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El ‘turn off’ de CNN+

Otra víctima más en el más que copado panorama audiovisual español.

Después de casi doce años de andadura, el canal ‘todo noticias’ desaparecerá de la parrilla de tv el próximo 31 de diciembre.

Su lema «lo estás viendo, está pasando», será dentro de poco una quimera.

Me acuerdo perfectamente de aquel año, en enero de 1999, -a punto de terminar mi carrera de Comunicación Audiovisual- cuando CNN+ iniciaba su andadura. Era el primer canal de noticias producido por una empresa privada en España, integrado en la plataforma entonces denominada Canal Satélite Digital (hoy Digital+).

Ayer (CNN+)

y hoy (Cuatro)

De acuerdo con lo pactado con Telecinco, Prisa cedió en abril de este año a la cadena de Mediaset su licencia de televisión en abierto, que incluye los cuatro canales del multiplex del que es titular.

A saber: el conjunto de actividades y todos los recursos humanos y materiales de Cuatro, Sogecablemedia (la empresa que gestiona la publicidad de Cuatro), CINTV (la compañía que produce CNN+ y los informativos de Cuatro) y Sogecable Editorial, tenedora de los derechos musicales generados en Cuatro.

Pero, sin duda la principal causa de que el canal de noticias vaya a desaparecer tiene un nombre: Silvio Berlusconi.

Actual primer ministro de Italia y propietario de buena parte de los medios de comunicación allí y aquí, nunca ha mostrado ningún interés en tener un canal destinado a la información.

Es vox populi que su relación con ciertos periodistas no ha sido nunca buena, especialmente cuando se le critica.

Pues bien, aquí uno se pregunta si no será que preferirá reunir las diferentes editoriales en una sola. Es decir, que cada vez haya menos pluralidad de voces, de puntos de vista distintos.

Me temo que, a partir de ahora, veremos más cotilleo, más telebasura, y menos -o quizá más rasgados- asuntos informativos en esta nueva etapa de la televisión en España, con la TDT.

No desaparecen canales, pero la oferta se aglutina en torno a una única manera de hacer y entender la televisión.

Vivimos en un país donde no hay espacio para cadenas como Arte o BBC.

Vivimos en un país donde no hay lugar para CNN+, pero sí para saber si tal o cual persona le es infiel a su pareja, con el consiguiente circo mediático.

Vivimos en un país donde muchos espectadores parecen no valorar la conservación de su capacidad mental.

No voy a entrar en el eterno y cansino debate sobre si la existencia de determinados programas perjudiciales para la salud es culpa de quienes los ven o de quienes los incluyen en una programación.

Pero lo que es cierto es que, sí o sí, vivimos en un país donde en 2011 no tendremos CNN+.

Mientras tanto, el consumo de televisión en España sigue aumentando: casi cuatro horas de media al día.

Y lo que es más preocupante: 3,5 millones de españoles -cerca del 8% de la población- pasan diez horas diarias frente al televisor.

La implantación de la TDT con sus canales temáticos, los éxitos de España en las diferentes competiciones deportivas y los efectos de la crisis económica, que obliga a la gente a quedarse en casa, son las causas del «sólido incremento» del consumo.

El problema, en todo caso, no parece ser la cantidad de horas que podemos malgastar frente a la caja tonta, sino la calidad de lo que vemos.

Ese es el punto de inflexión.

Ahora, con el cese de las emisiones de CNN+ supondrá el segundo cierre de una cadena de Prisa en dos años, después de que este grupo decidiera acabar con la actividad de su red de televisiones locales (Localia TV) a finales de 2008.

El futuro de los profesionales de CNN+ es incierto.

Entre las caras más conocidas está Iñaki Gabilondo, quien se incorporó a este canal en febrero, tras llevar más de tres años en Cuatro (que abandonó precisamente por no querer vivir a expensas del corte editorial de Berlusconi).

Pero no siempre todo sale tal como a uno le gusta.

Así es el periodismo: hoy estás o no estás.

