CO2 de entre el 25% y el 40%.

HECHOS CONSTATABLES

Según la Organización Meteorológica Mundial de las Naciones Unidas, la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera alcanzó el año pasado niveles récord, hasta un 38% más que a comienzos de la era industrial.

Los informes científicos son incuestionables: la Tierra se ha calentado durante los últimos 100 años 0,74 grados centígrados, y lo seguirá haciendo a un ritmo de 0,2 grados por década.

Y aunque en la atmósfera la concentración de dióxido de carbono ha disminuido a causa de la crisisis económica -en España, en el primer semestre de 2009, se registró un descenso del 17% respecto al mismo periodo de 2008-, las perspectivas de futuro no son buenas.

El cambio climático ya está provocando la muerte de unas 315.000 personas cada año como consecuencia del hambre, las enfermedades y los desastres naturales vinculados a su impacto en la Tierra.

Según un informe presentado por el Foro Humanitario Global en Ginebra en junio de 2009, afecta de forma grave al bienestar de aproximadamente 325 millones de personas; y se espera que este número se duplique en 20 años, hasta alcanzar a un 10% de la población mundial (aproximadamente 6.700 millones).

De acuerdo con este informe, las pérdidas económicas vinculadas al cambio climático superan los 125.000 millones de $/año.

Y es probable que esta cifre aumente hasta 300.000 millones para el año 2030 (unos 215.000 millones de euros).

Los países en vías de desarrollo soportan este impacto en un 90%, aunque contribuyen menos del 1% de las emisiones contaminantes que están calentando el planeta.

SATISFACCIÓN GENERAL, PERO CON RESERVAS

Los ecologistas han mostrado su satisfacción porque el texto incluye alusiones a la gravedad del calentamiento y alude a la reducción de emisiones que pide el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC).

Greenpeace cree que «los gobiernos han tomado la decisión correcta. Han empujado al mundo hacia el acuerdo justo, ambicioso y legalmente vinculante que el clima necesita (…) pero queda todavía mucho camino por recorrer para salvar el clima”.

Y lo mismo manifestó el presidente mexicano, Felipe Calderón: «Cancún ha sido un éxito, sobre todo, porque se ha dado un paso muy grande, al restablecer la confianza de la comunidad internacional en el multilateralismo como la mejor fórmula, complicada, abigarrada, pero al final de cuentas, la fórmula con la que contamos para ponernos de acuerdo como humanidad«.

Así con todo, el acuerdo impulsado por Mexico crea una especie de Frankiotostein, como lo define una analista argentina.

Congela la decisión sobre la prórroga de Kioto más allá de 2012 y obliga a los 194 países a decidir en próxima cumbre -que tendrá lugar en Durban (Sudáfrica) en diciembre de 2011- si el tratado se renueva o se entierra para fusionar a los 37 países de Kioto con EEUU, China y compañía en un acuerdo global.

El cambio climático es uno de los desafíos más formidables a los que ha de enfrentarse la humanidad en el próximo futuro, pero su naturaleza hace muy difícil actuar contra él.

Las medidas preventivas son el aumento del papel de las energías renovables, la disminución de la intensidad energética de nuestras economías y un transporte menos dependiente de los derivados del petróleo.

Solo si EE UU y China aceptan la responsabilidad que les corresponde, podremos llegar a acuerdos eficaces.

Mientras tanto, hoy hemos sabido que el glaciar Ameghino (en el sur de Argentina) ha retrocedido cuatro kilómetros en casi 80 años «por causa del calentamiento global».

Fuente: Greenpeace

Las dos imágenes, una tomada en 1931 y la otra en marzo pasado, evidencian la disminución la masa de hielo del glaciar que está ubicado en el Parque Nacional Los Glaciares, en la provincia de Santa Cruz.

AHORA O NUNCA

«Simplemente pienso  que esta es una oportunidad realmente histórica. Todo se ha venido juntando. Tenemos una conciencia cada vez mayor de la urgencia, así que sabemos que necesitamos reducir la  contaminación que causa el calentamiento climático. Al mismo tiempo, tenemos esta oportunidad de lograr nuevas formas de energía para Estados Unidos, de impulsar una economía de energía limpia y también proteger a la fauna silvestre para el futuro de nuestros hijos. Esto es realmente por lo qué yo me dedico a esta actividad.  Sencillamente creo que es tan importante que tomemos medidas ahora para proporcionar un mejor mundo a nuestros hijos«. (Paul Epstein, director asociado del Centro para la Salud y el Ambiente Mundial, de la Facultad de Medicina de Harvard)

¿Estamos a tiempo? ¿Aún hay esperanza?

Quiero pensar que sí.

Por Iñigo Ortiz de Guzmán