Tras haber dirigido el programa ‘Hoy por hoy’ en la Cadena Ser durante 19 años, no se sabe qué pasará con Gabilondo, o el resto de la plantilla de CNN+ como Antonio San José, José Mari Calleja, Ana García Siñeriz, Leticia Iglesias, Concha Boo o Mónica Sanz.

Hace casi dos años, en momentos de bulos audiovisuales, Prisa estuvo cerca de fusionarse con La Sexta, más afín con su ideología editorial, aunque finalmente tal hermanamiento no cuajaría.

 

Una deuda de 5.000 millones de euros, fruto de una expansión financiada mediante apalancamiento, puso a Prisa al borde del abismo.

Su salvación ha venido de la venta de la televisión en abierto a Mediaset y de la inversión de 650 millones por parte del fondo americano Liberty.

El holding empresarial PRISA ha anunciado en las últimas horas que va a preparar un canal de actualidad con vocación global, distribuido en la plataforma del Grupo y otras redes digitales, y que se apoyará en sus marcas de referencia (El País, 40 Principales, Santillana o Alfaguara).

Quizá ahí es donde vayan a parar Gabilondo y compañía, más cómodos con su manera de entender la información.

El Canal 24 Horas de TVE -creado en 1997- se queda pues sola.

24h y CNN+ han mantenido una vida casi clandestina en las plataformas de pago hasta su aparición en abierto en la TDT. Desde entonces no hicieron sino crecer.

A día de hoy no tienen más que un poco más del 1% de la audiencia, con una ligera ventaja del canal público de TVE sobre el de Prisa.

Pero si su media de audiencia no llega a los 100.000 espectadores diarios, el número de personas que la ven el algún momento del día multiplica por 50 o 60 esa audiencia media: unos 12 millones de espectadores ven en algún momento del día (“hacen contacto”) una de estas televisiones informativas.

La conclusión es que, mientras que los españoles siguen informándose preferentemente por medios de los informativos de las seis cadenas generalistas, acuden en un número muy importante a las cadenas de 24 horas para ponerse al día.

O sea que tan mal no lo estarán haciendo. Pero, claro, pueden más los intereses mercantiles que la diversidad informativa.

O eso parece.

¿Qué hará entonces Mediaset con este canal? ¿Más Gran Hermano o Belén Esteban?

Desde luego no un canal informativo especializado.

Lo dicho, es una pena…

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

 

Conflicto en el Sáhara Occidental

Hace treinta y cinco largos años que el pueblo saharaui no vive en paz, que la tierra y las piedras de esa región han cerrado sus ojos para que no les escueza la sangre de las personas que han muerto durante todo ese largo tiempo.

Merece la pena, pues, escribir ahora que se cumple el aniversario de la Marcha Verde y de los Acuerdos de Madrid, unas breves líneas de protesta, que sirvan como minúsculo canto a la libertad y los derechos más esenciales de las personas.

Fruto de todos estos años, el pasado lunes las fuerzas de seguridad marroquíes desmantelaban por la fuerza el campamento de Gdaim Izik, situado cerca de la capital del Sáhara Occidental, en El Aaiún.

Desde hacía aproximadamente un mes, unos 20.000 saharauis establecidos en 7.000 jaumas (tiendas nómadas) exigían mejores condiciones de vida para su pueblo.

Los organizadores reivindicaban viviendas, puestos de trabajo y ayudas sociales para los saharauis. No había, en principio, demandas políticas de autodeterminación o independencia.

Se trataba de la mayor protesta saharaui desde que en 1975 España se retiró de la colonia.

Consecuencias: un saldo indeterminado de fallecidos -por la imposibilidad de acceso de los periodistas a la zona- y decenas de detenidos y heridos.

Mientras que Marruecos habla de 11 policías y dos saharauis fallecidos (uno de ellos con nacionalidad española), el Frente Polisario (el movimiento pro autodeterminación del Sáhara Occidental) eleva la cifra de muertos saharauis hasta al menos 19, y añade más de 700 heridos y 150 desaparecidos.

La operación se iniciaba poco antes de las siete de la mañana, cuando varios helicópteros sobrevolaron el campamento lanzando órdenes de desalojo por megafonía. Pequeños grupos de mujeres con niños se marcharon y, a la salida, les esperaban autobuses en los que fueron transportados hasta El Aaiún.

Después comenzaba el asalto, en el que se usaron cañones de agua, gases lacrimógenos, porras y balas de goma.

Los más jóvenes opusieron resistencia, lo que se desataría en una batalla campal, tras la que el Ejército aplastó las tiendas, muchas de las cuales acabaron ardiendo.

ver vídeo (pinchar en la foto)

Marruecos cortó el acceso por carretera al Sáhara a la altura de Tan Tan, e impidió a todo extranjero cruzar este límite. Rabat ha impedido asimismo a los periodistas españoles viajar a El Aaiún.

En estos últimos días, además, Rabat ha expulsado a tres parlamentarios autonómicos y a un eurodiputado español. Y el pasado día 5, dos periodistas españoles, Antonio Parreño -corresponsal de TVE- y Eduardo Marín -de la Cadena SER- fueron agredidos en una sala del Tribunal de Primera Instancia de Ain Sbaa (Casablanca), cuando cubrían un juicio contra siete activistas saharauis.

La Policía requisó las cámaras de los observadores internacionales paraborrar las fotos que habían hecho de los incidentes.

El Gobierno marroquí ha acusado a la prensa española de «recurrir sistemáticamente a procedimientos falaces, técnicas innobles, manipulaciones abyectas y montajes inmundos» a la hora de informar sobre su país.

Así lo manifestó anoche el ministro de Comunicación, Jalid Naciri. Es la respuesta de Rabat a la petición lanzada desde La Moncloa por la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, para que se permitiese trabajar con libertad en el Sáhara a la prensa española.

La nota centra sus críticas concretas en el canal de televisión Antena 3, los diarios EL PAÍS y Abc, la cadena SER y la agencia Efe.

Lo que queda claro es que la estrategia de Rabat perjudica a sus propios intereses, pues la opacidad informativa crea una presunción a favor de quienes denuncian la dureza de la represión llevada a cabo por las fuerzas marroquíes.

De nuevo, el Gobierno español -tal y como sucedió en Lanzarote con el episodio de Aminetu Haidar en 2009- está viéndose envuelto de manera directa o indirecta en decisiones inaceptables del Ejecutivo de Rabat.

Si algo se demuestra con ello es la fragilidad de las bases sobre las que se mantiene la relación, inspirada para la parte española por un único y excesivo deseo de evitar los roces.

No parece ni oportuno ni comprensible, por otra parte, que el presidente Zapatero se encoja de hombros; y que, además, recurra a los servicios de un titular de Exteriores recién cesado, como el señor Miguel Ángel Moratinos para resolver el conflicto de intereses.

Pero, ¿qué hay de los detenidos?

Seis de los protagonistas de la revuelta de El Aaiún serán juzgados por un tribunal militar (los primeros civiles juzgados por jueces castrenses desde la subida de Mohamed VI al trono), y al menos otros 63 saharauis serán procesados por un tribunal penal ordinario.

De momento, todos ellos han ingresado en la llamada Cárcel Negra, prisión famosa por su dureza y conocida como «el Guantánamo marroquí».

A la mayoría de los procesados se les acusa de perpetrar «actos vandálicos» y de «desobediencia y violencia contra funcionarios».

 

HISTORIA- EL PROCESO DESCOLONIZADOR PENDIENTE

Esta historia comienza en la Conferencia de Berlín.

Corre el año 1885. Trece países europeos y uno norteamericano, acuerdan el futuro de África (ningún africano fue invitado a la conferencia). España reclama una región que le permita mantener viva su expansión colonizadora. Distaba mucho de ser una gran potencia, pero se las arregló para disimularlo.

El entonces llamado Sáhara Español no era un territorio demasiado rico.

Únicamente destacaba por dos recursos naturales que, todavía hoy, siguen sembrando la polémica: sus fosfatos (el yacimiento de Bu Craa es considerado el mayor del mundo) y sus caladeros de pesca (la zona Atlántica del sur se caracteriza por sus grandes bancos de peces).

Los habitantes del territorio, los saharauis, eran pueblos nómadas a los que, en cierta medida, se les obligó a sedenterizarse.

Y así pasaron los años, y llegó la Segunda Guerra Mundial. Y, tras ella, las potencias europeas se fueron retirando de África iniciándose el llamado proceso descolonizador. A veces por las buenas, a veces por las malas, entre los 40, los 50 y los 60, todos los países europeos se retiraron de África.

Pero existían dos excepciones.

Los atrasados gobiernos portugués y español no estaban por la labor. Pero algo empezó a cambiar en los 70. Las guerras coloniales en África le costaron a Salazar su puesto y provocaron en Lisboa la Revolución de los claveles, probablemente la revolución más maravillosa de la historia de Europa. Con tres décadas de retraso, Portugal también se retiró de África.

Sólo quedaba España. Pero el tiempo corría en contra, los vecinos del Sáhara Occidental (Marruecos, Argelia y Mauritania) llevaban décadas de andadura como países independientes y pudieron organizar una estructura militar establecida.

Marruecos incluso mantuvo una guerra (todavía no reconocida) contra España por el control del Ifni. Los saharauis por su parte, bajo la dominación española, no pudieron preparar ningún tipo de defensa.

En 1975 el general Franco muere y millones de esperanzas se abrieron para el pueblo español.

Es entonces cuando el entonces monarca Hassan II aprovecha la circunstancia para organizar la llamada “Marcha Verde”:  325.000 marroquís se dirigen hacia la frontera con la intención de apropiarse del Sáhara Occidental. No llegan a haber tiroteos; los soldados españoles se limitaron a minar la frontera, colocar carteles advirtiéndolo y esperando detrás. Los marroquís no la cruzaron.

Pero la situación se volvía insostenible por días, Marruecos amenazaba constantemente con la guerra abierta y el fragil gobierno español tenía demasiadas cosas en la cabeza como para meterse en una guerra por unos territorios que, en cualquier caso, seguramente serían abandonados poco después.

Lo cierto es que la Marcha Verde es el parche perfecto, y abandonar el apoyo al proyecto independentista es más fácil así.

No proclamar el Estado saharaui cumple con los intereses occidentales (que quieren evitar el nacimiento de un Estado independiente tan cerca de Europa y promovido por Argelia y Libia). También se protegían los intereses españoles, ante el posible peligro político que podían sufrir las Islas Canarias.

ACUERDOS DE MADRID (14 NOV 1975)

En los Acuerdos de Madrid (hoy hace 35 años), se acordó una administración del Sáhara Occidental compartida a partes iguales por España, Marruecos y Mauritania. Y dejan claro que la soberanía del Sahara corresponde al pueblo saharaui.

Mauritania primero ocuparía su región, pero ante la resistencia saharaui acabaría retirándose.

España, por su parte, nunca ha tenido el peso que los Acuerdos le concedían. Marruecos acabó controlando el Sahara Occidental, y hasta ahora.

El Frente Polisario proclamó entonces la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), sin éxito. Este representante de la causa nace en 1973 como «reflejo de la madurez del nacionalismo saharaui ante la inmovilidad de los procesos de autodeterminación promovidos por la ONU». Además, es miembro fundador de la Unión Africana (UA), lo que no ha impedido que aproximadamente un 75% de su territorio permanezca ilegal y militarmente ocupado por Marruecos.

SÁHARA LIBRE

Existen varias resoluciones de la ONU apoyando la independencia del Sahara.

Sin embargo, Marruecos pretende convertir al Sáhara en una provincia marroquí. Y para ello realiza una política de aislamiento del pueblo saharaui que vive en campos de concentración esperando a que la comunidad internacional recuerde la existencia del derecho.

Con todo, el Sáhara, nunca ha sido descolonizado. Es la única región de importancia que todavía no lo ha sido.

Marruecos nunca ha tenido derecho sobre la soberanía de esta región.

Hasta ahora, uno de los principales escollos diplomáticos entre Marruecos y España era que ésta se negaba a reconocer la soberanía del reino marroquí sobre el Sáhara.

Pero el señor Zapatero ha resuelto ese problema hace poco: por primera vez, un presidente del gobierno español ha reconocido en un mitin la soberanía marroquí sobre el Sáhara.

Todo el mundo comprende que si las relaciones se deterioran, España pagará un coste. Pero también Marruecos, cuya exposición a los riesgos que ambos países deben enfrentar conjuntamente es seguramente mayor.

Que se reconozca su papel en la estabilidad del Magreb no puede ser interpretado desde Rabat como licencia para imponer por la fuerza su voluntad en un territorio que ocupa en contra de la legalidad internacional, proclamando el desafío de «conmigo o contra mí».

ASUNTO PENDIENTE

Es cierto que las relaciones con Marruecos se encontraban bajo mínimos cuando Zapatero llegó a La Moncloa, pero el modelo que adoptó para mejorarlas era inviable: estabilizar el trato con Rabat por la vía de aproximarse a su posición en los principales contenciosos.

Era un modelo condenado al fracaso, y los graves sucesos en el Sáhara lo estarían certificando.

Querámoslo o no, el Estado español continúa siendo responsable legal y político de esta tragedia.

Sin embargo, los distintos gobiernos españoles -lejos de cumplir con sus obligaciones internacionales-, han sacrificado siempre a la parte más débil, el pueblo saharaui.

En su juego del gato y el ratón con la dictadura marroquí han ejercido, dicho sea de paso, casi siempre el papel de ratón complaciente frente a un tirano feudal que se ríe descarnadamente de la legalidad internacional.

El gobierno español puede y debe, al igual que hizo retirando sus tropas durante la ocupación de Irak, posicionarse del lado de los derechos humanos.

Recuperar parte de nuestra memoria histórica, recordando más de un siglo de colonización en el que consideramos a los saharauis como españoles, nos implica, en primer lugar, en la búsqueda de una solución justa y pacífica que respete el derecho a la autodeterminación.

Mantener una postura de “ambigüedad retórica” estimula a Marruecos para seguir en su posición intransigente, no aceptando la aplicación de las resoluciones de la ONU y poniendo condiciones previas en próximas negociaciones.

Si algo demuestran las más de tres décadas que perdura el conflicto es que este no se cerrará mientras el pueblo saharaui no decida libremente su futuro.

Los saharauis han buscado por activa y por pasiva independizarse del reino alauita. Pero no se lo permiten… El último gran problema lo tenemos estos días en El Aaiún.

Lo triste de todo es que este pueblo no tiene más remedio que ir de ghandi, de víctimas sin recursos ni armas, pataleados por el gigante marroquí. De otro modo, se convertiría en una lucha abierta en la que tienen todas las de perder.

El Sáhara Occidental no es precisamente Afganistán con un terreno escarpado y montañoso, preparado para una guerra. El Sáhara es un extraordinario desierto, donde no hay posibilidad de esconderse. Los helicópteros marroquíes acabarían con el enemigo con los ojos cerrados.

Mohamed VI es sumamente hábil. Sabe que mientras Occidente piensa que Marruecos está aislada -desde el punto de vista formal- tiene el “derecho” de acogotar al enemigo.

Por otra parte, los saharauis también reconocen que como les puede ir menos mal es haciéndose las víctimas. Ganan tiempo y, en el terreno diplomático, pueden conseguir avances.

De todos modos, no nos engañemos. Marruecos jamás entregará el Sahara a los saharauis.

Ni está en sus planes ni en su agenda. Sobre todo porque hay ahí demasiado petróleo para vender o repartir.

Y sino que se lo pregunten a algunas empresas estadounidenses que tienen una pierna por esos lares.

La presión exterior es limitada. La ONU seguirá con su eterna mediación, sin exigir el fin de la ocupación.

El mismo Estados Unidos ve con simpatías a Marruecos (Rabat es un aliado estratégico vital y no le forzará). No olvidemos que los servicios secretos marroquíes -junto con los cubanos- están considerados como uno de los mejores del mundo.

La UE apenas pinta en este caso, pese a los fuertes lazos económicos y comerciales. Francia mira a su propio interés. Y también España (Pesca, inmigración, Ceuta, Melilla…)

De ahí las medias tintas, el pragmatismo, la incomodidad, el intento inútil de salvar la cara, las afirmaciones de que no es un conflicto bilateral sino internacional, la tardanza y los matices de la condena a la represión marroquí.

Y todo gracias a la chapucera descolonización fraguada en los estertores del franquismo.

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

Periodismo ‘incómodo’ en RTVE

El día en que el Gobierno de Zapatero anuncia la remodelación de sus Ministerios; la 3ª desde 2008, en esta segunda legislatura.

La periodista de TVE, Ana Pastor (que ha dejado de trabajar esta misma semana por estar embarazada) ha «apretado» y mucho a algunos de sus invitados en el programa de «Los desayunos».

Siempre desde la objetividad y la pluralidad que caracterizan a la tv pública.

Pero, claro, este hecho no siempre gusta a los entrevistados como, por ejemplo, Esperanza Aguirre. De «interrogatorio» calificó la presidenta de Madrid la entrevista del pasado jueves.

Sin embargo, una recopilación de otras entrevistas hechas en demuestra que Pastor hace preguntas ‘incómodas’ a los invitados, sin importar su signo político. Leire PajínCelestino CorbachoAlfredo Pérez RubalcaJosé MontillaElena Salgado.

((pinchar en la foto para ver el vídeo))

No es la primera vez que medios de comunicación afines a la derecha critican la labor de la periodista de TVE cuando tiene enfrente a políticos conservadores, a los que, aseguran, ‘aprieta’ más que a los socialistas.

En una entrevista, nunca se sabe.

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

El legado «feroz» de Félix

«Me quedé, a los 12 años de mi infancia, viendo aquella figura inmóvil. Aquel animal no tenía nada que ver con la bestia feroz, malvada, sanguinaria y sucia que me habían descrito. Era un animal hermosísimo, de mirada noble, profunda. Era la más acabada representación de la fuerza, de la libertad, del palpitar del corazón de la madre Tierra»

Félix Rodríguez de la Fuente (1928-1980)

Así era Rodríguez de la Fuente. Hombre tenaz, divulgador, ambientalista, licenciado en medicina y extraordinario conocedor de los lobos.

La flora, pero sobre todo la fauna fue su pasión.

Sus comienzos datan hace ahora 82 años. Nació en un pueblo agreste de Burgos (Poza de la Sal) donde aúlla el lobo y sobrevuela el águila, buen símbolo de la España rural de la época. Hasta septiembre de 1935, con siete años y medio, no pisó la escuela. Al acabar el primer curso, estalló la Guerra Civil. Los hombres, incluido el maestro, marcharían al frente. Mientras, los niños acampaban a sus anchas. Y Félix no fue una excepción. Vivió una infancia libre que le hizo esquivar la domesticación que intentaron después los frailes en el internado de Vitoria, los estudios de Medicina en Valladolid, la mili o el trabajo de dentista en una clínica de Madrid.

Y es que pronto lo dejaría todo por la libertad de las alas de los halcones. La muerte de su padre en 1959 le hizo cambiar de rumbo. Así comenzó a dedicarse a su auténtica vocación: la cetrería. El arte de cazar con aves rapaces, especialmente con halcones, azores y otras aves de presa para la captura de especies de tierra.

Rodríguez de la Fuente lo definiría como «la primera vez en que el hombre no somete al animal al yugo y al látigo«. El humano captura, liga el ave al propio hombre por reflejos condicionados, y entrena al ave en la caza y en la fidelidad. De hecho, consideraba que la caza empleando halcones o águilas no traicionaba la evolución natural.

Bajo su título oficioso de ‘cetrero mayor del reino’, Rodríguez de la Fuente recibió el encargo del Gobierno de Franco de capturar dos halcones peregrinos para regalárselos al Rey Saud de Arabia Saudí. Acompañado de una comitiva diplomática, Félix viajó a principios de los 60 al país islámico, portando dos ‘baharíes’ bautizados como Relámpago y Estrella. Un regalo que le permitió otro de vuelta. Que el rey árabe contribuyera económicamente a la producción de ‘Señores del espacio‘, el primer documental del naturalista.

Sus conocimientos se hicieron eco también en el panorama hollywodiense, trabajando en 1961 como asesor en ‘El Cid‘, que Anthony Mann rodó en España con Charlton Heston y Sofía Loren como protagonistas.

A Félix le apasionaba África. Y allí dejó su impronta dedicándose como guía de safaris fotográficos en Uganda, Somalia, Tanzania y Kenia.

Televisión Española, consciente de su valía, empezó a producir sus primeros reportajes sobre el continente africano y sobre Arabia Saudí. Cinco en total que lo emitirían en el programa ‘A toda plana‘. Más tarde llegarían fenómenos catódicos como ‘Planeta Azul‘, ‘Vida Salvaje‘ o ‘El hombre y la Tierra‘, que catapultarían a Félix al estrellato.

Él era a la tierra lo que Jacques Cousteau al mar. Y ello a pesar de que TVE le asignaba un presupuesto por episodio cinco veces inferior al que manejaba el francés en sus documentales.

Sin embargo, los ecologistas de entonces no entendían la crueldad que derramaban muchas de sus escenas. No llegaban a comprender la necesidad de masacrar a un rebaño de ovejas para rodar un par de planos en un documental sobre los lobos. Ni atar a un conejo para que no escapase de las garras de su águila amaestrada y así lograr unos planos espectaculares.

Mediante los trucos más impensables -como rellenar la piel de un cabrito de paja para que el águila protagonista pudiera cogerla al vuelo y no derrumbarse por su peso- así como con el empleo de animales casi domésticos, rodó Félix sus escenas más afamadas. Normal que los ecologistas se llevaran las manos a la cabeza en desaprobación. Hoy no se comprendería aquella forma de trabajar, pero los tiempos eran otros. Cuando Félix comenzó a divulgar su discurso, las águilas, buitres, linces y demás «piratas de la fauna ibérica», como a él gustaba llamarlos, estaban considerados alimañas. Se premiaba por su captura.

Pero cierto es que Félix nos mostró a todos una manera diferente de ver los lobos, los linces, las águilas y los buitres sobre todo. Pero también a criaturas tan hasta entonces anónimas como el desmán o el lirón careto. Y gracias a él aprendieron a quererlos y supieron de la necesidad de conservarlos.

No menos cierto es que nadie, sobre todo las jóvenes generaciones, dudan de la necesidad de conservar los ecosistemas y a los seres salvajes que viven en ellos. Todos defienden la necesidad de proteger a los lobos, de invertir para que no desaparezcan los pocos linces que nos quedan. Todos se congratulan cuando saben que el águila imperial aumenta sus poblaciones y cuando nace un nuevo espacio natural. Lo que no conocen todos, en especial quienes no han cumplido los cuarenta, es que fue este controvertido pero siempre admirable Félix Rodríguez de la Fuente quien sentó las bases de esta manera de pensar.

Inevitable conjeturar sobre cómo vería hoy un octogenario Rodríguez de la Fuente los debates sobre el cambio climático o el agujero de ozono. Es probable que le habría supuesto más de un disgusto. Pero también puede que su ascendente mediático le hubiera permitido agitar conciencias, incluso más allá de los Pirineos.

«No se habría callado, eso seguro«, resume una de sus hijas, Odile. «Habría seguido con todo lo que más amó: salir a correr con sus perros, cazar con sus halcones, estar con la familia, leer. Porque mi padre no hacía lo que le gustaba, sino lo que le apasionaba«.

Este mes se celebra el 30º aniversario de la muerte de Rodríguez de la Fuente. Imposible olvidar el impacto emocional en España de aquel accidente de avioneta. Rodríguez de la Fuente perdió la vida el 14 de marzo de 1980 cuando se disponía a rodar una carrera de trineos tirados por perros en Alaska, cerca de los escenarios que veneraba por sus lecturas adolescentes de Jack London.

En el accidente de avioneta que mutiló su vida también fallecieron el piloto, su ayudante y el cámara de TVE. Poco antes de montar en el aparato siniestrado, Rodríguez de la Fuente había comentado que Alaska era «un hermoso lugar para morir».

+ info en RTVE

Por Iñigo Ortiz de Guzmán

¿Qué fue de…

Ángela Rodicio en RTVE?

Echemos un vistazo a atrás. 1989, la periodista entra a formar parte de la plantilla de la cadena estatal. En 1996, Rodicio pasa a trabajar como corresponsal en Jerusalén -una corresponsalía que hasta entonces no existía, y que ella abrió- por casualidad, según ella misma reconocería más adelante en una entrevista digital para El Mundo. Noviembre de 2003, se le renueva su contrato. Al mes siguiente, el archiconocido director de informativos por aquella época, Alfredo Urdaci -quien, recordemos, tuvo ese reprochable lapsus de C.C.O.O. en el TD2- le envía un burofax para el regreso de la corresponsal a Madrid. ¿La razón? Un expediente incoado por la dirección del Ente por el cual se ven irregularidades en la gestión económica de la corresponsalía. Se habla de unos gastos injustificados de más de 36.oo0 euros en tiendas de alto glamour de Giorgio Armani y de Cartier en Roma, así como de la utilización fraudulenta de la tarjeta de crédito de TVE en la boutique Thehearne&Bear de Londres, y de facturas de dudosa justificación, entre otras cosas.

Sea como fuere, este mes hace cuatro años que Ángela Rodicio -curtida en Sarajevo, Albania, Bagdad y, sobre todo, en Oriente Próximo- presentó su libro Acabar con el personaje’. Un relato que sirvió para ofrecer su versión de los hechos de aquellos días que hizo que saliera por la puerta de atrás de TVE por presunta malversación de fondos. Acusaciones que, finalmente, fueron rechazadas por un juzgado, aunque la sentencia sería recurrida más tarde por la cadena estatal, sin éxito.

En el libro, Ángela asegura que fue víctima de una persecución política por sus crónicas de Irak, donde fue enviada para cubrir la guerra, por incomodar a la dirección de Informativos. Y añade «Desde TVE me llegaban señales inequívocas de que no podían soportar que yo fuese su voz en Irak«. «Pensaba dimitir cuando todo aquello acabase. Siempre me arrepentiré de no haberlo hecho», añadió. «Es imposible pretender transparencia total en los gastos y los pagos de una oficina como aquella (Jerusalén), en un lugar como aquel». «Nunca he visto la complejísima contabilidad de la oficina». Contó, además, que «en los pagos a sus colaboradores eran caóticos, muchas veces tenía que adelantarles dinero, y que sus compras personales eran compensadas con esos gastos de trabajo.

Con este blog no quiero poner en entredicho el actual equipo de TVE, el cual me parece de alto nivel profesional. Sino poner sobre la palestra las vanidades y las envidias que sufren ciertos periodistas por su ideología y la manera de contar la realidad. Al menos, la justicia reconoció que las acusaciones a Ángela Rodicio no eran justificadas y, a día de hoy, -hace tiempo readmitida- la podemos escuchar en voz en off en varias crónicas de Oriente Próximo montadas desde la capital española.

«El periodismo mantiene a los ciudadanos avisados, a las putas advertidas y al Gobierno inquieto.» (Francisco Umbral)

Por Iñigo Ortiz de Guzmán